Hija menor de la familia McAllister, Nora nació y creció con una idea clara de su futuro. El hecho de tener una malformación en sus cuerdas vocales producto de un mal desarrollo en su parto sólo permitió que las cosas en su vida se determinaran de cierta manera debido a ello. También, abrió paso que la gran sobreprotección de todos sus familiares cercanos estuviera puesta en ella, ahogándola en un mar sin fondo.

Su infancia estuvo marcada por visitas al médico y, en algunas ocasiones donde la situación lo ameritaba, también llegaron a internarla un par de veces por los problemas respiratorios con los que nació producto de su problema en la garganta, por lo que no pudo evitar tener que sí o sí depender de un diagnóstico médico durante esa época en su vida.

Usualmente miraba a los niños a través de la ventana de su cuarto para permitirse saborear aquella diversión infantil que a menudo añoraba vivir en carne propia, poder ser parte de ellos, poder crear lazos amistosos con esas personas, poder vivir la vida que quería vivir como sus hermanos mayores solían experimentar.

Sentía envidia de todos ellos.

Sentía envidia de sus voces, de sus risas, de sus llantos, de los gritos, de las voces en general. Si bien sabía que permitirse la envidia como una emoción natural y cotidiana era absolutamente malo, no podía negar lo que sentía cuando era una niña. Aprendió a convivir con ello sin más, esperando no darle más vueltas al asunto siendo adulta.

Por desgracia o fortuna de quien viera la situación exteriormente, le pudieron dar finalmente el alta a Nora a sus doce años de edad, habiendo ya solucionado al completo sus problemas respiratorios, no obstante, los médicos no pudieron arreglar la malformación en las paredes de su laringe.

Debía convivir con ello toda su vida, sólo siendo una oyente para los demás. ¿Cómo podía entonces decir palabras sin… decirlas literalmente? Era un conflicto que vivía constantemente.

Las soluciones que las personas a su alrededor le daban parecían no entender la envergadura del problema, porque debía ser honesta con ella misma, ¿Quién tendría el suficiente interés para aprender lenguaje de señas con ella que no fueran sus sobreprotectores familiares? ¿Quién se daría el tiempo de mantener una conversación con ella mediante papeles escritos con lápiz rojo o una pizarra con tiza lo suficientemente blanca?

Los niños solían ser muy, muy crueles con aquellos que eran diferentes. Tuvo que vivir aquello de la manera más literal posible.

En base a esas experiencias, su forma de ser comenzó a moldearse a medida que fue creciendo, siendo cada vez un poco más rebelde con sus padres para que permitieran que ella pudiera, al menos, intentar convencerse a sí misma que ella era una persona común y corriente como todos los demás, lo suficiente responsable y con un adecuado nivel de autoconservación. Si bien no era al cien por ciento cierto lo de pensar en ser alguien normal a la vista del resto, al menos bajo ese punto de vista pudo marcar con rigurosidad los límites que no quería que nadie sobrepasara en ella, al mismo tiempo, intentar de alguna forma darse a respetar y no ser discriminada por nadie.

Fue así como sus padres le permitieron un viaje donde sus tíos vivían para poder demostrar la independencia de su hija, con la condición de que estuviera en contacto con ellos a todo momento y fuera un plan estipulado a sus 20 años de edad. Nora, con la esperanza a pie de flor, ahorró lo suficiente para poner en marcha el viaje y hacer todas las cosas que quería en ese lugar.

Al momento de viajar y llegar finalmente al continente americano, estudió el mapa brevemente para trazar el camino que conducía a la casa de sus tíos, sin embargo…

¿Qué tal si tomaba un atajo?

Avisando a sus familiares sin una respuesta de ellos, tomó un bus que dirigía a un camino incierto, y entremedio del viaje de ida, no recuerda en absoluto cuándo llegó a un pueblo perdido cercano a las fronteras.

Si bien aquella peculiar casualidad le hacía temer levemente, no se quejaba de todos modos a que el destino hiciera que pusiera los pies en aquel lugar.