Samuel Wright

Naneko

Info


Created
4 months, 9 days ago
Creator
Naneko
Favorites
2

Profile


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Nombre
Samuel Wright

Apodo
Sam

Género
Masculino

Edad
22

Nacionalidad
Estadounidense-coreano

Orientación
Heterosexual

MBTI+
ESFP

Ocupación
Estudiante de derecho

Voz
Pendiente

Personalidad


|| Ingenuo | Animado | Evasivo | Manipulable | Desordenado ||

Samuel es un verdadero desastre con patas. No es mala persona, en absoluto, pero tampoco es alguien "de fiar". Su cabeza en las nubes y su gran positivismo hacia cualquier adversidad lo convierten en alguien que, aunque parezca saber lo que está haciendo con su vida, en realidad solo es una fantasía de su cabeza. Es extremadamente crédulo y fácil de engañar ya que no cree que exista maldad en el ser humano.

Precisamente esta inocencia fue lo que lo llevó por el mal camino. Desde joven Samuel tuvo problemas para entablar conexiones fuertes con los demás e intentaba encajar a la fuerza, independientemente de lo poco que tenía en común con el grupo de personas que tuviera cerca. Era algo que le salía de forma casi natural, como una polilla atraída por la luz.


Likes

  • El café de Starbucks.
  • Coleccionar tonterías como chapas o billetes.
  • Redes sociales.
  • Ver series y películas en netflix.

Dislikes

  • Estudiar o ir a clase, aunque va siempre.
  • Hacer deporte.
  • Los payasos, le dan miedo.
  • Nadar, no le gusta el agua.

STATS


Carisma

Bondad

Paciencia

Temperamento

Integridad

Valor

Intelecto

Humor


Diseño


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Altura
176cm

Peso
65kg

Ojos
Azules

Complexión
Delgada

Pelo
Negro
Ondulado

Belleza

Estilo

Extras

  • Nada.

Historia


Infancia

Los hermanos, o más bien gemelos, Wright nacieron fruto del amor de un forense y una modelo de revistas. Cualquiera pensaría que era una combinación de lo más disparatada, sin embargo, nada más lejos de la realidad. El azar del destino unió a aquellas dos personas de mundos, y nacionalidades, tan diferentes que se conocieron por casualidad en unos platós de modelaje.

Su padre, de origen coreano, había viajado a los Estados Unidos con la esperanza de estudiar en la prestigiosa universidad de Stanford, en California, y allí conoció a quién sería la madre de sus hijos, Rachel. Él estaba realizando un trabajo de media jornada como traductor de algunas exóticas, y excéntricas, modelos coreanas mientras que Rachel daba sus primeros pasos en su carrera de modelaje.

Y así, de ellos, en unos años vendrían al mundo Samuel y Zachary. Aparentemente idénticos como bebés, con a penas unas diferencias de minutos al nacer, pero que cuando crecieron demostraron tener personalidades muy diferentes el uno del otro. En comparación con su hermano, Samuel era mucho más enérgico e hiperactivo de lo habitual y, aunque cuando eran bebés parecían no distinguirse, solo había que fijarse en cuál de los dos era más plasta y pegajoso.

La infancia de ambos fue como la de cualquier niño americano en un hogar amueblado, cálido y sin problemas económicos. Sus padres no eran demasiado estrictos con ellos y, en ocasiones, tal vez incluso los consentían, pero tampoco podrían considerarse niños problemáticos.

Adolescencia

Llegada a la adolescencia nunca asistieron a la misma clase, a petición de su padre Dongtae, para evitar que se malinfluyeran el uno al otro. Por tanto, sus círculos de amistades también diferían. Samuel comenzó, una vez entrada la secundaria, a buscar validación externa debido a su dificultad para hacerse amigos íntimos. Sus notas nunca fueron las mejores, eran mediocres y él tampoco ponía especial empeño. Y así, el payaso de la clase avanzó por aquella dura época que todos debían sufrir al menos una vez en la vida.

Su trato con las chicas era nulo y, estando en plena pubertad, era frustrante ya que era muy enamoradizo. No obstante, intentaba verlo desde el lado bueno, en algún momento una chica muy especial se cruzaría en su camino... o eso le gustaba pensar. Los años no pasaron en balde y Samuel nunca pudo hacer un amigo que consideraba "de verdad", pero tenía a su hermano a quién molestaba de vez en cuando.

Joven adultez y actualidad

Cuando el cénit de su vida prepubescente ya había quedado atrás Samuel perdió parte de su positividad, aunque no su esencia. Los exámenes de ingreso a la universidad estaban a la vuelta de la esquina y no quería defraudar a sus padres. Sabía que su hermano no tenía intenciones de hacer estudios superiores así que se sintió responsabilizado de tomar aquella bandera que no podría interesarle menos.

A duras penas consiguió aprobar y se inscribió en la facultad de derecho, inspirado por su familia materna, que tenía un largo linaje de abogados y fiscales. Lo cierto es que las leyes no eran su punto fuerte, pero tampoco había ninguna otra carrera que le interesara y... daba mucho dinero. Las clases se le hicieron amargas durante el primer semestre e incluso se arrepentía por momentos, pero no quería malgastar el dinero invertido egoístamente en él por sus padres.

Así fue como Samuel llegó, con dificultades académicas, a segundo de carrera con veintidós años, habiendo repetido algún que otro semestre. Pero aquel último año sería especial para él, y también para su hermano. Después de las vacaciones de invierno se había propuesto enamorarse de nuevo y, por azares del destino, una chica nueva coincidía con él en varias asignaturas que cursaba. Quizás la más llamativa fue filosofía alemana, que había tomado en un arrebato de insensatez pensando que sería fácil, pero aquella chica de cabello castaño y que ondeaba una falda azul de tenis fue su mayor foco de atención el primer día que asistía a esa clase.

No podía apartar la mirada de ella. No podría decirse que fuera una muchacha extremadamente atractiva, si no más bien normal, pero tenía un magnetismo que a Samuel le llamaba mucho la atención. Él no dio el primer paso, pues a pesar de su naturaleza social cuando se trataba de chicas era más bien tímido y avergonzado, si no ella quien decidió tomar el asiento a su lado. Se llamaba Olivia y había nacido en Sacramento, en el mismo condado que él. Venía de una familia tan normal como la suya, pero le resultó divertida, atractiva e incluso adorable por momentos.

La universidad había comenzado a ser entretenida gracias a ella e incluso intentaba estudiar un poco más para tratar de impresionarla. Los días eran livianos y no podía caber en sí de gozo cuando Olivia aceptó ser su novia. Podría calificarlo como el mejor momento de su vida, aunque se arrepentiría de ello meses después. Ese mismo día estaba volviendo a casa, emocionado de compartir aquella satisfactoria noticia. Sin embargo, cuando entró por la puerta se encontró con una discusión de su padre y su hermano gemelo, a causa de la deplorable trayectoria académica de Zachary, provocando la empancipación de éste.

No quiso interrumpir, por lo que se olvidó por completo hacer mención de su nueva novia por el momento. Salía con ella a menudo, así que pasaba poco por casa. Lo fascinaba.

Finalmente, un día Olivia lo invitó a conocer a sus padres. Sintió miedo por segundos, sin embargo, se sintió feliz porque pensaba que la pareja por fin se estaba consolidando. Incluso se la imaginaba como la madre de sus hijos (aún si a penas se conocían de hacía cuatro meses), pero él creía ciegamente que era especial, la indicada que tanto tiempo estaba buscando. Cuando conoció a sus suegros se vieron muy formales, como si fueran muy adinerados o, por otro lado, muy tradicionales. Vivían en una casa a las fueras de Woodland. Era hija única así que no había ningún invitado más.

La velada avanzó con normalidad e incluso los padres de ella se mostraban simpáticos y felices con su existencia. Llegados a un punto, su padre le explicó que trabajaba en una aseguradora llamada Desert Life y tenía múltiples negocios de inversión, de ahí su fortuna. Mostró cierto interés en ello aunque Samuel tenía cero conocimientos de aquel ámbito laboral. No obstante, su padre insistió en explicarle cómo funcionaba, sus misterios y las entrañas que rodeaba dicha profesión. Al no tener aspiraciones fijadas Samuel se vio cautivado por sus adornadas palabras.

Y así fue como Samuel cavó su propia tumba. Respaldado por Olivia se involucró en la empresa Desert Life contratando un seguro de vida, sin haberse leído la letra pequeña, e hizo caso a todas las ideas (que no supo que eran disparatadas) de aquel hombre trajeado que iba a llevar a su novia al altar. Él era feliz con Olivia y solo veía beneficios. Asistía menos a clases, pero invertía en todos los negocios que le aconsejaban y, cuando le faltaba el dinero para aquella apuesta segura, se vio obligado a meter la mano en los ahorros de la familia.

"No pasa nada, lo recuperaré doble", "nadie se dará cuenta" se repetía cada noche cuando intentaba dormir con la conciencia tranquila. Y, finalmente, la gota que colmó el vaso, utilizó la casa de sus padres como aval en una inversión muy costosa que su suegro le había propuesto. Tras haber firmado los papeles, tan solo una semana más tarde, Olivia no le cogía las llamadas. No respondía a sus mensajes y no había ni rastro de ella por las aulas de la universidad. Estaba empezando a preocuparse, pensando que algo había ocurrido con ella, pero más extraño fue que las llamadas al fijo de su casa o a los teléfonos de sus padres tampoco eran fructíferas. A los pocos días el mensaje de respuesta automática era con lo único que soñaba.

Dos semanas después se dio cuenta del alcance de sus problemas. Cuando quiso comprarse un café en el Starbucks su tarjeta no fue aceptada, volvió a pasarla, sin éxito. Un escalofrío le bajó desde la frente recorriendo toda su espalda. Cuando fue a revisar la aplicación bancaria de su móvil estaba en números rojos. Sus ojos se abrieron como platos en aquella cafetería, llena de personas impacientes, y él sentía que se iba a desmayar en cualquier momento. La cifra de su celular marcaba numerosos ceros... pero en deuda.

A la única persona que se le había ocurrido recurrir es a su hermano gemelo Zachary, carne de su carne. No podía decirle esto a sus padres directamente o acabaría enterrado en el cementerio más cercano. Cuando llegó a su casa Samuel era un manojo de nervios, lágrimas y mocos colgando de su nariz. Estaba destrozado, cuando tocó la puerta de su hogar fue cuando cayó todo el peso del mundo sobre sus hombros y se derrumbó de rodillas a sus pies llorando desconsoladamente. Como era obvio, la reacción natural de su hermano fue explotar en gritos, mientras que Samuel se limitaba a sollozar y asumir toda la culpa.

Había sido engañado vilmente por Olivia y su familia. Su cuenta bancaria se había reducido a cenizas, y lo que era peor, había puesto la casa familiar en peligro. Zachary lo acompañó al banco, en un intento de explicar la situación y buscar la solución, pero se tuvieron que dar con un canto en los dientes cuando les dijeron que si no saldaban la descomunal deuda les iban a quitar la casa.

En silencio tuvieron que abandonar la sucursal, pensando en qué diablos hacer para solucionar aquella catástrofe cuando, sentados a la espera del metro en una estación de poca monta, un hombre con traje se acercó a ellos y les ofreció jugar a algo que les salvaría la vida.


Extras


  • Su hermano Zachary suele llamarlo "Sammy", cosa que no le gusta ya que suena demasiado femenino.
  • El café se lo suele tomar siempre con sacarina porque no le gusta el azúcar.
  • Cuando duerme ronca mucho.
  • Se le da fatal ordenar cosas así que su cuarto siempre suele estar hecho un estropicio, la limpieza le dura un día y medio como mucho.
  • La única novia que ha tenido es Olivia, no ha habido una anterior ni una segunda.

Relaciones


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Zachary Wright [ Hermano gemelo ]

Samuel tiene buena relación con su hermano. Siendo gemelos tan parecidos físicamente sería un poco extraño para él no llevarse bien, él cree que sería como odiarse a sí mismo, así que sería incapaz. A pesar de que su hermano es bastante distinto a él en cuanto a personalidad, solo han tenido choques ocasionales que cualquier hermano tendría.