Originario de Redmond, Washington. El joven nació en una familia de clase media alta… Su madre dueña de un local dedicado a la cosmetología y su padre el dueño de un gimnasio multidisciplinario. Su padre Williams se conocía como un hombre alegre y energético, bastante bondadoso y que vivía su profesión, pero que carece de carácter en el ámbito familiar, mientras que su madre Evolet era una mujer muy exigente, estricta y caprichosa… Que amaba el estatus que poco a poco alcanzaba su familia y era quien tenía la última palabra en su hogar, una “karen” a la que no se le podía llevar la contraria con un aire de superioridad. A pesar de todo ésto, o quizá por la personalidad pasiva y permisiva de Williams, las verdaderas discusiones no fueron frecuentes para nada durante su infancia. Solían viajar a NY a visitar a su única tía y a Brasil a visitar a su tío März. Durante una de las visitas a los acuarios el pequeño conoció su fanatismo por los tiburones.

El pequeño John, a pesar de mostrarse bastante tranquilo o solo malhumorado en su niñez temprana, poco a poco comenzó a mostrar mayores similitudes con su madre… tornándose caprichoso, con tendencia a discusiones y peleas si no obtenía algo. Como solución a ese tipo de actitudes, fue inscrito en un dojo de taekwondo, que sus padres utilizaron como herramienta para disminuir ciertos conductos y como método para drenar la energía del pequeño. El Taekwondo se volvió una pasión para el pequeño, logrando destacar en los deportes de contacto y artes marciales.

A pesar de ese comportamiento problemático, el joven poco a poco logró hacer su grupo de amigos en su calle, con quienes tenía fama de vándalo o joven problemático debido a las travesuras de las que solían ser partícipes. Al ir creciendo, mejoró cada vez más en las artes marciales e inclusive se unió al equipo de Rugby de su nueva institución, en donde a pesar de tener un gran rendimiento en el deporte apenas sobrevivía académicamente.

Para dichas instancias, esa actitud impulsiva y bélica parecía formar parte de los mismos rasgos del pequeño, y aunque los incidentes en su nueva escuela habían logrado disminuir… No dejaba de mostrar actitudes agresivas o poco agradables a algunos de sus compañeros. Durante el regreso de uno de sus viajes, su padre divisó un letrero bastante curioso… ¿Campamento paraíso? Quizá ese tipo de ambientes podría hacerle bien a su hijo…