Nació en Sapporo, en la prefectura de Hokkaido, Japón. Hija única de una empresaria y un médico, su infancia estuvo llena de peculiaridades y conductas extrañas debido a la poca atención que recibía de sus padres. Como niña de gran orgullo y ego tremendo desde pequeña, comenzó a actuar, demostrando así un intelecto superior al correspondiente a su edad a causa de su temprano acceso a libros de medicina que su padre poseía debido de su profesión. Esto causó que se contratasen tutores para estimular su inteligencia desde la infancia, además de enviarla a una escuela para niños "superdotados".

Pero Chiaki no era una niña totalmente normal. Tenía una habilidad innata que pudo haber sido el principal motivo de su intelecto o quizá, había influido directamente en éste: ella poseía el don de la telepatía, siendo capaz de leer pensamientos ajenos como quien tomase un libro y lo ojease. Dentro de la escuela gatilló su habilidad al frentarse con un Bully a quién ella marcó de por vida, siendo este el inicio de una carrera donde haría todo lo posible por perfeccionar su poder. Llegaba a abusar de las implicancias y rápidamente se ganó una terrible fama con todos los tutores personales que llegaran a casa y con los trabajadores y estudiantes de su escuela.

¿Era horrible? Lo era, pero no se arrepentía. Infundía terror y respeto a sus pares y adultos, siendo los únicos libres de aquellos sentimientos sus propios padres a quienes, a pesar de todo, les ocultaba su real naturaleza a la par que los amaba con todo su corazón.

...A pesar de que ella no era hija de su padre. Esta verdad la conoció en su infancia poco después de descubrir su habilidad. Chiaki era el producto de un desliz de su madre una noche en un país lejano y como su padre no podía tene hijos, la había aceptado como hija propia, conformando los tres una pequeña familia donde existía un secreto a voces del que nadie hablaba y donde el amor, a pesar de todo, sobraba.

Y todo hubiese seguido un curso normal dentro de todo de no ser por un ataque a la familia en donde el blanco era Chiaki. La familia hubo de buscar otro hogar y se llegó a una casa recluida en el campo, donde las salidas se volvían más controladas y a la niña que era buscada se le terminó de educar puertas adentro con escasez de profesores debido a la desconfianza y a qué estos pasados unos días no querían volver a pisar la residencia Takinawa. Para ese momento Chiaki ya no hablaba y solo respodía con su poder, y los padres recién sabiendo sobre la habilidad de su hija debían aguantar y acostumbrarse a esta maña adquirida por ella, terminando en algún momento por ser indiferentes a como su hija se comunicara, siempre y cuando lo hiciera. Tristemente, un segundo ataque impulsó a la familia a tomar decisiones y con rapidez, se envió a la joven el mismo día de su cumpleaños n°16 a la ciudad donde tomaría un avión a Amsterdam, Holanda, donde se alzaba un refugio a jóvenes que como ella tenían habilidades extrañas.

Lejos de sus padres, con cierta culpa sobre sus hombros y más callada que una, hizo amigos en la mansión oculta, siendo que a varios de sus habitantes se les buscaba para hacerles daño o utilizarlos. Bajo la promesa de ayudarles con sus habilidades, la Mansión fue en realidad un blanco para otro ataque mayor en el que sucedieron tragedias. Y tragedias, y más tragedias... gente se iba, gente venía, gente desaparecía. Si aguantar y rebasada, ella decidió irse con un docente del centro que había sido despedido en el último periodo y, en una promesa de amor para toda la vida, se fue del refugio. Enamorándose del científico jefe ahí, Chiaki le dio su todo y una vida que prometía ser tranquila fue otro martirio a la lista; se le prohibió ver a amigos, se le alejó de gente como ella y se le hizo prisionera no solo en la extraña relación, sino de una vida que nunca había pensado vivir.

Sus sueños de rebeldía morían, su campo para expandir sus capacidades se vio truncado, las ganas de estudiar una profesión solo quedaban en el querer. A su pareja lo asesinaron, volvió como un animal y tuvo que ella pagar un precio para que él volviera a ser humano: vendió su orgullo, algo que desde pequeña la había caracterizado tanto... y así, se volvió dócil, tranquila, se dejó amansar por la vida destinada a mujeres desde lo alto, ser ama de casa, madre, una buena esposa.

Como madre. De pronto se veía con hijos y eso que nunca había querido serlo. De pronto se veía como una muñeca disponible para los juegos sexuales de su pareja, aun si ella decía que no. De pronto añoraba esos tiempos en que tenía más amigos y hacían tonterías, como si fuese otra vida... lo sentía lejano. Pero no era culpa de su pareja, o no toda; gran parte era suya propia y debía hacer algo. Debía enmendarse.

Tuvo intenciones de dejar sus hijos atrás a sabiendas que su esposo los cuidaría mejor, y sin despedirse, intentó huir. El pasado de aquél que amó y palabras lejanas hicieron presencia y herida de muerte, Chiaki murió.

O eso era lo que pensó segundos antes de perder el conocimiento, abandonándose a un negro tan profundo y confortador que era mil veces mejor que vivir de un modo qu no quería, sin su orgullo.