La comunidad mágica, por desgracia, es muy dispar y lo que ocurra en una zona o incluso en una familia no tiene que ver con lo que pueda ocurrir en otra. No es una comunidad unida, y por eso es tan difícil poder resumirla. La sociedad mágica básicamente no existe de lo rota que está. 

Damian proviene de un clan con ideas antiguas y que cree en la pureza de la sangre mágica. Para ellos era primordial prometer a los brujos desde su nacimiento, y fue así cómo sus padres, desde que nacieron, estuvieron predestinados el uno para el otro.

Con toda una vida por delante, en su adolescencia comenzaron a salir, pero una vida entera con la misma persona, sin haber sido capaz de probar o ver otras posibilidades resultaba aburrido, o al menos es lo que los padres de Damian pensaban, mientras aún eran jóvenes. En secreto decidieron entonces darle una pequeña pausa a su relación. Unos pocos meses de libertad real, a espaldas de sus familias, antes de ser mayores de edad y estar obligados a casarse. No sonaba muy mal ¿No?

Un tiempo después de volver juntos tras el 18 cumpleaños del más joven de los dos y empezar a preparar la boda se dieron cuenta de que la madre de Damian estaba embarazada. Las familias sabían que ellos dos salían desde su adolescencia así que sólo se lo tomaron como un pequeño error más gracioso que nada antes del matrimonio. Pensaron que no merecía la pena darle mucha importancia.

La importancia se la dieron cuando nació el crío y no tenía rasgos de ninguno de sus padres. Ojos amarillos de cristal, un tercer ojo en la frente, y unas habilidades que nunca antes habían visto en ninguna de las dos familias.

Huh... ¿Cómo explicarlo?

Finalmente la verdad tuvo que salir a la luz. La madre de Damian, como su padre, habían tenido alguna pareja sexual random en esa época que no estuvieron juntos, y al parecer, ella había dado con alguien que ni si quiera era brujo, ni si quiera humano para quedarse preñada de él. Aparentemente, además de ser demonio, era de una raza de demonios con la genética tan fuerte que había creado a un niño que tiraba más a la parte maldita que a la mágica.

Fue un escándalo, una vergüenza. Se sospesaron las medidas y estuvo en boca de las matriarcas incluso quitar la vida a tal abominación.

Por un único voto, no se llevó a cabo el matar al niño. Se decidió, entonces, recluirlo. Los padres de Damian se casaron, a pesar de que sentían su matrimonio y vidas totalmente manchadas por un error que, sabían, les perseguiría el resto de sus vidas. Ambos llegaron a ser casi arrancados de sus árboles familiares. 

Brujos, pero marginados de su pequeña sociedad, les tocó hacer una vida en la que ambos trabajaban el doble o triple que cualquier otro brujo de su comuna. La vida fácil y con dinero que siempre tuvieron ahora era un veneno que sentía que les mataba lentamente. Aguantar las burlas y las miradas de desdén durante años fue la maldición a la que se vieron sometidos. Eso, y convivir con un niño al que ambos odiaban desde su nacimiento.

Lo llamaron Damian por 'Damned', o maldito. Nunca pudo salir de casa en su niñez, y ninguno de sus padres le miraban o hablaban más allá de como se mira a un mueble (especialmente feo). Altamente ignorado, Damian fue creciendo, en una vida silenciosa y recluída, donde no tuvo contacto con nadie más quitando a sus padres, si es que aquello se podía llamar contacto. 

Cuando él tenía sobre cuatro años, sus padres lograron tener otro bebé, esta vez, obviamente, de ambos. Algo tan simple, y que a la vez les había costado llegar a ello, desenfadarse el uno con el otro, poder volver a quererse (Al menos un poco), logró que su nombre se limpiara ligeramente. Los padres de ambos estaban felices de tener un verdadero heredero, y empezaron a volver a aceptarlos en su sociedad gracias al nuevo bebé. En cuanto a Damian... Durante un par de años siguió en las sombras, siendo el niño de ojos pálidos y mirada ojerosa que te observaba en silencio y nunca decía nada, porque sabía que nadie quería oírle hablar.

A pesar de que la vida para los padres de Damian había mejorado notablemente por su nuevo hijo, no podían evitar sentirse cada vez más cansados de tener que seguir criando a un niño que ninguno de los dos quería. Fue más o menos en esa época cuando, además, Damian comenzó a tener arranques de energía mágica que para ellos era desconocida y peligrosa.

No vivían solo con un monstruo maldito, vivían con además uno peligroso y poderoso del que no sabían qué podría ser capaz.

Hablaron con una de las matriarcas del clan en secreto, la más anciana, acerca de sus dificultades. Ella contestó, con simpleza, que tenían tres opciones. Aguantar con el pecado que habían cometido, abandonarlo, o...

(O hacer de lo que por muy poco se había salvado)

Ellos, a pesar de no querer al crío, se vieron incapaces de... usar la tercera opción. No al menos con sus propias manos. Y la primera era algo que sencillamente no tenían fuerzas para seguir aguantando. Así pues, tras un poco de planificación, decidieron envenenar su mente para dañar su memoria, dormirlo, y dejarlo tirado en medio de un bosque muy, muy alejado.

Damian se despertó desubicado y con sólo alguna idea de quién era. Sabía su nombre, que no estaba bien querer cariño ni contacto, y un sentimiento eterno de culpa.

Fue algunos días después de despertar en el lugar desconocido que Zacharias, un humano común, lo encontró. El crío desnutrido, cabello muy largo, con ropa sucia, malamente de su talla y ojos que parecían de un muerto en vida fue algo que le hizo querer protegerlo a toda costa, cambiando totalmente su forma de vida para añadirlo a él.

Lo llevó a su casa, y tras lavarlo y poder alimentarlo bien, se dio cuenta de las... rarezas que tenía. Su idea siempre fue tratar de encontrar a sus padres, pero por el tercer ojo en su frente, las extrañas habilidades que vio en él, y lo que pudo sonsacarle al crío, pensó que era mejor... No llamar a las autoridades. 

Damian no era un niño normal, y Zack dudaba que hubiese muchas personas en el mundo capaces de lograr entenderlo o que pudieran sentir ganas de protegerlo y cuidarlo en vez de... Ni sabía. ¿Experimentar con él?

Falsificando papeles con gran maestría, todo gracias a la idea de su amiga Hannah, a los meses de encontrarlo decidieron adoptarlo poniéndose a ambos como sus tutores. 

Damian, aunque al principio era un niño taciturno y con claros síntomas post-traumáticos, con el tiempo comenzó a desarrollar una personalidad muy pegajosa y amorosa. La primera vez que le oyó reír Zack se puso a llorar del puro alivio.  

    Actualidad

Han pasado cuatro años desde que Damian fue encontrado por Zack, y el cambio que ha dado es sencillamente increíble. Ahora es un niño muy feliz y súper sociable que gusta de romantizar y vivir la vida alegremente. Si bien no es del todo capaz de controlar unos poderes que ni él mismo entiende, está haciendo su mejor esfuerzo. Tiene un talento natural para ellos así que ¡No va mal!

♥

• Las ranitas
• Su familia y amigos
• Coser
• Nadar
• Los días en el campo
• Jugar al ajedrez

</3

• La gente maleducada
• Perder el control
• Que le toquen el pelo

Fortalezas

• Confianza en los demás y pureza
• Ser un total misterio incluso para sí mismo
• Aprende deprisa
• Atlético

Debilidades

• Depende del amor de los demás
• No sabe controlar su poder
• Intranquilo, insaciable
• Hacerse el ciego si ve a alguien que quiere errando

Gemelos de oro
Gemelos de oro regalo de Azura y Zack, representan un par de ojos. Suele llevarlos como pines en el cuello de sus camisas, chaquetas o blusas.

Parche en la frente
Para tapar el ojo que no desea que nadie vea. Tiene varios diseños distintos, todos de colores que hacen que no destaque debajo de su flequillo, sean de color carne o aparentando ser una tirita/parche grande.

Pulsera de rana
Una pulsera de cuero trenzada que le regaló Hannah, tiene una pequeña figurita de una rana verde. Damian la trata como uno de sus bienes más preciados y siempre la lleva en la muñeca.

Chucherías[ -10 de hambre ]
Suele llevar con él algo, sean unas cuantas gominolas, medio bocadillo o alguna fruta. No dudará en compartirlo todo.