Nacida en la Veta, Maxine fue una más al porcentaje de personas que parecían coexistir entre la miseria. Sus padres eran recolectores de basura, aunque en sus mejores años y antes de que un devastador derrumbe le costara una de sus piernas, su padre era un minero más.
Debido a esto, ella y sus hermanos también aprendieron del arte de hurgar en lo que la gente desechaba. Aunque muchas veces la suerte de obtener cosas de valor o comida comestible era casi nula, pasando días sin encontrar nada bueno.
Muchas veces eran presas de otros recolectores, quienes no parecían contentos con el hecho de tener competencia en sus terrenos. Algunos de sus hermanos preferían robar, en ocasiones tenían buena suerte y en otras... pues al menos era bueno que regresaran con vida a pesar de las palizas que les metían.
En las peores rachas, su madre la convencía de pedir telesas mientras peinaba dulcemente su cabello. Lo mismo sucedía con sus hermanos, por lo que nunca lo vio como algo malo, aunque algunos accedían como ella, y otros no. Le gustaba saber que podía ayudar, aunque esto significase que temblaría y lloraría cada que una cosecha se avecinaba.
Su padre cayó en el alcohol cuando tenía 15, un día las provisiones del mes de la casa desaparecieron y no entendió por que nadie dijo nada a pesar de que era obvio que había sido su padre. La herida en su ojo que adquirió ese día por alzar la voz contra su padre fue lo que le hizo entender por que preferían quedarse callados.
Después de eso, aceptó de forma amarga a que solo debía intentar sobrevivir hasta donde su cuerpo soportara, hasta que muriese de hambre o apaleada por gente más hambrienta que ella. Eso era más probable a que su nombre fuese voceado en los altavoces de la cosecha, ¿no?
Bueno, al parecer no. Pues en el momento en el que su nombre fue dicho a los cuatro vientos y la mirada de quienes la conocían se posó sobre ella, deseo haber muerto a causa del hambre. Volteo a ver a sus hermanos, temerosa, deseando ser salvada... Pero la mirada de alivio en sus rostros le hizo darse cuenta de su cruda realidad. Estaba sola a partir de ahora.