Arcoíris de tormenta

«Arcoíris de mi tormenta, que en los momentos más sombríos de mi vida apareciste para iluminarla, desde el fondo de mi corazón te pido que me acompañes por el resto de mi vida.»

Era la celebración de noche buena, en la mansión Dearest, todos admiraron cuando el muchacho de cabellera verde se postró de rodillas ante el chico de rara y elegante apariencia, con un ramo de flores igual de bello que sus sentimientos. Lilium en especial, sentía una profunda alegría de ver que Shiro logró encontrar la alegría en alguien más luego de persistir tanto tiempo herido. Alegría que no duraría tanto.

Nikko permaneció estático, con una sonrisa incómodamente amplia, cosa que estremeció a todos. Nikolay finalmente rompe el silencio.

─¿Y el remate?

─N-no hay remate...─  Shiro suelta una risa nerviosa.  ─Creo que no entendiste. Deja te-.─

─No.─   Dijo Nikko acompañada de una risa.   ─Yo entendí perfectamente, el que no entiende eres tú.

Nikko extendió la mano a Shiro para que se levantara, ayuda que negó, levantándose de golpe él mismo.

─Nikko, sé que debes pensarlo, yo-.

─No, no ocupo pensarlo. Ya sé mi respuesta.

Los ojos de Shiro se humedecieron y su voz se muteó totalmente. Toda el área quedó en silencio, no se escuchó nada más que un triste sollozo patético.

─Shiro, eres una maravillosa persona y siempre te lo diré cuando lo crea necesario. Pero no debes que malinterpretar todo lo que hago. Yo te trato como trataría a cualquier otro chico, a otro amigo, no hay nada especial entre nosotros...

─Nikko, yo...

Nikko acercó su rostro al empapado rostro triste del contrario, y le dijo con una sonrisa apagada.

─Eres un buen chico, pero no mi chico... Vive una buena vida.

Dió la vuelta y se marchó, dándole la espalda al herido muchacho que era consolado por todos. Escuchó un grito de su hermano menor llamándole la atención, no escuchó, no le interesaba, ya tomó su desición.