Prompt: Amor(es) Pasado(s)


Authors
PollitoMayo
Published
1 year, 8 months ago
Stats
1847

“Sea romántico, platónico, familiar… Si tu personaje tiene vínculos que ya no están presentes de alguna manera u otra en su vida (o lo están pero ya no es lo mismo), sean cuantos sean, muestra una memoria de aquellos tiempos.”

Theme Lighter Light Dark Darker Reset
Text Serif Sans Serif Reset
Text Size Reset

Hoy, una vez más, me encuentro matando el tiempo en este cuarto que la academia me asignó. Y se siente extraño como es que estando en el silencio de estas cuatro paredes, enfrascado en mis propios pensamientos, mi mente me juega en contra y me obliga a recordar... y a cuestionarme situaciones... Hoy, una vez más, me cuestiono cómo es que terminé en este lugar alejado de mi casa... de la gente que conocía, de mis cosas-.

Aunque no sé si cambiaría los hechos...

No recuerdo desde cuándo estabas presente en mi día a día. Supongo que hoy no toca recordar aquello. Esas son memorias mucho más lejanas, y como al crecer uno va olvidando cosas pues no recuerdo cuando comenzaste a invadir tanto mi casa... y afectar tanto mis pensamientos...

Era normal ver a diario las amistades de mis padres irrumpiendo en casa. No solían ser muchos, generalmente venía uno o dos por día, creo que alcancé a contar unas diez personas en total. Tengo la sensación de conocerlos desde hace unos diez años al menos, así que eventualmente crecí acostumbrado a sus rostros. A algunos los sentía más cercanos que a otros, después de todo una en especial terminó criándome más que mi propia madre... aunque su comida era terrible al comienzo, después de unos años creo que perdí la capacidad de distinguir una buena comida-

Ah, pero espero que Mina no se entere...

Creo que pude reconocer que al menos te invitabas a mi casa unas dos o tres veces a la semana para hablar con mi madre... o con quien fuera la pobre alma de turno a la que le tocara escuchar tus historias de desamores. Definitivamente hiciste de mi hogar tu salón de terapia personal, pero mi madre parecía tan acostumbrada a ello que yo mismo lo dejaba pasar. Normal, supongo, eran amigas de mucho antes que yo siquiera existiera... Aunque no quita lo desesperante que era escucharte llorar y que no te calmaras con nada... ¿Cuánto te salía la cuenta del agua? Con todo lo que llorabas debías de beber muchísimo para recomponer lo que sollozabas en mi cas-. Ah, nevermind, seguramente lo pagábamos nosotros con lo seguido que ibas...

Habían veces... No, era prácticamente siempre... Solías llegar durante la tarde, comenzar la visita con sonrisas, historias graciosas, y cuando entraba la noche tomabas una cerveza y empezaba el llanto. A veces era impresionante cómo te convertías en otra persona- la primera vez que lo presencié se encargaron de explicarme que estabas pasando por momentos difíciles y solo así podías desahogarte para sonreír otro día.

Supongo que eso tiene sentido.

Recuerdo que en una oportunidad estabas sola sentada en la mesa del comedor sollozando a la espera de que mi madre se desocupara de una llamada de negocios... y se me ocurrió intentar consolarte. Porque claro, sonaba a algo razonable de hacer. Creo que tenía catorce años... o habrán sido quince? Qué más da, supongo que son pequeños detalles.

Algo pasó en esa ocasión que incluso tu misma me dijiste que no volverías a llorar así en mi casa. Creo que dijiste algo de que era por mi bien? Pero no pasó mucho tiempo hasta que caíste en lo mismo una vez más. Suponía que debías ser una persona muy frágil y con demasiada mala suerte en esos temas como para sufrir tanto y tan seguido al punto de necesitar buscar consuelo fuera de tu propia casa... Porque incluso hasta el día de hoy estoy asumiendo que tenías tu propia casa a la que volver...

Me sentí un poco traicionado o pasado a llevar al enterarme que habías roto la promesa que me habías hecho por tu propia cuenta. Digo, yo no te había obligado a prometerme nada, yo en realidad estaba bien tratando de ayudarte tal cual hacían mis padres y sus amigos cuando estabas en esa situación. Y quizás por eso mismo me sentí mal, "¿Será que simplemente me tomó como un niño?" me preguntaba. No es como que sea muy mayor ahora, pero entonces estaba en ese limbo de ser muy pequeño para algunas cosas, y muy mayor para otras, así que era frustrante tratar de actuar como adulto y me devolvieran la mano como si fuera un niño... Es por ello que pasado algunos días volví a escuchar tus sollozos en el living de mi hogar, incluso teniendo mis audífonos puestos... Me enojé y te iba a ir a decir que cerraras la boca de una vez... Pretendía mandarte a tu casa para que dejaras de molestarme en la mía, no me importaba ni que mi madre me fuera a regañar, o que mi padre me impusiera algún castigo como reprimenda. Solo quería un poco de paz.

"Theo" te oí decir, y hasta me asusté. ¿Habías dicho mi nombre antes? Estaba seguro que hasta entonces simplemente me trataban de "chico" o "niño", realmente me descolocó. Y no solo eso. ¿En verdad me estabas viendo con esos ojos tristes esperando que te consolara? De pronto apareció un dolor agudo en el pecho y me invadió una extraña sensación de socorrerte- realmente, ¿Qué estaba pasando? De pronto estaba contando conmigo, así como contaba con cualquier adulto de la casa... Ya no tenía fuerzas ni ganas de echarte, ¿Qué clase de truco usaste?

Creo que ese fue el comienzo de mi caída... Quizás hasta fue antes, ahora mismo no lo sé, podría ser el debate para otro día de pensamientos destructivos conmigo mismo.

No creo que haya demasiado que detallar en adelante. Pasaron muchos días en donde poco a poco comencé a ser quien se sentara a tu lado en la mesa del comedor o incluso en el sillón de la sala mientras te escuchaba atentamente. Mientras te compadecía entre todas tus desdichas. Habían veces que incluso te tenía el agua hervida para cuando llegaras y quisieras un té para relajarte un poco. A veces lo aceptabas, a veces llegabas ya con una cerveza a medio tomar.

No sé en qué minuto comencé yo mismo a pensar que eran desgraciados los que te hacían tanto mal. Recuerdo vagamente cuando te sugerí que no te acercaras tanto a quienes te hacían sufrir así, y aunque me revolviste el pelo con una sonrisa, sabía que eso no significaba que lo harías. Alguna vez creo haberte insinuado que yo no te trataría así... O eso lo soñé? No lo sé. Llegué a un punto en el que me preguntaba todo el día si estarías pasándola mal, si hoy también llegarías triste... Eso me hacía sentir triste.

Recuerdo que comencé a tocar la guitarra porque me decías que te relajaba escuchar la música que componían mis padres, pero a veces estaban ocupados en casa o simplemente cansados como para tocar algo... Incluso aprendí a tocar el bajo porque pensabas que se veía genial... Suponía que mientras sonrieras un rato, sería suficiente.

Un día me regalaste una gorra, la misma que ahora estoy haciendo girar en mi mano. Se suponía que era un regalo de cumpleaños atrasado, pero me la diste en Marzo... y mi cumpleaños era en Noviembre... Está bien, sabía que eras mala para los detalles. Me lo contaste cuando te terminaron una vez por eso. Y hablando de ello, recuerdo que me hacía sentir de alguna forma feliz cuando escuchaba que te terminaban. ¿Será que sentía esperanza? Qué extraño. Creo que está mal alegrarme por ello-... Pero aún más lo era cuando me molestaba tras escuchar que conocías a alguien nuevo y a los dos días comenzabas a salir con esa persona. A veces me preguntaba si solo estaba ahí pintado. Supongo que si.

Luego de mucho tiempo de estar en este sube y baja de emociones quise intentar desentenderme del asunto. Sé que pasaron muchísimas cosas en medio, y en realidad era un poco difícil hacerlo en este punto... Así que creo que fui un poco al extremo. Recuerdo que de pronto ya no me emocionaba tomar la guitarra, mucho menos el bajo... Pero no dejaba de vestir esa gorra... A veces me quedaba acostado todo el día viendo por la ventana y ya.

Entonces hubo una conversación que escuché sin querer, eran mis padres... y su amiga que me cuidó casi como segunda madre... Sonaban preocupados por mi actitud. No los culpo, supongo que era mucho más elocuente y bromista antes, mi padre siempre se burlaba diciendo que era como él, pero más gruñón... Pero para entonces ya ni hablaba. ¿Con qué fin? Simplemente no tenía ánimos, y ni forzándome a una conversación mejoraba la situación.

En ese entonces ella ya no frecuentaba tanto la casa. ¿O era yo quien ya no salía de la habitación para verla? No lo sé.

No pasó mucho tiempo hasta que comenzaron a hablarme sobre estudiar afuera. Sobre viajar. A contarme historias que nunca antes se habían tomado el tiempo de contarme. ¿Mi madre fue rescatista alguna vez? Sé que mi padre era un vago que la conoció por suerte, pero hasta entonces no sabía esa parte de mi madre... Y no solo eso, sino que así fue como conoció a mi segunda madre, qué... Qué mentira. No había forma de que me lo creyera, y hasta el día de hoy me lo cuestiono... ¿Me lo dijeron para animarme o cómo? Debió ser eso porque mi madre claramente no tiene la actitud de una rescatista por ningún ángulo...

Y de algún modo me sacaron de casa y me mandaron en un avión hacia un destino que ni conocía ni me interesaba... Supongo que esperaban que un cambio de aires me haría mejor. Supongo que vivir un poco de independencia me haría concentrarme en otras cosas... Y a pesar de ello aquí estoy de nuevo, pensando en todo esto.

Al menos creo que después de tanto tiempo me gusta este lugar. Aún estoy buscando qué cosas me inspiran y emocionan como antes. Aún busco reencontrarme con el viejo yo. ¿Cómo era? ¿Quién era yo antes de todo esto? No sé qué aprendí de toda esa experiencia... Y creo que es por eso que aún tengo estos debates conmigo mismo... Pero de una cosa estoy seguro:

El día que deje de usar esta gorra será el día en que dejes de importarme, Fran.