Isnan

• No tiene edad física fija, esta varia. Es su mentalidad la que se mantiene de 6 años o menos.
• Aun así, es un niño genio; la matemática y la química es algo que maneja al revés y el derecho.
• Es algo sensible a ruidos fuertes y extraños.
• No habla casi nada si no hay gente conocida, y aun en confianza, habla poco.
• Ama a sus hermanos con todo su corazón.
• Sufre de alucinaciones y visiones extrañas. En sus peores días, no quiere nada con nadie, en los mejores, puede vivir con ellas.
• Escucha voces, también, a causa de su concepción y origen. Su papá es el culpable de ello.
• Su actividad favorita es ir a tiendas de cosméticos y productos de belleza, a oler perfumes y shampoos.
• Para controlar sus peculiaridades, hay que cantarle una canción de cuna antes de dormir, para que su sueño sea pacífico y tranquilo.

Aunque su apariencia varíe y casi siempre luzca como un adulto joven, Isnan en realidad tiene alma y corazón de niño pequeño.

Inocente, ingenuo, tontito y hasta torpe son palabras que lo describen bien. Lento, se toma sus momentos para comprender que está sucediendo. Por lo general, es pacífico y no molesta a nadie, su agresividad es nula y su interés, de acorde a su psiquis; sus fijaciones son rápidas y no muy duraderas, por lo que a menudo y está pensando en algo más que hacer. La cuestión es, sin embargo, que lo haga; su mentalidad le impide a tomar la iniciativa si es que hay alguien más presente.

Bien y que llega a ser dependiente. Para dormirse necesita tener a alguien a su lado y mejor si se le canta antes, lo ayuda a dormir tranquilo y sin pesadillas, y es que es muy softie. Es también muy cariñoso, adorando de hecho el contacto de piel, por lo que los abrazos y besos en la cara están más que bienvenidos cuando es gente que le agrada.

Creado a través de alquimia con el propósito de ser una bestia a merced de las órdenes de su creador, su origen tuvo raíz en animales ya de por sí quimeras de mundos alternos que, para su mala suerte, estuvieron en el plano terrícola en el momento equivocado. Cada uno con características mágicas y de más de un solo animal, sumándole la sangre de un demonio a la mezcla, hicieron de él una masa sin forma que acabó tomando imagen a semejanza de su creador, más no siendo igual.

Y cuando nació, no se le dejó hablar sino solo mirar; no tuvo nombre en un comienzo, y se movía adormilado y desarmado por el mundo con la mirada perdida, muerta. Casi como si no fuese más que un cuerpo por mejorar, listo para absorber lo que su padre creador le diese, y así fue: su creador, Marion, le dio a comer otras criaturas mágicas que no solo aumentaron su poder... sino que le dieron vida e hicieron surgir su carácter, también.

En ese tiempo, su cuidadora había sido Crystal y gracias a ella fue que se le hizo notar a Marion que aquél ser estaba vivo, a su modo, y pensaba, como cualquier criatura autoconsciente. Marion notó entonces su comportamiento infantil en contraste a su cuerpo originalmente adulto y lleno de tatuajes, por lo que se le enseñó a leer, escribir, cantar y a hablar al joven bautizado como Isnan, nombre que él mismo había elegido.

Fue luego de eso que Isnan tomó el rol de hijo de Marion, ante la imposibilidad de volver con su anterior familia y la responsabilidad de haber cambiado tanto su persona; al haber mezclado tantos animales inestables, el mismo Isnan lo era y aún tenía atisbos de sus vidas pasadas, además de sus personalidades. Pero no estaba fragmentado, no, sino que todo se había integrado y solo a veces surgía una parte con más o menos fuerza, haciéndole ver cosas que no estaban, u oyendo voces que no existían en la realidad.

Con el tiempo, hizo amigos aún siendo un niño atrapado en el cuerpo de un adulto, su familia le veía como un niño más y se le trataba como tal, ¡inclusive se encariñó con su abuela Mami, y su amiga Quinoa! Tenía también a Quinn, a quien amaba con toda su inocencia, pero algo le faltaba a Isnan...

Y es que no se veía tan cercano a su papá como los demás. Todavía era un monstruo a sus ojos, quizá. Y tenía que enmendarlo.