ALERGIAS

• Polen y gramíneas.
• Pelaje de animales como el gato, el perro, el conejo y el caballo.
• Mariscos y pescado como el cangrejo, langosta, bogavante, gambas, atún, pulpo, calamar, mejillones y las sardinas.
• Algunas telas de ropa: el látex, algodón, poliéster y la lana natural.
• Ciertas picaduras de insectos también le provocan alergia, algunos más graves y otros simplemente picazón (mosquitos), también las abejas melíferas, las avispas y las hormigas rojas.

• Vitaminas C - Strawberry Shortcake: debido a todas sus alergias y un sistema inmunológico algo débil, lleva consigo un bote con vitaminas que toma a diario.
• Paquete de mascarillas: no usará la misma a todas horas, siempre lleva un paquete con un par de recambio.
• Bolsa de canicas: tiene aproximadamente ocho de distintos colores, le gusta jugar con ellas o simplemente tenerlas en la mano para combatir el estrés.
• Cámara polaroid: con poco carrete, es la que lleva utilizando años para tomar fotos de los insectos o cualquier cosa que le llame la atención.
• Bote de pastillas de clozapina: son sus reguladores de estado de ánimo debido a su trastorno bipolar. Normalmente debe tomarlas a diario o cuando pasa por episodios depresivos o maníacos.
• Dos fotos de sus escarabajos Molly y Buttercup, las tiene como recuerdo de casa.
• Colonia Aqua Velva Classic: es la colonia de su padre, le gusta el olor a fresco que produce, suele ser bastante sensible a los malos olores.

En algún lugar de Florida...

Originario de Miami, Florida, Drake nació en el seno de una familia tranquila de clase media. Su madre Anna, una ama de casa risueña y dedicada siempre se ha encargado de él desde que era pequeño, debido a que siempre se mantenía en el hogar cuidando de su hijo. Su nacimiento había sido duro, tanto que su madre estuvo a punto de perder la vida en éste; aquello hizo imposible cualquier tipo de futuro embarazo.

Creció siendo hijo único, en la soledad de su propio mundo. No guardaba una cercana relación con su padre, Joshua, quien continuamente cambiaba de trabajo, la inmigración en el éxodo de la ciudad se había vuelto un problema constante para un simple operario de fábrica. Peor aún, la droga y el tráfico de cocaína sería un tema a debatir en las noticias constantemente. Para su suerte, sus padres no tardaron demasiado en poner rumbo a distintas ciudades, en busca de la tranquilidad de una vida mejor. Drake no hacía amigos como norma general, sus únicos amigos eran los escarabajos y los cuentos de fantasía medieval, donde los caballeros iban a matar dragones y a salvar princesas.

Con el comienzo de la escuela primaria tras asentarse en Utah después de dos mudanzas, pasaría allí gran parte de su infancia, donde Drake notaría que tal vez no era tan parecido a los demás niños. Cerca de los ocho años de edad, su temperamento se había vuelto confuso, algunas veces se sentía hiperactivo, otras no podría siquiera levantarse de la cama. Su madre notó aquello enseguida, sabía que algo ocurría dentro de la cabeza de su único progenitor. Las enfermedades mentales eran algo relativamente común, pero enfrentarse de cara a ello suponía una cosa totalmente distinta. La ausencia del marido de Anna no ayudaba a mejorar la situación de Drake, a quien intentaba entender a pesar de todas sus manías.

“¿Acaso soy tan raro?”

Tampoco había sido un niño de demasiadas palabras o que provocara mucho caos, pero la búsqueda por encontrar una solución a su enfermedad provocó nuevas mudanzas en la familia Ziegler.

Terminarían pronto en Oregón, con diez años de edad, a donde acudiría a un psiquiátrico infantil. Descubrir la causa mayor de las depresiones y manías de Drake fue un gran alivio y sopesar en los Ziegler tras varios años de lucha interna. Allí le diagnosticaron trastorno bipolar de tipo II, notaron rápidamente que sus episodios no eran exactamente eufóricos, sus fases depresivas eran el cúmulo de la enfermedad. Sus episodios de hipomanía se caracterizaban por un aumento de la estabilidad emocional y social, gracias a éstos Drake se permitía hacer algunos amigos cercanos.

Y así, con los años y gracias a la medicación pudo de alguna manera sobrevivir en la secundaria. No tenía ni buenas ni malas notas, se las arreglaría para pasar desapercibido como el chico raro de la clase de al lado. Su padre Joshua, que aún trabaja en fábricas, decidió enviar a Drake a un campamento con la esperanza de que aquello pudiera ayudar con los episodios de tristeza y apatía, y tal vez, solo tal vez, su hijo pudiera verse más como un hombre “hecho y derecho” además de obtener un cuerpo más sano; las continuas alergias y su asma no le permitían jugar deportes como el fútbol americano o el hockey, tampoco parecía mostrar interés en ello.

Se limitaría a tomar fotos de las cosas que le gustaba, perderse entre la maleza de los bosques de Oregón en busca de insectos a los cuales documentar, su mayor aliado era él mismo y su bote de clozapina para controlar su extraño temperamento.

Convivencia con el trastorno

Drake presenta ciertos síntomas, los cuales se vuelven más intensos dependiendo del episodio en el que se encuentre. Los más comunes son los depresivos, en los cuales no suele salir de su habitación o pierde interés por cualquier estímulo. Debido a las variaciones en su apetito tiene un cuerpo delgado y con poca fuerza; las alteraciones en el sueño y el ocasional insomnio son la causa de las enormes ojeras bajo sus ojos.

Cuando experimenta hipomanía suele estar mucho más animado, eufórico y salir de casa casi todos los días, ya sea para quedar con amigos o un paseo por la ciudad. Lo único a recalcar de este estado es la irritabilidad, Drake se vuelve algo más inestable en cuanto las relaciones sociales, llegando a hacer duras críticas a las demás personas o haciendo cosas que normalmente no haría.