KALEVI

Nació en un pueblo de Canadá viviendo desde que tiene memoria junto a su padre como único familiar, a pesar de que su madre estuvo con ellos hasta sus primeros tres años de vida la verdad es que no tiene memorias de eso más allá de las fotos de aquellos tiempos. Su padre ejercía trabajo de cazador, asi mismo contaba con el negocio de distribución a carnicerías locales.

Al tenerse solamente a ellos el hombre solía llevar a su pequeño con él ya que no tenía a nadie de confianza con quien dejarlo. El niño tampoco acudio a la escuela ya que por su condicion el padre tenia miedo de como fuera a ser el mundo con él... había incontables historias de discriminacion y maltrato de las cuales no deseaba su hijo formara parte. Un muy joven Kalevi se vería creciendo rodeado de los sonidos del bosque y armas siendo disparadas. Viseras, sangre, pellejo y carne era lo que conocía como su normalidad y la de su padre. Estando interesado en ayudar, cargando objetos livianos u organizando la carne en los refrigerantes. Desde temprano se le inculco que para vivir uno debía trabajar duro.

A pesar de lo que se pensaría de alguien que fue criado rodeado de muerte y desmembramiento de animales en realidad adquirió muchísimo respeto por los seres vivos, la naturaleza y la misma muerte. Volviendose alguien curioso, intrepido y bastante aventurero, escapandose varias veces de casa para explorar aquellos largos senderos dentro de la montaña donde vivian, recogiendo bichos, hongos, flores, piedras y cualquier objeto que llamara su atencion. Eso sí, también tiene una imagen particular de la cadena alimenticia… ‘’Es matar o morir.’’

Una vez llego a la edad de los diez años su padre empezó entrenarlo en un campo de tiro improvisado y discreto que fabrico en el patio trasero de la cabaña, lugar donde practicaría diariamente tiro con arco entre otro manejo de armas. Sabía perfectamente que no podría proteger a su pequeño por siempre, siempre tratando de darle tantas enseñanzas como fueran posibles, pero era conciente de que había mucho que él como un hombre de pocas palabras y que solo tenia conocimiento de la vida de un cazador, no podía ofrecerle por lo que decidio dejar ese miedo y sobreproteccion un poco... y mandarlo a una escuela local. Necesitaba que aprendiera sobre convivir con otros, sino terminaria siendo un hermitaño de montaña justo como él.

Tres años fueron los que alcanzo Kalevi a disfrutar de esa vida academica antes de que el mundo como se conocía empezara a derrumbarse. Con su padre fueron siempre autonomos por lo que pudieron subsistir cuando la economia colapso, pero vivir en medio de un bosque tenia sus desventajas justo en este tipo de crisis mundiales, la mierda era de origen vegetal, criaturas que se desplazaban principalmente en ese tipo de ecosistemas fueron pronto un gran factor de riesgo para la supervivencia de ambos.

A los trece años se había vuelto nomada, viajeros que se movian a donde fuera más seguro segun las estaciones y el desplazamiento de los animales que consumian. Había sido su padre quien puso el nombre de Australia en la mesa como un posible destino fiable gracias a su ecocistema, tambien por haber oido de personas trabajando en un antidoto por esos lados del mundo, si bien no era algo seguro si era un rayo de esperanza que deseaba seguir.

Llegaron al continente tras atravesar el oceano desde sudamerica. Habían podido con trantos obstaculos, tantas veces pudiendo salir juntos de situaciones peligrosas... tragi comico era perder al hombre por la fuerza de la naturaleza, aquella con la que habían convivido desde siempre. Solo hizo falta, una persecucion sumado a un mal clima para ver al hombre que le dio la vida ahogarse mientras un rio descontrolado lo arrastraba hasta caer por una cascada llevandose a aquella creatura que los asechaba junto con él.

Un sacrificio por amor... que odio profundamente. Se había quedado completamente sólo gracias a eso.

Su camino tenia que continuar, sintiendose muy perdido, por tanto tiempo su meta fue sobrevivir siguiendo a su padre en ese camino... y ahora no tenía idea de a donde dirigirse. Solo quedaba seguir vagando hasta encontrar el camino a casa.