Pyronix's Legend


Authors
Melulynn
Published
1 year, 1 month ago
Updated
11 months, 28 days ago
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Chapter 1
Published 1 year, 1 month ago
2897

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Desde que la región Aria tiene una nueva gobernante: Oleander, un sentimiento de alerta despierta en Pyronix al no confiar del todo en ella, pues empiezan a suceder catástrofes dentro de su reinado. Las circunstancias obligan a Pyronix a tener que abandonar su propio hogar para protegerlo y convertirse en una leyenda.

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Ventisca Plateada


El radiante sol ahora se proyectaba en lo más alto, reflejando sus cálidos rayos en el pelaje grisáceo de Pyronix. A su vez, el viento soplaba ligeramente, arrastrando las hojas hacia el horizonte.

Caminado apresuradamente, casi corriendo, Pyronix se dirigió hacia una montaña helada, oliendo el aire de nuevo, que soplaba está vez raramente, como si estuviese congelado. Era muy extraño, ya que aún era otoño, el invierno llegaría semanas después. ¿Entonces, por qué había cambios climáticos?

Sin pronunciar ninguna palabra, abrió sus alas, comenzando a volar entre la brisa, pasó sobre las nubes, notando que caía nieve. Ella intentaba asimilar todo, pero se mantuvo en calma. Indagando en sus propios pensamientos, Pyronix recordó a los legendarios santuarios mágicos: Edificios sagrados encargados de proteger a los catorce tipos de magia de las criaturas. Los santuarios están esparcidos en diferentes reinos, En el reino Aria existe uno, el santuario de Hielo. 

Curiosa, Pyronix giró en dirección a aquel santuario, pensando en darse una vuelta para ver si ese era el problema, ya que anteriormente, a los otros santuarios les estaban pasando cosas extrañas.

Cuando por fin logró visualizar el santuario en las alturas, descendió lentamente, tocando el césped con sus zarpas. Estaba decidida a entrar, y lo hizo, sintiendo un escalofrío por lo congelado que estaba adentro. El santuario era majestuoso por dentro, las paredes tenían escarcha, mientras que otras eran completamente de hielo. Habían murales y escritos en otros idiomas, el suelo crujía cada vez que Pyronix daba un paso.

Al llegar al centro del lugar, se pudo ver una esfera, partida completamente a la mitad, Pyronix, al verla, puso una cara de angustia: ¡Aquella esfera era el poder vital! ¡Por eso hacía tanto frío! Sin poder pensar mucho más, vislumbró a una sombra moviéndose a lo lejos, con una borrosa luz azul. No lo dudó más, acercándose corriendo, pero, en el momento más inoportuno, sintió como una estaca de hielo se clavaba en su cuello, haciéndola ponerse más alerta.

“¿¡Que se supone que quieres!? ” Exclamó Pyronix, enseñando sus afilados dientes, mientras le daba un zarpazo en la cara a aquella desconocida, al hacerlo, vio como la otra mitad de la esfera caía.

La criatura, al notar que la voz de Pyronix le era familiar, tomó rápidamente el objeto recién caído, disponiéndose a pelear.

“ No me esperaba tu visita.” Admitió apartando la vista. “¿Y que haces aquí, Pyronix? ” Preguntó con desdén.

Pyronix logró reconocer perfectamente a su atacante: la recién nombrada reina de la región Aria, mirándola seriamente y con furia, mientras se quitaba la estaca de su cuello con ayuda de su pata. “ ¡Oleander! ¿Que hacías con parte del poder vital? ¿Lo estabas robando? ” Inquirió furiosa.

Oleander instantáneamente notó la furia presente en Pyronix, a lo cual siseó arrogante “ ¿Hasta ahora te diste cuenta?” Dijo mientras intentó arañar a Pyronix, pero ésta logró esquivar el ataque con un salto.

“ ¿Que es lo que te pasa? ¿Acaso sabes lo peligroso que es robar eso, no es cierto? Devuélvelo en este instante, si no quieres meterte en problemas. ” Replicó Pyronix, mientras en su mente aún tenía muchas dudas ¿Por qué de la nada Oleander estaba haciendo eso? ¿Una reina perjudicando a su propio reino?

“ ¿Y si no quiero devolverlo? No tengo porque revelar mis motivos, si es necesario voy a pelear. ” Río Oleander, malévola “ Espero que al menos... No quedes viva ” Añadió, mientras se abalanzó contra Pyronix, clavando sus garras en su oreja.

Pyronix se enfureció mientras sentía el dolor, a su vez le dio una patada en su cara, en forma de defensa, sin pensarlo más, prendió sus zarpas en fuego, rasguñando repetidas veces su lomo, las heridas provocadas parecían hacerla sangrar.

Aunque las circunstancias indicaban que probablemente y lo más seguro era que Pyronix iba a ganar, aún sentía la adrenalina de la batalla, decidió erizar su pelaje para parecer más amenazante.

Oleander se sacudió, gruñendo, mientras un aura gris se reflejaba en ella, al principio, Pyronix se mostró confusa al no saber que estaba haciendo, pero al mirar bien, se dio cuenta de que Oleander estaba usando magia de las sombras, que servía para potenciar sus ataques. Un destello pareció cegar a Pyronix un momento, mientras sentía como una ventisca le helaba la sangre.

Pyronix atacó con una llamarada intensa, que quemaba el liso pelaje de Oleander, a su vez, viendo como su contrincante estaba distraída, decidió lanzarle un poderoso rayo de luz solar, que parecía potenciado gracias a que era de día y el sol estaba brillante. Oleander salió volando, pero mientras estaba en el aire se acomodó en dirección del viento para hacer una pirueta majestuosa y, lanzar una estaca de hielo muy potente.

Aquella estaca fue tan precisa que impactó sobre el lomo de Pyronix, haciéndola sangrar mucho y debilitándola. Oleander finalmente aterrizó, pero al hacerlo se dobló una de sus patas, formando en su rostro una mueca de dolor. 

“ ¡Necesitas más que eso para vencerme!”  Pronunció Oleander mientras jadeaba. Tenía el pelaje chamuscado, con todo su cuerpo adolorido, en especial su pata doblada que también sangraba un poco.

Pyronix no respondió, pues el dolor de su lomo le resultaba insoportable. Decidió curarse con su propia magia con la poca energía que le quedaba, desvaneciendo la estaca, sin embargo, aquella herida era muy grande, por lo que le dejó una cicatriz. 

“ ¡No me importa que necesite más para vencerte! Haré lo que sea necesario para que la región este bien, no me importa que seas tú la reina o lo que sea! ” Bufó Pyronix.

El anochecer se hacía presente y el viento cada vez se hacía más frío conforme la luna subía al cielo, que empezaba a volverse oscuro con una aurora brillante. Oleander recordó que tenía que reunirse en una junta general de la realeza esa misma noche, por lo que saltó torpemente a una piedra de hielo puro, mientras el viento que entraba por las ventanas alborotaba su pelaje de forma misteriosa.

“ Tienes suerte de que no me quede más tiempo, Pyronix. De no ser así, hubiera acabado contigo yo misma. Sin embargo, te recomiendo no meterte en mis planes. ” Gruñó mientras con sus poderes, agudizaba la ventisca al punto de volverse demasiado peligrosa. Al terminar, salió del santuario, intentando correr cojeando, desapareciendo entre la maleza de afuera.

La luna era llena y fría, reflejando su luz alrededor de todo el reino. La aurora boreal resplandecía con sus tonos verdosos a lo largo del cielo, parecía un  espectáculo de luces. Pyronix puso una expresión de alarma, sintiendo como el frío recorría su cuerpo, apenas podía moverse, intentaba correr pero no podía, no con tanta nieve que obstruía su camino. Tenía que pensar en algo rápido, antes de que fuera demasiado tarde para hacer algo. Empezó a dar saltos encima de la nieve, pretendiendo cruzar más rápido.

Un temblor dentro del edificio hizo que Pyronix irguiera sus orejas rápidamente, concentrándose en aquel ruido. Un objeto cayó secamente del techo, impactando al lado de Pyronix, la lince llameante se detuvo a observar bien a ese objeto, dándose cuenta de que era un pedazo de techo: ¡El santuario se estaba derrumbando! De las paredes empezaban a brotar grietas que se se hacían cada vez más grandes.

La angustia de Pyronix se volvió más fuerte, pues ahora el problema era mayor. Saltó aún más rápido entre la nieve, un brillo azul estaba debajo del manto nevado, al notarlo, Pyronix cavó, sacando la otra mitad de la esfera, pensaba llevársela consigo, ya que, considerando que el santuario se estaba cayendo, era lo más conveniente para protegerla. Puso la mitad sobre sus alas, abrazándola con éstas mismas. A la velocidad de un rayo, Pyronix al fin logró salir de aquel lugar, lo último que vio fueron los escombros del santuario destruido, pero al menos se alivió de que saliera justo a tiempo.

Pyronix lanzó una mirada nostálgica a los escombros, para después darse una vuelta, moviéndose con pasos cortos a través de la ventisca. Sentía una punzada de dolor cada vez que levantaba una pata y la apoyaba contra el suelo, ya que sus almohadillas eran sensibles ante la nieve. Tenía el pelaje erizado, cubierto de escarcha y copos de nieve, sus alas las mantuvo abajo, sosteniendo y protegiendo con ellas la esfera del poder vital. Las llamas que Pyronix portaba en su espalda no eran suficientes para mantenerse en calor, pues el aterrador clima parecía desvanecerlas.

Al parecer, las circunstancias estaban dejando cansada a Pyronix, ella solo quería llegar a su hogar para acostarse, en paz, a descansar, pero la nevada cubría todo, apenas se veían las luces del reino. Su mente se nubló, veía todo su entorno borroso, Pyronix se sacudía para intentar quitar la horrible sensación, pero no parecía funcionar.

A lo lejos había una rocosa cueva, cuando Pyronix se percató de que estaba a su alcance, intentó ir hasta allí, con la intención de refugiarse hasta que la ventisca se detuviera al menos un poco y tuviera más energía, pero en el momento más inoportuno, sus patas no respondieron más. Cayó al piso, sus llamas parecían apagarse mientras su entorno se volvía completamente borroso, hasta que cerró los ojos por completo.

El manto de nieve cubrió por completo a Pyronix, lo único que relucía a su alrededor lleno de oscuridad, era la luz de la esfera, que ahora estaba debajo de ella, aún entre sus alas.

(...)

El cielo estaba despejado ahora, lleno de nubes suaves como el algodón: Era un nuevo día. Una hoja seca, impulsada por una brisa aterrizó sobre el hocico de Pyronix, sintió el áspero tacto de ésta, a lo cual frunció su nariz, despertándose.

“ ¿Q-Que acaba de suceder? ¿P-Por qué estoy en medio de... La nieve? ” Dijo mientras permanecía adormecida.

Bajó su mirada hasta sus patas, levantándose de golpe al notar el objeto brillante que estaba cerca de ella. De pronto, pareció recordar todo, y de golpe se puso de pie, subiendo aquel objeto, que era la esfera su lomo.

Todavía quedaba algo de nieve, pero ahora eran visibles los helechos y la maleza, Pyronix corrió lo más rápido que pudo hasta el reino, sin descansar ni un momento. Alaridos y gruñidos se oían a lo lejos, provenientes de una multitud de criaturas reunidas al centro del palacio Frostlet, Pyronix se incorporó hacia el lugar, asomando la cabeza para ver qué estaba pasando. En un pabellón, se escuchó la voz autoritaria de Oleander, que resonó encima de todos los alaridos.

“ Entiendo que todos ustedes están desconcertados por esta nevada. Sin embargo, les pido paciencia, ya que aún no sé con certeza que está pasando. Sé que esto es muy raro, pero lo más seguro es que una criatura haya provocado la ventisca, ya que es demasiado fuerte para provenir de la naturaleza. ”

La voz de Oleander parecía callar a toda la multitud de la nada, mientras Pyronix escuchaba a lo lejos, con una expresión de disgusto, fijándose en la pata delantera de Oleander, que estaba vendada y aún la tenía algo doblada.

“ ¿Quieres decir que, él desastre va a seguir hasta que se encuentre al culpable? Eso tomará mucho tiempo, para ese entonces, el reino será cubierto totalmente de nieve hasta el punto de que todos moriremos. ” Espetó Alba, una criatura que estaba en medio de la multitud.

Oleander negó con la cabeza “ No exactamente, protegeré las fronteras y retiraré la nieve en exceso con ayuda, le pedí a muchas criaturas que permanezcan en sus hogares hasta que el problema pase. El culpable tendrá que aparecer, si o sí, daré mi vida por mi reino, si eso es necesario para saber quién fue. Recordemos que, en otras regiones, pasan tragedias iguales o similares pero con otros desastres naturales. El responsable es seguro que ahora esté rondando cerca del reino, manténgase alerta de todo, y notifiquen cualquier cosa extraña a mí o a cualquiera de los miembros de la realeza ” Declaró, deslizando su mirada a través de la multitud, notando a lo más lejos a Pyronix, lanzándole una mirada de odio.

Pyronix notó su mirada, y ella la miró firmemente, estaba decidida a decir que la culpable obviamente estaba en frente de las narices de todos, pues era la mismísima Oleander. Sin embargo, no se atrevió a decir nada, ya que no tenía las suficientes pruebas contundentes, si hablaba, al menos ¿Le creerían? Literalmente era su palabra en contra de la de Oleander, no tenía oportunidad.

Después de pensarlo lo suficiente, Pyronix se retractó de hablar, primero buscaría las pruebas para encarar a Oleander enfrente de su reino, y demostrar que su gobernante era una mentirosa. Se dió la vuelta mientras lanzó un suspiro, alejándose de aquel lugar.

“ Por ahora, todos pueden irse, necesito arreglar unos asuntos que tengo pendientes acerca de este problema. Les agradezco su tiempo brindado y por asistir a esta reunión. Probablemente más tarde convoque otra para informar cómo va todo. ” Continúo Oleander.

Las criaturas empezaron a irse, hasta que no quedaba nadie. Oleander miró un rato el reino, para luego caminar hacia el palacio Frostlet, yendo hacia él

Pyronix estaba a punto de llegar a su casa. Se sentó adelante de ésta mientras la observaba, dejando con cuidado la mitad de la esfera en el piso, el objeto parecía hundirse un poco en la nieve. Pyronix se quedó mucho tiempo visualizando la esfera pensando en una solución, estaba tan perdida en sus pensamientos.

“ ¡Hola Pyronix! ¿Que haces aquí afuera? ” Saludó Alba, sacudiendo su lomo, del cual caía nieve.

Aquella voz, tomó por sorpresa a Pyronix, alertándola. Pero después, se sintió aliviada. “ ¡Que tal, Alba! No había visto, disculpa. Es solo que me metí en mis pensamientos, no es nada. ” Le devolvió el saludo, pero estando agotada.

“ ¿Pasa algo? Normalmente no te veo con ese humor. ” Respondió, mientras bajaba su mirada, notando la esfera que estaba entre las zarpas de Pyronix. “ ¿Ese es el poder vital del santuario, no es así? ¿Que pasa con él? ” Añadió, Alba, estando asombrada.

Pyronix suspiró, bajando las orejas. No sabía que responderle a su amiga, no estaba en condiciones de revelar la verdad, así que, decidió inventar una historia para ahorrarse explicaciones.

“ Oh... Eso... Verás, estaba caminando a las afueras de la ciudad, así que... Uhmm, yo encontré la esfera, tirada, me quedé perpleja al ver qué estaba a la mitad y no estaba dentro de su santuario. La recogí, con cuidado, mientras llegaba al santuario, al verlo... Ehh... Estaba destruido, y por supuesto, no encontré la otra mitad. ” Contó Pyronix, algo nerviosa.

Alba alzó sus orejas, incapaz de ocultar su grande impresión. “ Entonces, ¡deberíamos de ir ahora mismo con Oleander! Ella sabría que hacer. ” Dijo.

“ De hecho, hablé con Oleander de eso, me dijo que intentará buscar información al respecto, y creo que hay una forma de que la esfera se pueda regenerar. Pero tendría que viajar a las montañas de Alphes Ivory. ” Comunicó Pyronix, mientras tomaba la esfera suavemente “ En aquellas montañas, existe una planta que puede ayudar a que la esfera recupere poder. ” Continúo Pyronix, con una voz suave.

Alba cada vez parecía más ansiosa, escuchando atentamente las palabras de Pyronix. “ ¿Pero, no es peligroso viajar hasta allá sola? ¡Podría pasarte algo malo! ” Afirmó ella, Pyronix la miró más de cerca, notando en ella una expresión de miedo.

Pyronix se encogió de hombros. “ Tal vez, pero no tengo opción, estaré bien, necesito partir de viaje ahora, el tiempo es valioso ahora, si espero más tiempo, volverá otra ventisca. ”

“ Déjame acompañarte. Piensa ¿Mínimo sabes cómo es la apariencia de esa planta, o como se llama? Si tienes un acompañante tendrás menos riesgo de que pase algo. ” Aclaró Alba, mientras miraba a su amiga con inquietud.

Pyronix no sabía que pensar, pues no quería poner en riesgo a nadie, pero por otro lado, admitió que no sabía cómo era físicamente esa planta que buscaba. Al final, asintió lentamente.

“ Bien, puedes acompañarme, nos iremos ahora. ” Dijo Pyronix por fin, levantando la esfera y poniéndola de nuevo en su lomo. Alba tenía un brillo en sus ojos, emocionada por su aventura. Ambas se pusieron en marcha para llegar en el menor tiempo posible, mientras la brisa soplaba, recorriendo todo el reino. Su viaje apenas había comenzado.