Segunda Capa


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Mesteres
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5 de noviembre ~ 18 de noviembre

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﹂ La Charla


La Charla

7 de Noviembre – Senderos colindantes

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Ravi Bhandari

Desventaja número 1: No consideró relevante investigar más a fondo ciertas cuestiones en específico debido a la complejidad que involucraban y el cómo no pensaba que fueran situaciones que fuesen a presentarse en su vida, justamente, cuando había marcado rumbo a su descenso final.

Desventaja número 2: Ya no se encontraba en la Ciudad de Orth, así que le era imposible conseguir alguna fuente bibliográfica para investigar más a fondo el tema que por el momento era de su interés tras todo lo sucedido.

Estaba sentada en el suelo haciendo anotaciones en su libreta, poniendo conceptos y uniéndolos a otros o a sus definiciones con flechas, haciendo enlistados, entre otras cosas. Aunque al no ser capaz de obtener información nueva, no es como que llegara a algún lado.

Terminó por dejarse caer para terminar recostada, mirando el "cielo" unos momentos, y después girarse hacia lo que ahora parecía ser su confiable compañía.

— Steve, ¡aún no estás en edad para decirte el tema! Así que concéntrate en crecer sano y fuerte. — Estiró una mano para darle pats al huevo, y devolvió su vista al frente.

Ahora había alzado ambas piernas y las movía cada tanto, parecía estar jugando, y era demasiado evidente entre el panorama despejado.

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Hugh Carpenter

Realmente lo había perdido. Aquél medallón que tan importante era para él y que contenía las fotos de su familia... Lo había perdido. ¿Cómo se le había caído del bolsillo? ¿Y cuándo? ¿Había sido durante la pelea con el Needle Ghost? ¿Durante las alucinaciones en los puentes colgantes? No tenía ni la menor idea. Lo único que podía hacer era volver atrás en sus pasos y rezar por encontrarlo.

Fue por esa razón que caminaba con cierta prisa por los senderos colindantes. Miraba al suelo con intensidad. Esperaba que algo dorado resaltarse entre el verde. No obstante, lo que le acabó llamando la atención fue una cabellera rojiza que acabó en su campo de visión. Hugh se paró en seco:

— ¿...?

Alzó un poco la vista para obtener el panorama general. Ah, era Ravi. O, más bien, Ravi y Steve. Hizo su pregunta de siempre:

— ¿Ravi? ¿Qué haces sola? Es peligroso.

Se llevó la mano al cuello. Bastante nervioso estaba ya, como para ahora saber que una de las niñas estaba dando vueltas por la segunda capa. La escoltaría de vuelta al lago si era necesario.

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Ravi Bhandari

Observaba las nubes que pasaban por la zona, casi como si los viera como pizarrones en blanco en los que su mente seguía anotando información aunque su cuerpo se encontrara inmóvil. Y estaba inmersa en ello hasta que notó la presencia de Hugh tan próxima a ella, a lo que su primer reacción fue sonreír ampliamente, e incluso unas pequeñas risitas se le sumaron de por medio.

— ¡Está de cabeza! — Bajó las piernas para estar totalmente recostada. Aunque era ella la que lo veía así debido a la posición. — ¡No se preocupe! La zona está totalmente despejada y sería totalmente evidente si una criatura se acercase al verme como su presa! Estaba estudiando algunas cuestiones que son de mi interés de manera momentánea.

Entonces se le quedó viendo durante unos momentos más mientras le seguían un par de parpadeos que parecían estar recordando algo, hasta soltar un gasp. — ¡Señor Hugh! — Pareció haberse intentado levantar de golpe, pero vamos, que tiene terrible condición física. Pareció una tortuga volteada de espaldas. Al menos hasta que decidió girarse y ahora sí ponerse de pie.

— ¡Usted mencionó tener una esposa en el pasado! — Se acercó a él, juntando ambas manos propias mientras se notaba brillo en sus ojos. — Lo que significa que ha compartido el vínculo emocional y sexual involucrado en el amor. ¿Me contaría detalles de esa vivencia?

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Hugh Carpenter

Estaba demasiado preocupado por la seguridad de la muchacha como para pensar en lo adorable que estaba siendo. Mantuvo su expresión serena de siempre:

— La zona está despejada ahora. — Advirtió. — ¿Qué cuestiones?

Básicamente, pensó que si la ayudaba con sus deberes podría llevársela al lago sin que ella rechistase mucho. Luego, vio cómo Ravi necesitó dos intentos para levantarse. Tras tantas monerías, al final el corazón del hombre se derritió. Rio por lo bajo:

— ¿Sí?

Entonces, ella hizo su pregunta. El que mencionase a su esposa le tomó desprevenido. Ya no sólo que sacase el tema, sino que usara la palabra "sexual" y que pidiera que contara anécdotas. Sintió una mezcla de incomodidad y sorpresa:

— ¿Por qué lo preguntas?

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Ravi Bhandari

— ¡Es verdad, ahora! — Tan sólo repitió, entendiendo a qué se refería con la mención del presente. No es que pudiera hacer mucho en contra de la aparición de una criatura si de todas formas ya ambos estaban allí. — Cuestiones como las relaciones sociales y los patrones de comportamiento que son requeridos por parte de los individuos involucrados de manera dependiente al vínculo en específico del que se hable. — Había soltado aquello casi como si lo hubiese estado leyendo.

Estando tan cercana a él, estaba examinando cada parte de su rostro que se moviera incluso lo más mínimo. — ¡Verá, señor Hugh! Chenge ha estipulado el deseo de compartir una relación social centrada en el amor romántico conmigo al cual le he dedicado reciprocidad, ¡aunque es una cuestión confusa y complicada de comprender! Pero como usted ya ha tenido esa experiencia por el suficiente tiempo como para haber contraído matrimonio, ¡me será de utilidad investigativa el conocer su información recaudada! — Y dicho eso, se sentó en el suelo estando aún frente a él, con total calma y centrando su atención absoluta en el mayor. Parecía una infante obediente cuando va a comenzar la clase. — ¿Podría usted contarme lo que vivió y cómo definiría lo que sintió?

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Hugh Carpenter

— ¿Huh?

La confusión no le duró mucho, pues enseguida Ravi le dio toda una explicación con muchas más palabras de las necesarias, la cual podría haber sido perfectamente resumida en un "¿Me das consejos sobre el amor?". Hugh parpadeó varias veces. Esperó a que la muchacha terminase. Y, una vez lo hizo, murmuró:

— ¿No eráis pareja de antes...?

¿Así que en el campamento de observación los vio coqueteando y nada más? ¿O tal vez la confesión fue en ese momento? Bueno, daba lo mismo. El hombre se sentó frente a la pequeña, decidido a ayudarla con sus asuntos:

— Antes que nada, felicidades. — Comenzó. — Os deseo lo mejor.

Le dedicó una cálida y comprensiva sonrisa a la muchacha:

— No tienes nada de lo que preocuparte. Sólo disfrutad del momento y comunicaos. Si tienes algún deseo o inseguridad, exprésaselo a Chenge, y que él haga lo mismo. No hay pasos a seguir ni escalafones que subir. Seguid divirtiéndonos juntos como hasta ahora. Se sentirá natural.

Eran palabras muy vagas, pero eran las correctas. Ninguna relación se comparaba a otra, de la misma forma que cada amistad y enemistad era diferente. El cómo proseguir con su amor quedaba en manos de Chenge y Ravi. Dicho aquello, el mayor puso una expresión más seria:

— Sólo una cosa. Si él te pega, te toca cuando no quieres o te prohíbe estar con otros... Habla conmigo.

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Ravi Bhandari

Había reído con la primer pregunta que soltó el contrario. — Continuabamos siendo amigos cuando nos volvimos a encontrar. — Habló entre risas ante ese hecho, era totalmente ignorante de por qué un externo lo consideraría así.

— ¡Gracias, señor Hugh! — Aunque era un poco confuso recibir felicitaciones por algo como eso, no lo cuestionó pues creía que era normal en esa clase de situación, ¡él seguramente era todo un experto!

Estaba completamente atenta a las palabras que el mayor le dedicaba, grabando en su mente cada una de ellas, aunque hubo algo en cuestión que tendría más problemas en entender. — ¿No hay pasos a seguir? — Pero eso no tenía sentido, ella había leído que las relaciones sociales de todo tipo llevaban un proceso. Había llevado una mano a su mentón. — Señor Hugh, aún no me ha detallado su vivencia en ese ámbito. ¿Qué es lo que usted hizo cuando comenzó su relación de amor romántico? — La experiencia era lo más importante, porque las cosas dejaban de ser teorías. Pasarían a ser pruebas irrefutables que fueron vividas.

Aunque el último comentario le sacaría de nuevo un par de risas. — ¡Chenge no haría algo como eso! Porque es mi Chenge. ¡Pero se lo notificaré si sucede, señor Hugh! — Porque Chenge había tenido mucha oportunidad de hacer algo así, y nunca lo hizo. No, Chenge era quien trataba sus heridas cuando a ella la golpeaban, porque era su amigo y ahora su pareja.

Aunque un apartado de ello la hizo recordar el otro apartado del asunto, soltando nuevamente un gasp.

— Señor Hugh, ¿Chenge y yo deberíamos tener cercanía sexual aunque nos encontremos en el abismo, considerando que no volveré a la Ciudad de Orth? — Habló en singular, claro. Lo de Chenge uniéndose al descenso final no era un hecho.

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Hugh Carpenter

Murmuró un "Mhmmmm" al confirmar que los dos muchachos habían comenzado a salir juntos hacía poco. Pues nada. Les tiraría arroz mentalmente. A lo otro, negó con la cabeza:

— Sé tú misma. Ese es el único "paso" a seguir.

Maldijo a Ravi para sus adentros ella preguntó sobre su esposa por tercera vez. Se preguntó si así se sentía la gente cuando él insistía sobre algo. Pero aún no daría su brazo a torcer. Al fin y al cabo, lo que ella quería eran consejos. No había curiosidad en él por ser él. Y eso le permitía a Hugh reforzar la barrera:

— Pasar tiempo con ella. — Resumió. — Pero, Ravi... Cada persona es distinta y, en consecuencia, cada relación es diferente. No compares lo tuyo con lo de otros. Atesora esos sentimientos y disfruta de la compañía de la persona a quien amas. No hay más.

La siguiente pregunta casi hizo que el hombre se atragantara con su propia saliva. Tuvo que llevarse una mano al pecho para asegurarse de que nada hubiese bajado por el tubo que no era. Carraspeó un poco:

— Sólo si quieres. No te fuerces a nada. — Qué vergüenza. Quería llorar. — Si tienes preguntas sobre tu cuerpo, acude a Atreia. Es mejor que lo hables con otra mujer.

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Ravi Bhandari

¿Ser ella misma? Que respuesta tan más vaga e ilógica. Ella siempre era ella, ¿sino quién más sería? — Pero siempre soy yo misma, señor Hugh. — ¿Había algo que definía a su persona como para continuar haciéndolo de manera diaria? Suponía que ya lo hacía, su personalidad externada era la misma desde hace años, ella se había asegurado de ello, junto con sus pasatiempos e investigaciones. ¿Entonces continuaba el día a día como si nada hubiese cambiado? Era extraño.

Mantuvo la mirada fija en el mayor cuando dio ese resumen de cuatro palabras. Cuatro. Años de experiencia acumulados, noviazgo, matrimonio, descendencia, pérdida, y sólo eran cuatro palabras que eran tan simples de comprender como vagas a la par.

Ladeó la cabeza mientras mantenía una sonrisa en su rostro, con el ceño en pena. ¿Qué era lo que tenía que comprender en ese momento con las palabras que le siguieron? Ella estaba totalmente consciente de que cada individuo era diferente, y por ende, cada relación que se formaba entre ellos, pero si había información de un tema, ¿por qué no ser usada? ¿Por qué se le negaba el acceso a información necesaria, sin importar cuánto preguntara al respecto?

Recordó las aulas de clases. Los tutores y las palabras, seguido de la ausencia de ellas. Las órdenes y las reprimendas.

— Es más sencillo establecer la negación de proveer información del tema, ¡pero entiendo su objetivo, señor Hugh! Así que lo haré. — Rió después de decir aquello. Si, porque las personas eran tan complicadas que parecían actuar y hablar de manera irracional, cuando podían guiarse por la lógica y la verdad. ¿Por qué ahora encontraba algo complicado para ellos en lugar de para ella?

Escuchó su otro comentario. "Si ella quería." Bueno, realmente el tema le daba igual en cuanto a opinión personal, solamente veía ventajas y desventajas a como su comportamiento racional lo permitía al ser algo aún no experimentado. — ¡No me forzaré, señor Hugh! — Le preguntaría a Chenge después sobre el tema.

Aunque sobre lo de Atreia... Posiblemente no pensaba como el contrario. — No se preocupe al respecto, no hablaré de este tema con la señorita guía Atreia, ¡es la guía después de todo! — Lo que la ponía en una posición diferente a los demás. Y bueno, ella nunca tenía motivos para mentir.

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Hugh Carpenter

— Sigue así.

Lo siguiente que dijo Ravi le provocó un pantallazo azul mental. No entendió ni media palabra. Se quedó unos momentos en silencio, procesando, pero al final no tuvo más remedio que preguntar:

— ¿A qué te refieres?

Sabiendo que la muchacha no se obligaría a sí misma a tener relaciones sexuales, se relajó un poco. No obstante, de nuevo quedó perplejo:

— ¿...? Atreia es una mujer adulta, así que-...

Un momento. ¿Estaba diciendo que no acudiría a la silbato blanco porque tenía algún problema con ella? ¿Era por lo sucedido con el Needle Ghost? ¿O era por alguna otra razón? Ya era la segunda vez que un niño rechazaba a la mayor. A Hugh le empezó a preocupar que se abriese una brecha entre Atreia y el resto del equipo:

— ¿Ocurre algo con ella? — Preguntó, mostrando cierta tristeza en su semblante. — Si es por lo del otro día, ya he hablado con ella. Será más paciente a partir de ahora.

Tal vez ambas deberían hablarse y pedirse perdón por lo sucedido. Parecía haber funcionado con Su Hua y con Dylan en su día:

— Si estás dolida, sería mejor que lo hablases con ella. Te puedo acompañar.

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Ravi Bhandari

Rió un poco con la pregunta, la cual según su criterio había contestado de manera directa y concreta. — Tras tantos años de haber mantenido una relación basada en el amor romántico, tomé a consideración el que sería más información la que usted proveería, ¡pero entiendo que no será así! He de teorizar que se trata de conocimiento que es necesario obtener de manera empírica. — Si, ese debía ser el motivo. Era lo más lógico.

Volvió a ladear la cabeza con la reafirmación de ese hecho. — Si, lo es. — Aunque la sonrisa en su rostro y los parpadeos que le siguieron parecieron demostrar confusión ante ello.

Para lo que le siguió, no fue la clase de teoría que esperaba escuchar del mayor. Más bien, no entendía de dónde habría sacado tales conclusiones.

— Señor Hugh, la señorita guía Atreia no me ha herido físicamente en ningún momento, así que no presento dolor alguno. — No entendía por qué había pensado algo como ello. Él había estado presente y, si bien hubo una "conversación", nunca le hizo nada más allá.

— Ella es quien lidera la misión de Descenso Final, y por ende, en quien recae el peso de las vidas y las decisiones que se toman como grupo. Es quien sabe más sobre el abismo de esta expedición y debe de tomar absolutamente todo en cuenta, todo el tiempo. ¿Por qué habría de nublar el juicio de su posición con problemáticas de nivel personal? Sería insensato de mi parte. — Y no era más que eso. No es que ella siquiera considerase que había un problema entre Atreia y ella, lo único que tomaba a consideración era el consejo de Hugh y el "gesto". Era tan sólo su estatus y su posición en la jerarquía de ese grupo. Ella era la figura de autoridad y el resto quienes la seguían, y sería ilógico interponerse en ello.

— ¿Por qué ha hablado con ella para solicitar paciencia? — Después de todo, desconocía las intenciones de Hugh y el cómo la veía a ella.

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Hugh Carpenter

Al fin entendió a lo que se refería la pequeña. Lejos de sentirse aludido, se alegró de que ella hubiese entendido de que el amor era algo que no se podía aprender de libros ni de anécdotas. Había que vivirlo:

— Correcto.

Ante lo siguiente, se figuró que ella no le había entendido bien, así que replanteó su frase:

— El dolor puede ser emocional.

Después, Ravi se explayó en su opinión sobre Atreia. El hombre sintió su corazón hundirse en el pecho. Se acordó de aquella tarde de octubre cuando conoció a la mujer, en la que ella tantas veces insistió que no era ninguna eminencia y que no hacía falta andar sobre clavos en su presencia. Ahora entendía porqué lo decía. Era por esto:

— Ravi... Antes de ser silbato blanco, antes de ser una guía, antes de ser una adulta... Atreia es una persona. Tiene sentimientos, como tú. Tiene virtudes, defectos, gustos, disgustos, recuerdos, miedos... Como tú. — Comenzó, arrastrando sus palabras. — Más que líder, es nuestra compañera. No la deshumanices. No la veas como una autoridad indiscutible. Y no pongas un peso tan grande sobre sus hombros.

Su tristeza empezó a transformarse en fiereza. Su expresión se tornó dura:

— Todos cuidamos de todos. Todos participamos en las decisiones. No nublas ningún juicio por hablar con ella de una forma más personal. Incluso... — Suavizó su semblante. — ... Incluso me gustaría que lo hicieras. Tú y todos. Siempre que ocurre algún problema donde salimos heridos, Atreia es la única que queda sola. Ayer cojeó por una herida y ni siquiera le preguntaron si estaba bien. ¿Por qué...? Es tan buena chica. Si hablaseis más con ella lo sabríais.

El tema le había tocado tanto la fibra sensible que no había podido evitar divagar al respecto. Dejó salir un suspiro cansado:

— Porque somos una familia.

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Ravi Bhandari

Había comenzado mal. Y había comenzado mal porque daba pie a la conversación con temáticas que habían sido complicadas para ella durante años.

— ¿Cómo definiría usted el dolor emocional? ¿Qué es lo que siente? — Su semblante sonriente no cambiaba, no lo hacía por absolutamente nada mientras estuviera en una situación con sus sentidos intactos. Pero había una curiosidad peculiar en esas preguntas, como si simplemente las hubiese planteado demasiadas veces. Porque ella tenía que ligar las emociones con sensaciones, le era exponencialmente más difícil entenderlo de otra manera.

Pero conforme más escuchaba al mayor, más chocaban sus conceptos escritos a la fuerza "sobre piedra". Chocaba con tal demasía, que incluso había dejado de estudiar al mayor por mirar a la nada, pero a su parecer, tenía frente a ella mares de información y escenarios recaudados a lo largo de los años.

No. ¿Por qué era distinto? ¿Qué lo hacía distinto ahora? ¿Las condiciones del descenso? ¿Qué la hacía diferente a los tutores del orfanato que establecieron con claridad la brecha entre los que ordenan y los que obedecen? El que manda a callar y el que calla.

Se notó su estereotipia.

— ¿Se refiere a ignorar la posición de autoridad de la señorita guía Atreia y tratarle como un igual?

La manera de expresarse de Hugh le generaba más problemas de comprensión de lo que solía ser usual. ¿Qué tenía de diferente el que estuviese herida y se fuera por cuenta propia? Es parte del ser humano y es parte de ser delver. Incluso a ella la habían herido estando sola, ¿no era eso considerado lo normal?

— El grupo de descenso cuenta con delvers especializados en la medicina y tratamiento de heridas. ¿No le fue dado el procedimiento médico necesario? — Porque Ravi de buenas a primeras veía el lado más rígido de las cosas. No procesaba el que "preguntar si estaba bien" era algo emocional, algo... de demostrar preocupación.

— Mi familia falleció hace años en alguna capa del abismo, señor Hugh. — Parpadeó un par de veces. Pero había leído la subjetividad de ese tipo de declaración con anterioridad. — ¿Se refiere a de manera metafórica por el tiempo convivido presente y a futuro, y las relaciones que se formarán durante ese proceso?

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Hugh Carpenter

¿Cómo que "qué es lo que siente"? ¿Qué clase de pregunta era esa? Sabía que Ravi no tenía experiencia participando en grupos sociales, pero eso no debería impedirle saber lo que eran los sentimientos. Sólo si tomaba su teoría de que la muchacha estaba enferma mentalmente podía encontrar cierta explicación. Definitivamente tenía que hablarlo con Chenge:

— Depende de la emoción. Pero suele ser malestar físico y pérdida de energías al recordar algo. — Expuso a grandes pinceladas. — Cuando lo provoca otra persona, tienes ganas de evitarla.

Luego, ocurrieron las divagaciones. Hugh se dio cuenta de que la pequeña comenzó a tener leves espasmos musculares, lo cual le extrañó, pero no fue capaz de ligarlo con nada. Sólo pudo continuar la conversación:

— Exacto. Imagina que a ti te viesen sólo como una delver que debe investigar y explorar, no queriendo saber de ti como persona por si "interfiere con tu trabajo". — Hizo comillas con los dedos. — ¿No te sentirías sola? ¿Como que no le importas a nadie?

Siguió respondiendo las preguntas:

— La traté yo. — "Aunque no me dejó revisar sus otras heridas", pensó.

No le quiso dar mucha importancia a las palabras tan frías que le dedicó la pelirroja a continuación. Tan sólo asintió y se explayó una vez más:

— Estaremos juntos hasta el final. Compartimos el mismo cielo, pisamos la misma tierra, lloramos las mismas lágrimas... Como una familia. Aún estamos aprendiendo a convivir, pero en pos de procurar la calidez que el abismo nos trata de arrebatar, deberíamos tenernos paciencia mutuamente y avisar cuando sentimos dolor.

Miró a Ravi a los ojos, notándose cierto cansancio y súplica en su mirada:

— Por eso a Atreia le pedí que tuviese paciencia contigo, y a ti te pido que le tengas cariño a ella.

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Ravi Bhandari

Llevó una mano a su mentón con aquella corta y vaga explicación sobre lo que ese dolor emocional significaba. Parecía estar haciendo memoria de si había vivido bajo aquellas condiciones que mencionaba, aunque siendo tan general, era un poco complicado reducir las opciones de entre tanto malestar físico que había sentido a lo largo de su vida.

Aunque recordó algo. Una época en específico. — ¡Oh! Creo entender a lo que se refiere. Sí me he visto en posición de evitar la presencia de un tercero anteriormente. — Después de todo, no es que fuera inconsciente de sus propias acciones, sólo del por qué es que las realizaba o qué era lo que la había llevado a hacerlas.

El lado negativo de lo que Hugh mencionó a continuación es que estancaban el procesamiento de Ravi de la situación por un motivo en concreto:

— No es necesario imaginar situaciones que son un hecho, señor Hugh. — Reiría un poco, como si fuese algo burdo que tomar en cuenta. — Las personas del orfanato no interferían en mis investigaciones como delver en lo más mínimo. Era capaz de manejarlo sola. — Pero hubo un silencio seguido de ello.

Sola.

Solo, sola, soledad.

Basta.

— Estaba Chenge. — Hablaba en pasado pues hacía referencia a cuando estaban en el orfanato, donde sólo eran ellos dos. — ¿La señorita Atreia no cuenta con el apoyo de quien es su mano derecha, el guía Norman? — Pues le pareció extraño que Hugh se haya encargado, él no era médico. Además, teorizaba que una "mano derecha" en términos profesionales, era casi tan cercano como una amistad pues ya llevaban años siendo un equipo, en el que pensaba que habría algún vínculo formado a esas alturas.

Lo siguiente... Eso no podía refutarlo. Porque ella no sabía qué era lo que definía una familia. No lo había vivido, nunca tuvo la oportunidad de aprenderlo. Y, a diferencia de las amistades y otros vínculos, no lo estudió. Porque no tenía motivo alguno de hacerlo. Carecía de ella, ¿por qué buscaría su comprensión?

Pero mirarla a los ojos evidenciaba que era justo algo que ella nunca hacía. Miraba la cara del otro, sus facciones, pero no sus ojos. Seguía pensando en la anterior definición a pesar de que continuó hablando. ¿Algo tan vago los vinculaba como a una familia? No tenía sentido. Pero en lugar de rechazar la hipótesis al no encontrarle lógica, siguió buscando. Hm.

— ¿El Descenso Final nos convierte en una familia figurativa? — Se había inclinado hacia el mayor con cierto peculiar interés.

Y finalmente prestando atención a lo otro... Si, lo recordaba. Había escuchado muchas veces el que pidieran eso con ella. Paciencia. ¿Por qué serían tan impacientes los seres humanos? Su condición no era una cuenta regresiva, era permanente.

— ¡Entiendo, señor Hugh! Haré lo que esté a mi alcance por realizar para tener un vínculo de iguales con la señorita Atreia.

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Hugh Carpenter

— Cuando alguien te provoca dolor, le evitas, y cuando te ofrece amor, buscas su compañía. — Concluyó, para asegurarse de que quedase lo más claro posible.

Cuando la escuchó decir que era un hecho por poco saltó para afirmarle que nadie en el grupo de Descenso Final la veía así, pero Ravi fue más rápida para explicar que hablaba de sus experiencias en el orfanato. Después, silencio. El hombre se quedó helado. Dejó ir muy lentamente aire que no sabía que llevaba reteniendo en sus pulmones desde hacía rato:

— ... ¿Y te gustaba manejarlo sola? Si no hubiese estado Chenge, ¿cómo te hubieses sentido?

Suspiró nuevamente ante la mención de Norman. Sentía que la pequeña se estaba descarrilando:

— Somos un grupo de diez... Trece personas. Dos la apoyan. Once la deshumanizan. ¿Qué pesa más? ¿El amor de dos o la indiferencia de once?

Sabía que Ravi no le miraba a los ojos de vuelta. Nunca lo hacía. Era un detalle del cual ya se había percatado desde hacía tiempo gracias a que él sí buscaba los ojos de con quienes hablaba, pero nunca se lo tuvo en cuenta. Asintió ante su pregunta. Y, una vez ella comprendió, Hugh cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás con alivio:

— Bien. — Dijo, dándose una palmada en el muslo. — Me alegro. Gracias.

Estaba exhausto. Ya iban tres días seguidos de conversaciones llenas de carga emocional. No sabía cuántas más iba a aguantar.

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Ravi Bhandari

Parpadeó un par de veces con ese enunciado. ¿Era así? Bueno, era lógico pensar que los seres humanos buscaban el revivir sensaciones agradables y evitar revivir lo desagradable, visto desde ese punto tomaba más sentido.

Aunque, ¿Qué definía qué es lo que te daba cada persona?

A pesar de las explicaciones de Hugh, no consideraba que Atreia hubiera causado "dolor emocional" en ella. ¿Por qué habría de? Lo único que hizo fue darle órdenes, a las que ella sabía que sería sometida en el grupo de descenso desde un inicio. No evitaba a alguien desde hace años.

Hubo otra cosa que tomó a consideración si ponía todas las cartas sobre la mesa, ¿por qué ella buscaba a Hugh? ¿Eran amigos? Nunca se lo preguntó directamente. ¿Por qué se había atrevido a asumirlo? No tenía fundamentos. Insensata.

— ¿Qué es lo que usted ha ofrecido, señor Hugh? — Le preguntó con suma inocencia, esperando que él le diese la respuesta directa y saber qué clase de vínculo compartían.

Aunque las siguientes preguntas la dejaron en blanco.

¿Manejarlo sola qué sensación le causaba? ¿Por qué tenía que ponerlo en una balanza de gustar o no gustar? ¿Era necesario? ¿Tenía que catalogarlo? Si fuese así, ¿Cómo lo haría? — Es irrelevante. — Continuaba sonriendo. No importaban las sensaciones, ya no estaba en el orfanato.

"Si no hubiera estado Chenge." Él había estado, y él no había estado también. Ambas cosas. Hubo una época en la que hasta podría decirse que ocurrieron a la par.

¿Pero si definitivamente no hubiera estado? Sólo no hubiera tenido un amigo y se habría centrado en sus investigaciones. Eso es todo. ¿Eso era todo? Si. No. ¿No? Su Chenge.

Los espasmos comenzaron a presentarse a la altura de sus hombros.

— No es necesario cuestionarse escenarios tan sumamente hipotéticos si hablamos del pasado. El "hubiera" es un concepto vago que carece de utilidad práctica. — Ella reconocía lo que estaba pasando, lo recordaba. Por eso, aún en el suelo, comenzó a guardar sus cosas.

— No deshumanizaría a la señorita Atreia, es tan humana como yo o como usted. — Porque claro, tomó la palabra a modo literal. Después de todo, a ella también la habían deshumanizado. — Tomé a consideración su posición de liderazgo, pero si usted solicita una relación de iguales con ella, debe tener sus motivos lógicos que no alteran la organización de la misión.

Devolvía cuidadosamente a Steve dentro de su mochila a pesar de que los espasmos continuaban. — ¡Es bueno que le alegre! — Llegaba a ser gracioso que cuando un tercero externaba un sentimiento positivo, su única respuesta era decir "que era bueno". Se había puesto de pie. — ¡Volveré ahora! Aún hay locaciones que debo registrar y estudiar.

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Hugh Carpenter

La pregunta le tomó algo desprevenido. Eran interrogantes de ese tipo las que le generaban cierta incomodidad por temor a no ser correspondido. Pero debía ser honesto. Había aprendido a las malas que era mejor llevar el corazón en la mano y ser dañado que construir un muro de hielo y herir a dos:

— Cariño. — Respondió. — Me caes bien. Me haces reír, eso es algo que aprecio en una persona. Quiero protegerte.

... Entre la confesión a Atreia ayer y la de Ravi hoy sentía cómo su dignidad se la perdía por los recovecos del abismo. De todas formas, debía continuar explicando el tema de la soledad:

— Es relevante. Recordar el pasado e imaginar lo que no pudo ser ayuda a enfrentarse futuras situaciones similares y a conocerse mejor a uno mismo. — Sacudió la cabeza cuando se percató de que había copiado inconscientemente su forma de hablar. — Escucha, Ravi... "No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti". Si algo he aprendido con los años es que no estamos tan divididos como nos hacen creer.

Se mordió disimuladamente el labio inferior. Los espasmos musculares de la pelirroja empeoraban a medida que avanzaba la conversación y eso le preocupaba:

— ¿Estás bien?

Asintió ante lo siguiente que dijo la menor, no dándose cuenta que tomaba el comentario de la deshumanización literalmente:

— Bien. Espero que podáis ser amigas.

Estaba tan falto de energía que se olvidó completamente de que Ravi no debería pasearse por la segunda capa sola; por ende, tan sólo hizo un ademán con la mano para darle permiso para irse:

— Ten cuidado. — El aún tenía un medallón que recuperar.

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Ravi Bhandari

Parpadeó al escuchar la primer palabra. Cariño.

Y se mantuvo atenta a las palabras que le siguieron, procesando cada oración por separado. Inconscientemente, Hugh entre sus palabras había mencionado algo de importancia abismal para Ravi, tanto así, que pasó a dejar el resto de enunciados en segundo plano.

"Me haces reír."

En esas tres palabras recaía todo el propósito de su personalidad actual. Porque las risas eran contagiosas. Porque si sonríes, creas un ambiente fructífero para que otras personas lo hagan por igual.

Si ella sonreía, las personas que le rodean lo harían también eventualmente. Lo que significaría una relación social agradable. Lo que significa formar parte de algo.

Llevó sus manos a sostener las del mayor. — ¿Significa que somos amigos? — Era curiosa la cantidad de veces que había repetido esa pregunta.

Después, continuó el tema de la soledad. De verse a sí misma sola. Ella ya había aceptado eso, el verse a sí misma sin Chenge, lo hacía cada que el chico iba al abismo, y lo hizo cuando aceptó esa misión.

— Futuras situaciones hipotéticas en las que me encuentre en completa soledad. — Pareció replantear para sí misma. Por si todos morían. Por si ella se separaba. Cada que mencionaba algo relacionado a estar sola, le seguía un silencio. — ¡Lo tomaré a consideración! Necesitaré estudiar esos planteamientos para investigar posibles cursos de acción.

La siguiente oración era un poco complicada, a pesar de tener tan simple regla. No hacer lo que no quieres que te hagan. ¿Cómo ella reconocería eso? Las cosas que a ella no le agradan no las realizaba en otros, pero Hugh parecía hablar del tema desde un punto de vista más social y dependiente de los individuos que le rodearan.

Que difícil cuestión.

— ¡Entiendo! Analizaré dichas cuestiones en los miembros del grupo.

Con la pregunta, rió un poco. — No poseo ninguna herida física que me produzca problema alguno, ¡así que me encuentro bien! — Porque de nuevo, si no mencionaba a un tercero, no tomaría a cuenta el dolor emocional.

Y la user no sabe cómo va lo siguiente. Si Hugh continuó o no la conversación con lo dicho anteriormente, de ello dependía el que Ravi realmente abandonara el lugar o no.

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Hugh Carpenter

Era completamente ajeno a las cosas erróneas que pensaba la pequeña y, por ende, cuando le tomó de las manos lo tomó como indicativo de que se había explicado perfectamente. Sonrió con los ojos. Y le devolvió el gesto, apretando un poco sus manos como muestra de afecto:

— Claro.

La dejó ir para continuar con la charla seria. Nuevamente creyó que se había dado a entender y que su objetivo de hacer que Ravi empatizara con Atreia había sido logrado con éxito. No tuvo nada más que añadir:

— De acuerdo. Sólo eso: sé buena con Atreia.

Ante la afirmación de que físicamente estaba bien, Hugh ladeó la cabeza en confusión. Sólo podía asumir por el momento que aquellos espamos se debían al nerviosismo, pero ya podría hablar con Chenge y preguntarle cómo funcionaba la psique de la pelirroja. Por el momento, zanjó el tema musitando un "Hmmm".

Después, Ravi quiso marcharse. Hugh optó por quedarse en el lugar un poco más para darle vueltas a todo lo que había ocurrido entre sus compañeros desde que había iniciado el Descenso Final. Luego retomaría la búsqueda de su medallón.

Qué semana tan larga.