Summary

El sueño de Roderick Jung siempre había sido el mismo desde sus diez años: Tener una pequeña biblioteca y conservar los antiguos textos y vestigios de su abuelo, los cuales relataban las travesías y bitácoras más recónditas de algunos delvers de generaciones pasadas.

Gracias a la ayuda de su esposa en ese entonces, pudieron cumplir el sueño del más mayor, al mismo tiempo que servía como maestro de investigación dentro del gremio de excavadores y esperaba el nacimiento de su tercera hija, parecía ver un futuro brillante ante sus ojos.

Elise tuvo una infancia rodeada de grandes y extensos estantes llenos de libros gruesos y desvencijados, los cuales la llamaban a ojearlos en sus tiempos libres pese a que fueran relativamente difíciles de leer para cualquier niño. Las ilustraciones de las bestias siempre habían activado una sensación aventurera e impulsiva en ella, captando el llamado temerario del abismo desde temprana edad.

La decisión definitiva fue alrededor de sus catorce años, cuando su madre fallece dando a luz a una de sus hermanas. Como una manera de lidiar con la muerte de una de sus figuras maternas, comenzó su camino como delver y descendió un par de veces.

Cada descenso iba siendo un conocimiento nuevo y más apuntes a su bitácora de vida, por ende, aquello no evitó que se viera envuelta en ese mundo y comenzara a estudiar y aprender del abismo por su propia voluntad. En palabras textuales de ella, fueron los años más tranquilos que habrá vivido conscientemente en su vida.

Fue así que, por hacer caso a aquel deseo de aprendizaje, se fue distanciando más de su familia, pasando menos tiempo en casa y centrándose totalmente en sus estudios en la academia, siendo destacada por sus habilidades de memoria innatas y su sentido de la astucia.

Pese a todo lo bueno de esos años, las desgracias no tardaron en seguir atormentándole. Se enteró años después que su padre se hallaba batallando con una enfermedad degenerativa en solitario. De haberlo sabido antes, las cosas hubieran sido distintas para ella y sus hermanos menores. Roderick Jung fallece finalmente en los brazos de Elise cuando la chica cumple los 19 años durante una madrugada gélida.

Tras no tener más familiares cercanos, finalmente la más mayor de los Jung queda a cargo de la custodia de ambos hermanos menores. Seguido de esto, se ve en la obligación de congelar su camino como delver para comenzar a trabajar en algo rápido y ganarse el dinero para pagar las deudas restantes de la casa y mantener a los menores.

¿Qué vino luego de esto? Una total pesadilla. Por fortuna, consiguió un buen trabajo en un buen lugar cerca de su casa por contactos, sin embargo, el pésimo ambiente laboral la llevaron a su límite y empeoraron su situación mental en ese entonces.

El constante hostigamiento de sus compañeros de trabajo, tener que lidiar con el fallecimiento de ambas figuras paterna y materna, una más reciente que la otra, tener que hacer de madre con sus hermanos menores y la tentación constante de estudiar en sus pocos tiempos libres porque se rehusaba a abandonar sus sueños, prontamente la llevaron a un estado mental deplorable e inestable.

¿Era el karma por haber puesto adelante su propia felicidad? Esa pregunta se la hacía constantemente, porque sabía que, de haber hecho las cosas distintas antes, de haber tenido mayor preocupación por su familia, las cosas no habrían terminado tan mal como para despedirse de su padre en su lecho de muerte.

De esta forma, la abrazó prontamente un episodio depresivo que la hizo equivocarse en muchas cosas, éstas reflejadas en el trabajo que sostenía y del cual no podía renunciar, no porque no tuviera más oportunidades, sino porque su futuro estaba nublado por una niebla espesa y grande, no veía su rumbo.

Gracias al hostigamiento de sus compañeros de trabajo, comenzó a padecer de ideas delirantes que poco a poco iban incrementando con el tiempo, la idea de sentirse perseguida en los trayectos entre su hogar y la tienda donde trabajaba le perseguían constantemente. En cada extremidad percibía miedo absoluto de ser dañada o que sus hermanos menores fueran dañados por esas personas, pero…

¿Era real? ¿Cómo podía saber a ciencia cierta si se trataba de una realidad o de sus pensamientos psicóticos?

El día que lo supo fue inclusive peor que cuando sus padres fallecieron. Se había encerrado en su cuarto todo el fin de semana anterior a eso, y ya cuando debía salir, su vista se nubló por completo. No recuerda cuál fue el desencadenante de aquel brote psicótico, pero luego de eso, sintió la garganta raspada como si hubiera gritado a todo pulmón por horas, sus mejillas empapadas de lágrimas, su cabello alborotado y mal cortado, sus manos ensangrentadas por una herida estridente que cruzaba la palma que sostenía un trozo de vidrio puntiagudo y un agotamiento físico gigante. El rostro de su hermana menor asustada a muerte y su hermano tirado en el piso con una herida medianamente profunda en su abdomen jamás serán borrados de sus memorias.

A partir de aquí recuerda fragmentos de ese momento, hasta que recuperó totalmente la consciencia visual, percibiendo que estaba en una habitación blanca, con esposas en sus manos y un par de personas a su alrededor.

Intento de homicidio bajo un estado psicopático sin diagnóstico previo, la sentencia terminó con el arrebato de la custodia de los menores, un largo proceso sancionatorio y la internación de Elise en un hospital mental.

Pese a que la situación se veía horrible, las cosas comenzaron a mejorar lenta y paulatinamente.

Fue un largo proceso de rehabilitación que duró años. A Elise le notificaron de una tía lejana ubicada en Sereny que acogió a los menores momentáneamente y que estaban bien. Esto último fue bastante extraño para la mayor, pero no podía hacer mucho por ellos más que rezar y encargarse luego. De momento, necesitaba enfocarse en su propia salud mental.

Estuvo un buen tiempo lamentándose de lo ocurrido, sin embargo, gracias a la ayuda que recibió en ese entonces, pudo rehacer su vida y continuar estudiando bajo la supervisión de su psiquiatra.

Tras varios años y cuando la sentencia ha sido finalizada, retoma su vida como delver progresivamente, haciendo un par de viajes largos cada cierto tiempo y ayudando a investigar las capas con mayor profundidad hasta volverse una persona lo suficientemente funcional y estable mentalmente, no obstante, jamás desciende sin sus pastillas.

Sólo porciacaso.