Tarareaba suavemente, sus pasos eran ligeros y estaban siendo llevados por la música que aun rondaba en su mente como eco de lo que en minutos antes había escuchado en vivo. Su grupo de baile había hecho una pequeña despedida para ella, así que ese día se lo había dedicado a aquel grupo de personas.

Nunca fue muy cercana a ninguno, pero aun así aquel intercambio la había dejado con una sensación extraña, entre felicidad y tristeza, preguntándose si cuando bajara podría volver a bailar de nuevo algún día como lo había hecho todos estos años. La respuesta en su mente era clara "probablemente no" incluso no siendo tan fatalista, optando por usa un "probablemente".

La pequeña idea de bailar en un bosque lleno de criaturas desconocidas se le hacía una idea irónicamente divertida, podría decir que cuando le tocara huir de ellos se consideraría el acto de su vida, o para salvaguardar su vida, donde pondría a prueba su destreza y aprendizaje todos estos años. Al final su nostalgia no era suficiente para opacar sus deseos de bailar para el abismo.

La noche comenzaba a dar sus pequeñas señales de aparecer, pero aun así no tomaba ninguna prisa, caminaba por el puente de piedra que dirigía a su casa con calma, tomando un poco de ventaja de la poca cantidad de transeúntes para dar pasitos largos y cortos, danzantes y juguetones, muy poco habitual de ella, los nervios estaban controlando un poco su cuerpo ahora mismo, si se pudiera ver a si misma recalcaría como esta haciendo el ridículo en público, aunque ante ojos ajenos solo era una chica inquieta dando saltos como niña, nada realmente relevante.

Claramente estaba algo distraída, haciendo que diera un codazo a alguien — Lo lamento — Se disculpó apresuradamente, esfumando un poco sus pensamientos.

Tarde o temprano debía afrontar la realidad, pensaba para sus adentros.

Luego de haber tenido un largo día, casualmente topándose con ciertos adultos los cuales bajarían al abismo para la misión encomendada, era momento de ir a su hogar y preparar su mochila. Dentro de poco partirían y dejaría de ver aquella ciudad ruidosa.

El camino más corto para llegar a la casona de su tío era el puente de piedra, puente que daba una vista panorámica gigante al resto de la ciudadela y al abismo, lugar donde comúnmente llegaba para pasar los atardeceres allí y perder tiempo, vislumbrando mientras la bruma del gran hoyo, vigilando las periferias de la ciudad y pensando en cuán alto estaba ubicado, al mismo tiempo que se sentía el ser más pequeño de la región.

No tenía apuro en llegar al hogar de su tío, por lo que caminaba a pasos tranquilos por el sendero de roca mientras su mirada ojeaba la misma vista que quizás perdería cuando descendiera. Quería guardarse esa imagen tan bella por última vez.

Al estar distraído, no se fijó que entre las pocas personas que pasaban por el sector había chocado con una persona, recibiendo un codazo por parte de la misma. Aquella acción lo desorientó un tanto.

—Discul... —Dando vuelta su mirada, sin finalizar su palabra y analizando el rostro de la chica, se le hizo bastante familiar su presencia. Si no mal se equivocaba, la había visto en la taberna —Ugh, fíjate por donde caminas, chica.

Al observar a la persona con la que había chocado pudo notar que era uno de los jóvenes con los que iba a bajar en unos días al abismo, pero era en especial el chico que había enfrentado a Atreia y que ella misma había alejado de la situación para evitar que las cosas se empeoraran. Recordar la escena era como imaginar a un gato y un perro peleando, esperaba que esa mala convivencia no trajera dificultades cuando bajaran al abismo, aunque sentía que era pedir demasiado.

Alzó una ceja cuando vio el cambió brusco de una casi disculpa a una respuesta despectiva de su parte, se preguntaba que le había hecho como para que le hablara de esa forma.

— Como imaginé, decirte mi nombre aquél día sirvió para nada — rodó los ojos — Ahora que veo que eres tu, siento que desperdicié un "lo lamento" — Si se iba a comportar mamón, entonces dos podían jugar ese juego(?

Iba a abrir la boca para decir algo, pero se abstuvo viendo que la chica había rodado los ojos por su actitud maleducada. Si bien la muchacha no tenía nada que ver con su carácter grosero, sentía como si perdiera todo el orgullo que tenía porque la misma lo había ayudado en el enfrentamiento en la taberna de la otra vez. Eso le llenaba de vergüenza y no sabía cómo más expresarlo que siendo arisco.

—Sólo dije que te fijaras por dónde caminas, no te lo tomes a pecho —Se cruzó de brazos y se quedó quieto dando su espalda contra el barandal de piedras de ese aquel mirador.

Alzó los ojos hacia arriba y los puso en blanco ante sus últimas palabras.

—Recuerdo tu nombre... ¿Sujua? ¿Jesua? ¿Juasu? —Posicionó su mano izquierda en su mentón, pensativo. Intentaba recordar el nombre de la chica, de todas formas, debería recordarlo por el resto de su expedición —Juana... Justina... Sujue... Josefina...

A partir de aquí comenzó a divagar en sus pensamientos en voz alta mientras miraba un punto fijo.

Ahh, la actitud de adolescente maleducado, con esa aura de "nadie me entiende" la odiaba tanto, aunque era porque le recordaba a ella en ese tiempo, era una cuchillada al pasado donde sabía que se veía como estúpida buscando problemas donde no los había. De todos modos no era como si hubiera cambiado demasiado, de ser así no estaría observando al otro con esa mirada juzgadora(? Al menos actualmente sabía controlar mejor su ira, un poco.

— Antes de eso me ibas a dar una disculpa, pero parece que el llevarte mal con tus futuros compañeros es un objetivo tuyo, a pesar de que te intentaron echar una mano — Es lo que más le chocaba, había intentado ser amable con él e igual le rodaba los ojos de esa forma, fue un desperdicio de amabilidad(?

Frunció el ceño cuando empezó a soltar nombres aleatoriamente — Su Hua...No es tan complicado. Si intentaste hacerte el graciosito, pues no te sale — resopló por la nariz — Dime tu nombre — si bien no estaban teniendo la charla mas amenas, al final del día lo necesitaba, estaría bien empezar a aprenderse los nombres que pudiera ahora.

Alzó la mano y la movió de adelante hacia atrás, movimiento que hacía alusión a que no estaba escuchando sus palabras, que no le interesaba ese reproche de princesita y que le bajaba la importancia totalmente.

Claro que estaba agradecido por su ayuda, aunque se había aguantado las tremendas ganas de lanzarle una mesa a esa adulta canosa, sin embargo, debía mantener la compostura. Él no era violento, y nunca lo había sido.

—No es mi objetivo, pero con esa actitud tan obstinada pues... Prefiero caerle mal a todos que ser un falso —Refunfuñó esto en un tono ímpetu y sin mirarle. Realmente con esa apariencia y actitud fastidiaría hasta a las mismas criaturas del abismo.

Tras escuchar su respuesta, chasqueó los dedos y levantó las cejas recordando que el nombre de la chica era Su Hua, estuvo bastante cerca en realidad, así que no le veía el sentido a que se enfadara. Suponía que era cosa de chicas.

—No intenté hacerme el gracioso, es solo que olvido los nombres fácilmente. Esa vez que me salvaste fue un poco caótico y no lo retuve —Confesó aquel hecho como si indirectamente pidiera disculpas.

Ante su orden, se quedó momentáneamente en silencio mientras la observaba de pies a cabeza. Era cierto que debía aprenderse los nombres de sus compañeros, así que debía hacer un esfuerzo en ello.

—Dylan, llámame Dylan —Respondió esta vez dándole la espalda y viendo desde el barandal de piedras la ciudad casi anochecida —Por cierto, empieza a ser tarde, cuidado por donde caminas.

Rodó los ojos cuando remarcó su actitud obstinada, el burro hablando de orejas. Tampoco queria seguir peleando, aun si sentía esas intensas ganas de llevarle la contraria (?

Se tranquilizó un poco cuando escuchó su excusa para olvidar su nombre, ya si se le olvidaba otra vez no tendría tanta suerte.

Ante la mirada se sintió algo incómoda, le iba a soltar un típico "¿que miras?" pero se seguía aguantando por no querer rebajarse(?

— Dylan entonces — asintió levemente. Cuando escuchó el siguiente comentario no pudo evitar soltar una risita con cierto aire petulante.

— Se cuidarme sola... además — se acercó al barandal — Estas vistas son mis favoritas de la cuidad, quería disfrutarlas un poco estos últimos días, después de todo es poco probable que las vuelva a ver — aquellos rayos del sol que se fusionaban en el atardecer iban a ser solo recuerdos próximamente, sonaba algo cursi, pero era capaz de aceptar que extrañaría aquellas vistas.

Cuando sintió que habían dejado de "discutir", se permitió mirar la panorámica de la ciudad con un poco más de tranquilidad. Aquellas luces de las edificaciones, los caminos iluminados y el contraste del abismo oscuro le hacían parecer un escenario tétrico y fascinante a la vez, del ambiente podían visualizarse un par de rayos débiles en la ciudadela.

Era algo que admiraba de esa ciudad, todos los recuerdos que mantenía del mismo eran centrados en ese hueco profundo y místico lleno de criaturas extrañas.

Parpadeó un par de veces y con una muesca de fastidio ante sus palabras; aunque la chica se cuidara sola, igual podría ser peligroso que camine por callejones sin salida. No estaba en la posición de reprenderle por eso de todas formas.

Optó por responder con un asentimiento de cabeza mientras volvía su atención a la vista del lugar. Estaba de acuerdo con ella, era bastante bonito verlo desde los puentes de piedra.

—Quizás nos encontraremos vistas más curiosas en el abismo, quién sabe —Respondió luego de unos segundos de pensar en sus palabras, emitiendo un tono de voz más suave y encogiéndose de hombros.

Aprovechando de que las barandas de piedra eran gruesas y resistentes, apoyó ambas manos en la superficie de la misma y de un salto se sentó en ellas, dejando los pies colgando y dándole la espalda a Su Hua. Pese a esto último, estaría escuchándola atentamente.

—¿Acudes seguido aquí? Jamás te había visto por los alrededores.

— hmm — llevó su mirada mas al cielo, para luego bajarla hasta el abismo.

— Creo que curiosas es una buena palabra para describir lo que posiblemente nos espera... De lo que he leído me hace saber que encontraremos tanto paisajes hermosos como desoladores — Aunque tampoco podía confirmarlo, por el momento.

Se mantuvo apoyada en la baranda mientras veía al joven sentarse.

— Eh si, al otro lado esta mi casa, suelo tomar este camino para ir a mis clases... Imagino que simplemente no hemos tenido la dicha o la desgracia de cruzarnos — intentó bromear un poco, después de todos ambos tenían una actitud de mierda, asi que era complicado saber si se estaban llevando bien o no y que tan buena o mala combinación eran(? ahora hablaban tranquilos, pero nunca sabias cuando podrían volver a ladrarse.

Respondió con un encogimiento de hombros ante su respuesta, sin saber mucho que decir. A esas alturas era obvio que se le daba fatal conversar y sacar tema de conversación, por lo que no evitó crear un breve silencio de un par de segundos hasta que la chica respondió a lo siguiente.

Orth era bastante grande, así que tampoco tomaba por sorpresa que nunca hubiera visto a Su Hua, sin embargo, le llamó la atención lo de sus clases.

—¿Clases? —Preguntó en un tono un poco más interesado y curioso.

Quizás sonaba obvia la pregunta, porque la gran mayoría de chicas y chicos que vivían por el sector iba a clases como personas comunes y corrientes; en su caso, hacía bastante que no tenía la fortuna de pisar un aula lleno de personas de su edad.

¿Las clases particulares le habrían quitado habilidades sociales? Posiblemente.

—¿De qué tenías clases? Si se puede saber, claro —Esto último exclamó levemente sin interés, por si Su hua no quisiera hablar de eso.

No pensó que le preguntaría de las clases, por lo que le tomó un momento contestar.

— Ahm de baile, se podría decir que es mi hobby — Alguna vez lo vio como parte de su vida, ahora esa idea le generaba repulsión absoluta. Le había costado verlo como algo que le entretiene, pero ahora que podia sentirlo así se aferró a ello hasta ahora, tenía el sueño pendejo de poder dar sus saltos ritmicos alguna vez en el abismo, era un sueño que veia claramente infantil y raro, pero bueno, querer ir al abismo a vivir y morir ahí ya era extraño de por si(?

Le causó curiosidad la respuesta breve de Su Hua, notando así que la chica era de pocas palabras, muy pocas palabras.

Eso le complicaba, puesto que no era la persona más conversadora del mundo, así que aquello no evitó ponerlo un poco incómodo. Para evitar expandir esa sensación, optó por no mirarla y simplemente dejar pasar un silencio de segundos.

—Ah. Qué aburrido. Cosas de mujeres...

En un tono grosero, dijo eso mientras ponía toda su atención a la vista de la ciudadela y hacía un sonido de repulsión ante la idea de bailar. Esperando haberla molestado para que se fuera, dejó pasar otro silencio, esta vez uno más largo y de unos minutos.

—Bueno, ¿Ya te vas? Me estorbas en mi descanso, niña —Terminó por decir con descaro.

— 💢 ¡tu! — bah ¿qué esperaba de aquel mocoso grosero? ¿una agradable conversación? totalmente imposible.

— Tengo muchos compañeros hombres, los cuales no tienen un cerebro tan pequeño como el tuyo — Sabía que había sonado como insulto digno de primaria, pero era verdad ¿qué esta diciendo de cosas de mujeres? Estaba muy indignada, después de todo era la segunda cosa a la que le había dedicado muchas horas de su vida, y con una mecha tan corta como la suya no se podía esperar menos que una respuesta a la defensiva.

— Si, ya me voy, total es muy tarde para que una niña como yo ande por ahí sola — respondió con el mismo tono que le había dado él, solo le faltó sacarle la lengua(? Ni se espero, solo camino rápido, menuda perdida de tiempo.

Y así empezó su bonita amigacion

—Ya, si si, ya... —Movió la mano como si le restara importancia a las palabras de la mayor y en un tono que bien podría haberla irritado más si no fuera porque Su Hua se dispondría a retirarse del lugar.

Estuvo a punto de soltar una risa ante el insulto tan inmaduro de la contraria, pero muy dentro suyo había sido consciente de que lo que dijo se podía malinterpretar como una clara ofensa a su género contrario, por ende y para salvaguardar su orgullo, se encogió de hombros e inhaló fuerte por la nariz.

—Ja, apuesto que tengo el cerebro más grande que todos ellos juntos —Se cruzó de brazos, diciendo esto con el egocentrismo en las nubes.

Al percatarse que la chica se retiraba, carraspeó con la garganta para llamarle la atención y alzó la voz con gracia.

—¡Mira por donde caminas, niña! Nos vemos en el infierno.