Nordock Eilnala (Español)

adricarra

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Created
7 months, 29 days ago
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adricarra
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1

Profile


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Nordock

Un elfo aventurero que decidió montar su propio gremio de mercenarios tras recorrer el mundo.

Introducción

Un elfo de 385 años que decidió montar un gremio de mercenarios después de recorrer el mundo por muchos años, es conocido como "El Rey Apostador" por su gusto de tomar grandes riesgos y conseguir que la mayoría sean exitosos.

Le gusta

  • Explorar
  • Mantener el control
  • Los riesgos
  • Ayudar a la gente
  • Vivir el momento
  • Juegos de estrategia

No le gusta

  • La corrupción
  • No salir por mucho tiempo
  • Ocuparse del papeleo
  • Las sorpresas
  • Madrugar
  • Aburrirse

Curiosidades

  • Es diestro.
  • Su cumpleaños es el 29 de octubre.
  • A menudo se le puede ver jugando con una moneda en sus manos.
  • En la mesa de su despacho se encuentran dos fotografías enmarcadas: una de los miembros actuales del gremio y otra de un Nordock y Othorien más jóvenes vistiendo el uniforme de la guardia.
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Personalidad

[Alineamiento Bueno Caótico]

Nordock es un elfo aventurero al que le gustan las emociones fuertes. Disfruta mucho explorando todo tipo de lugares tanto solo como en compañía. No le gusta quedarse parado en el gremio por mucho tiempo, por lo que no es raro que se vaya él mismo de misión y deje a Narael a cargo en su ausencia. Trata a la gente del gremio con mucha familiaridad como si fuera un miembro más, no hay demasiadas ocasiones en las que adopte el papel de “jefe”. Aunque parece alguien extremadamente despreocupado que no se toma en serio sus obligaciones, su comportamiento cambia por completo en las situaciones que de verdad lo requieran.

Siempre ha sido alguien dispuesto a ayudar a la gente, y no tiene problema en utilizar métodos poco convencionales e incluso ilegales si es necesario para conseguir su objetivo. No le gusta que la gente del gremio se ensucie las manos si puede evitarlo, así que suele encargarse él personalmente de esas situaciones. Tiene muchas conexiones con gente del bajo mundo y conoce bien sus métodos, esto incluye a algunos nobles bastante influyentes.

Conocido como “El Rey Apostador”, le gusta tomar grandes riesgos que gracias a su suerte, intuición y mente calculadora consiguen salir bien en la mayoría de ocasiones. No es extraño que se presente un día declarando que ha apostado todo el dinero del que disponía el gremio, o que envíe a un grupo a una misión que en inicio parece un suicidio. Es un hombre carismático e impredecible que sabe leer muy bien a las personas, y lo aprovecha para beneficiar a su gente. Como veterano con el juego, es un experto en ocultar sus verdaderas intenciones y emociones y mostrar a la gente solo la parte de él que le interesa, manteniendo el control de la situación en todo momento.

Rasgos

  • Despreocupado
  • Perspicaz
  • Observador
  • Inteligente
  • Aventurero
  • Carismático

Defectos

  • Calculador
  • Manipulador
  • Impredecible
  • Poco ético
  • Entrometido
  • Astuto
  • Introversión Extroversión
  • Intuición Sensación
  • Pensamiento Sentimiento
  • Juicio Percepción
  • Asertivo Turbulento
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Apariencia

  • Color de pelo Morado oscuro
  • Color de ojos Ámbar
  • Color de piel Clara
  • Altura 179 cm
  • Estilo de vestir Arreglado
  • Delgado Amplio
  • Con curvas Plano
  • Frágil Musculado
  • Arreglado Desordenado

Nordock es un elfo de mediana edad de piel clara, ojos caídos ámbar y pelo corto rizado de color morado oscuro. Su postura es generalmente relajada y tiene un cuerpo delgado más alto que la media.

Suele vestir con ropas oscuras cómodas con un cierto toque elegante, combinándolas con colores morados. No es común verlo muy desarreglado, pues le gusta cuidar su apariencia.

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Relaciones

Othorien (346)

Paladín que solía ser uno de los soldados de mayor rango entre los guardias de Iris y un hombre muy admirado y querido. Se tomaba muy en serio su deber, hasta el punto en el que tomó su propia vida 32 años atrás. A pesar de su estatus, siempre fue un hombre bastante campechano que trataba a todos como iguales. Nordock y él fueron muy buenos amigos, y con el tiempo incluso acabó enamorándose de él. Sus métodos distaban a menudo, pero ambos tenían el mismo objetivo de ayudar a los demás. Aunque sus sentimientos no fueron correspondidos, siempre guardó un hueco especial en su corazón y estaba dispuesto a asistirlo con lo que necesitara. Una parte dentro de él se lamenta de no haber podido pasar más tiempo juntos.

Narael (113)

Uno de los hijos de Othorien. Un elfo paladín muy devoto que siempre ha tenido un sentido de la responsabilidad muy pronunciado. Su padre tenía una estrecha relación con Nordock y decidió enviar a uno de sus hijos para colaborar con el gremio y actuar como enlace. Allí fue entrenado y se hizo muy famoso junto al grupo con el que antaño trabajaba, liderado por Markus. Actualmente es la mano derecha de Nordock, aunque su tendencia a arriesgar el bienestar del gremio lo estresa sobremanera. A pesar de que Nordock se sentía un poco reacio a tenerlo alrededor al inicio, se ha encariñado con él e incluso lo ve como si fuera su propio hijo. Tiende a ocultarle gran parte del trabajo que realiza entre bastidores ya que sabe bien que no lo aprobaría. Planea que sea su sucesor como jefe del gremio en un futuro.

Laryna (28)

Una de las personas de confianza de Nordock. Una talentosa maga con sangre noble, perteneciente a una rama secundaria de los von Hayrim de Firia. Cansada de las constantes guerras de poder entre los nobles, abandonó su hogar al cumplir los 18 y eventualmente acabó en el gremio. Es una mujer directa y no duda en replicar a Nordock cuando algo no le parece correcto, aunque no se mete en sus asuntos más de la cuenta. Está acostumbrada a las excentricidades de su jefe y se deja simplemente llevar. Nordock ha mantenido un ojo puesto en su familia durante los últimos años pese a no haber mostrado indicios de aparecer por el gremio.

Ryouga (47)

Una de las personas de confianza de Nordock. Un Shivari bárbaro con una fuerza asombrosa. Es muy amigable y despreocupado y posee una risa tan potente que se puede escuchar desde la otra punta del edificio. Es muy protector con la gente del gremio, que considera su familia. Nordock lo encontró vagando sin rumbo poco después de que el shivari perdiera a su familia y le dio un nuevo propósito en el gremio. Ryouga le tiene en gran estima desde entonces y es de sus hombres más leales, sin dudar en dar su vida por protegerlo si es necesario. Confía plenamente en el juicio del elfo y es de los que más conoce las acciones que realiza entre las sombras. A menudo se reúnen para beber y reír juntos.

Clarissa (33)

La encargada de la clínica y de la venta de pociones. Una talentosa científica y alquimista que realizaba experimentos inmorales. Nordock la capturó durante una misión e hicieron un trato para que trabajara en el gremio, permitiéndole experimentar con algunos de los villanos que él atrapa. Aparte de ellos, solo Ryouga y Laryna tienen conocimiento de esto. Aunque desde fuera parecen tratarse con bastante familiaridad, incluso que flirtean entre ellos, Nordock no le quita ojo y está preparado para acabar con ella en el momento que note que se desvía demasiado de las condiciones de su acuerdo.

Stellan (103)

Un eun’or medianamente mayor experto en magia elemental, antaño parte de la cuadrilla de Markus. Continúa trabajando en el gremio, pero actualmente se ocupa de la biblioteca ya no participa en misiones. Es un hombre tranquilo y callado que no destaca mucho, pero tiene un gran corazón. Fue raptado hace muchos años y estuvieron a punto de venderlo en el mercado negro, pero la gente del gremio consiguió rescatarlo a tiempo. Desde entonces siente una gran deuda con Nordock y los demás. En ocasiones el elfo le ha pedido favores a sabiendas de la dificultad que tiene para negarse, siendo después reprendido por Narael. Además de sus labores en la biblioteca, le pidió que ayudara de vez en cuando a Clarissa con las pociones y vigilara que no les echara nada raro.

Markus (58)

Miembro ya retirado del gremio que trabaja como cazador. Llegó al gremio siendo apenas un adolescente, donde fue entrenado y educado. Eventualmente formó equipo con Narael, Stellan y Guonyu, con quienes vivió infinidad de aventuras y ganaron mucha fama en el mundillo. Es un hombre rudo y malhablado que tiende a intimidar a la gente al inicio, pero no es un mal tipo. De vez en cuando vuelve a visitar el gremio, en ocasiones junto a Naoko, su hija adoptiva. Nordock y él congeniaron bien desde el inicio, y es el único que sabe sobre los sentimientos que lleva tantos años guardando. Siempre apreció que dijera lo que pensaba sin rodeos, aunque su manera de hablar fuera un poco brusca. Le hubiera gustado que se quedara en el gremio por unos años más, pero no va con él retener a la gente.

Guonyu (67)

Antiguo miembro del gremio. Anciano shivari versado en la magia druídica que antaño trabajaba con el grupo de Markus. Es un hombre inteligente y sabio, admirado por muchos eruditos de renombre, pero es bastante gruñón y huraño. Llegó al gremio mientras viajaba para ampliar sus conocimientos, y se acabó quedando a trabajar allí. Se retiró hace ya años del trabajo de mercenario, y se pasa la mayoría de tiempo enfrascado en sus investigaciones encerrado en su casa, que se encuentra aislada en medio de un bosque. Guonyu apreciaba que el elfo le ayudara y mostrara interés en sus investigaciones, a pesar de que en ocasiones le resultara una persona molesta. No se han visto muchas veces desde que dejó el gremio.

Historia

Originario de la tierra de los elfos, Suvgoria, Nordock pasó una infancia y adolescencia normales junto a sus padres. Siempre fue un niño travieso y aventurero que a menudo se metía en problemas, así que no era inusual ver cómo recibía una reprimenda. Aunque en muchas ocasiones esos contratiempos se originaban al intentar ayudar a otros niños con los que se metían los abusones. El joven elfo no tenía mal corazón, pero sus métodos no terminaban de agradar a los adultos.

Hacia el final de su adolescencia conoció a un hombre llamado Othorien. Nordock se había metido en una pelea al intentar salvar a una joven, pero las cosas se habían puesto rápidamente feas. Y en ese momento apareció, un elfo con un cierto aire elegante y a la vez imponente. Se enfrentó a los matones y los derrotó de manera que hizo parecer que Nordock era un debilucho. Lo que no esperaba, era la bronca que le iba a caer después de que aquellos maleantes huyeran despavoridos. Este hombre, Othorien, parecía ser alguien muy respetuoso con la ley y orden, y aunque reconoció las buenas intenciones de Nordock, insistía en que debería haber acudido a los guardias antes de hacer ninguna tontería. Pero, ¿no acababa de hacer él lo mismo? Nordock suspiró, y decidió invitarle a una bebida para agradecerle el rescate después de escoltar a la chica hasta un lugar seguro.

Resultó que los dos elfos hicieron buenas migas desde aquel día y empezaron a verse más veces. Aprendió que Othorien llevaba preparándose desde pequeño para convertirse en paladín y que apuntaba incluso a entrar a la Guardia Personal de la propia Iris. Nordock nunca había… apuntado hacia ningún lado concreto realmente, así que ver la gran meta que se había puesto el joven peliazul y lo decidido que se le veía hizo que le guardara un cierto respeto. Él nunca había sido demasiado devoto, pero sí respetaba el que los guardias arriesgaran sus vidas a diario para ayudar a la gente. Aunque sus métodos podían distar de los suyos, su valores eran similares. Y debido a ello fue que Othorien le propuso que él también entrenara para entrar a la guardia. Nordock no pudo evitar soltar una pequeña risotada ante la oferta, pero su sonrisa desapareció rápido al ver que el hombre hablaba en serio. El elfo de cabellos morados dudó, sin embargo vio algo en la mirada intensa del hombre a su lado que… le hizo pensar que quizás merecía la pena tomar ese riesgo.

Los dos elfos comenzaron a entrenar juntos. Othorien era claramente superior en combate, pero a Nordock se le daba bastante bien pensar e idear estrategias. Con el tiempo se volvieron más íntimos y… llegó un momento en el que los sentimientos de Nordock evolucionaron a algo más. No obstante, sabía bien que aquella relación era imposible. Othorien ya tenía pareja desde hacía unos años, y ciertamente se los veía muy felices. Honestamente estaba convencido de que iban a acabar casándose. Él no era quién para interponerse en aquella relación, no era tan cruel como para hacer daño al hombre que más apreciaba debido a su egoísmo. Así que decidió guardar aquellos sentimientos en lo profundo de su corazón y continuar como siempre. Aunque a veces resultaba bastante difícil fingir que no sentía nada.

Ambos consiguieron entrar juntos como soldados. Nordock al inicio se sentía muy feliz, sin embargo… no tardó en darse cuenta de que ese estilo de vida no era para él. Aunque quería ayudar a la gente, muchas veces se sentía increíblemente limitado al verse obligado a respetar las leyes a rajatabla. Por no decir que solamente era un soldado raso, realmente no tenía casi autoridad para hacer nada cuando realmente era necesario. Se sentía como en una jaula de la que necesitaba salir desesperadamente. Así que no pasó mucho tiempo hasta que renunció. Othorien se veía algo apenado con su decisión, pero en ningún momento le juzgó. Aun así, eso no quitaba el pinzamiento que sentía en su corazón al mirarlo. Sentía que si se quedaba allí por mucho tiempo iba a acabar en un agujero del que le costaría salir. Necesitaba… un cambio de aires.

Así que el joven Nordock preparó sus cosas y dejó Suvgoria. Comenzó a viajar por todo el mundo, visitando desde las ciudades más importantes y concurridas hasta los páramos más aislados de la humanidad. Por primera vez en mucho tiempo se sentía verdaderamente libre. Pasó muchos años viajando de una punta a otra, conociendo a gente y consiguiendo contactos de vida honrada… y otros de no tanta. Nordock disfrutaba mucho apostando, y llegó a compartir mesa con gente bastante influyente. Entre las apuestas y sus ocasionales trabajos como mercenario errante conseguía salir adelante. No era una mala vida, pero en el fondo seguía sintiendo que le faltaba algo. Tras pasar tantos años, ¿cómo estaría su viejo amigo Othorien? Nunca en todo ese tiempo había dejado de pensar en él.

Un día, Nordock consiguió una suma de dinero bastante grande en una apuesta con un noble. Al inicio no estaba seguro de qué hacer con tanto, si simplemente derrocharlo o pensar más a lo grande. ¿Podría invertir ese dinero en algo que pudiera ayudar a la gente? Y entonces le vino la idea: un gremio de mercenarios. Había sentido mucha más libertad para trabajar con sus propios métodos en esos empleos esporádicos que cuando era soldado. El riesgo era grande, pero… él mismo sabía que le encantaba apostar.

Tomó un tiempo, pero construyó el edificio en el área oeste del continente de Aesuria. Durante la construcción fue corriendo la voz a antiguos contactos y consiguió algunos hombres dispuestos a trabajar para él. Aunque fue un comienzo lento, poco a poco el gremio fue creciendo y ganando reputación. Durante esa época también decidió retomar el contacto con su viejo amigo para saber qué había sido de él durante todo ese tiempo. Había logrado su sueño de convertirse en un soldado de la guardia de Iris, y parecía que era un hombre bastante respetado. Bueno, montar un gremio de mercenarios él solo tampoco era moco de pavo. No obstante, su corazón se encogió al leer sobre su matrimonio y sus… hijos. Huh, así que había asentado la cabeza del todo. Bueno, no podía hacer otra cosa sino mostrar su apoyo.

Pasaron los años y el gremio pasó a ser bastante conocido por el continente. Había formado su “propia familia” por llamarlo de alguna manera, y realmente se sentía satisfecho con lo que había logrado hasta el momento. Una mañana, Nordock recibió una nueva carta de su viejo amigo. En aquella misiva, Othorien le propuso enviar a su hijo menor, Narael, a trabajar a su gremio. Nordock tendría que hacerse cargo de él y entrenarlo mientras que Narael actuaría como un enlace entre ambos lugares. El elfo frunció el ceño. A ver, la mano de obra no le venía mal, y ciertamente apreciaba la confianza que Othorien tenía en él, sin embargo… Bueno, mentiría si dijera que tener cerca un recordatorio constante de lo que no pudo tener lo emocionaba. Pero no podía simplemente decirle que no.

Othorien llegó junto a su hijo al gremio tiempo después. Ya de primeras el parecido físico de padre e hijo era remarcable. Su personalidad también parecía similar sobre el papel, aunque el joven Narael se mostraba bastante más rígido que su progenitor. Nordock era bien consciente de lo difícil que se le iba a hacer tratar con él, pero no era como si el chaval tuviera la culpa de sus sentimientos frustrados.

Narael era un joven muy aplicado, aunque su forma de ser tan formal hacía que se le dificultara un poco tratar con el resto de gente del gremio. Nordock lo asistió en lo que pudo para ayudar a que se integrara, y con el tiempo parecía que por fin encontró un grupo con el que se sentía cómodo. Este grupo, formado por cuatro personas, comenzó a destacar rápidamente y sus logros y reputación trajeron mucha más fama al gremio. ¿Era algo así lo que sentiría un padre al ver a un hijo lograr sus metas? Debía reconocer que se estaba encariñando con el muchacho.

Una mañana, mientras Nordock echaba un vistazo al papeleo, la puerta de su despacho se abrió repentinamente. Allí estaba Narael, inusualmente alterado agarrando una carta en su mano. Cuando el mayor la tomó y leyó el contenido, pudo sentir cómo se le paró el corazón. Othorien, su mejor amigo y persona a la que nunca había dejado de amar, había fallecido. Y su hijo Narael, quién solía mostrarse tan estoico, se veía destrozado. Debía mantener la compostura por él.

Nordock decidió acompañar al joven elfo hasta Suvgoria para asistir al funeral de su padre. Era la primera vez en varios siglos que pisaba aquel lugar, y que fuera bajo esas circunstancias se sentía extraño. Pudo ver la gran cantidad de gente que apreciaba a Othorien como soldado y como persona. Su familia se veía devastada, y no era para menos. Sabía que Narael estaba reuniendo toda su fuerza de voluntad para mostrarse firme, pero realmente se encontraba igual de derrotado. Nordock se sentía como un extraño en aquel lugar.

Cuando volvieron al gremio, el viejo elfo estaba tremendamente agotado, tanto física como mentalmente. Nunca le había resultado tan complicado no dejar que se cayera su máscara, y aquella noche terminó por derrumbarse. Se encontraba en la cantina prácticamente solo con el camarero, con una inusual cantidad de copas vacías a su alrededor. Pocas veces se había sentido tan miserable como en aquel momento.

Las puertas del local se abrieron, pero el elfo ignoró completamente el ruido. Unos pasos se acercaron y se sentaron a su lado. Los ojos cansados de Nordock se giraron hacia el hombre que estaba a su lado mientras pedía una jarra de cerveza. Se trataba de Markus, uno de los compañeros de equipo de Narael. Ambos se mantuvieron callados durante unos minutos, como si el otro no existiera. Markus decidió romper el silencio tras posar su jarra en la barra.

“Amabas a aquel hombre, ¿verdad?”

La copa de Nordock, que volvía a acercarse a sus labios, se paró en seco. Con una mirada sorprendida, se giró a mirar al humano a su lado. Estaba tan acostumbrado a ser él el que leyera a la gente y no al revés, y menos aún esperaba que fuera Markus el que lo descubriera. El hombre era más perceptivo de lo que parecía. No pudo evitar soltar una risa derrotada. Si su gente era capaz de ver a través de él tan fácilmente, estaba perdiendo facultades. Mañana no quedaría rastro de ese Nordock tan deprimido, pero hasta entonces, disfrutaría de una copa y una charla con el hombre a su lado. Había abierto de golpe el candado que tanto tiempo llevaba cerrado, así que ahora le tocaba aguantarse y escucharle.

Presente

Desde entonces, Nordock se ha centrado en el trabajo del gremio. Pasaron los años, y algunos de sus compañeros ya entrados en años se fueron retirando. Pero Narael, que es como un hijo para él, continúa a su lado y cada vez está más convencido de que se convertirá algún día en su sucesor. Está seguro de que, allá donde se encuentre, Othorien se siente tan orgulloso de Narael como él. Así que se encargará de cuidar de él y del gremio hasta el día en el que decida retirarse... o lo maten, lo que ocurra primero.