Hermosa muchacha llegó a tierras nuevas siendo muy joven. Con un brillante futuro que prometía grandes cosas a ella y su familia, la pequeña Ilta nunca se vio contenta con lo que su vida le ofrecía... no fue raro que se hiciera amiga de la joven más misteriosa y distante del pueblo, siguiéndola con ojos brillantes y entrando a su vida con demasiada fuerza.

Fue una química increíble, y pronto ambas niñas demostraron su amistad al mundo, y Ebony enseñó su mundo a Ilta, rebautizada como Ivory de cariño. Ebony era una bruja al igual que su familia, pero elegida por la casa mágica en la que habitaban por un supuesto potencial mágico inmesurable, Ivory decidió aceptar esta sorpresa de parte de su vida y comenzó a estudiar magia con Ebony, siendo esto un secreto para su propia familia y el pueblo lleno de chismosos.

Y en la bendición de ese hogar lleno de magia, surgió un fuego que se volvió amor: la amistad de ambas niñas se desarrolló y en secreto, compartieron una relación desconocida para todos a excepción de una casa con consciencia propia. ¿Qué tan terrible podía ir todo de ahí en más?

Lo suficiente como para que a ambas jóvenes se les avisara que pronto iban a casarse a fuerzas con hombres que no amaban ni conocían, y que ya estaban en camino. Solo vieron una opción y poco antes de lo irremediable, escaparon al bosque, dejando a un pueblo lleno de dolor por la partida de las bellezas del mismo. Ilta era adorada y querida por todos, Ebony era admirada por todas las amas de casa y las jóvenes... se les buscó, como no.

Pero Ivory prefería la pequeña choza que tenían escondida en lo más profundo del bosque, con pocas cosas, pero llena de amor. Ahí continuó sus estudios con tomos que había sacado de la casa Gardner mientras Ebony protegía al bosque y el bosque a ellas; si en el pueblo eran amadas, en el bosque todavía más, si cuidaban a cada criatura como si fuese familia, y ayudaban al bosque cada vez que alguien de malas intenciones entraba. Era... perfecto.

O así, hasta que la Luna despertó la clarividencia de Ivory y la hizo ver como pronto irían a buscarlas hombres poderosos y que de no rendirse, bien y terminarían muertas por la osadía de huir del matrimonio consertado con tantos años de antelación.

Contra el reloj, Ivory tomó el libro más viejo entre los que tenía y comenzó a preparar el ritual. Decidida a morir junto a su amada en sus propias condiciones, rezó a la luna que esta las bendiciera y así a su amor, para que nunca muriera. El libro hablaba, después de todo, para ascender a un plano más allá del terrenal, y por lo mismo, es que Ivory no lo pensó mucho y así, cuando Ebony llegó, ella ya tenía listo lo que debían hacer.

Y así, en la noche de luna llena y con solo ella de testigo, ambas mujeres murieron y desaparecieron, dejando en su lugar solo una avecilla blanca nocturna que abandonó la casona para cuando el grupo de búsqueda llegó.

Pero ellas eran felices. Y aun siendo abstractas y no más que representaciones de las caras de la luna, su felicidad se extendió a su familia, dejándolos tranquilos de que ambas, fuese como fuese, estarían bien aquí y en otras vidas.