Vivió hace cientos de años siendo hijo de una familia de sastres en la vieja Europa siendo el menor de tres hermanos: Lucy, Adonai y Clyde. Lucy era la cabeza creativa de los diseños, Adonai el mercander que viajaba buscando nuevos socios para conseguir telas en el oriente y él, el menor, que nada hacía y no tenía tampoco ganas de hacer nada.

Cayó en alcohol en temprana edad, por lo que se le enseñó el oficio de sastre en intento de enderezarlo al camino de bien y si bien funcionó, se quebró su avance cuando su hermana le traicionó aprovechándose del talento innato del muchacho alcohólico. Otra vez cayó en el alcohol y se vio arruinado por mucho tiempo hasta que Lucy, aburrida de ser la única cuidando a una madre enferma y vieja, porque un hermano se había ido y desaparecido, el otro era alcóholico y porque la envidia se la comía, pagó a los amigos de su hermano menor para enlistar a este en la guerra que se llevaba a cabo.

El talento de Clyde para confeccionar ropa no sirvió para la guerra, pero al menos consiguió enderezarse un poco en lo que duró el reclutamiento y del cual nada resultó más que el haberse hecho de un buen amigo con quién libró batallas posteriores, cazando malechores y volviéndose caza recompensas. El alcohol nunca lo dejó de lado ni el gusto adquirido por confeccionar sus propios trajes ni por todas las batallas que librase en compañía con Praashi, su amigo quien, en secreto, se robaba parte de su corazón.

Habiéndose alejado de sus orígenes, Clyde murió lejos de casa en batalla con un último pensamiento en su mente mientras se le nublaba la vista y caía al suelo. Ni se preocupó en sus hermanos, uno ya desaparecido hace años y una sola después de la muerte de la madre vieja, ellos eran vieja historia. El único que le preocupó fue el guerrero amigo, siendo él la última imagen que vio:

"No quiero dejarte atrás"