Una cita


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OnlyYi Suitsu
Published
2 years, 9 months ago
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Su cabellera colorida se desordenó al estirarse mientras caminaba, y un gran bostezo salió de sus labios en conjunto.

De fondo se oían los murmullos del resto de personas, que salían junto a ellos por el amplio pasillo, pero se opacaban por la misma voz de Autumn con ese mismo tipo de comentarios nimios sobre el espectáculo que recientemente acababan de presenciar en la sala de cine, mientras se deshacía de unos envoltorios y envases de aperitivos que había consumido.

—Uhm, no estuvo tan mal. Al menos no me he dormido.

Autumn sonrió simplemente negando con la cabeza ante la aparente indiferencia de Leo por la película que habían escogido en las carteleras. La alegría en la sonrisa que adornaba su rostro contrastaba en gran medida con la expresión más bien estoica de su acompañante. Y realmente, no pasaba desapercibido el por qué. ¿No habían ya salido tantas veces como para reconocer las intenciones bajo sus actitudes?

—Es un gran resultado, claro que sí. —Comentó Autumn concluyendo  con las opiniones y con el intercambio alusivo al filme, dando pie a una cuestión que era más importante aún. —No es demasiado tarde aún, —añadió observando su celular.— podemos comer algo antes de regresar ¿Qué dices?

Un par de ojos enormes se elevaron buscando la mirada del mayor, encontrándose con esa sonrisa tan característica de él, una sonrisa que era inevitablemente contagiosa, aunque Leo y Autumn, ambos no se percataran de tal hecho. Una curva demasiado sutil se dibujó en la comisura derecha de los labios de Leo, afirmando la propuesta al asentir con la cabeza mostrando entusiasmo.

—Jo, claro que sí, estoy muriendo de hambre.

Fue simple y vana la búsqueda de un buen lugar en la zona de comidas, y por supuesto que el mismo momento de comer entre risas por temas triviales hizo que fuera una ocasión completamente amena; incluso si Leo estuvo a punto de morir ahogado con su refresco debido a las tonterías que Autumn decía, realmente fue un momento agradable.

Fue solo tras un instante que las cosas se tornaron complicadas en el interior de Leo, y es que no supo qué interpretar cuando notó un brillo diferente en una de las tantas sonrisas que Autumn le había dedicado en esa tarde. ¿Qué era esa forma tan dulce en sus ojos?

Y todo empeoró cuando sus propios pensamientos lo llevaron a notar que él mismo estaba sonriendo sin un chiste o una ocurrencia boba e innecesaria de parte de su amigo. Cuando no encontraba motivos para una sensación complicada que molestaba a su cuerpo de punta a punta.

Mordió su labio inferior con seriedad, fingiendo su usual estoicidad mientras intentaba domar los disparados pensamientos que se escapaban a su control.

Estuvo un poco distraído el resto de la velada, y Autumn lo había notado, pero no quería irrumpir abruptamente en lo que pasaba por la cabeza de su pequeño amigo; al menos lo entretuvo en un par de ocasiones haciéndolo reír, en el fondo de su ser, Autumn estaba satisfecho solo con aquello.

Y si el mundo interno de Leo era un caos en ese momento, contrastaba en gran manera con el de Autumn, quien alegre y despreocupado guiaba el camino por los pasillos del centro comercial en búsqueda de la salida, pero de alguna manera alargando el momento adrede.

—¿Crees que es demasiado tarde para un helado?

Leo elevó ambas cejas con seriedad.

—Nunca.

Fue todo lo que dijo, y Autumn sonrió con diversión, permitiéndose reír con los labios apretados y un pequeño resoplido, no fue necesario decir mucho más, porque fue cuestión de un breve lapso de tiempo para que se encontraran cada uno con un helado en sus manos.

Leo observó el suyo mientras retomaba el camino hacia quién sabe dónde, sumido en sus pensamientos. Porque cuando Autumn pagó por ambos dulces, invitando, supo exactamente cuál sabor elegir para él. Y de pronto se dio cuenta de que, aunque era torpe y distraído, realmente podía tomar en cuenta algo tan simple.

Su rostro pálido se tornó en rojo y quiso negarlo comiendo a prisas su helado. No quería anticiparse, ¿Qué era esa reacción repentina?

Autumn hablaba de quién sabe qué cosa, mientras él era un desastre de orejas rojas.

Su mente se volvió un caos en un abrir y cerrar de ojos. Y así, en una ráfaga de pensamientos, una palabra que le asignaba sentido a todo se apropió del primer plano, del papel protagonista. Y Leo se asustó. Por un buen rato intentó rememorar, desde el primer día, las primeras veces, el cómo terminaron organizando la salida de esa misma tarde; lo que en ésta misma había sucedido, cada instante. Y todo llevaba a lo mismo. El corazón de Leo saltó apresurado, desesperado en su pecho, y sus ojos se cubrieron de una fina capa de lágrimas que le dieron un brillo especial, y cubrió su boca del… ¿Susto?

Era más bien una ansiosa sorpresa. Era extraño, pero no se sentía del todo incómodo con ello.

Suspiró intranquilo, intentando responder con coherencia a lo que su amigo le decía; y encontrarse con su mirada alegre le trajo una extraña sensación ambivalente.

Caminó sin detenerse a su lado, y a cada momento que transcurría, de cierto modo, la ternura se mezclaba en la sorpresa.

Fue curiosa la rapidez con la que pudo comprenderse, y gracias al cielo. No soportaba los sentimientos sin etiqueta, ¿Qué era eso de no entender lo que pasaba consigo mismo? Y, es cierto que de pronto era terrorífico, pero también se sentía en extremo bien. Y sonrió. Incluso una suave carcajada salió de sus labios, a la cual disimuló con una tos falsa para los oídos de Autumn.

Respondiendo al paso del tiempo, la noche se hizo notar con las primeras estrellas apareciendo perdidas en el cielo, opacadas por las luces de la ciudad. El fresco llegó a sus sentidos.

Fue inexplicable, la euforia llenó su alma como si todo su ser ardiera en emoción. Era maravillosamente indefinible, Leo se sintió confundido, y la tibieza en su rostro se manifestó por ello, un rosa se perdía en sus mejillas y rió antes de sentir que una mano se enredaba con la suya, transmitiendo calor contrastando con la tarde de temperaturas bajas. Su sonrisa se transformó en una expresión de sorpresa, una sorpresa grata, y ese gozo se sintió tan desbordante al ver la sonrisa de Autumn que se asustó, de nuevo. ¿Era posible sentir tanto y no morir? Bueno, de morir en ese momento definitivamente no tendría problemas, pensó.


Pero… ¿Qué podía definir con ello? Era demasiado confuso. Era aterrador. ¿Qué podía significar todo eso? Intentó traer a colación cada momento clave con Autumn, pero no sabía exactamente qué hacer, y una vez más la frustración se enredaba desastrosamente con esa cálida alegría.


Sus pasos lo llevaron a detenerse frente a Autumn, y deshizo el agarre en sus manos para enredar sus brazos en el cuerpo de aquel que se encontraba frente a su persona. Inmediatamente escondió su rostro, y no dijo más nada.

Autumn sentía. Sentía demasiado y estaba seguro que Leo podría corroborar aquello al estar acurrucado en su pecho. Pero la duda no dejaba de estar, y, aunque fuera mínima, existía. Por ello fue que de sus labios salió un casi inocente “¿Te encuentras bien?” que irritó a Leo, aderezando su inmensa alegría con ese extraño toque de ¿incertidumbre? ¿miedo? ¿Pánico?

No lo sabía. Tampoco se sentía con la disposición a hablar, a decirlo en voz alta ¿Le daría la cara para tanto?

Para su suerte, tenía a Autumn, que deshaciendo la envoltura de sus brazos sobre un pequeño Leo, su par de manos acabó sobre los hombros del mismo, y su mirada buscó con ahínco la del poseedor de ojos amarillos.

Leo se asustó cuando encontró un atisbo de ¿Pena? ¿Melancolía? Su cerebro no soportaba seguir pensando al respecto, y menos aún cuando Autumn se atrevió a usar una de esas manos gentiles para levantar con cuidado su mirada y regalar un beso a sus labios que disipó cada sensación imprudente en su persona. Su entero ser se había relajado con el pequeño acto y sus manos acabaron con suavidad sobre el pecho de aquel que se acababa de llevar un beso de sus labios.

Fue un instante breve, pero cargado de sentimiento, cuando Leo volvió a los ojos de Autumn pudo corroborarlo, y no podía formar una oración coherente en su mente para expresar.

—Sé que tiendes a dudar. No puedes dudar de esto ahora ¿Verdad?

Autumn dio un golpe certero en su corazón haciéndolo estallar en el rojo de sus mejillas.

—Claro.— La voz de Leo se hizo notar solo luego de unos instantes, cuando su expresión volvió a ser su habitual mirada de molestia, —¿Quién no besa a sus mejores amigos?

La sonrisa dulce de Autumn se deshizo en una expresión de sorpresa y confusión, pero no pudo preguntar nada ya que Leo se apresuró a explicar sus palabras rotundamente exclamando “¡Es sarcasmo! No tomes en serio todo lo que digo…” con un mohín en sus labios fruto de su incompetencia para reaccionar de manera usual en estas circunstancias.

Autumn suspiró y una de sus manos terminó masajeando su propia nuca en búsqueda de las palabras apropiadas en este ambiente tan... Extrañamente dulce.

Es decir ¿No acababa de besar a Leo? ¿Por qué Leo mencionaba algo tan incoherente en una situación así? Autumn por un momento no supo si reír o llorar, pero estaba alegre, no había recibido un rechazo ¿Verdad?

Y mientras el mayor pensaba en aquello, Leo era su propio mundo de pensamientos retorcidos y enredados… ¡¿Y cómo más iba a reaccionar ante la estupidamente hermosa sonrisa de Autumn?! ¿Realmente de intentar hacer reaccionar al idiota había terminado tan enganchado a su persona? Mordió sutilmente su labio, ¿Había lugar a intentar convencerse de que no había sentido en todo este tiempo?

—Tú… —La voz de Autumn volvió a interrumpir su debate interno, llevando sus ojos atentos hacia el rostro de un Autumn algo dudoso de repente. —Leo… Sí me gustas, pero no como mejor amigo… No sabía que era usual besar a tus mejores amigos yo creo que…

—¡He dicho que eso era sarcasmo! No seas tonto. —Leo frunció el ceño y miró hacia un lado tanteando en las palabras que debía usar para no generar mas confusión, ¿De verdad se había enamorado de ese tonto?, una risa irónica se le escapó, extrañando a Autumn que seguía frente a él, simplemente guardando silencio al comprender que Leo intentaba expresar algo con seriedad, brindándole el espacio a pensarlo, pero con algo de ansiosa incertidumbre. —Tú… —Leo tragó saliva intentando no avergonzarse aún más con lo que iba a decir— Si el cariño que me tienes, es igual al que siento por tí, no debes preocuparte por nada más… Tonto…

Autumn por fin pudo volver a sonreír con dulzura.

—¿Entonces sí? No te quiero solo como amigo, Leo…

El susodicho no pudo mantener su mirada y asintió. Acción seguida por un nuevo abrazo, que fue correspondido de igual manera por ambas partes.

—Yo tampoco…

—Entonces… Estamos saliendo desde ahora…

—Eso lo hacíamos desde antes.

—Pero ya no como amigos, Leo.

Unas risas torpes de parte de ambos se combinaron, Leo escondió su mirada en el abrazo, algo avergonzado, y Autumn no cabía en sí mismo de la alegría.

Después de todo, la calma siempre llegaba tras una revoltosa tormenta, ¿Verdad?