Ro

La familia de Ro había sido muy influyente en los altos circulos sociales durante muchos años.
Siendo usuarios de la clarividencia, habían sabido aprovecharla muy bien logrando así una cantidad de negocios exitosos.
Particularmente, fue Robert IX el que mostró una capacidad mucho más avanzada y exacta al resto de las personas en su familia.
Ni siquiera con la capacidad de clarividencia del resto se hubieran imaginado nunca que el joven Robert no estaba para nada interesado en el mundo de los negocios.

Ro se decidió por el camino de las artes plásticas y el mundo de los clubes nocturnos.
Muy poco interesado por el futuro, Ro solo decidió vivir disfrutando del presente, evitando utilizar sus poderes en la medida de lo posible.

Durante este periodo conoció a una joven llamada Adriana, una policía de caracter fuerte. ¿Qué habría hecho Ro para que ella se fijara en él?

Ellos dos se casaron, él adoptó el apellido de su esposa y poco despues tuvieron una pequeña y bella hija a la que nombraron Louise.

No tenían una vida lujosa como la que Ro tenía en su juventud, pero el sueldo de policía de Adriana y el dinero que ganaba Ro como artista les permitía tener una vida cómoda.

Por supuesto, esta historia no tuvo un final feliz. Un par de años despues del nacimiento de la pequeña Louise, se le fue detectada una enfermedad terrible.

El dinero con el que vivían cómodamente se fue rapidamente en cuentas del hospital y medicamentos, la situación se estaba tornando muy dificil.

El caracter de Adriana le llevó a esforzarse el doble, trabajando tanto como policía y consiguiendo un empleo como guardia de seguridad en una tienda. Oh Adriana, si tan solo no hubieras olvidado el telefono ese día, tal vez tu esposo te hubiera podido avisar que esa noche asaltarían el local, y perderías la vida en el fuego cruzado.

¿Como pudiste permitir esto, Ro? La culpa lo carcomía cada día, pero no podía detenerse a lidiar con el duelo. Ya no podía hacer nada por Adriana, pero todavía podría salvar a Louise.

La desesperación de salvar a su hija lo llevó a regresar con la familia Holand. Ellos lo recibieron con los brazos abiertos, pero no con buenas intenciones.

Tuvo que despedirse de la vida feliz y despreocupada, además del apellido de Adriana. Pero ese esfuerzo lo haría con tal de que su amada hija tuviera una segunda chance en la vida. Esfuerzos que fueron inútiles, ya que su pequeña Louise terminó sucumbiendo ante la enfermedad un año despues.

Ni con todo el dinero del mundo, ni la capacidad de ver el futuro, Robert pudo salvar a sus personas más preciadas. ¿De qué servía entonces?

La desesperación lo llevó a un agujero profundo, donde sus penas eran distraídas y ahogadas en alcohol.

No es como que a los Holand les importara demasiado... Despues de todo, todo lo que les importaba es que el hijo predilecto de capacidades extraordinarias de nuevo estaba bajo su control. Esto fue así por varios años.

Despues de mucha, MUCHA, insistencia por parte de su madre, Ro decidió salir a ver el sol por primera vez en meses.

Ese día, la familia Holand celebraba el cumpleaños de uno de sus adultos mayores, invitando a los compañeros de negocios de los Holand y otras familias selectas e influyentes.

El no estaba interesado en convivir con nadie, por lo que no se separó de la mesa de bebidas y aperitivos, pensando en que nadie lo encontraría.

Para su sorpresa, una mujer de largo cabello negro se acercó a él. "Señor Robert, que agradable sorpresa."
La sorpresa no fue nada agradable, ya que sobresaltó a Ro, que casi se ahoga con uno de los apreitivos. Se tragó el vaso entero de lo que fuese que tuviera en la mano. "Ah sí, sí, Leticia. Un gusto, un gusto." Trató de disimular fallidamente que no estuvo a punto de morirse ahí mismo, pero a la señora parecía no importarle.

"Tengo un favor que pedirle, si no es mucha molestia."

Aquí vamos de nuevo... Siempre era lo mismo con los favores de predicciones. Curiosamente, esta vez tenía un buen presentimiento al respecto.

"He manejado mi academia por un largo tiempo y es momento de retirarme. Mis hijos, ellos dos, tienen la misma edad y los dos son extremadamente habilidosos. Me es imposible escoger a uno solo para que se haga cargo de mi Academia. ¿Cual sería mi mejor opción?"
¿Una academia, eh? Algo en el cerebro de Ro hizo 'Click'.

"Winnie."

El horror en la cara de la mujer se hizo evidente. "¿Perdón?"

"Winnie, el tercero. Tu hijo mayor es un papanatas que apenas se sabe amarrar las agujetas y el propio satán le tiene miedo a tu hija . Ambos hundirían la academia como el Titanic. Sin ofender claro, son adorables." La mujer estaba atónita por lo que estaba escuchando. Robert no se detuvo ahí. Eso que hizo click en su cerebro le daría la oportunidad de salir de esa casa aburrida y de tener que lidiar con esa bola de snobs. "Si lo nombras director, me encantaría ofrecerme como profesor. Sé que hará un excelente trabajo."

Las personas a su alrededor comenzaron a murmurar. ¿Había nacido un tercer hijo en la familia Astria? ¿Robert como profesor? ¿Acaso los Astria y los Holand formarían una alianza?

Leticia no tuvo tiempo de pensar las cosas con claridad, sabiendo que los ojos de todos estaban puestos sobre ellos. "Oh, Robert, querido. Nunca me imaginé que alguien tan ilustre como tú alguna vez se ofrecería a dar clases en mi academia. Respecto a Winnie..."

"Si, sí. Winnie será un director maravilloso. Ya quiero conocerlo. ¿Cuando podría empezar a dar clases?" No la dejaría negarse. Este futuro... Se veía divertido.

"Ah... Pues... Pues... Lo más pronto posible. Le diré a mi secretaria que arregle todo el papeleo. Será un gran honor tenerte en nuestras aulas." Antes de que alguien pudiera preguntarle respecto a ese misterioso Winnie, la mujer se fue.

"Oh Robert." La señora Holand llegó al oir los murmullos que acababan de atravesar toda la habitación."No sabía que tenías madera para la educación. La Academia de la señora Leticia es verdaderamente sorprendende. Hiciste una gran apuesta."

"Si, lo sé."

En los días posteriores, una carta llegó a la mansión Holand.
'Estimado Robert Alder Holand IX, gracias a su acertada recomendación, he tomado la decisión de escoger a mi tercer hijo como el nuevo director tras mi jubilación. Igualmente, espero con gran júbilo su llegada como profesor a nuestra Academia. Ya está todo preparado para...'

Riiiiiip. Partió la carta por la mitad y la tiró. No necesitaba seguir leyendo para saber el contenido de la carta.
Ese día, Ro solo salió con la ropa que llevaba puesta, no necesitaría más que eso a donde iba.

Aunque tal vez necesitaría tapones para los oídos y un montón de aspirinas. "Amelia... Hunter... Selene...Zacarías....Priya....Dante..." Nombraba un montón de gente distinta, que no sabía quienes eran. Y ahí estaba él, de camino a la Academia para descubrirlo.