"Darling, You are losing my interest, and that is very dangerous."

La Historia Del Hijo Pródigo Y Sus Excesos.

A diferencia de lo que puede ser para muchos, para mi, la vida fue siempre bastante sencilla, sin penurias, ni carencias, por lo menos no del tipo económico. Nací en Birmingham, Inglaterra, por allá en el 1808 [En una época conocida como la época Georgiana] Fui segundo hijo varón de una familia muy bien acomodada en la alta sociedad. Y al no ser yo el primogénito, gocé de muchas más libertades de las que mi hermano Ian podía presumir.

Ian, a diferencia de él, que era hosco, serio y respetable... Yo siempre poseí un encanto y una facilidad de la palabra que abrió infinidad de puertas y me concedió cuanto favor necesite. Debo presumir también, que siempre supe cómo salirme con la mia, ya fuera por las buenas o por las malas. Hoy día no debería decir que me siento orgulloso de la forma en la que solía chantajear a mis padres. Pero siendo honesto, creo que se lo merecían luego de dejarme en claro lo “vergonzoso”, lo “humillante” que podía resultar para la familia; mi antinatural condición como “desviado” [ homosexual ] Sin embargo ellos no podían haberme acusado de algo que en aquel entonces era un crimen…¿Que iban a decir de la familia si algo asi salía a la luz? Así compraron mi silencio y buena conducta. En fiestas y reuniones sociales supe comportarme como era esperado; pero lo cierto es que viví con más excesos de los que deberían ser permitidos para un joven de 19 años. Viaje, bebí, disfrute los sueños del opio y del calor de cuantos cuerpos desee y me desearon. Me rodee de mentes similares a las mías, liberales y libertinos. Almas artísticas e incomprendidas, tachados por una sociedad cerrada y puritana. Nos haciamos llamar: La sociedad de los locos, pues no éramos más que eso. Locos a los ojos de cualquiera que pudiera tener la condición de “cuerdo” y que tuviera también la posibilidad de acompañarnos durante nuestras reuniones, que como he dicho antes, eran noches de excesos prohibidos.

Fue ahí, en una de nuestras reuniones. Que conocí a quien me hizo lo que soy ahora....Gabriël, era una cara nueva, encantador, sensual como pocos hombres que hubiera conocido hasta ese momento. Supe que no era inglés por el marcado acento alemán. Más tarde me enteré de que era un “huérfano” [ seguramente por que para este momento sus padres tendrían medio siglo en la tumba ] y heredero único de una gran fortuna. [ No voy a decir que esto último fue lo que me inspiró a acercarme, pero si fue una de mis razones.]

Estuvimos juntos esa noche y la siguiente y la siguiente por casi un mes entero. Y jamás me resultó extraño, como amantes, era normal para mi que sólo pudiéramos vivir durante la noche, mientras en el día existiamos, pretendiendo ser lo “correcto” amigos cercanos, casi hermanos.

Gabriël estaba tan hambriento de cercanía como yo lo estaba. Y en mi ingenua mente llegue a pensar que esto era la felicidad, que sin duda, este hombre era mi amor, mi primer y único amor...que tontería.

El Amante Del Vampiro.

Aun ahora, admiro profundamente la fuerza de voluntad de Gabriël para no abrirme la garganta en un arrebato de pasión y hambre. A veces me siento a pensar en lo mucho que debió haberme necesitado, lo mucho que debió haberme amado para ocultar su verdadera naturaleza por todo ese tiempo.

Muchas tardes o mañanas nubladas, accedía a salir de casa conmigo. Llevando una sombrilla, lentes obscuros y cubierto hasta la cabeza...Yo, sólo podía pensar que era excéntrico y eso sólo le sumaba puntos a su atractivo...No pensé que hubiera nada raro, hasta el día en el que lo descubrí prendido al brazo de una de las sirvientas, mientras que la pobre chiquilla parecía estar en algun estado de trance, fuera la de la realidad. En aquel momento recuerdo haber pensado que quiza estaba drogada, pero entonces noté los colmillos.

Gabriël estaba horrorizado, en panico. Y yo estaba muy asombrado como para actuar como cualquier protagonista de película en mi situación hubiera podido actuar.

No estaba asustado, él jamás me había hecho daño. Y mientras se aferraba a mi como un niño a su madre, comprendí, uní todas la piezas...lo supe. Había hecho que un hijo de las tinieblas se enamorara de mi...Mi ego, no podía estar volando más alto. Ahí tenía algo que nadie más, era mio.

Conmigo conociendo su secreto, él se sintió con más libertades de moverse a mi alrededor sin temor a mi rechazo. Viajamos juntos por casi toda europa. Yo personalmente me encargaba de arreglar todo lo necesario para no tuviéramos problemas, para que ningún curioso metiera la nariz en los enormes “baúles” con los que viajaba.

Vivimos en París por un año, el 1830 nos alcanzó estando ahí mientras que la revolución estallaba, llenando las calles de revueltas y amotinamientos de quienes buscaban llevar a Luis Felipe I al trono, derrocando el gobierno autocrático de Carlos X. Junto a eso, la devastación de una epidemia que había llegado desde Asia, se alzó en los barrios más bajos y pobres. Siendo llevada por los “salvajes del interior”

Gabriël y yo preparábamos todo para abandonar Francia, viajar hacia Austria, a la casa en la que él había nacido. Pero la enfermedad me alcanzó. Los infectados morían en cuestión de días, él y yo sabíamos eso. Así que tuvo que hacer lo único que estaba en sus manos para desafiar “la voluntad de dios” y darme más tiempo a su lado.

El Monstruo que creó.

Cuando mueres y te conviertes en algo como lo que soy...el mundo entero cambia. Este “don” te hace ver y comprender cosas que siendo un mortal no sueñas con entender. Te cambia completamente la percepción que tienes de lo que y de quienes te rodean. El límite entre lo moralmente correcto y lo abominable, se vuelve delgado, frágil...y tú te vuelves una máquina guiada por instintos que braman, buscando ser satisfechos.

Sabiendo esto, yo digo que cuando te conviertes en un vampiro, pueden ocurrir dos cosas: El poder se te sube a la cabeza y te conviertes en su ser poco empático, cínico y dispuesto a demostrar tu superioridad sobre el resto. O te conviertes en un moralista aburrido, con un alto sentido de compasión y una ridícula veneración por los seres vivos y su breve existencia en este mundo.

Yo fui la primera opción desde el momento en el que me desperté hambriento. Y admito que me regodeaba en la mirada de indignación con la que Gabriël me contempló en los últimos años que estuve en su compañía. Mi amante era viejo, sus instintos estaban controlados y era precavido...demasiado consciente. No disfrutaba en absoluto los festines que yo me daba para matar el aburrimiento. Y por más que intentaba controlarme, yo siempre deseaba más.

Luego de 20 años a su lado, la convivencia se había llenado de fricciones y constantes peleas. Nuestra relación se había vuelto una carga que no estaba dispuesto a llevar. Ya no lo amaba, por el contrario, su sola presencia me resultaba irritante. Me aburrí de su moralismo y sus constantes lecciones de respeto hacia la vida. Decidí llevarle la contraría, entregándome una vez más hacia los excesos y él estaba aterrado de que mi conducta pudiera ponernos en peligro. Yo no temía de nada...me creía más fuerte que cualquier grupo de humanos, brujos o cualquier otro podrido ser.

Por el bien de ambos decidí abandonarlo.