Mercan Rebane

Mercan nació en Olas, como único hijo y heredero de la familia soberana de la misma. Ambos padres, elfos de linaje noble, personas ocupadas y entregadas a sus pasiones y trabajos respectivos.

Se crió como cabría de esperar de alguien con su condición social, recibiendo una educación tanto completa como exigente, siendo instruido en toda clase de materias, modales, idiomas, artes y deportes. Aprendiendo a montar a caballo casi antes que correr y participando desde joven en competiciones de hípica, gimnasia y esgrima. En los círculos sociales era proclamado como genio, por sus facilidades a la hora de aprender y desenvolverse ante retos intelectuales al igual de sus habilidades para la gimnasia y el arte de la espada.

Sin embargo, a pesar de sus éxitos académicos y deportivos, Mercan no era capaz de cumplir las expectativas sociales que se impusieron sobre él. Siendo de una naturaleza más reservada e introspectiva, el niño disfrutaba infinitamente más de su tiempo en soledad que de los acontecimientos sociales y, pese a su popularidad otorgada por nacimiento, no acababa de conectar con sus compañeros de clase o hípica. Considerando únicamente a dos niños de edad similar a la suya como amigos, Eris, una jóven de una familia no demasiado importante con quien compartía una pasión por los puzzles y la lectura, y Leif, un niño más bien tímido que compartía clases con él y a quien Mercan disfrutaba de molestar de vez en cuando.

Simultáneamente, mientras Mercan disfrutaba de resolver rompecabezas con su madre o leyendo novelas que tenía prohíbidas a altas horas de la noche, su padre trabajaba e investigaba incesantemente, desde el amanecer hasta el alba o más tarde. Buscando la forma de destruír las numerosas redes de trata de personas, contrabando de mercancías robadas o tráfico de drogas que trabajaban en las sombras y hacían del puerto y ciudad de un lugar menos seguro. Estas investigaciones, no obstante, acabaron pasando factura. Volviendo a la familia en un blanco, sufriendo de amenazas en múltiples ocasiones, intentos de asalto y culminando en el secuestro de un Mercan de 12 años.

Con el afán de evitar escándalos y alarmismo, el rapto fue mantenido en secreto para la gran mayoría de personas, tanto de nobles como de a pie. Explicando la ausencia del heredero como un viaje de estudios a un reino extranjero. Sezen, se encontraba a sí mismo suplicando ayuda de otros soberanos y nobles, pues el pequeño podría encontrarse en cualquier sitio y las negociaciones eran absurdamente lentas. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que estaba completamente solo ante la tragedia, pues el resto de nobles no querían convertirse en blancos también o estaban en desacuerdo con los objetivos del hombre desde que empezó a afectar al bajo mundo.

Mientras su padre estaba negociando desesperado, Mercan estaba recibiendo tortura. Aquellos 15 meses pasaron como si fueran siglos, el hambre y sed, las palizas, quemaduras, amenazas, humillación y demás abusos, incluyendo forzarle a consumir alucinógenos, hacerle pelearse con animales o privandole del sueño por días, hicieron de su captividad un absoluto infierno, llegando al punto de no ser capaz de llorar siquiera de ese momento en adelante.

Al final, los secuestradores y su padre llegaron a un acuerdo, siendo finalmente liberado con 13 años ya cumplidos. De vuelta a su hogar, sin embargo, se topó con una cruda realidad, no solo tenía que aguantar las presiones de siempre, sino que también debía ocultar lo sucedido y pasar por su trauma en soledad, sin apenas ayuda psicológica y sin poder compartir sus vivencias con nadie.

Empezó a recluirse incluso más que antes del suceso nefasto, negándose por completo a asistir a eventos y pasando muchos días encerrado y viviendo más de noche que de día. Sintiéndose incomprendido por todos y empezando a formar dentro de sí rencor hacia el resto de la nobleza, sabiendo que todo aquello, desde la presión que siempre sintió como la falta de ayuda para liberarlo, era culpa de esos cabezas de familia egoístas que no habían hecho más que cuchichear a sus espaldas desde que tomó su primera bocanada de aire.

Así pues, con el comienzo de su adolescencia, vino también un cambio drástico de actitud y personalidad. Mercan dejó de aislarse, volvió a participar en competiciones deportivas, a presentarse en eventos, a tomar más asignaturas de las que sería saludable. Con el objetivo claro de ser el heredero perfecto, pues, si les daba más de lo que querían, si era perfecto y el mejor en todo, no les quedaría otra más que callar y admirar y no tendría que aguantarlos más. Su agraciado físico, además, no pasaba desapercibido en absoluto, rodeándolo de pretendientes y personas con las que jugaba y pretendía disfrutar de su compañía, pero dejando siempre a todos con la miel en los labios.

Su relación con Eris, se mantuvo dulce y agradable, aunque ambos ocultaban sentimientos y deseos. Uno, lo roto que se sentía y las ganas de compartir y sanar sus heridas internas, la otra ocultando un enamoramiento, por miedo a volverse un juguete o ser rechazada por venir de una familia poco importante.

Muy distinto fue, sin embargo, el caso de Leif, quien no solo no pudo evitar ser completamente opacado por Mercan en las competiciones y estudios, sino que recibió su nueva actitud como una burla hacia su persona, al sentir como jugaba también con él después de “haberse olvidado de su existencia” por casi 3 años. Proclamando pues al elfo como su rival, de forma unilateral, y rompiendo sus lazos.

Una década más tarde, alrededor de los 26 años, Mercan tomó la decisión de marchar a ver mundo, no queriendo asentarse aún y, en secreto, harto de esas más de 2 décadas de presión constante y falta absoluta de libertad. Tomó una espada, un par de mudas de ropajes simples y algo de dinero, comenzando su viaje a pie, sin rumbo concreto ni compañeros.

Poco tardó en verse en posición de tener que trabajar para poder comer y encontrar alojamiento, pues no había llevado el suficiente dinero para pasarse más de unos meses fuera. Así pues, empezó a trabajar de jornalero y a juntarse con personas de baja cuna, sintiéndose, sin embargo, libre, por primera vez.

La felicidad de la vida simple, no obstante, demostró no ser suficiente para él apenas unos años más tarde. Buscando emociones y experiencias nuevas y únicas, se unió al circo de La Luna Azul, aprovechando sus aptitudes de acróbata y facilidades para aprender. Allí, comenzó una carrera larga como gimnasta, pues viajar con la compañía le permitía conocer a más gente, llegar a lugares más lejanos y cruzar fronteras, pudiendo visitar así las tierras de Nemeya y Therud.

Así pues, también comenzó a interesarse por los trucos de ilusionismo y juegos de manos, aprendiendo de sus compañeros de escenario y, aún no siendo demasiado habilidoso al principio, pudiendo llegar a dominar la prestidigitación (la de magia real no, la otra).

Sin embargo, aquel estilo de vida, demostró también no ser suficiente, por supuesto no se quejaba de la oportunidad de viajar y conocer gente nueva, pero hay un número limitado de veces en las que uno puede hacer los mismos saltos arriesgados hasta que pierden la novedad y emoción, o al menos así lo veía Mercan, quien perdía interés en cada coreografía sin haber completado media gira siquiera. Así pues, sus espectáculos empezaron a volverse progresivamente más peligrosos y arriesgados, quedando él u otros acróbatas involucrados, malheridos en más de una ocasión durante los ensayos y siendo cada año que pasaba más y más frecuente.

Esto tampoco era bastante, empezó así a frecuentar antros de mala muerte, atraído por las apuestas clandestinas, las competiciones extremas y la adrenalina de las ocasionales peleas. No tardó demasiado en empezar con su actividad criminal, ya no solo por la participación en juegos ilegales o peleas callejeras, sino porque él mismo comenzó a hacer trampas, estafar y a hacer pequeños hurtos a sus compañeros de barra o mesa. Viendo en todos esos delitos, no acciones incorrectas, burlas hacia el resto o violaciones del código penal, sino puzzles y retos de intelecto, batallas mentales con sus objetivos y una excitante sensación de adrenalina por la posibilidad de meterse en un lío al mínimo error de cálculo o habilidad.

Esta actividad criminal, sumada a la temeridad que nunca parecía acabar de incrementar en sus actuaciones, acabó resultando en una discusión con el jefe de pista y acróbatas, acabando pues su contrato durante una gira por Therud.

Otra vez viajaba solo, con algo de dinero encima, si, pero no el suficiente. Su vuelta a Ambhar, fue ardua y larga, pero consiguió regresar en menos de dos años tal y como se había ido de casa en un principio.

De vuelta en su ciudad natal, retomó los estudios y se asentó parcialmente, comenzó pues una etapa en la que compagina estudiar y prepararse para heredar la soberanía, con frecuentes viajes y una segunda vida a los márgenes de la ley. Durante uno de estos viajes, explorando unas ruinas, se encontró con Yadir, quien se convertiría en su maestro de estudios arcanos.

Así pues, combinando sus habilidades acrobáticas, sus hábiles manos y sus recién adquiridos conocimientos mágicos, Mercan se dio a la vida criminal más que nunca antes, planeando hurtos y robos varios más allá del carterismo y con el objetivo en mente de ser el mayor ladrón del mundo.

Ancestros ???
???

Padres Sezen Rebane
Aysel Rebane

Hermanos Ninguno

Descendientes Ninguno (por ahora)

Otros familiares ???

Rebane

Los Rebane han sido durante generaciones los soberanos de la ciudad de Olas, ayudando en una primera instancia a su fundación y posteriormente tomando el control al tener a la guardia a su favor. A pesar de sostener en su poder una ciudad estratégicamente importante, rica y con una caballería tan potente (como todas en Ambhar), no se ha visto nunca ni un mísero ápice de deslealtad de la familia hacia la realeza.

Su escudo de armas actual se trata de una alteración respecto al original, convirtiendo la antigua banda cruzada por la actual cabeza para demostrar su soberanía y añadiendo sinuosidad a la partición dorada simbolizando la posición de Olas.

El actual soberano de Olas y cabeza de la familia es Sezen y el heredero Mercan.