JingSheng

Antes de conocer a JingSheng había pasado una larga cantidad de tiempo en soledad.

Todo comenzó cuando los abuelos que le habían encontrado y criado murieron, Feng había estado destrozado, no había nadie en el pueblo con quien él pudiera hablar o en quien apoyarse pero Feng creía en la fortaleza del corazón y pensó que algún día el dolor sanaría de alguna forma, por lo que solo podía dar lo mejor de sí mismo para seguir viviendo y esperar a sanar.

Espero durante largos días, durante las frías noches y las cálidas mañanas, esos largos días se convirtieron rápidamente en semanas, esas semanas en meses y antes de que pudiera darse cuenta esos meses se convirtieron en años, años en los que aunque su corazón sentía menos dolor por la pérdida de sus abuelos… a veces no sabía qué sentir.

Los días eran más llevaderos si estaba ocupado, las cosas que sus abuelos le enseñaron a hacer fueron suficiente para vivir de forma cómoda y movida, ya fuera cosechando, construyendo, ordenando o lo que se le ocurriera, las estaciones pasaban con facilidad y lo único que se mantenía en su lugar era el mismo, con la misma apariencia de cuando tenía 25… era realmente solitario.

Cuando sus abuelos tuvieron que irse se había quedado irremediablemente solo. Fue la primera vez en su vida desde que podía recordar que estaba completamente solo y realmente, no era algo que le gustara.

En un principio, lo había llevado con normalidad, a veces soltaba pensamientos al aire o tarareaba suavemente, pero ya que todo era tan silencioso y debido a que jamás recibiría respuesta, en realidad se le hacía incómodo escucharse a sí mismo. Cuando su voz rompía el silencio y hacía eco por las paredes de su casa incluso se asustaba un poco, era parecido a un ratón asustándose de su propia sombra pero al final solo estaba él… quizás eso también le asustaba un poco.

Conforme los años pasaron, termino desarrollando la costumbre de hablarse a sí mismo, se hablaría y cuestionaría en una voz suave y algo apagada, comentaría también a los animales cercanos sobre su día y las cosas que tenía que hacer, a veces, también le hablaba a sus plantas.

Pero todo eso se detuvo cuando conoció a JingSheng.

En un principio fue algo tímido, la gente del pueblo no solía ir cerca de su hogar y estaba tan poco preparado para servir a un invitado que ni siquiera tenía una taza extra para servirle té, como tampoco sabía que vendría alguien, ni siquiera tenía comida especialmente buena que ofrecerle. Durante sus casi 30 años viviendo, solo recordaba haber convivido activamente con sus abuelos, realmente no tenía experiencia en lo absoluto pero lo había deseado durante tanto tiempo!

Sentía que tenía tantas cosas que quería decir que no podía decidir cual soltar primero, quería hablar pero al mismo tiempo su lengua estaba hecha un nudo y solo pudo reír, asentir y negar débilmente cuando él hablaba, sus nervios eran un desastre pero no había estado tan feliz en años y probablemente era evidente en su rostro, siempre fue bastante transparente.

Y es que fue la primera persona en darle una oportunidad para relacionarse en aproximadamente 10 años.

A pesar de lo torpe que fue en un comienzo ambos congeniaron rápidamente, Feng aprendió muchas cosas de él y luego de un par de visitas incluso había hecho un plato, utensilios y una taza extra para poder atender de buena forma a su invitado.

Era raro, los años en los que había estado solo los días parecían no acabar nunca pero desde que pasaba sus días con JingSheng todo parecía pasar rápidamente, antes de darse cuenta ya había comenzado a oscurecer y se debían despedir, entonces Feng iría a dormir emocionado, sin ser capaz de reprimir la sonrisa en su rostro y formulando en su mente conversaciones que quería tener al día siguiente, en canciones que enseñarle, en cosas que hacer, se sentía como un adolescente nuevamente, aunque, si lo pensaba bien, en su adolescencia jamás se había sentido de esa forma.

Fue esa misma emoción la que le hizo perder el control de sí mismo.

Desde que había conocido a JingSheng había tenido muchas cosas en mente, la que destacaba entre todas ellas era que quería ser alguien digno de mantenerse al lado de un hombre destacable como él.

Ser digno para él en ese momento era alcanzar un nivel de fuerza bueno, entonces quizás podría ir con él a ayudar a la gente... entonces cuando JingSheng tuviera que ir a una misión por alguna cosa él no tendría que quedarse atrás, podría ir con él y ayudarle. JingSheng le había dicho que era talentoso y aunque Feng era más bien alguien de hechizos mientras que el era alguien más físico, solían entrenar juntos.

Cuando JingSheng se iba, Feng estudiaba libros de hechizos que él le había facilitado, y quizás fue debido a que había sido halagado recientemente que… tomó una mala decisión.

No había sido algo mal intencionado en absoluto, todo lo que quería era impresionar a JingSheng, se portaba como un ave agitando sus plumas en su dirección de forma vistosa, ahora que por fin tenía algo que podía mostrar que sentía que era impresionante deseaba ser halagado, quería que JingSheng viera que él… era digno.

Entonces, el hechizo elemental más fuerte fue su perdición, una vez se encendió una chispa la fuerza de su magia elemental fluyo con rapidez... le fue imposible detenerlo, rápidamente todo el pueblo estaba cubierto en llamas ¿Y él? El estaba completamente perdido y asustado.

JingSheng le había contado que había ido a buscarle en primer lugar porque la gente del pueblo temía por un demonio que vivía en el bosque, porque le temían a el... al final, tratando de ser alguien digno para JingSheng se había convertido en el demonio que el pueblo temía que fuera.

En tal caso… ahora mismo… ¿Cómo podía darle cara?

Huyo.

Aquella noche se fue del lugar en el cual había pasado la mayoría de su vida y desde entonces, intentó huir de sus pecados de forma constante. Se consoló a sí mismo, quiso convencerse de que, si se esforzaba lo suficiente, entonces su buenas acciones habrían sobrepasado sus errores por mucho en algún punto, cuando eso pasara él podría ir con JingSheng y estar a su lado nuevamente.

No era un demonio, pero no era una buena persona.

Ciertamente su cara amable fácilmente podía engañar a la gente, pero no comenzó a hacer buenas acciones por una razón buena y altruista, en un principio solo quería limpiarse, expiarse de la suciedad que lo cubría, de los horrores de esa noche en la que fue demasiado estúpido, solo quería hablar nuevamente con la persona que había devuelto el color a su vida.

Hizo buenas acciones día a día, esos largos días de hacer buenas acciones se convirtieron rápidamente en semanas, esas semanas en meses y antes de que pudiera darse cuenta esos meses se convirtieron en años, años en los que… volvió a sentirse realmente solo.

En realidad, había hablado con muchas personas a través de los años e incluso había viajado con personas a las que considero sus amigos durante cortos periodos de tiempo pero, al final del día, cuando se iba a dormir aun sentía que no era suficiente, nada de lo que estaba haciendo lo era, aun no era lo suficientemente bueno como para volver a verse con JingSheng y aunque hizo de viajar y ayudar una rutina, ¿Era realmente una buena persona si se esforzaba por serlo...?

Cuando 126 años después se volvió a encontrar con JingSheng solo tomo unos segundos para que su mente se volviera un caos nuevamente, muy parecido a cuando se habían conocido solo que ahora tenían una historia uniéndolos. En realidad, no era que no quisiera hablarle, cuando le vio su mente se dividió entre el lado que quería correr a hablar con él y el lado que quería huir porque aún no era lo suficientemente digno, ese lado que se juraba a sí mismo que la próxima vez que se encontraran si habría hecho algo que fuera suficiente para compensar sus faltas y ese era precisamente el lado que siempre ganaba, por lo que siguió huyendo.

Eventualmente, cuando le dio la oportunidad a JingSheng de hablarle, descubrió que las cosas eran más fáciles de lo que parecían.

JingSheng le había estado buscando debido a que pensaba que había hecho algo malo y quería disculparse, realmente no le importaba si Feng era digno o no, realmente no estaba ahí para matarlo por el incendio ni nada… le había estado buscando.

Era gracioso, de verdad, como había estado siendo perseguido por 126 años sin darse cuenta, preocupándose por problemas que no existían, había tenido tanto miedo de hablarle pero cuando lo hizo, solucionaron sus problemas en un par de minutos, solo tomo esa pequeña cantidad de tiempo para que volvieran a reír, solo tomo esa pequeña cantidad de tiempo para se diera cuenta de que había sido un tonto.

Quizás debió sentirse mal por haber hecho que JingSheng pensara que estaba enojado durante todo ese tiempo, pero realmente no tenía cabeza para algo así, estaba tan aliviado y contento que su cabeza se sentía ligera, abrazo suavemente a su viejo amigo y simplemente río mientras un par de lagrimas escurrían de sus ojos.

No sabia que seria de ellos en un futuro, si seguirían en contacto o si la vida separaría sus caminos, habían sido 126 largos años desde la última vez que se vieron y muchas cosas habían cambiado pero por ahora al menos, aunque ya no podía hablar como cuando se conocieron y aunque seguía sin saber por dónde empezar a contarle las cosas que quería decirle, solo podía sentirse feliz, lo demás no era tan importante.