Guiliam

• Está lleno de joyas, sean collares, anillos y aretes. Es más, tiene un pierceng en la lengua.
• Se tiende a tapar sus ojos con el flequillo a pesar de llevar lentes, siendo corto de vista
• Sus ojos son color borgoña que pasa por rojo o rosa según la luz
• Tiene dientes afilados y firmes, apoco y listos para quebrar rocas
• Viste siempre elegante y a la moda, aunque siempre usa ropa con bolsillos ocultos

Un chico joven con aura a adulto en el trabajo, con aura de bufón por fuera, listo para el teatro y lo extra. Es amable y algo encantador, pero nada que raye en los excesos; cuando está afuera de sus aposentos o su oficina es el compañero ideal para platicar aun si guarda detrás de su euforia y dramatismo la compostura y sus pensamientos reales. Y es que si bien se muestra risueño, animado y bromeador, bueno para el juego y las bromas también, le gusta la joda... y joder a la gente porque ha de poder hacerlo.

Tiene una vena maldita imposible. Aunque parezca una persona ligera y que se toma todo a chiste adora causar desastres y terror, sumándole a sus planes traviesos que es alguien muy detallista y observador y que con cinco minutos sabe dónde asestar el golpe preciso. Para el colmo es mano larga, diestro y ágil, por lo que tiene todavía más fácil hacer lo que se le plazca.

Por lo mismo, es poco cariñoso y bien frío aunque aparente otra cosa. Es desconfiado, mucho. Cuando se enoja se calla, golpea algo y se manda a cambiar, después ya no te habla más, así es él. Te tiende la mano, si la rechazas, allá tú. Igual no es de amigos, le cuesta hacer reales, ya tuvo una mala experiencia y si logra hacer amigos reales que estén con él a pesar de todo, los cuidará como cuida a sus joyas, con total cuidado y aprecio, lleno de lujos, aunque ha entendido a golpes que no siempre podrá tenerlos donde pueda alcanzarlos.

Pero no hay que olvidarlo, es egoísta en lo demás, avaricioso como él solo y ambicioso, ya que ama poder lograr lo que se propone. Aunque deba sacrificar gente en el proceso.

Hijo de inmigrantes chilenos que amasaron una pequeña fortuna en Escocia. Guiliam nació para cuando la fortuna era mucha y ya estaban establecidos en la sociedad, con un círculo cercano de gente rica y socios para su negocio y el comercio. No fue un niño falto de querer ni mucho menos con necesidades de varios tipos, sus dos padres amaban al chiquillo con todo su corazón y siempre velaron por él, aunque cometieron el error de querer casarlo desde pequeño.

Fuera de ese detalle el nunca tuvo problemas con sus padres ni mucho menos en su infancia. Al vivir en una casa grande habían muchos trabajadores que le sirvieran, la mayoría inmigrantes al igual que ellos, eran una gran familia, o eso hasta sus diez años, edad que se marcó con fuego en su mente ante la muerte de sus padres. La pareja había zarpado en un viaje por alta mar y en circunstancias extrañas cayeron al océano, ahogándose en el mar. Este suceso se denominó suicidio, pero siéndolo o no, causó en Guiliam estragos; se perdió algo en él y la chispa de inocencia se apagó en sus ojos. Se sintió vacío, no triste, no enojado, roto y vacío.

Pero una luz apareció al pasar un par de años: cuando hubo estado abandonado hizo en la escuela amigos que mejoraron su vida y le hicieron tener fe de nuevo, mas, como una broma triste del destino estos "amigos" solo buscaban aprovecharse del muchacho y hacerle mal, cosa que se notó cuando era era tarde y había dado todo de sí. En desesperación hizo un trato con un ser etéreo y logró devolverle el mal a sus amigos, descubriendo el placer oculto en hacerle daño a otros... y es que todo el daño que se le hiciera de manera indirecta lo devolvía, esto siendo una bendición para él.

Dejando de buscar amigos se volcó en un pasatiempo de coleccionar objetos preciosos, rocas y minerales. En su casa limpiaba su colección y estudiaba sin descanso, afueras se aprovechaba de otros y extendía una pequeña red de conocimiento, a la par que consertaba citas para encontrarse con su futura mujer. Aunque sus padres hubiesen muerto, él no podía fallarles en eso, siendo que esto traería beneficios a las compañías de su familia. Y así fue: se casaron a los 16. Además, Guiliam se dio cuenta que su familia eran no los muertos ni sus amigos sino sus mismos sirvientes, a quienes volteó todos sus cariños y regalías, además de fiestas para celebrar lo más mínimo que sucediera.

Pero no todo terminaría siendo color de rosa. Aunque sacó adelante sus estudios, se tituló tempranamente y sus negocios se expandían y aumentaban su fortuna, descubrió una verdad dolorosa en su vida y aunque parecía que todo iba a ir bien igual, se vio que el matrimonio con la única persona en la que podía confiar ciegamente no daba para más. Y una relación de años con 3 de matrimonio se deshizo, acabando en un divorcio sin tramitar para cuando murió la mujer que había sido su esposa.

Pasó a ser un viudo aunque él se llamó divorciado. Igual la relación no daba para más, se dijo, además de que tenía otras cosas que hacer; descubriéndose Wingbreaker dos años antes de su divorcio había sido contactado por una organización que reclutaba a rarezas como él. Y cuando el mundo se reveló como hogar de cientos de criaturas mágicas supo que debía buscar esa organización y asegurarse un sitio, solo para descubrir que ésta estaba deshecha y en pedazos.

Así fue como tomó riendas de la situación. No solo restauraría la organización, sino que se haría del poder que esta conllevaba. En el camino se hizo amigo de dos jóvenes de su misma ciudad, un Ángel caído reencarnado por segunda vez y un Guardián de las Memorias que decidieron ayudarlo en su misión, con la promesa de que todo sería mejor.