A pesar de que su rostro se vea serio, Hikaru es una persona bastante alegre y dedicada a su pasión y sus metas. Siempre está en busca de ser cada vez mejor en su rubro y se propone hacer los trucos más extravagantes con el balón. Desde pequeño ha estado acostumbrado a ser el centro de atención, pero el golpe de realidad que le ha dado conocer tantos talentos dentro de Blue Lock, le dieron el golpe de humildad que le hacía falta para proponer un enfoque más profesional a su juego.

Como pareja, es muy detallista y meloso con Yukimiya, siempre quiere estar acurrucado a su gran novio y dormir en sus muslos. Solo unas cuantas personas “saben” de su relación, pero ambos demuestran sin querer lo enamorados que están, que ya es un secreto a voces entre sus compañeros.

Infancia

Nacido en Alemania bajo el nombre de Anthon Hikaru Chiba, adoptando sólo el nombre de Hikaru al trasladarse a Japón. Es el tercer hijo del matrimonio Chiba, de madre alemana y padre japonés. Desde sus primeros años de edad, su padre le enseñó a amar el fútbol y a jugarlo para divertirse con sus hermanos. Se sentía muy feliz de tener un mini equipo con su familia.

Sin embargo, no todo fue alegría. Cuando Hikaru cumplió sus 4 años, el matrimonio de sus padres se derrumbó y las largas noches de llanto y desvelo se hicieron presentes en la vida de los cinco miembros de la familia. El tormento duró un año completo, cuando su padre decidió que esa relación no daba para más y le pidió el divorcio a su esposa. La separación de sus padres tuvo gran impacto en la vida del pequeño Hikaru, quien sufrió muchísimo al alejarse de su madre y de su hermano mayor, quien, al ser más apegado a la madre, decidió irse a Alemania con ella, no sin antes prometerle a sus hermanitos que los vendría a visitar todos los años.

Después de la tormenta

A los seis años la situación familiar se calmó, si bien extrañaba mucho a su madre y a su hermano mayor, el amor de su padre y su otro hermano le ayudaron mucho a sobrellevar el dolor y a volver a sonreír. Ahora el fútbol no sólo era un entretenimiento infantil, sino que se había convertido en su lugar seguro, donde podía dejar salir las emociones negativas y aclarar su mente.

Cuando entró al segundo año de la escuela primaria, se postuló para el equipo escolar, en el que no duró más de dos temporadas intercolegiales, puesto que convertir su forma de escape de la realidad en una competencia, sólo le hizo recaer en el estrés y la ansiedad que sintió en años anteriores. Por su cuenta y a pesar del miedo a ser regañado por su padre, abandonó el equipo. Afortunadamente, su padre fue muy comprensivo al respecto y nunca le reclamó, sólo quería ver a su pequeño siendo feliz y disfrutando nuevamente del deporte, así ya no fuese a ganar premios por ello. El mayor premio, era la radiante sonrisa de su hijito.

¡¿Trucos con el balón?!

Unos años después de abandonar su antiguo equipo, un Hikaru de once años veía en la televisión un partido de fútbol entre equipos locales, cuando algo captó por completo su atención: un par de jóvenes driblando el balón, lanzándolo al cielo y haciendo piruetas con él. Ese momento cambió el rumbo de su fútbol, él también quería poder hacer ese tipo de trucos y ser tan bueno (o mejor) que aquellos chicos.

Pasó muchísimos meses, e incluso años para poder siquiera llegar a controlar el balón como los chicos que alguna vez le inspiraron a hacerlo, pero Hikaru quería más y su nivel actual no era suficiente, por lo que decidió salir a buscar personas que se dedicasen a esta disciplina. En su búsqueda se encontró con un joven de 17 años llamado Kenta, quién hacía trucos en un parque cerca al centro y que se convertiría en su “maestro”. Kenta e Hikaru hacían una buena dupla, Hikaru era capaz de aprender con facilidad todos los actos de Kenta y a veces actuaban juntos.

Entrando a Blue Lock

Pasaron cerca de cuatro años, Kenta creció y tuvo que irse a la universidad, dejando a Hikaru sin un amigo para practicar sus trucos, que cada vez eran más extravagantes. Al sentirse sólo y con su hermano ahora concentrado en sus estudios, decidió que jugaría en cualquier partido callejero que le permitiera tomar una posición, empezando así a ganar popularidad entre los jóvenes de su comunidad. Hikaru era admirado por casi todos con quienes jugaba, algunos hasta discutiendo por qué equipo tendría el privilegio de jugar con él.

La voz de sus hazañas futbolísticas corrió rápidamente, llegando a oídos de Anri y Ego, quienes mandaron a un informante encubierto para que fuese a comprobar que en efecto, Hikaru era muy bueno y tenía gran potencial. Un día luego de la escuela, su padre le recibió con una carta a su nombre, la abrió algo extrañado, puesto que él nunca recibía correo y se sorprendió muchísimo al leer que gracias a sus habilidades, había sido seleccionado para formar parte del proyecto que buscaba formar al mejor delantero de Japón. Sin pensarlo dos veces, Hikaru asistió a la reunión de presentación y decidió que quería formar parte de Blue Lock, cueste lo que cueste.

Aunque sabía que enfrentarse a casi 300 jugadores iba a ser muy difícil, nunca esperó que fuese tan complicado y estresante, a veces incluso llegando a tener recaídas en sus ataques de ansiedad, pero esta vez no era un niño de seis años y no podía dejarse vencer. Pasó la primera selección, siendo el goleador del equipo J y salvándose por un punto de la eliminación. En la segunda selección, formó parte del equipo rojo, junto al famoso Hajime Nishioka (estando en el partido donde obtuvo su lesión).

Actualmente, Hikaru forma parte del equipo francés PXG, junto a grandes nombres dentro del proyecto, como lo son Rin, Shidou y Karasu. Aunque sólo es jugador suplente y le duele no ser lo suficientemente bueno, entrena muy duro para poder ser incluso mejor.

Su relación con Yukimiya

Hikaru desde siempre supo que le gustaban los hombres y las mujeres, no fue hasta los quince que descubrió el término pansexual y resonó profundamente con él. Su familia fue muy comprensiva con su sexualidad y le enseñó sobre el consentimiento y la protección, charla que Hikaru odió, pero después comprendió su importancia.

Desde la primera reunión del evento, sus ojos se posaron en dos personas: Kurona y Yukimiya, tan diferentes entre ellos, pero tan encantadores. Yukimiya siempre se vio como un crush imposible, era guapísimo, talentoso y sobre todo, un modelo reconocido. Kurona terminó siendo alguien que le daba ternura, pero con quien nunca desarrolló sentimientos profundos, sólo eran conocidos que a veces charlaban o intercambiaban saludos.

No fue sino hasta el encuentro entre el PXG vs el Bastard München, que interactuó directamente con Yukimiya, quien, a pesar de hacer todo para que su equipo saliera campeón, reconoció el talento y las habilidades de Hikaru, acelerando el corazón del pequeño pelirrojo. Después de su amarga derrota y de sentir que su esfuerzo había sido en vano, Hikaru fue a llorar a las duchas, en donde volvió a encontrarse con Kenyu, quién al ver las lágrimas corriendo por las mejillas del más bajito, le propuso hablar con él para relajarse. Hablaron y rieron por horas, sintiéndose tan cómodos con la presencia del otro, que hicieron de ello una costumbre.

Un par de semanas después, siendo innegable la química que había entre ambos, Yukimiya confesó sus sentimientos hacia Hikaru, algo nervioso por la reacción contraria, pero la negatividad esfumándose al ver las lágrimas de felicidad de su ahora, pequeño novio. No llevan mucho tiempo juntos, pero sus días en pareja han sido muy felices hasta el momento y esperan poder seguir su relación incluso después de que el proyecto acabe.

Arma futbolística

Gracias a su dedicación hacia los trucos con el balón, tiene un gran control sobre este y es muy difícil que lo pierda después de recibirlo. Esto le hace un increíble centrocampista, que hace tiros certeros hacia sus compañeros delanteros que les permite marcar goles para su equipo. Sin embargo, considera que su arma es bastante promedio, a pesar que durante la segunda selección despertó una meta visión bastante primitiva. Su cuerpo pequeño y rápido le da la habilidad de jugar en la posición de volante, qué antes no le gustaba, pero se terminó desempeñando bastante bien en esta.

• Siempre anda con cara de pocos amigos debido a que es medio corto de vista y se niega a usar gafas, alegando qué no quedan con su estilo.
• Admira mucho a Reo después de verle jugar en el Manshine City. Le da pena hablarle, pero está pendiente de él y su entrenamiento, quiere ser alguien bueno en imitar las armas futbolísticas de los demás.
• En un principio, llegó a sentirse un poco atraído hacia Kurona Ranze, se le hace muy tierno verlo tan pequeñito (aunque Hikaru lo es más) y su manera de hablar. Nunca sucedió algo fuera de lo amistoso entre los dos, pero siempre es un buen momento para verlo.
• Adora los besos y las caricias que Yukimiya reparte por todo su cuerpo y siempre está esperando que llegue su tiempo a solas, para tener privacidad con su querido novio.
• Inesperadamente, se lleva muy bien con los mejores amigos de su novio dentro del proyecto, Otoya y Karasu. Que descubrieron su relación al verlos melosos en las duchas y a quienes considera muy divertidos y siempre le hacen reír a carcajadas. A veces Yukimiya se siente algo celoso de sus amigos y la sobreprotección que le dan a su novio al ser el más pequeño dentro del grupo, pero su novio siempre le asegura que sólo tiene ojos para él y terminan teniendo momentos a solas. Después de todo, son adolescentes en plena etapa hormonal.
• Sabe hablar alemán de manera fluida y a veces se le salen palabras alemanas dentro de las conversaciones, lo que le avergüenza un poco. Afortunadamente, su novio sabe hablar algo de alemán y le hace sentir en confianza con el idioma, a veces incluso respondiendo y manteniendo pequeñas conversaciones en esta lengua.