Restos


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Matryoshka-Ruth
Published
2 years, 3 months ago
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Explicit Violence
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En realidad, la elección prudente sería regresar al campamento. Entonces estaría relativamente "a salvo" y podría descansar un poco. Pero por alguna razón estaba allí, sentado en el suelo con la espalda apoyada en uno de los árboles, mirando hacia algún punto indefinido, sin atisbos de moverse pronto.

Su respiración era lenta pero profunda, un mecanismo para lograr mantener la calma, concentrarse en lo que podía sentir y no dejar a su mente hacer y deshacer a gusto. Necesitaba mantener los pies en la tierra. Recordar en dónde estaba. En el abismo. 

Y aquí no podía permitirse derrumbarse, ni siquiera por un momento. Solo necesitaba esto, unos minutos para recomponerse y regresar. Sí.

Contó hasta diez en silencio, para forzarse de una vez por todas a levantarse y comenzar el camino de regreso. Probablemente debía hacer una parada en el lago y lavar estos guantes antes de retomar su búsqueda principal.  Había evitado totalmente el contacto innecesario, pero aún así la sensación parecía haberse arraigado de una forma difícil de describir.

Oh, ahí venía de nuevo. La imagen mental de los restos destrozados y apenas reconocibles siendo sus pertenencias la única forma real de comprobar su identidad con certeza. Procuró bloquear una vez más el vívido recuerdo, mientras se preguntaba a si mismo el por qué de su propia reacción.

Quizá alguien diría: Son restos humanos. Es una reacción completamente normal, especialmente si no estás acostumbrado.

Era una afirmación verdadera. Pero no creía que fuera su caso. No era la primera vez que revisaba restos de una forma tan cercana, y aunque no era algo común para él, normalmente la reacción se limitaría a un profundo asco y algunos astisbos de incomodidad los cuales había aprendido a ignorar. Era justo por eso que pensó antes de descender, que podría hacer esto aún en el peor de los escenarios. 

Al parecer no había estado del todo en lo cierto. 

Mientras sostenía aquella pulsera completamente sucia y maloliente, se preguntaba cuantos días pasarían hasta que su cabeza dejase de mostrarle de forma tan vívida la superposición entre la niña que había conocido y el cuerpo descompuesto que acababa de encontrar. No lo sabía. Esperaba fueran pocos. Quería empujar esas imágenes a lo más profundo de su inconsciencia cuanto antes, porque eran paralizantes y en el abismo aquello podía ser fatal. No. No sólo en el abismo. Siempre en todas parte, detenerse siempre era un error que podría llevarlo a una caída inminente y aquello no era un lujo que pudiera permitirse, tenía muchas cosas por hacer aún. 

Exhalando con pesadez, puso su mayor esfuerzo en moverse y levantarse, sintiendo recién la rigidez en sus extremidades. ¿Cuánto tiempo había estado allí sentado? Le había parecido un instante, pero su cuerpo no decía lo mismo. O quizá era la tensión añadida. No importaba demasiado, debía volver al campamento, y...

Suspiró, aguantando el gesto de pasar una palma por su rostro al recordar el contacto anterior. 

Escribirle a Sakuraba, sí. Y recordando ello no pudo evitar pensar que lo apropiado sería enterrar los restos de la niña y hacer al menos un pequeño símbolo en su honor. Realmente no quería hacerlo, pero pensó en como le resultaría desagradable saber que alguien podría haber encontrado los restos de su hermano y solo dejar que terminaran de ser devorados por las criaturas e insectos hasta que solo quedasen huesos, o incluso menos que eso. Y solo por pensar en ello decidió darse la vuelta e ir por el camino por el que había venido, preparándose para ver nuevamente aquel desagradable escenario.

El descanso y las cartas quedaría para después. Quien sabe, quizá luego con la mente más despejada podría escribir algo más adecuado.