Segunda Capa


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5 de noviembre ~ 18 de noviembre

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【 𝐎𝐙𝐄𝐍 】


El campamento de observación

6 de noviembre - Bosque invertido | 7:00AM | 6ºC – Oscuro


Durante la primera noche que experimentaban en la segunda capa las temperaturas habían descendido considerablemente y se volvió una noche fría y húmeda. Por suerte, las pompas de agua hirviente del nido seguían intactas, generando cierto calor en la zona.

Sin embargo, en cuanto abandonaron el nido de Needle Ghost el gélido ambiente empeoraba a medida que avanzaban a las entrañas del extraño y misterioso bosque invertido. La fauna y flora también cambiaban radicalmente; los árboles crecían del revés desde una superficie rocosa. Había que caminar con cautela a través de los árboles y los puentes de madera que se habían habilitado antaño por hábiles Delvers para una mayor facilidad de movimiento a través de dicho lugar.

Atreia ya había informado al grupo antes de partir que se dirigirían al campamento de exploración de Ozen, quería confirmar si los rumores de su desaparición eran ciertos y aprovechar para utilizarlo como base temporal mientras volvían a aprovisionarse de agua y comida.

La madera crujía cada vez que pisaban los puentes colgantes y daba la impresión de que iban a romperse en cualquier momento, mas se mantenían firmes en su sitio sin resquebrajarse. Gracias a que los ascensos eran de a penas unos pocos centímetros por el momento, la maldición del abismo aún no se había presentado; tampoco se avistaban criaturas debido a la lejanía del centro.

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Ravi Bhandari

Las 7 de la mañana en medio de una temperatura gélida e inoportuna, y aún así la pelirroja estaba con tanto ánimo en su ca-mi-nar como de costumbre, como si su cuerpo no sintiera el más mínimo frío apesar de que, por la palidez de su piel, se hacía evidente lo levemente rojo de su nariz, mejillas y orejas.

Estaba siguiendo cada pasito de Hugh, pisando donde él había pisado, aprendiendo del más grande, el más experto, en esta complicada tarea de la vida llamada caminar.

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Koyagami Nanami

Curiosamente era tanto fan del frio como del calor, antes no le importaba que clima hiciera con tal de que no interfiriera con su trabajo todo estaría bien.

Actualmente si le molestaba un poco ¿Porque? no tenia consigo algo mas para abrigarse y soportar el clima, aparte de que su cicatriz molestaba un poco con esto. Suspiraría sin ninguna otra opción mas que seguir e intentaría meterse entre medio del resto para que al menos ellos fueran útiles de estufas vivientes (?)

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Eryn Automne

La joven de cabellera cobrizo se encontraba mejor de sus heridas y golpes, aún que en el fondo sentía el aroma de la sangre sobre ella por mucho que se lavó en algún riachuelo.

Por otra parte y con respecto al frío y la hora, estaba algo ensueñada. Algún que otro pequeño bostezo se escapaba de sus labios, mientras con sus brazos se abrazaba a si mismas por el frío que sentía. Tan acostumbrada estaba a la buena vida con un suéter calentito frente a la chimenea en su hogar, ciertamente lo extrañaba pero aquello no cambiaba nada, solo se limitaría a caminar en silencio.

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Norman Forrestal

No ha traído ni un triste chándal, se le hiela hasta el ojal Caminaba unos pasos por detrás de Atreia con miedo a que los tablones de madera bajo sus pies se derrumbaran en cualquier momento. Trataba de no mirar hacia abajo o su ansiedad empeoraría sustancialmente... y ya se había tomado una pastilla esa mañana.

Hacía muchísimo frío y tiritaba un poco, la capa azul que llevaba encima en ese momento era más inútil que la asignatura de Ciudadanía.

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Atreia Langley

Ella por su parte no tenía demasiado frío. Sí que le molestaba ocasionalmente las ráfagas de viento, pero más allá de eso su temperatura corporal era normal. Su rostro en aquel momento no era muy acogedor, aún seguía enfadada por la disputa que hubo ayer y las alocadas ideas de ciertas personas.

Quiso tener una conversación a solas con Chenge, pero necesitaba descansar y ahora su prioridad era llegar al campamento de observación para que pudieran asentarse un tiempo.

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Fei Chenge

ansiedad

Es lo que lo representaba ahora, perdiendo la esperanza en lo profundo del abismo. Geer, su pequeña Geer. No encontrarla solo le daba más razones a Atreia de verlo como un irresponsable suicida, y si no la encontraban también entraria en la categoria de homicidio accidental

Por fuera intentaba parecer tranquilo. Le habían dado el permiso de seguir al grupo para ver si en el proceso lograba encontrarla, de no ser así...

No quería pensar en eso ahora.

caminábamos en silencio al lado de Su Hua tomado de su mano, ya que está entendía que en ese momento él no se encontraba en el mejor estado, ni siquiera les dio tiempo de pelear (?

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Ravi Bhandari

Que callados están todos.

— Que sepa el mundo que en marcha estoy.~ — Cantó bajito porque con los puentes luciendo tan JODIDOS tampoco era tan descarada para andar hablando alto.

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Hugh Carpenter

Oh, Ravi estaba cantando. Qué raro (?):

— Con mucho que ver y vivir~ — Cantó igual de bajito.

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Paris Johasson

Andaría con pasos lentos, pero seguros de si mismos, restándole poca importancia al clima y el frio que estaba haciendo, pues ya estaba acostumbrada a ello tras haberse criado en uno de las regiones más frías y nevadas, solo podía concentrarse en ir con cuidado.

—Hmp... — Suspiro con pesadez al escuchar a Ravi cantar, tanto que le gustaba el silencio como para ser arruinado por al alguien, pero al parecer la pelirroja no sería la única en cantar.

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Dylan Chester

Tenía el culo heladísimo, y sumando el tremendo sueño que se llevaba en ese momento, caminaba con el ceño marcado y con los brazos cruzados, sobándose de vez en cuando la piel.

Al escuchar una cancioncita venir a sus oídos, soltó un suspiro hondo.

—Puto frío de mierda puto puto puto mierda mierda mierda mierda —Mumuró para sí mismo en voz bajita. Necesitaba silencio pero no lo iba a conseguir a menos que muriera. Lanzarse al vacío era una opción.

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Ravi Bhandari

— Con cielos azules andando voy.~

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Hugh Carpenter

— A un lugar así.....................

Eh, se había olvidado del resto del verso. Pues nada, a tatarear:

— Mhmhmhmmm~

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Ravi Bhandari

Incluso aunque se le olvide la letra a Hugh, ella sigue moviéndose siguiendo el ritmo del tarareo.

— Que sepa el mundo que en marcha estoy.~ Que me gusta cada instante aquí.~ — Oblivious af del percance que era para otros el que ella cantara aunque lo hiciera bajito.(?)

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Koyagami Nanami

De chill escuchando como cantan esos dos- 🎶

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Paris Johasson

— Trágame abismo... —Murmuro muy bajito.

Tras mucho rato caminando en los entresijados puentes colgantes en la lejanía se divisaba lo que parecía el campemento de observación. Cada vez se veía más cercano y las ráfagas huracanadas de viento habían disminuido mucho. Una vez se acercaron lo suficiente, se podía observar el ascensor que les permitiría... ascender.

Probablemente era una de las peores decisiones que se habían tomado a la hora de construir dicho lugar; sin embargo, era extremadamente útil para posicionarlo en un lugar muy alejado de cualquier criatura de la segunda capa, lo cual aumentaba mucho la seguridad del campamento. Era un búnker ideal para refugiarse de los Inbyo que habitaban los árboles.

Atreia movió una de las palancas que había conectada a las poleas de metal que soportaban todo el mecanismo del ascensor. El hierro rechinó generando un sonido cacofónico bastante desagradable, segundos después, la estructura metálica comenzó a descender a un ritmo lento pero sin pausa. Una vez bajó en su totalidad, Atreia lo observó unos instantes.

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Atreia Langley

—Subiremos por turnos de tres en tres. El ascensor no es precisamente muy amplio y la maldición del abismo os afectará en la subida, respirad hondo antes de que accione la palanca, os hará falta. Recordad que la presión de ascenso es bastante peor en esta capa que en la primera, a algunos ya os vi sufrir un poco antes—advirtió son un tono neutral.

Se colocó al lado la palanca y dejó sitio, esperando, para que fueran pasando de tres en tres-

Los primeros en subir fueron Chenge, Ravi y Norman. Atreia accionó la palanca una vez los tres entraron en el ascensor.

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Norman Forrestal

Para su suerte, conforme avanzaba el ascensor y los metros de ascenso aumentaban, no se sentía mal. Tuvo unas pocas náuseas, pero eran lo suficientemente leves como para no acabar vomitando y encontrarse medianamente bien.

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Ravi Bhandari

Estaba preparadísima para este momento, que al cabo ella era bastante resistente. Tanto, que la csm incluso había salido completamente ilesa en ocasiones anteriores ante el peligro. Ahí estaba, de la manito con Chenge, lista para el mejor o último momento de su vida.

Espera- todo se está sintiendo raro

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Fei Chenge

Al subir no sintió nada en especial, a lo mucho un ligero mareo. Sin embargo a su lado Ravi había debilitado su agarre, por lo que la tomo con fuerza de los brazos hasta llegar arriba del todo.

Los siguientes en subir fueron Nanami, Eryn y Paris. Una vez se colocaron en el ascensor, subieron también.

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Eryn Automne

A pesar de que el elevador se alzaba medianamente lento, la maldición le cayó como balde de agua fria; sus piernas y brazos se sentían pesados como ladrillos por ende no podía moverlos, su cabeza comenzaba a dolerle cuan migraña pero repentina y las nauseas no se hicieron esperar.

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Koyagami Nanami

Les tocaba subir a ellas, no estaba tan segura de que tan resistente era este ascensor y que tanto podía confiar en el que sostuviera la palanca para activarlo. Sentía que tenia que vendarse los ojos y avanzar. Fe ciega.

A medida de que iban subiendo empezó a sentir un poco de nauseas pero al menos no eran un problema para poder prestarle atención a su al rededor. Volteo a ver a sus compañeras y, para su sorpresa, una ya estaba rendida ante la maldición del abismo.- ... 💦 - no podía hacer mas que abanicarla, pero en su cabeza estaba like. (?)

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Paris Johasson

Ahora era el turno de su grupo en subir, dándole paso primero a sus compañeras y ser la ultima en ingresar a la cabina del ascensor, posicionándose al lado de Eryn en espera de que la maquina se pusiera en marcha. Ya en ello lo único que podía sentir fuertes nauseas como también un dolor de cabeza.

—¿Eh? — Voltearía a ver a sus compañeras, viendo a la pobrecilla de Eryn que deseaba no estar en su lugar. — Uh... ¿Por qué no me sorprende? — Deslizo su mano hacia la espalda de la chica para sujetarla.

Los penúltimos en subir fueron Dylan y Su Hua. Atreia esperó para que entraran y accionó la palanca por tercera vez.

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Su Hua

Le rezaba a todos los dioses que conocia, pero al parecer el mundo le decia que si salia ilesa de las batallas tenía que sufrir en otro lugar.

— Me cago en mi maldita existencia — Como pudo colocó su mano en el barandal llevando su mano a la cabeza, aunque sentía que en cualquier momento sus piernas iban a ceder.

No quiere ni pensar como le ira en las siguientes capas

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Dylan Chester

Por algún extraño motivo del destino, le había tocado subir con Su Hua en aquel momento. Posteriormente y al observar que los demás grupos subían por ese ascensor, se sintió un poco más seguro de que no iría a pasar nada más relevante en ese corto trayecto.

Esperó a que el mecanismo ascendiera por las órdenes de Atreia y tomó una gran bocanada de aire mientras accionaba la palanca la mujer, rezando internamente para que no muriera en el trayecto.

Sabía que su resistencia era horrible, sin embargo, tal parece que los síntomas actuales se habían aligerado más que la primera vez ¿Era una puta broma del destino? No sabía, pero lo agradecía.

Sintió unas fuertes náuseas y dolor de cabeza progresivos, así que no evitó tomar la baranda e intentar hacer ejercicios de respiración nada más. Mirando a su lado, parecía ser que su compañera la estaba pasando mucho peor que él.

—¿Huh? ¿No que eras resistente? —Comentó en un tono bromista y grosero a la vez, haciendo un sonidito fastidioso entremedio. Viendo que la chica estaba en un estado deplorable y a punto de vomitar, comentó luego —¿Te sujeto el cabello o...?

Mala idea, ya habían llegado sus ganas de vomitar, pero tuvo fe.

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Por último, Hugh y Atreia subieron al ascensor. Atreia utilizó la lanza para bajar la palanca desde el ascensor para que subiera.

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Atreia Langley

No era la primera vez que ascendía dentro de la segunda capa, por lo que estaba bastante acostumbrada. Agradeció no haber bebido aquella mañana o posiblemente no hubiera podido evitar el vómito por mucho que las náuseas fueran bastante tolerables.

—Espero que no hayan vomitado en la entrada del campamento, no me apetece pisarlo—comentó casualmente.

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Hugh Carpenter

Bueno, le tocaba a él. Rezaba porque los niños estuviesen esperando tranquilamente arriba y no dando vueltas. En especial Ravi. Confiaba en que hubiese aprendido de la última charla y ya no volviese a salir corriendo a ninguna parte. Si la encontraba junto al resto le daría un headpat.

En fin, muchotexto. Se subió al ascensor.

Sólo por si acaso giró la cabeza de forma que Atreia no pudiese verle la cara. Y fue buena idea, porque tras un rato empezó a sentir unas náuseas horribles. Se tapó la boca con la mano. Y trató de que cualquier cosa que subiese desde su estómago no atreviese a salir a saludar. Una pena que la mujer a su lado tuviese que hacerle reír:

— Pfft- Khht.

Maldición, Atreia, no era el momento. Podría escapar algo.

Una vez todos habían llegado a la entrada del campamento se tomaron varios minutos para recuperar el aliento todos aquellos que se encontraran mal debido a la presión de ascenso, Norman atendió rápidamente a aquellos que se encontraran en peor estado. Los síntomas se alargarían durante un buen rato, decreciendo de forma gradual.

El lugar era extremadamente silencioso y sosiego. No se escuchaba a ningún alma en toda la zona a excepción del grupo de descenso, las sonoras arcadas, los vómitos y los jadeos. La entrada estaba justo delante de ellos, la puerta de madera se encontraba entreabierta y de ella provenía un olor a aire estancado. Conforme se fueran recuperando, se adentrarían dentro del campamento para investigarlo.

Las habitaciones estaban muy oscuras por lo que deberían de improvisar antorchas para ver por dónde iban y no tropezar con nada, el campamento era bastante amplio, sin embargo, no había sido visitado en mucho tiempo. El musgo y la frondosidad de la segunda capa se habían apoderado de él, las ramas de los árboles consiguieron hacerse camino al interior del habitáculo e hileras de hojas y lianas llenaban las paredes de madera de cada una de las habitaciones.

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Paris Johasson

— ¿Cómo se encuentran? ¿Eryn ya estas mejor? — Hablo dirigiéndose a Nanami y Eryn, tomando una gran bocanada de aire y agradecer internamente de no haber expulsado la cena.

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Koyagami Nanami

Por mi no te preocupes, solo fue un ligero mareo pero...- miraba a Eryn quien había parecido colapsar y pasar al otro mundo- parece que alguien si la paso bastante mal (?)

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Eryn Automne

Por fin estaban en lo alto, aunque esperar un poco ya en el mirador le hizo sentirse un poco mejor paulatinamente y con ayuda de Norman.

Ante las preguntas de sus compañeras que eran tan amables por preocuparse por ella, intentaba guardar la compostura para no preocuparles más. —E-Estoy bien, bien...— Bien mareada. Pensó en sus adentros.

Posteriormente cuando comenzaría se limitó estar cerca de ambas por si se le bajaba la presión para también investigar.

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Paris Johasson

— ¿Tas bien, segura? ¿Necesitas que llamemos a el tuert-? Cof- — Se interrumpió aclarándose su garganta. — a Norman.

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Eryn Automne

—S-Si, estoy bien chicas, pero para no preocuparlas puedo ¿estar con ustedes?

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Koyagami Nanami

Tenia que mantenerse algo seria y no reírse por la situación, no quería engañar a nadie de que ver a alguien colapsar le parcia algo gracioso, pero tampoco quería parecer una bestia (?)

- Si, será mejor que mantengamos un ojo sobre ti, solo por si las dudas.- de paso aprovecharía para pispear a su alrededor a ver si encontraba algo interesante(?)

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Paris Johasson

—Bueno, podremos ir a investigar juntas, no me molesta.— Le dio unas cuantas palmadas a la más baja y miro de reojo a Nanami en espera de una respuesta antes de ir a investigar.

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Eryn Automne

—S-Si, gracias. — Respondió a ambas. El estar cerca con alguien la aliviaba más últimamente, era una vieja costumbre que regresaba.

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Ravi Bhandari

Tenía una mano sujetando su cabeza, las náuseas seguían allí y ella evitaba moverse en demasía así como tampoco cerrar los ojos porque eso aumentaría el mareo.

Escuchó a sus compañeras, y después volteó a ver a Chenge con una sonrisa. — ¿Cómo te encuentras? — Sólo para después desviarse a sus alrededores, se supone que con la intención de investigar, pero estaba un poco entrecerrando los ojos por la oscuridad y el dolor de cabeza que se le sumaba.

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Fei Chenge

— Bien, pero tu no tanto, por favor, mantente un rato tranquila mientras baja un poco los efectos de la maldición — La mantenía agarrada de la mano, no tenia mucha intención de investigar el lugar de momento, al menos hasta que los afectados se encontraran en mejor estado, a lo mucho dio una pequeña mirada previa.

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Ravi Bhandari

Estaba atenta mirándolo mientras le daba la indicación, sólo para después asentir y llevar su mano libre a darle pats en la cabeza al otro.

— Es bueno que estés bien. — Reiría un poco a lo bajo. — Será un rato entonces.

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Fei Chenge

Sonrió feliz al sentir el palmeo en su cabeza — Si, tienes que estar optima para que sigamos nuestro camino — murmuró ahí en su mundo, que asco(?

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Su Hua

— A este paso me voy a morir solo por tener la resistencia en el culo — Ahi quejándose porque es lo mejor que sabe hacer. Se había amarrado el cabello, o intentado, a lo mucho si Dylan estaba lo suficientemente bien le pidió ayuda con eso para poder expulsar su comida por tercera vez en este viaje

Luego esperaría ls ayuda de Norman asi poder estabilizarse un poco.

Luego de estabilizarse se levantaría para observar mejor el lugar. sin duda se lo había imaginado muy distinto a lo que era ahora.

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Dylan Chester

Ayudó en lo que más pudo a Su Hua y al ver que intentaba estabilizarse por su lado, él se fue por el suyo no sin antes darle unas palmadas ligeras en la espalda.

Caminar un poco, aunque sea en un área determinada, le hacía aliviar un poco los síntomas de náuseas. De vez en cuando iba tomando un poco de agua de su cantimplora, de esta manera creía que podría quitársele un poco el dolor que resonaba en su cabeza.

Sin mucho más que hacer y viendo que sus compañeros intentaban estabilizarse, aprovechó de investigar a su alrededor con la vista.

Todos comenzaron a investigar la zona, ya sea por grupos o de forma individual. A pesar de la tranquilidad que emanaba el lugar, la oscuridad de las salas podía poner los nervios de punta a cualquiera. Había cierta humedad en el aire debido a la flora que había penetrado las barreras de madera del campamento, sin embargo, a diferencia de la espesura de la selva que habían visitado antes, el aire no era especialmente pesado, simplemente ese lugar no había sido ventilado en mucho tiempo.

Conforme se abrían las habitaciones y el viento comenzaba a navegar entre los cuartos la pesadez era cada vez menor. En la búsqueda, Ravi no encontró nada, los mareos le impedían fijarse con claridad en las cosas, Chenge que se encontraba junto a ella, tampoco.

Su Hua quien había sido presa de la maldición del abismo tampoco tuvo éxito en su investigación, Nanami a su vez, sufrió el mismo destino y no encontró nada más allá de unas botellas de plástico vacías. En cambio, hubo algunos que sí tuvieron más suerte que los demás.

Concretamente, Eryn fue una de las afortunadas. A pesar del malestar que sentía en su cuerpo, al observar lo que la rodeaba, en uno de los cuartos divisó unas hojas esparcidas por el suelo, parecían estar llenas de garabatos y símbolos extraños, mas eran ininteligibles. Paris por otra parte encontró un cuaderno andrajoso lleno de polvo, estaba sellado y la llave no se avistaba en ningún lugar. Al joven Dylan también le sonrió la fortuna al buscar y descubrió rastros de sangre y plumas. Para concluir, Hugh, dentro de una de las habitaciones más alejadas encontró un huevo misterioso de considerable tamaño, era blanco rosáceo y descansaba en una cobertura de paja.

...Pero eso no había sido todo.

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Atreia Langley

Cuando abrió lentamente la puerta de madera un nauseabundo olor a putrefacción invadió sus fosas nasales con violencia. Tuvo que llevarse la mano a la boca y nariz para taparse y contener la arcada que hizo acto de presencia enseguida en su garganta. Pensó en si sería el cadáver de Ozen y por eso todos pensaba que estaba desaparecida.

Pero qué ilusa fue al pensar algo tan banal y de esperar. Lo que se había encontrado era mucho, mucho peor. La mitad del cuerpo de un Corpse-Weeper yacía en el suelo, sus tripas y columna vertebral completamente al aire y rociando la madera de rojo carmesí.

Volvió a contener la arcada soltando un jadeo.

Lo que era aterrador de aquella criatura no eran sus desagradables entrañas y toda la sangre que la rodeaba, eran aquellas "venas" que emergían de su piel y se movían lentamente alrededor de su cuerpo. Brillaban con cierta intensidad y había algo en ellas que les helaba la sangre.

Sin embargo, fue aún más aterrador ver a dos personas frente a la criatura.

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Kurosawa Ryuu

Ante la criatura, arrodillado y completamente inmóvil, se hallaba un muchacho. Sobre su boca, una mascarilla quirúrgica, y en su mano, un bisturí limpio. Pero eso no era lo que más destacaba sobre él. Lo importante era que no movía ni un músculo. Si uno no se fijaba en su pecho que subía y bajaba suavemente al respirar podría confundirlo con una extraña estatua que adornaba el lugar, como una extensión más del tétrico animal.

No reaccionó en absoluto a la súbita aparición de la mujer. De él sólo se obtuvo silencio.

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Elise Jung

No era la primera vez que estaba en ese desolado lugar. Recuerda que hace unos años también había llegado a las inmediaciones, sin embargo, jamás se había encontrado algo como lo que tenía ante sus ojos.

Si bien en sus expediciones habría visto cosas raras, sobretodo en esos últimos tiempos, el haberse encontrado directamente con esa cosa fue inoportuno y la sacó totalmente de su trance. No olvidaría fácilmente esas venas moviéndose en zig zag en la piel del Corpse-Weeper como si fueran lo único que siguiera vivo en el mismo.

Sosteniendo con una mano un cuaderno con varias hojas y un lápiz en la otra, fue anotando visualmente lo que veía y destacando ciertas palabras escritas, haciendo analogías con los anteriores apuntes recopilados semanas antes. Su mirada era totalmente indiferente.

Giraba de vez en cuando la mirada y se tapaba la nariz para evitar vomitar, pero no iba a resistir mucho.

—No puedo más, no estaba en mis planes vomitar hoy, iré a revisar los alrededores —Le comentó haciéndose aire con su cuaderno, dispuesta a retirarse de ese vomitivo lugar.

Lo que no había esperado en ese entonces, era la llegada de una persona totalmente externa a la sala. Sacó su arco al escuchar la puerta y apuntó a la misma.

—Quién anda ahí —Emitió con un tono grave y con ímpetu, mayor fue su sorpresa cuando vio a una mujer, su presencia se le hacía ligeramente familiar —¿...Eh?

El hedor saldría disparado de la habitación, por lo que los demás también podrían olerlo, además de escuchar el resonar de una voz femenina.

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Su Hua

De por si la cabeza seguía dandole vueltas, ese olor nauseabundo solo hizo que volviera a la entrada para buscar no vomitar en el suelo. No estaba en condiciones para acercarse a ver que es lo que había en aquel lugar, ni siquiera le prestó atención a las nuevas voces, su cabeza aun estaba muy abrumada por los efectos de la maldición.

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Hugh Carpenter

Él, por su parte, había encontrado un gigantesco huevo en una de las habitaciones más alejadas del observatorio. El hombre lo miró unos segundos. E inmediatamente supo que lo mejor sería no tocarlo. Muchas cosas podían salir mal si lo hacía; pero, ante todo, temía que la madre de aquél huevo estuviera cerca. Si esa posibilidad existía... Su equipo estaba en peligro.

Con eso en mente, salió para reunirlos a todos. Pero súbitamente fue recibido con un olor a putrefacción tan indescriptiblemente nauseabundo que la mente de Hugh se quedó en blanco al instante. Se tambaleó. Y, al final, no tuvo más remedio que salir afuera a echar lo que durante tantos minutos había tratado de mantener dentro de su estómago.

Maldita maldición.

Necesitó unos momentos calmarse. En ese estado no podía buscar a los demás.

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Paris Johasson

— Encontré algo, ¿Qué hay de uste-- — Con su mano libre se cubriría la mitad de su rostros en cuanto el olor llegaba a sus fosas nasales. — Ugh... ¿Qué huele así? — Intento tolerarlo, caminando a la dirección donde provenía el hedor por mera curiosidad.

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Koyagami Nanami

Observaba con disgustos aquellas botellas vacías y se limito a estar cerca de Paris y Eryn, abrió su boca para preguntarles que era lo que encontraron hasta que un olor la dejo sin palabras.

"Asqueroso" pensó y automáticamente llevo ambas manos para cubrir su nariz. Ante la pregunta de Paris la morena solo negó con la cabeza.- No lo sé y es asqueroso, acaso hay 20 cadáveres por aquí?

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Eryn Automne

Le sorprendió ver aquellas hojas desparramadas en la habitación oscura y con letras imposibles de entender. Una vez lo había visto, regresaría a reagrupar se con las chicas a lo que también sentiría ese nauseabundo olor invadir su nariz.

—U-Ugh... No creo que sea vomito, huele a putrefacción.... Vayamos a ver que es...— Sugirió para posteriormente seguirlas.

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Dylan Chester

Al encontrarse rastros de sangre y plumas en el camino, activó automáticamente sus sentidos y comenzó a pensar en esas nuevas pistas, las cosas que estaba intuyendo no eran para nada buenas.

Había pensado en darle la información a los guías o a algunos de sus compañeros, pero un olor fétido llegó a sus fosas nasales, haciendo que automáticamente se tapara la nariz y sintiera ganas de vomitar hasta su existencia.

—Dios... Quién mierda se comió un dinosaurio en estado de putrefacción y lo cagó ahora —Mientras fruncía el ceño, fue acercándose al lugar susodicho progresivamente.

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Ravi Bhandari

Sólo una cosa podía emitir tal peste nauseabunda y putrefacta, debía tratarse de un cadáver.

Habiéndose tomado un respiro tras ser controladas las consecuencias de la maldicion del abismo, pudo emprender camino a donde se originaba tal hedor. ¿Sería Ozen? ¿Algún otro delver? ¿Una criatura?

No le importaba, quería descubrirlo, yendo a la habitación.

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Fei Chenge

Aquel olor putrefacto hizo que llevara su mano a cerca de su nariz, a pesar de que hayas olido cadaveres antes era un olor que sin duda no podías acostumbrarte, solo lograba odiarlo más.

Decidió ir a ver de donde provenían el olor y las voces nuevas. Si había manera de entrar entraría, aunque al ver aquel extraño cadaver no se atrevería a acercarse, nunca había visto un corpse weeper con venas de esa forma, las cosas peculiares en el abismo siempre había que tomarlas con pinzas.

No quiso comentar nada, solo observó a aquellas dos personas nuevas con interes y precaución.

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Norman Forrestal

¿Por qué de repente olía tanto a muerto? Se asustó. El hedor le causaba cierto malestar, pero como médico estaba muy acostumbrado a aquel olor nauseabundo. Rápidamente salió corriendo hacia la habitación de la que provenían también las voces. Cuando llegó, estaba tan asombrado como aterrorizado.

— ... ¿?—se llevó las manos a la boca—¿...qué?

No, no eran los jóvenes su sorpresa, si no la criatura del suelo, tenía las mismas facciones que las del mandíbula carmesí que habían visto anteriormente, las "venas" eran exactamente lo que Felix había descrito en su momento cuando les contó todo lo que sabía de la bestia. Tuvo que apoyarse en sus rodillas jadeando fuertemente para tratar de calmarse.

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Atreia Langley

Le tomó unos segundos reaccionar. Pero no, no se había vuelto loca y tampoco eran una alucinación de los vapores asquerosos que emitía el Corpse-Weeper moribundo. Se acercó más a ellos destapándose la cara para dejarse ver, no quería que pensaran que los iba a atacar, aunque lo haría de ser necesario. Parecían Delvers normales y, cuando la chica se giró, vio el silbato azul en su pecho.

—¿Qué cojones es eso?—preguntó de forma directa a ambos, aunque el chico no parecía inmutarse en lo más mínimo—...¿cuánto tiempo lleváis aquí dentro y cómo es que aún no habéis vomitado?

Esperó una respuesta de la chica, ya que parecía que el joven no parecía estar por la labor y estaba demasiado ensimismado en el cadáver que tenía delante.

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Kurosawa Ryuu

No hubo reacción. Su vista siguió clavada en la criatura que tenía delante. Su expresión, casi oculta en su totalidad por la mascarilla, no denotaba ningún atisbo emoción. Ambas mujeres hablaron. Algunas personas entraron a la sala. Y él, tras varios segundos eternos, habló:

— Mascarilla.

Su voz sonó ahogada por el cubrebocas. Dejó pasar sólo un segundo más:

— Elise.

Eso fue todo. Después, se acercó con cuidado al cadáver y le tocó con su bisturí, asegurándose de que ni su piel ni su ropa tocasen nada.

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Elise Jung

Viendo el silbato blanco que se portaba la peliblanca, bajó el arma enseguida. Encontrarse con silbatos de altos rangos no era algo que pasaba todos los días, así que movió la mano levemente en señal de disculpas.

Respecto a la pregunta de la mujer, sólo pudo dar un suspiro un poco hondo, porque por su lado no sabía del todo qué era esa criatura exactamente. Si bien sabía que pertenecía a la misma especie que los Corpse-Weeper, las cosas que sobresalían de su piel no eran normales y jamás las había visto.

—Un cadáver de Corpse-Weeper —Respondió como si fuera algo muy obvio, pero agregó después —Pero esta criatura tiene unos tipos de vasos sanguíneos extraños y peculiares saliendo de su piel, pensaba que eran venas como tal, pero se mueven como si tuvieran vida propia.

No sabía qué tan positivo era compartir esa clase de información con la contraria, sin embargo, no era de las personas que se guardaba las cosas.

—Oh, ¿Te sobra unas mascarillas? Haberlo dicho antes haha —Se acercó al susodicho y palmeó amigablemente su hombro —¿Hm? Yo estaba a punto de salir para no hacerlo. Aunque no es la primera vez que me encuentro con un cuerpo fétido, y Ryuu tiene una nariz poderosa.

Haciendo una pausa para alejarse levemente del cuerpo de la criatura, intercaló miradas entre Ryuu y la mujer, notando cómo más personas iban llegando al lugar. Se tapó la nariz esperando un cubrebocas por parte del menor.

—¿Son un grupo? —Silbó e hizo del sonido algo paulatino y duradero —Hace bastante no veía uno.

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Atreia Langley

Si no fuera porque continuó con la explicación pensaría que la joven que tenía delante era muy bromista o simplemente estúpida. Por suerte, de momento no fue ni una ni la otra, se sintió aliviada al ver que parecían Delvers normales.

—Las hemos visto antes—comentó—en un mandíbula carmesí.

Se acercó a la criatura para observarla de cerca, ya algo más acostumbrada al olor putrefacto. Se agachó para fijarse en ella, sin embargo, no la tocó en ningún momento y se limitó a anotar mentalmente sus peculiaridades.

—Sí. Hemos descendido hace ya un par de semanas. Intuyo que vosotros habéis bajado juntos—preguntó también—¿De casualidad habéis visto a Ozen?

Conforme iba interrogándolos, pensó en qué podría pasar si se ponían en contacto el animal, Felix no les había dicho nada al respecto.

—Espero que no la hayáis tocado, a saber que--—fue interrumpida por Ryuu— ¡oye, qué coño estás haciendo!

Probablemente aquel joven de mascarilla y bisturí pensó que iba altamente preparado para lo que fuera que tuviese la criatura que se encontraba ante sus ojos. Seguramente entre sus cálculos constaba que, siempre y cuando no entrara en contacto con tu piel y ropa estarías a salvo de cualquier microbio, ácido o químico.

Pero pecó de arrogancia. Las reglas del abismo no eran las mismas que las del mundo normal. El abismo era quisquilloso y arbitrario, nada escapaba sus zarpas.

En el momento que el bisturí tocó la piel de la criatura, como un arma defensiva, las protuberancias que salían del llorón de cadáveres se abalanzaron con violencia extendiéndose hacia el artilugio metálico. Rotaron en el aparato y comenzaron a subir rápidamente por el brazo del joven. El tejido de la ropa se resquebrajaba a su paso y penetraba a través del mismo, el brazo estaría completamente paralizado en cuestión de segundos. Las fuerzas abandonarían la extremidad del chico que sostenía el bisturí, dejándolo caer al suelo.

Los apéndices, que ahora se habían adueñado de su brazo, quemaban intensamente, como si ácido sulfúrico fuera rociado encima de la piel, dejaba manchas amoratadas a su paso. A ello le proseguían fuertes mareos y vértigo. Duraría apenas unos segundos, pero los suficientes para hacer que cualquiera se arrepintiera de volver a tocar a la criatura el resto de su vida; después, dichas protuberancias desaparecían igual de rápido que aparecieron.

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Kurosawa Ryuu

Él no era parte de la conversación, pero escuchaba todo. Oyó la petición de Elise, mas quiso ir por partes: primero tocaría a la criatura y después le entregaría una mascarilla a la mujer. Todo a su ritmo. Hundió su bisturí en el esperpento... Y el abismo le devolvió el gesto. De inmediato, aquellos apéndices carmín se abalanzaron sobre él, rompiendo su ropa y hundiéndose en su piel como varas incendiadas. Y, tan rápido como aparecieron, se esfumaron.

Ryuu estuvo paralizado de principio a fin.

Se quedó mirando a la nada mientras su cuerpo entero temblaba sin control. Al cabo de unos segundos sus sentidos regresaron a él y, con ellos, el dolor. Era agonizante. Insoportable. Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos del muchacho. Tuvo que quitarse las gafas y colocarlas sobre su cabeza para poder limpiarse la cara. Aunque fue en vano. No paraba de lagrimear.

Se encogió sobre sí mismo, sujetándose el brazo herido. Finalmente, esperó. Aguardó a que el tormento cesase. Era lo único que podía hacer.

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Atreia Langley

Al ver cómo las fibras rojizas que desprendía la criatura atacaban ferozmente el brazo del joven de gafas sintió un escalofrío recorrer su espalda. Tuvo un dejavú, como cuando se adentraba en las capas más profundas y descubría una nueva abominación fruto del capricho del abismo.

—Tsk, mira que lo he dicho, ¿no puedes pensar antes de actuar?—lo reprimió a pesar de que probablemente no la estaba escuchando—oye tú—señaló a la chica que lo acompañaba—no me has contestado a la pregunta, ¿habéis visto a Ozen por aquí?

Miró hacia atrás y vio que la sala comenzaba a llenarse, seguramente el olor putrefacto había impregnado todo el campamento y era cuestión de tiempo que llegaran todos. Suspiró y se levantó, posando las manos sobre sus caderas, pensando en qué harían con ese cadáver preocupante.

—Norman—comentó alzando la voz—échale un vistazo al gafotas este, como se convierta en plaga vamos a tener un problema.

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Norman Forrestal

Sus hombros temblaron ligeramente al presenciar la escena. ¿Cómo era aquello posible? ¿Y por qué era la primera vez que veía algo similar? Se quedó tan atontado y confuso que únicamente despertó cuando Atreia lo llamó. Dio un pequeño respingo y asintió, colocándose unos guantes de látex en las manos y acercándose a Ryuu.

Se puso de cuclillas y trató de observar los hematomas que cubrían el brazo.

—¿Te encuentras bien, necesitas agua?—preguntó sacando una cantimplora de la mochila—recuéstate primero y deja el brazo libre para que pueda examinarlo.

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Ravi Bhandari

Había alcanzado a asomarse a la habitación al menos lo suficiente para ser capaz de presenciar la escena entre aquel extraño... ¿Virus? Quizá era más fácil referirse a eso de ese modo para evitar confusiones, y ver cómo este se apoderó de una de las extremidades de aquel desconocido hombre, sólo para después esfumarse.

— ¡Que interesante! — Aclamó asombrada por aquello, acercándose hacia donde estaba Ryuu y sacando una de sus libretas, tratando de garabatear el estado en el que había quedado su brazo y, aunque ya se hubieran esfumado, el cómo aquellas venas carmín habían estado segundos antes ahí mismo. Claro, no invadía su espacio y no tenía intención alguna de tocarlo.

— Disculpe, ¿Podría decirme si el llanto es una respuesta inconsciente como un efecto colateral de lo que acaba de suceder ya sea por el virus infectando su sistema, o si fue debido a que eso fue detonante de un extremo dolor físico? — Estaba tan radiante como siempre, ignorando completamente el estado del otro.

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Fei Chenge

Al ver como aquella...cosa se tiraba a Ryuu solo pudo aguantar un momento la respiración de la impresión, fue tan rápido que ni siquiera supo como reaccionar. Al ver que Ravi se acercó tan despreocupada no evito moverse rápidamente a tomarle la muñeca, tenía miedo que se acercara demasiado.

— Es mejor darle espacio a Norman para que trabaje — le murmuró, no era momento para tomar anotaciones.

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Elise Jung

No había pronosticado que aquellos apéndices tuviesen literalmente vida propia, así que ver que el brazo de Ryuu estaba siendo invadido por las mismas, hizo que en su pecho brotara una sensación progresiva de desesperación, sin embargo, no pareció ser tan duradero, como si todo hubiera transcurrido en milisegundos.

Quiso acercarse para prestar ayuda en el momento, pero si era atacada por esas mismas cosas, la pasaría igual de mal que él. Sólo optó por echarse atrás y esperar a que los verdaderos médicos le prestaran ayuda mientras rezaba internamente por el brazo del chico.

—Hazte atrás y hazle caso a... Norman —Titubeó un poco hasta haber escuchado el nombre del susodicho por la boca de la mujer.

Cruzándose de brazos, se acercó más a la entrada para responder finalmente.

—No, no la hemos visto —Contestó finalmente, intercalando miradas entre la peliblanca y su amigo —No he sabido informaciones de ella desde hace tiempo, y no parece haber nadie alrededor ahora... ¿La buscan por algo en específico?

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Eryn Automne

Guiada por el fétido ahora, llegaría a una habitación donde ya uno cuantos compañeros estaban, incluyendo sus superiores, pero viendo nuevos rostros.

Si bien sentía curiosidad por saber quienes eran, su vista y olfato la obligaron a bajar la mirada para mirar aquella cosa o mas bien criatura muerta y en un estado deplorable.

—Dios mio...— Cubriría su boca y nariz con ambas manos, tenia muchas preguntas pero no comentaría nada mas y le dejaría la situación al silbato blanco y negro.

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Koyagami Nanami

Había seguido a sus dos compañeras hasta donde provenía el olor, para su sorpresa habían mas personas a parte de las caras conocidas, lastimosamente por esta misma razón no estaba muy enterada de lo que pasaba ya que estaban todos en un mismo lugar.

Mantuvo su distancia limitándose a escuchar lo que pasaba mientras se tapaba la nariz por el fétido olor a muerto.

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Su Hua

A pesar de estar afuera el olor seguía siendo bastante fuerte. A pesar de esto se obligó a ir a donde venía aquel olor, ya que parecía que todos iban para allá.

Tapó su nariz y apenas se acercó a la puerta, los ojos le lloraban un poco por la mezcla de sensaciones, apenas pudo observar un poco y notar la criatura su reacción fue dar un pasó hacía atrás. Ver una criatura con características parecidas a la mandíbula carmesí no era nada confortante. Le costó un momento darse cuenta que habían dos personas nuevas en el lugar, y uno de ellos no parecía estar muy bien.

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Dylan Chester

Mientras iba caminando en dirección a la sala donde supuestamente venía esa putrefacción, se encontró en el camino con Hugh saliendo apuradamente del recinto. No lo culpaba, él si pudiera vomitaría encima de su alma si pudiera.

Lo siguió y tras esperar a que estuviera más calmado, se acercó al mismo y le dio unas palmaditas en la espalda para llamar su atención.

—¿Se encuentra bien? —Preguntó sin mucho interés, más por formalidades. No se quitaba de la cabeza las plumas con sangre que había encontrado, por lo que estuvo pendiente de aquello —¿Encontró algo en los alrededores o...?

Movió la cabeza levemente, como si insistiera en que debían volver a entrar a las salas y no seguir afuera, porciacaso.

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Hugh Carpenter

Realmente, vomitar era una sensación horrible. Si no tenía razones suficientes para odiar el abismo, ese día había conseguido una más. En fin. Una vez terminó de sacar el "arcoíris" de su sistema, tomó su cantimplora y se enjuagó la boca lo mejor que pudo. Fue después de escupir el agua que escuchó una voz llamándole. No tuvo ni que darse la vuelta:

— Dylan.

Se limpió la boca con el dorso de la mano y le encaró. Le hizo un ademán tanto para indicar que estaba bien como para pasar un tupido velo por el tema, y decidió centrarse en la segunda pregunta:

— ¿Dónde están los...?

Vio entonces cómo el chico movía la cabeza. Entendió enseguida el gesto:

— Vamos.

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Dylan Chester

—Ok.

No dijo más y sin esperarle, se apresuró a caminar de vuelta a las salas en silencio. No había recibido respuesta del mayor respecto a esa pregunta, por lo que levemente estuvo con el ceño fruncido, interpretando que no había encontrado nada mayor ni de relevancia.

Mientras caminaban por los pasillos y se dirigía a la sala, llegaron finalmente donde el grupo se aglomeraba afuera de una de ellas, preguntándose momentáneamente por qué estaban todos reunidos frente a una puerta, no quiso preguntar y sólo se concentró en inspeccionar en los alrededores para corroborar sus dudas internas.

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Atreia Langley

Se llevó la mano a la parte trasera de la cabeza con el ceño ligeramente fruncido. La gente se arremolinaba en la habitación o en el pasillo de la misma, solo esperaba que ninguno volviera a tocar la criatura de nuevo.

—Que nadie toque el cadáver—miró a Ravi intencionadamente—repito, que nadie más lo toque.

Escuchar la respuesta de la chica del piercing no le sorprendía pero la dejaba igual de decepcionada. Los rumores por el momento parecían seguir siendo ciertos, le preocupaba y al mismo tiempo le era indiferente.

—No, por nada. Simplemente era curiosidad—respondió.

Aprovechando que la gran mayoría se habían reunido, era un buen momento para poner en común las investigaciones de los demás.

—¿Alguien ha encontrado alguna otra cosa fuera de lo normal? Es importante saber si hay alguna otra criatura rondando la zona, y más aún si esa no es un cadáver como la de este cuarto.

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Ravi Bhandari

Fue detenida por Chenge al sentir el tirón de su brazo, volteando a verlo cuando estaba a medio paso. Y antes de que pudiese contestarle algo tan despreocupada como siempre, notó la mirada de Atreia sobre ella al momento en que la escuchó hablar, y en lugar de voltear a verla sólo asintió con una sonrisa impresa en el rostro, como si fuese simplemente su gesto por default.

— ¡Entiendo! — Se quedó de pie allí a la distancia, aunque eso no impidió que estuviese con su libreta haciendo observaciones sobre el cadaver que tenían allí frente a ellos, como lo que había sucedido con el desconocido.

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Eryn Automne

Respetando las ordenes de su superiora afirmaría y comentaría lo que al menos ella encontró en una de las habitaciones.

—Por mi parte solo encontré un cuarto con muchas hojas esparcidas en el suelo, cada una tenía escrituras pero eran símbolos y letras que jamás había visto así que no sé de que trate.—

Explicó y posteriormente se acercaría a Norman y al muchacho desconocido que parecía herido. —¿Puedo preguntar que le ocurrió?

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Kurosawa Ryuu

Bastante tenía con tener que soportar el dolor que persistía en su piel, para que por encima hubiesen personas a su alrededor. Personas desconocidas. Empezó a agobiarse. Por ende, comenzó a respirar de una manera peculiar. Inhaló y exhaló de forma audible. Kssh... Haah... Kssh... Haah.... A cada bocanada su mascarilla se movía al son:

— Kshh... Anota.

¿A quién hablaba? Bueno, teniendo en cuenta que no tenía ninguna razón para dirigirle la palabra a gente que no conocía de nada, sólo quedaba alguien:

— Acidez al contacto con la piel... Haah... Sensación de vértigo. Similar a ascender en la primera capa.

El resto de cosas que habían ocurrido durante el ataque las podía apuntar la propia mujer, ya que había sido testigo de lo ocurrido. Lo siguiente que hizo Ryuu fue quitarse una de las tiras de su cubrebocas para respirar mejor. Kssh... Haah... Kssh... Haah...

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Elise Jung

Tras escuchar los jadeos de dolor de Ryuu, se dio vuelta en su dirección y enseguida abrió el cuaderno que portaba en sus manos, escribiendo con una rapidez admirable pero una letra ininteligible que casi nadie podía descifrar exceptuando ella.

Aprovechó de anotar también otro tipo de observaciones que vio segundos atrás y, que por la impresión del momento, había olvidado registrar por la impresión. El hecho de que esos pequeños homúnculos se hayan instalado en la piel para luego salir y desaparecer de sus narices le alertaban que eran cosas que no sobrevivían fácilmente fuera de la criatura que las portaba.

Y sabiendo que el grupo se había encontrado una mandíbula carmesí con las mismas características, quiso preguntar más al respecto para hacer una hipótesis fundamentada, pero prefirió tomarse un tiempo para ello. El ambiente estaba bastante tenso.

No respondió a nada más de la mujer, puesto que observaba que no tenía nada más que aportar de momento, así que sólo se quedó a un lado del chico para ir anotando cosas que le iba dictando.

—Señorita... ¿Cuál es su nombre? —Le dijo a la mujer en un tono tranquilo —...Bueno. Creo que no es adecuado que tantas personas se aglomeren en una sala, si estas venas particulares saltaron encima del brazo de mi compañero, es peligroso seguir cerca de la criatura.

Realmente le daba igual si el grupo se alejaba o no de la criatura, pero lo cierto era que sospechaba que, si esas cosas tenían vida propia aún si la criatura estuviera muerta según ellos, podría pasar otra cosa fuera de lugar.

—Algo lo habrá matado, y eso estará en los alrededores. Estar en una sala con una única salida nos pone en desventaja.

Escuchando la respuesta de la chica con pecas, le dio un punto a su hipótesis.

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Atreia Langley

Ciertamente la mujer tenía razón, no podían arrejuntarse todos ahí y bajar la guardia. El hecho principal era que había un cadáver en el campamento, no sabían desde hace cuánto tiempo ni porqué estaba allí, pero la realidad era esa.

—Ahem. Sí, será mejor que nos dispersemos un poco—comentó en voz alta—Atreia Langley.

No preguntó por el suyo, el chico moribundo ya lo había dicho anteriormente. Su oído se aguzó al escuchar la información proveniente de Eryn.

—¿Hojas con símbolos...?—cuestionó—raro, muy raro. No me gusta. Algo extraño ha pasado aquí y vete tú a saber cuándo.

Volvió a mirar a los presentes, esperando que se alejaran un poco de la escena, pero a una distancia prudente para escucharla.

—¿Alguien más ha visto algo?

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Paris Johasson

Y ahí estaba de pie presenciando la escena que tenía por delante, siendo un verdadero caos en el trataba de igual conservar la calma y no cambiar su semblante tranquilo a uno de preocupación aún si por dentro le era difícil analizar la situación.— Yo... Encontré un cuaderno, desconozco el contenido de este porque está sellado.— Hablo esperando que su hallazgo fuera sido de ayuda o de gran importancia de revelar.

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Norman Forrestal

¿A quién le estaba hablando? Parpadeó un par de segundos pensando en si era a él o la chica que lo acompañaba. De todas formas, ahora no tenía tiempo para escribir nada, lo anotaría mentalmente para futuras referencias.

—Recuéstate—volvió a ordenarle, pero el chico hizo caso omiso, como si no existiera—...

No era habitual en él alzar la voz, dar órdenes o ser más rudo. No tenía la personalidad fuerte como la silbato blanco que siempre admiraba. Sin embargo, como médico, había lidiado con muchas personas a lo largo de su vida. Y su profesión le obligó a tomar medidas drásticas en algunas ocasiones. Era una facción difícil de sonsacarle.

—Muy bien—susurró.

No añadió nada más, empujó al joven al suelo con la mano izquierda, aprovechando que estaría débil y poniendo la mano derecha en su espalda para que no se hiciera daño al caer. Posteriormente, trató de liberar el brazo herido para poder revisarlo, retirando el agarre del brazo que no fue afectado.

—Eryn, necesito su ayuda, por favor, venga aquí en caso de que decida resistirse más—comentó mirando a la pelirroja—al tocar la criatura con el bisturí los apéndices subieron por toda la extremidad, dejando hematomas y paralizándolo por completo.

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Eryn Automne

Parpadeó un par de veces seguidas por la acción de Norman, a lo que sólo se limitaría pensar "Es mas fuerte de lo que parece" y enseguida reaccionar a las palabras de este.

—¡S-Si!—

Iría inmediatamente para colocarse de rodillas para hacer presión si el sujeto hiciera un violento movimiento. —¿Como esas cosas que dijo que vio en el mandíbula carmesí? La herida se ve no solo como un hematoma, es como si estuviera quemada y a la vez tiene un aroma...desagradable...— Agregó refiriéndose a las marcas que veía. Quizás estaba equivocada pero era de su interés sobre lo que ocurría con esas cosas.

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Kurosawa Ryuu

No. No. No. Estaba en shock por lo ocurrido, le dolía todo el cuerpo, habían personas desconocidas a su alrededor, le habían empujado y ahora le estaban tocando sin permiso. Su forma extraña de respirar se intensificó. Al abanico de sonidos se unieron unos quejidos lastimosos. Estaba completamente agobiado. Estresado:

— ¡... Elise! ¡Ghh! ¡Son desconocidos...! Kssh, haah.

Tragó saliva. Si en cuanto a curarle se trataba, él mismo podía, pero no sabía como expresarlo en esos momentos. Sólo quería que le dejaran en paz. Por favor. Tan sólo unos momentos en silencio y soledad para poner su mente en su sitio:

— ¡Elise!

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Ravi Bhandari

Miraba a Ryuu.

Pero lo miraba intrigada, en especial con aquella señalación de "ser desconocidos".

Estaba tan inmersa en ello que ni siquiera estaba sonriendo y no se percataba de ello. Había algo familiar en eso.

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Norman Forrestal

Ver cómo el chico actuaba aumentó su preocupación. Agradeció que Eryn acudiera inmediatamente a su llamado y lo hizo con un breve asentimiento al ver que se acercaba.

—Sí, se parecen mucho, posiblemente sean lo mismo, aunque no sabría decir qué es exactamente... será mejor que lo examinemos con cautela—le comentó a la pelirroja.

Se estaba poniendo nervioso, no era bueno.

—Le está dando un ataque de pánico, por favor, salid todos de la habitación inmediatamente excepto Eryn y Elise—ordenó casi gritando.

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Eryn Automne

Mientras escuchaba la breve hipótesis de Norman, asentía, ella no había visto esa cosa tan de cerca aun cuando loa llegó a perseguir pues estaba mas ocupada huyendo.

Cuando el paciente comenzaba a alterarse, la joven se acercaba un poco a este pero dándole su espacio. —Estamos aquí para ayudarte, n-no te vamos a lastimar.— Murmuró con suavidad para no terminar de alterarlo más.

—¿Que tal si respiramos al mismo tiempo? Eso te ayudará a concentrarte, solo queremos curar tu herida —

Inhaló y exhaló varias veces pero lentamente, y para que lo viera el joven para acompañarla, esperando que pudiera ser de utilidad.

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Fei Chenge

El medico habló, matanga dijo al changa.

— Ven, vamos, Norman ya dio instrucciones, es mejor hacerle caso — jaló suavemente a Ravi para salir de la habitación.

— Podemos ver si encontramos algo mas — Aunque por parte de la usser no será (?

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Ravi Bhandari

Escuchar la indicación la devolvió a la situación. Volteó a ver a Chenge cuando le habló pero inmediatamente volvió a donde estaba Ryuu.

Si bien sintió el que tirara de ella, dio un paso al frente.

— No tienen que tocarlo. — Volvió a sonreír, bastante tranquila. — Lo están tocando, y no hay necesidad de hacerlo, porque son desconocidos, ¡así que no lo hagan! — Caminaba hacia la salida pero continuaba mirándolo.

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Elise Jung

Por alguna razón, sentía bastante familiar aquel momento, no sabía si por la compañía de Ryuu de varios años o por las personas que conoció en un pasado en el sanatorio mental. No prestó mayor atención a las palabras de la señorita Atreia más que en su breve presentación, por lo que cuando terminó de hablar con ella, se acercó al grupo de médicos que prestaban ayuda a Ryuu.

Se agachó a su lado y comenzó a darle leves toques en el brazo bueno para llamar su atención.

—Estoy aquí, estoy aquí —Llamó en un tono calmado. Girándose a los dos que estaban más cerca del chico, murmuró —No hablen muy alto ni mucho, varias voces desconocidas le aturdirán.

Esperó a que las personas se fueran retirando del lugar, seguido de esto, sacó una mascarilla de las cosas de Ryuu. Terminó colocándosela para evitar inhalar el olor.

—Ellos ayudarán, nuestra bitácora se va a ampliar, y luego podrás seguir desmembrando criaturas, ¿No querías descubrir el trasfondo de la vida con eso? —Le decía en un tono positivo y suave para distraerlo, soltando idioteces de vez en cuando.

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Kurosawa Ryuu

Podía escuchar a la pelirroja hablarle con infinita amabilidad pero, ¡le daba igual! ¡No quería escuchar nada de una desconocida! ¡Menos de una a la que le habían ordenado estar a su lado "en caso de que él se resistiera"! ¡Fuera! ¡Atrás! ... Eso fue lo que pensaba en su mente, mas su cuerpo no se movió.

Escuchó una voz femenina decir exactamente lo que estaba pensando, mas no pudo ver de quién se trataba. Después, se acercó Elise. Él clavó su mirada en sus aretes y trató de centrarse en su voz y únicamente en su voz, haciendo desaparecer el resto de estímulos a su alrededor.

Se quedó en silencio un muy largo rato. Estaba tratando de ordenar sus ideas y decidir qué quería decir. Finalmente, habló:

— Puedo curarme yo. — "Quiero curarme yo"

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Norman Forrestal

Le alegró ver que Eryn abandonó el miedo y trató de ocuparse del estado del chico, a pesar de que sus esfuerzos parecían ser en vano. La respuesta del joven solo alimentó el mal humor que ya le había provocado antes.

Esbozó una sonrisa.

—No 💢—contestó—esto ya no solo le incumbe a usted. Si no me deja examinar la herida, como médico principal del grupo, me voy a ver en la obligación de inmovilizarlo completamente, y no va a ser precisamente agradable ni para mi, ni para usted.

Miró a Eryn y después miró a la única chica a la que el chico parecía hacerle caso.

—Disculpe señorita Elise. Dígale a su compañero que coopere, no quiero hacerle daño—le dijo en un tono de voz calmado y bajo.

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Hugh Carpenter

A medida que se acercaban a donde estaban los demás el olor a putrefacción se hacía más y más presente. Se tapó ambas la nariz y la boca con la mano, mas fue en vano. Era una hedor fortísimo. Al final, no pudo más. Tuvo que pararse en seco. Por suerte, ya veía al grupo a unos metros ante él:

— ¿Atreia?

Si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma. Siguió llamando. Si a alguien tenía que avisarle sobre el huevo era a la persona que tenía autoridad sobre tomar decisiones:

— ¿Está Atreia?

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Eryn Automne

Las palabras de la chica azabache parecían haber calmado por unos momentos al naciente, pero no tardó en finalmente soltar aquello de que podía curarse él sólo. Y la respuesta de Norman expresó claramente su descontento por mas que sonriera para aparentar lo contrario.

—Lo siento pero tendrá que dejarse ser atendido, no estamos para perder el tiempo si la herida se contamina.— Respondió con suavidad y respeto.

Al escuchar la voz de Hugh, voltearía sin descuidar el asunto que le concernía. —Acaba de salir, me parece que están investigando más el lugar.

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Hugh Carpenter

Escuchó a Eryn desde la lejanía y, tras saber la respuesta a su pregunta, no pudo evitar soltar una pequeña risa por lo bajo. ¿En serio acababan de perderse mutuamente? Tenía su gracia. Aunque también le alivió bastante saber aquello; eso significaba que podía retirarse de aquél nauseabundo lugar:

— Gracias.

Se dio media vuelta sin presenciar todo el asunto de Ryuu que eso me causa problemas.

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Elise Jung

No sabía qué hacer en ese momento.

Dudaba muchísimo en que Ryuu cediera ante las órdenes de ambos médicos por su forma de ser, tardó varios meses en poder lograr la confianza con el chico a esas alturas, por lo que el pronóstico actual parecía ser bastante malo.

—Señor Norman, señorita Eryn —Emitió a ambos y les hizo una señal para que le prestaran atención —¿Nos pueden dejar a solas un segundo? Hablaré con él.

Juntó las palmas de sus manos con nerviosismo, gesticulando un disculpen sin voz.

—POR FAVOR.

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Kurosawa Ryuu

¿"Médico principal del grupo"? ¡Uno, él también era médico! ¡Dos, no era parte de su grupito! ¿Por qué el muchacho le estaba atosigando tanto? ¿Por qué era tan difícil entender que quería unos minutos de soledad y que no le gustaba que otros le tocasen? ¿Por qué? ¿Por qué?

Se quedaría con la cara de ese chico. No se lo iba a perdonar nunca.

Si alguna vez encontraba la oportunidad de tirarle a las fauces de un mandíbula carmesí...

No.

No tenía porqué esperar a una criatura.

Le podía matar él mismo.

Tomó el bisturí que estaba todavía en el suelo y lo empuñó. De un rápido movimiento trató de atacarle; no obstante, por estar todavía en el suelo falló miserablemente y el cuchillo tan sólo hizo contacto con las tablas de madera del suelo. Ahí se quedó clavada el arma:

— ¡¡Puedo curarme yo!!

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Eryn Automne

—P-Por favor calmese.—

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Norman Forrestal

No se inmutó a la reacción del joven. No era la primera vez que un paciente quería herirlo en un arrebato de hostilidad, lo observó con indiferencia.

—Cállese, por favor —le ordenó a Ryuu. La sonrisa ya había abandonado su rostro.

Después, miró a Elise con una mezcla de confusión y enfado, también miró a Eryn, quien parecía ciertamente alertada. Él ya sabía que no era una persona con mucha autoridad sobre los demás, pero aquel no era momento de titubear.

—Repito, no están comprendiendo la gravedad del problema. ¿Qué vamos a hacer si esto es infeccioso? ¿Os haréis responsables de las muertes de todos los aquí presentes? ¿Van a volver a Orth con la probabilidad de estar acarreando una enfermedad, y lo que podría ser peor, una nueva maldición que podría ser transferida por el contacto u otras maneras? ¿No, verdad? ¿O sí, y se excusarán diciendo que no tenían ni idea, que fue por error, un malentendido casual, un despiste?—tomó algo de aire tras decir todo aquello, aunque su expresión no había cambiado en ningún momento—Si no me van a dejar hacer mi trabajo voy a amarrarlos a ambos y examinar sus cuerpos exhaustivamente en busca de cualquier rastro de aquellos apéndices. Tengo un lanzacuerdas y lo usaré de ser necesario.

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Kurosawa Ryuu

Quería matarlos a todos. Primero al muchacho del parche, y luego a la pelirroja afable. Quería clavarles unas tijeras en la garganta y tirar hacia abajo, desgarrarles la piel, sacarles los órganos y obligarles a comérselos. Luego quería tirarlos al fondo del abismo para que las criaturas los hicieran desaparecer. Tenía una sed de sangre inmensa.

Pero se lo pensó dos veces al escuchar cómo Elise alzaba la voz. Se dio cuenta entonces que no la podía meter en problemas a ella.

Aprovechó el momento en el que el chico dio su sermón para apagar todos sus sentidos y calmar las aguas turbulentas de su mente. Cerró los ojos. Volvió a respirar de esa forma tan extraña que sólo él sabía. Y se centró en el sonido que emanaba de su persona. Cuando en la sala se hizo silencio absoluto, habló:

— Quiero... Paz... Unos minutos...

Le costaba buscar las palabras para expresarse correctamente, por lo que cada una era arrastrada por la frase. Era su última oportunidad para hacerles entrar en razón:

— Soy médico... Odio que los desconocidos... Me toquen... Lo odio tanto... Puedo hacerlo yo...

¿Era suficiente? ¿Había explicado bien que sólo necesitaba que le dejaran de atosigar un momento, que no los estaba echando, que simplemente quería tratarse a sí mismo? No lo sabía. Siempre se le había dado mal dar a entender sus deseos.

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Elise Jung

Entendía perfectamente el punto de ambos, debe ser muy difícil para los médicos el batallar con una persona tan terca en ese sentido, pero al mismo tiempo, sentía un poco de molestia con que no hubieran entendido que lo que justamente necesitaba Ryuu era tiempo a solas.

En lo personal, detestaba que la gente no comprendiera esos rasgos de las personas, pero desde su posición externa no podía hacer más que observar.

—Déjeme hablar con él, es lo único que le pido —Contestó en un tono más serio que el de antes —Sé perfectamente que esta situación es perjudicial para el resto, pero le recuerdo que no somos parte de su grupo de descenso, las decisiones que tomemos no le incumben en lo más mínimo. No dañaremos a nadie en el camino, me encargaré de eso.

Tomó un respiro, observando a Norman con el ceño levemente fruncido.

—Sólo le pido unos segundos, si no acepta eso, puede irse por donde entró, no pienso pelear por algo como esto, pero sea paciente, no todos somos como usted. Si se hace llamar médico, debería empatizar con el resto y no abandonarlos.

Seguido de esto, no iba a opinar más.

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Norman Forrestal

¿Por qué tenían que comportarse como mandriles? Eso solo le provocaba más enfado, ahora entendía la reacción de Atreia el día que estalló con Chenge y Ravi. Definitivamente la tarea de dar órdenes no se le daba nada, nada bien.

—Y como médico debería saber que un doctor nunca debe tratarse a sí mismo. La pérdida de objetividad puede llevarnos a decisiones erróneas y perjudiciales—le dijo—Estoy harto. Si quieren morir es tan sencillo como abrazar a ese llorón de cadáveres y ganamos todos. Ustedes un pasaje a la otra vida y nosotros un problema menos.

Se levantó y le hizo señas a Eryn para que soltara al chico de gafas, no iba a tolerar que dos silbatos azules lo pisotearan. Tendría poca autoestima, pero al menos mantenía algo de su orgullo, las palabras de Ravi en el puente resonaban en su cabeza "Usted también es alguien admirable, señor Norman". Ojalá fuera verdad. Realmente lo deseaba.

—Iré a buscar a Atreia.

Abandonó la sala. Si el chico no quería colaborar, se quedaría ahí, no le podía importar en lo más mínimo en aquel momento. Él ya había intentado ayudarlo, pero no iba a seguir insistiendo con alguien tan terco. Era casi peor que la silbato blanco.

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Eryn Automne

Solo se limitó a ser expectante, nunca había sido espectadora en una situación así, estaba incómoda y preocupada. No estaba hecha para enfrentarse a discusiones es lo menos que le agrada, mucho menos entre compañeros.

Si bien no podía comprender la diferencia y terquedad de ambos, eso no significaba que no iba a respetar, todo lo contrario. Dejaría de tocar al desconocido por sus palabras y por indicaciones de Norman.

—De acuerdo, me quedaré aquí. — Respondió a su superior, lo mas óptimo era que alguien del equipo, si así se le podría llamar, se quedara a vigilar a ambos antes de que hicieran algo peligroso con la criatura.

Se mantendría a unos metros separada de los dos, mirándolos preocupada pero también algo decepcionada. ¿Que necesidad había de pelear entre ellos cuando el abismo en si ya es un peligro inminente?

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Kurosawa Ryuu

En cuanto notó que el muchacho le estaba rebatiendo por enésima vez optó por apagar completamente sus sentidos y no escuchar el resto de su riña. No quería saber nada. Sólo le estresaría más. Cuando empezó a pensar que no le quedaría más remedio que rendirse ante ellos, notó que nadie le estaba tocando. Abrió los ojos al fin. Y se percató de que el chico del parche ya no estaba en la sala.

Dejó salir un largo suspiro.

Su respiración al fin volvió a la normalidad. Se sentó en el suelo y se colocó las gafas de nuevo sobre su nariz, se arregló el cabello, se quitó la chaqueta y la dejó en el suelo. También se quitó lo poco que le quedaba de sus rotos guantes y se inspeccionó su propio brazo. Mientras hacía todas esas cosas, tuvo tiempo para relajarse y pensar en las cosas que habían ocurrido:

— Lo siento.

Iba dedicado a ambas mujeres, pero ante todo a Elise. "Lo siento, seguramente el otro chico estaba en lo correcto", "Lo siento, creo que he vuelto a hacer algo raro", "Lo siento, no sé porqué soy así." Pero no llegó a decir esos pensamientos en voz alta. Tan sólo sacó su equipo médico de su mochila e hizo lo que tenía que hacer. Ahora sí, completamente en calma.

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Eryn Automne

Ella solo estaba ahí, tranquila, en silencio pensando en todo el desmadre.

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Elise Jung

En cuanto Norman se retiró de la sala, exhaló el aire que había respirado antes. No era buena discutiendo con el resto y aquello le ponía bastante tensa y ansiosa, así que antes de dirigirse a Ryuu para responderle, hizo un par de respiraciones breves y contó hasta treinta.

Dándose la vuelta en dirección a ambos jóvenes, se agachó y ayudó a su compañero a sacar las cosas de su mochila sin ser muy entrometida en su labor.

—¿Aceptarías mi ayuda, Ryuu? Me has curado antes, permíteme hacerlo por ti esta vez —Preguntó con un semblante dulce y calmo, sospechaba que el chico estaba arrepentido de sus acciones y dentro de su cabeza había un torbellino de pensamientos, lo menos que podía hacer era actuar apática —Es un trato justo y te lo debo.

Eryn seguía en el mismo lugar que antes, por lo que luego de dirigirse a Ryuu, la miró con una leve sonrisita.

—¿Su nombre es Eryn, no? —Preguntó en su dirección —El mío es Elise y mi compañero aquí es Ryuu, lamento la abrupta presentación.

Hizo una reverencia breve con su cabeza.

—Muchas gracias por quedarse.

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Kurosawa Ryuu

Estaba mucho, mucho mejor ahora que había recibido el espacio que había pedido. Ryuu ni siquiera pensó en qué hubiese pasado si le hubiesen dejado en paz de antes, pues era innecesario. Lo normal para él era tener interacciones así. Se requería mucha paciencia para lidiar con él. Y personas pacientes habían pocas.

No le hizo mucha gracia que Elise tocase sus cosas, pero lo dejó pasar por ser ella. Escuchó también lo que ella le decía. Realmente no era necesario que le diese excusas, pues le tenía la confianza suficiente para dejar que le tocase con sólo pedírselo. Pero no mencionó ese detalle:

— Mhmm. — Asintió.

Se posicionó mejor para que ella pudiese acceder a su brazo herido desde una posición cómoda. Eso sí, él se mantuvo sentado. Se negaba a acostarse sobre un suelo sucio y ensangrentado con una textura a madera que tanto le ponía los pelos de punta.

No se unió a la conversación con la pelirroja. Al menos, no estaba ya tan incómodo con su presencia. Probablemente ayudaba el aura amable que irradiaba la joven.

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Eryn Automne

Tal como se había mencionado, ella permaneció quieta, expectante pero también pensando en lo ocurrido y en el gran misterio que guardaba en este lugar con tantas cosas que su a compañeros habían encontrado.

Su mirada volvería a posarse en aquél par que se les veía cercanos, seguramente habían pasado por muchas cosas en el abismo pero al menos se tenían entre ellos o eso era lo que pensaba en primer instancia. Después de todo "su equipo" eran desconocidos ante ellos y viceversa, ¿eso eran normal? No estaba segura pero en cuanto fue llamada por la muchacha no la detuvo en empezar de nuevo e intentar llevarse bien con ambos.

—Si, muchos gusto a los dos, soy Eryn Automne. — Respondió con leve reverencia al igual que la chica. —E-Esta bien, yo también me disculpo por ellos, estamos tan confundidos porque acabamos de llegar vimos esa escena... Seguramente ustedes también se sorprendieron al vernos.— Expresó con sinceridad mientras colocaba su diestra en su pecho como muestra de preocupación.

—Solo queríamos ayudar, lamento por invadir tu espacio.— Musitó, mirando a Ryuu y luego volver su mirada a Elise. —¿Puedo preguntar cuanto tiempo han estado aquí? Nosotros apenas llegamos hoy.—

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Elise Jung

Vale, había llegado a esas alturas y Ryuu le había dado la autorización de ayudar, ahora, ¿Cómo cortaría con bisturí sin imaginar un trozo de bistec?

Su pensamiento fue interrumpido por las palabras de Eryn, percibiendo inmediatamente que se trataba de alguien amable y dulce por sus expresiones y palabras. No parecía ser como el otro chico de antes, así que pudo quedarse tranquila con eso y agradecer su gran paciencia.

—Pido las disculpas correspondientes también —Emitió con honestidad, decirlo le hacía sentir una carga menos sobre sus hombros —No solemos estar mucho en grupos a menos que no exploremos juntos, así que fue una sorpresa.

Ella estaba acostumbrada a estar acompañada de personas, es más, le agradaba más que estar sola en esos lugares, sin embargo, sospechaba que para su compañero no era lo mismo, preferiría mil veces estar solo y sin la compañía de nadie a excepción de la suya por momentos.

—Ryuu, ¿Eryn puede ayudarme a ayudarte? —Preguntó como si fuera un trabalenguas, soltando una risa —Creo que si lo hacemos será más útil y rápido, ¿No? Tenemos que seguir investigando los alrededores.

Empezó a ordenar las cosas que iría a utilizar, dándole una señal breve a Eryn de que sacara su kit de primeros auxilios.

—Yo llevo alrededor de un mes más o menos, perdí la cuenta —Miró hacia el techo, pensativa —Posiblemente él lleve unas semanas también.

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Kurosawa Ryuu

No estaba haciendo mucho caso a la chica, mas fue obligado a prestarle atención cuando ella se dirigió a él. ¿Cómo había dicho que se llamaba? ¿Eris? ¿Elin? Bueno, no quiso hacer el esfuerzo de aprendérselo. Una vez que Elise le contestó la pregunta en su lugar, él asintió. Aunque era un gesto dedicado al comentario previo sobre su espacio; había tenido una reacción tardía.

También se quedó un buen rato en silencio cuando la mujer le preguntó si la pelirroja podía ayudar con el tratamiento; no porque estuviese pensando, sino porque estaba machacando la frase en su mente. Su expresión no cambió cuando habló:

— No.

Fue directo y rotundo. La desconocida podía mirar y dar instrucciones, pero nada de tocarle... Aunque se le olvidó decir eso en voz alta.

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Eryn Automne

Le aliviaba poder entablar una conversación un poco más amena con Elise gracias a las mutuas disculpas, creía firmemente la de cabellos cobrizos que el respeto era la respuesta para poder comunicarse y evitar confrontaciones. Después de todos ambos también eran personas y no necesariamente iguales al enfrentarse en situaciones tensas.

La respuesta de Ryuu había sido mas que clara, pero lejos de cualquier reacción negativa, Eryn rió un poco con suavidad. —Ejeje, no haré nada que no deba hacer. — Aclaró mientras se acercaba por la señal que le había dado la otra chica, a su vez sacaba su propio kit.

—Ya veo, ¿Han estado aquí ese tiempo en este observatorio entonces?— Trataba de ser lo más precisa con sus preguntas. —El gélido clima nos hizo llegar hasta aquí, subir hasta aquí fue un martirio.— Pausó recordando la sensación que tuvo sus extremidades con en el entumecimiento y demás. —Nos dividimos a investigar pero el aroma de esa criatura terminó atrayendo a varios. En realidad somos un poco más de los que llegamos a esta habitación.— Explicó para que tomar aquello en cuenta.

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Elise Jung

— ... 💢

Le regaló una mirada molesta a Ryuu por haberse negado rotundamente a la ayuda de otro médico, pero sabiendo que el chico era extremadamente terco, no pudo seguir discutiendo aquello. No tenían mucho tiempo para realizar la operación, por lo que sólo se dedicó a ponerse guantes nuevos del kit de Ryuu y chasquear con la lengua.

—No grites luego si te extirpo el apéndice —Respondió finalmente al chico y esperó a que la muchacha preparara su propio kit.

A la primera pregunta de Eryn, movió la cabeza de tal manera que corroboraba y negaba su pregunta, la verdad era que estaban en el lugar desde hacía apenas unas horas, y lo único valioso que habían encontrado era el cuerpo de esa apestosa criatura con los apéndices, así que no habían hecho mucho más que eso.

Le dio la razón en lo siguiente, el clima estaba horrible, nunca le habían gustado las temperaturas extremas, sin embargo, concentrarse en una investigación así le hacía poner todo en segundo plano. Escuchando atentamente la explicación de la pelirroja, sintió mayor comprensión ante la situación de los mismos.

—Ah, ¿Son más? —Alzó la ceja con asombro —Vaya, se nota que no me he unido a un grupo de investigación de hace años haha ¿Descendieron por algo en específico? He estado desconectada de los asuntos en la ciudad.

Por no decir: he estado invadida en libros y polvo durante tanto tiempo que ya no sé ni cómo recitar la biblia en hebreo al revés.

—Oh, antes que nos demoremos, deme las instrucciones por favor.

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Eryn Automne

Le causaba gracia por ver como ellos dos se llevaban, parecía haber confianza a pesar de la gran diferencia en sus personalidades.

Volviéndose a centrar en la concertación, tenía mas en claro la situación de ambos, no era muy diferente a la del equipo donde estaba pero aun tenía muchas dudas aunque no necesitariamente eran sospechas hacia ellos, todo lo contrario. —S-Si, hace poco se nos unieron dos... Un compañero nuevo.— Se corrigió puesto que había contado a Félix, pero ya todos sabían lo que había ocurrido con él. —Espero puedan sentirse cómodos, en general nos apoyamos y salvamos el pellejo.— Sabia que muchos tenían diferencias pero al final siempre era por un bien común.

Una vez todos habían abandonado la sala, o al menos despejado lo suficiente, algunos retomaron las investigaciones, había que estar alerta en caso de encontrar otra criatura rondando por el campamento de observación.

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Ravi Bhandari

Una vez salió del lugar como le fue indicado, ya no había cadáver o investigación en la cual concentrarse en ese momento y que llenara por completo su mente, y quedaba a la merced de lo que sea que ocurriera allá adentro, algo que ella no podía saber.

De repente, el hedor no era sólo algo que la guiaba hacia algo que fuera de su interés, tan sólo era algo nauseabundo que, ¿la abrumaba? La desesperaba. Era asqueroso.

Se apartó de Chenge, alejándose lo más que el cuerpo le permitió y, bueno, no tengo que describir el cómo sacó el desayuno.

Le sobre exigió a su cuerpo cuando fue tan descarada como para ignorar su propio malestar y moverse como si no ocurriera nada.

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Fei Chenge

Mientras era totalmente ignorante de la fiesta que estaba ocurriendo en aquella habitación. Sacó su cantimplora.

— ¿Necesitas que te ayude en algo? Podemos sentarnos, aun no estas en condiciones para andar por ahí como si nada — le sugirió.

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Ravi Bhandari

Aquí tenemos a la otra ignorante de lo que ocurre adentro de la habitación.

Si les había dicho a Norman y Eryn que no tocaran al desconocido, esperaba que le hicieran caso. Si, seguramente lo hicieron, que alivio. (????????)

— ¿Agua? — Preguntó, considerando que lo vio sacar su cantimplora. Parpadeó un par de veces, sonriendo levemente. — ¡Me encuentro en buen estado! Creo que sólo experimenté un percance momentáneo debido a la pestilencia y los desconocidos. — Hablaba como usualmente lo hacía, tan despreocupada como siempre.

Era diferente.

Tener a dos desconocidos ahora involucrados y uno de ellos... ¿Qué era? Uhm.

No lo sabía. Era extraño. Era muy extraño sentir cosas que no comprendía. Había algo que recordaba, ¿pero qué era? Su memora era buena, demasiado buena, eso no le pasaba a menudo.

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Fei Chenge

— Si, agua, aunque ¿quieres vomitar de nuevo? Deberíamos salir para que tomes algo de aire, el olor a putrefacción debe aumentarte las ganas de vomitar — Suspiró al escuchar que se encontraba normal, era de las pocas veces que sentía que Ravi no estaba siendo muy sincera.

— Toma algo de agua en ese caso, pero si algo te molesta puedes decirme... Aquel chico era bastante curioso, me pregunto si siguió dando problemas a los demás ¿crees que te habrán escuchado? siento que ...— No sabía como explicarlo, había algo en el chico extraño que le hacía pensar un poco en Ravi, como aquella concentración inquebrantable en algo, pero era especular demasiado cuando solo le vio unos minutos.

— Ojala se encuentre bien — Después de todo nadie sabía que era exactamente esa cosa que lo ataco. Recordó algo — Dijeron que vieron algo similar ¿me puedes contar un poco al respecto?

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Ravi Bhandari

Con la pregunta, llevó una de sus manos hacia su propio rostro, después hacia la garganta, y por último al estómago. Sentía la típica incomodidad por lo que acababa de hacer, pero su cuerpo posiblemente ya no tuviese nada más por sacar en ese momento.

— Tomaré del agua en ese caso. — Repitió algo divertida con ello, para tomar la cantimplora del otro y beber un poco, pero sin pegar sus labios a ella. Claro, no era del todo higiénico hacerlo considerando que ella acababa de vomitar.

Con la mención del chico, se vio algo sorprendida, a pesar de que esta vez la sonrisa no abandonó su rostro. — Era curioso, si. ¡Pero al mismo tiempo no lo era! Considero que en lugar de él generar problemas a los demás, era lo contrario. — Llevó una mano hacia su mentón, para después llevarla hacia la mano de Chenge y sostenerle apenas. — Sería totalmente desagradable saber que te rodean desconocidos y que te están tocando sin que decidas que sea así. — Pareció divagar un poco cuando dijo eso, pues no lo miraba. — ¡Aunque me sorprende que el señor guía Norman se haya equivocado! Esa persona no estaba teniendo un ataque de pánico. — Rió a lo bajo al terminar.

Pero sí dirigió su atención en él con la última pregunta. — Nos habíamos cruzado antes con otro delver. — Comenzó a rebuscar entre sus pertenencias y mostrarle las ilustraciones que ella misma había hecho de la otra criatura en una de sus tantas libretas. — Fuimos perseguidos por un Mandíbula Carmesí que demostró tener las mismas... ¿Protuberancias? Ese mismo virus color carmesí que le rodeaba el cuerpo como al Corpse-Weeper de este lugar, aunque ese Mandíbula estaba vivo y en aparentes perfectas condiciones. ¡Pero claro! La criatura asesinó a ese otro delver, y él no demostró tener avance en el virus con lo que quedó de su cuerpo... Quizá sea porque ya ni siquiera estaba con vida.

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Fei Chenge

Lo que decía Ravi tenía lógica, verse en aquella situación solo le generaba incomodidad.

—Tienes razón, fue bastante agresivo por parte de Norman agarrar así a un desconocido...poco acertado, aunque hay que entender que estamos tratando con una situación desconocida, así que veo normal la reacción de ambos ¿no crees? — Ese tipo de conversaciones eran bastante común entre ellos, sin duda extrañaba poder hablar así con Ravi. Buscó sostener mejor la mano de la chica — ¿No lo era? ¿Qué le ocurría entonces? — preguntó totalmente curioso, aunque aun seguía confiando que el silbato negro sabría manejar la situación, no veía razón de volver y verificar.

Al escuchar el relato luego de lo que se habían encontrado antes solo pudo quedarse algo desconcertado. Tomó la libreta de Ravi para observar las anotaciones que había hecho.

— Es lamentable escuchar que el otro delver ha sido asesinado por esta cosa. También es preocupante saber que pueda tratarse de algo que se esté propagando entre las criaturas del abismo ¿No es algo que se debería avisar a la superficie? — preguntó, pensando si ya lo habían hecho o si los de arriba estaban conscientes de que estaba pasando.

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Ravi Bhandari

Agresivo... Normal... ¿Qué era una reacción normal? Lo único que ella consideraba viable eran las reacciones lógicas. Y no parecía ser que ninguno de ellos las hubiesen tenido, porque el desconocido tenía que ser tratado pero no sometido, era una situación muy confusa. — ¡Entiendo tu punto! He de suponer que es así, sólo queda aguardar a ver cómo resulta, considerando que han ordenado que nadie esté allí con ellos. — Lo que era peor, es que Ravi solía desafiar la autoridad y las ordenes si tenía motivos para ir en contra de ellos, pero aún teniendo la lógica de la comprensión de lo que podría ocurrir con Ryuu... Era un desconocido. Y ella no es del tipo que se preocupa por otros. Si iba a perecer por su decisión, era cosa suya.

Miró las manos que ahora se sostenían, dejando salir un dejo de risa a lo bajo. — Estoy en la certeza que no se trataba de eso, aquel individuo señaló el desconocernos y tenía... ¿Qué era? — Se quedó en blanco unos momentos. — Aparentemente sólo requería que lo dejaran en paz, siendo contraproducente, pero desconozco si tenía motivos lógicos detrás de ello. ¡Aunque no es más que una hipótesis! — Continuó, ignorando la palabra al aire.

La última pregunta ocasionó que lo mirara durante unos momentos.

Parpadeó un par de veces.

— Chenge, este grupo de expedición no volverá a la superficie. Encontremos lo que encontremos. — Se encogió de hombros en lo que sonreía ladeando su cabeza, parecía ser que él no sabía. — Seguiremos avanzando hasta llegar a nuestro objetivo, incluso si eso significa que no habrá cabida a volver a subir nuevamente.

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Fei Chenge

— Si, no hay mucho que hacer, al menos no de nuestra parte — se encogió de hombros, después de lo que pasó ayer lo menos que quería era meterse en más problemas.

— Puede que si lo hubieran dejado en paz un momento podría ser que las cosas hubieran resultado distintas, pero pensar en eso no ayuda mucho... Es raro escucharte no recordar algo, mi querida enciclopedia andante — Parecía que todos los datos los tenía archivados en aquella cabecita, era extraño preguntarle algo que sabía que había estudiado antes y no le respondiera.

— Eso lo se, se que ustedes no van a subir, pero estando aun en la segunda capa hay oportunidad de avisar el altercado y tal vez conseguir refuerzos para tal vez lidiar con el problema de las criaturas mutantes, sin embargo supongo que eso ya será decisión de ustedes y sus prioridades — Aun así quería preguntarle a Atreia, por muy primer mal choque que hubieran tenido intentaría que aquel tema no pasara de largo. Sin importar qué, aun le importaba el bien ajeno.

— Aunque ya que hablábamos de esto...si nos separamos, eso significa que no nos vamos a volver a ver... — apretó un poco la mano de la otra inconscientemente, también apretando sus labios. No sabía a donde quería llegar abriendo aquel tema, sin embargo la angustia era latente en su expresión.

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Ravi Bhandari

Reiría ante la mención de aquel mote, tan natural como solía ser cuando se trataba de él. Siempre hacía esa clase de cosas que ella encontraba tan divertidas, el llamarle por su apellido o por apodos. — ¡Es extraño! Hay tantas cosas que las personas y los libros contradicen y confunden, quizá he omitido algunos datos. — No mentía, pues incluso ella estaba internamente confundida. No olvidaba cosas, era todo lo contrario... ¿Entonces qué era lo que estaba pasando por alto? Sentía como si fuera recordando día por día cada cosa que había leído y había unos que tan pronto aparecían en su mente, se esfumaban. ¿Qué era eso?

— Eso es verdad. — Ladearía la cabeza de un lado a otro pensando en aquello. — Quizá la señorita guía Atreia no lo tiene previsto, posiblemente hubiese hecho mención de ello si fuera así. — Llevó su mano libre a su mentón. — ¿O quizá planea seguir investigando el tema mientras nos exploramos al abismo? ¡También es una posibilidad! — Aunque no era una probabilidad convincente, no descartaba nada.

Y en eso, llegó ese tema. Lo que ella había estado recordándose a sí misma desde el primer momento en que descubrió que Chenge seguía vivo allí mismo en el abismo.

Notó el sentir de su mano y miró los cambios en el rostro ajeno. Era una de esas veces donde la recorría una sensación física extraña, como si sus órganos pesaran más de lo habitual, pero eso era ilógico. No sonreía.

Le soltó para después acercarse a él y rodearlo con sus brazos. — Lo sé. — Apretujó apenas un poco más. — Lo sé. — Habló más bajo. Tenía muchos motivos que darle, muchos motivos que nunca había expresado. El por qué iba al abismo. Por qué daba su vida tan ligeramente su vida ante la probabilidad.

— Quiero explorar el abismo pero no quiero dejar de verte. — Se acurrucaba. — Porque estás vivo. — Porque al final del día, cada que Chenge iba al abismo, cada vez que iba más allá de la primera capa, ella desconocía si volvería.

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Fei Chenge

Negó la cabeza — Ya te lo he dicho antes, Ravi, para entender a un humano es difícil interpretar todo solo por medio de los libros, todos somos muy muy diferentes. Si fuera tan sencillo no habrían problemáticas como las de hace un rato, pero entiendo que no lo entiendas — Estaba escarbando en la infinidad con ese tema, pero sabía que era difícil hacerle comprender que era imposible entender las contradicciones humanas, después de todo eran demasiado impredecibles, con experiencias tan distintas entre si.

— Puede ser, aun así cuando tenga la posibilidad le preguntaré, pero entiendo que su prioridad sea el grupo — incluso pensando en el cinismo ¿Qué importaba pensar en como afectaría el problema a la superficie? si al final nunca iban a volver. Obviamente un pensamiento así se le hacía bastante cruel, pero no era algo que descartaría.

No esperaba aquel abrazo, sin embargo no dudo nada en corresponder. Escuchar esas palabras lo ponían tan débil, después a pesar de los años aun veía a Ravi con esos ojos de amor y aprecio enorme, casi sentía que la chica le decía que fuera con ellos, cosa que era tan tentadora, aunque esa decisión no estaba en sus manos, por lo que no quería pensarlo.

— Ahora que estas aquí la idea de dejarte de nuevo me abruma bastante. Se supone que ya me iba a dar igual estas cosas — murmuró, pero seguía siendo igual de niñato que siempre — Sin embargo por el momento no puedo prometerte nada, Ravi. De por mientras, disfrutemos el tiempo juntos — Se separó un poco de ella y le sonrió, yendo a besarle la frente.

— Tienes una misión que cumplir ¿no es así? por eso estas con ellos —

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Ravi Bhandari

— ¡Pero ahora estoy en un grupo! — Pareció haber exclamado eso con cierto entusiasmo. — Puedo observar su comportamiento social siendo parte de éste, quizá sea más fructífero, y así pueda reconocer sus contradicciones y saber qué hacer al respecto. No es como en el orfanato. — Porque allí ella nunca perteneció a un grupo, tan sólo vivía en ese lugar, tan sólo los días y las noches pasaban en lo que le ofrecían los recursos para investigar siempre y cuando llevara reliquias a presentar.

Siempre ponía tanto empeño en entender a los demás, libros y libros, noches en vela, intentos fallidos de comunicación... Pero habían pasado tantos años y aunque avanzaba en ciertas cosas, se estancaba en otras. No había nada que hacer al respecto, y por mucho que buscara respuestas, no las encontraría. Porque siempre habría algo que la separaría de cómo veían las cosas los demás.

Soltaba unas risitas al sentir el beso en su frente, cerrando los ojos y encogiéndose de hombros, yendo a posar ambas manos sobre las mejillas del otro y dar caricias con la yema de sus pulgares. — ¡Es verdad! Tenemos el presente, así que hagamos eso, porque me gusta estar con mi Chenge. — Siempre que él hacía algo, ella después lo imitaba. En cada ocasión. Así que ahora fue ella quien le dio un beso en la frente.

— El abismo es un lugar en el mundo humano, y aún así nadie lo considera como tal. Es tan ajeno a todo lo que se conoce y aún así el ser humano se empeña en descubrirlo. Pensaba que, si descubro lo más, más posible del abismo, ¡significa que también puedo descubrir más sobre mi humanidad! — Acomodaba con una de sus manos algo divertida los mechones del fleco del chico. — Considero que ese es mi objetivo personal dentro de lo que involucra la misión. Si algo como el abismo posee humanidad, significa que también yo.

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Fei Chenge

Verla emocionada le causaba cierta ternura, si bien no sabía como la chica se llevaba con el resto por lo menos esperaba que hubiera una convivencia pacifica donde ella pueda comprender eso que tanto le cuesta, aunque sea un poco.

Llevó sus propias manos sobre las manos de Ravi mientras podía sentir las caricias en su rostro, sin querer soltó un suspiro — Y a mi me gusta estar con mi Ravi — murmuró para luego sentir el beso en la frente, tan dulce, se sentía como gelatina en ese momento(?

A lo siguiente tuvo que bajarse un poco de la nube, ese tema siempre le generaba mucho conflicto, sobre todo por su pensamiento tan contrario a lo que ella percibía sobre si misma. Soltó sus manos.

— Se lo que te han dicho otras personas, pero sea lo que sea nunca has sido menos humana para mi...Sin embargo si lo pones así, tu objetivo aquí abajo es bastante poético — sonrió con cierta ironía soltando una leve risita — Espero que te convenzas de ello — "ojala poder acompañarte en este descubrimiento" quería morderse la lengua, no podía decirle ese tipo de cosas ahora, resiste Fei(?

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Ravi Bhandari

Cuando el otro afirmó el agradarle su compañía, rió un tanto mientras pegó frente con frente de manera suave por unos segundos.

Aún con el otro tema, mantenía su sonrisa tan tranquila como siempre. — ¡Entonces con eso está bien! Si me percibes con la misma humanidad cualquier otra persona, debes tener tus motivos. — No lo refutaba, lo aceptaba, pero al mismo tiempo su inquietud y curiosidad interna no cesaba, y la opinión de los demás no estava involucrada en ello, pues todo era producto de su propia confusión. — ¿Lo es? — Preguntó tan pronto como escuchó sobre ser poético, ladeando su cabeza con curiosidad. — ¡Haha! No creo que sea un ámbito en el que sepa desarrollarme, es muy abstracto. — Posiblemente era totalmente incapaz de entender las metáforas, aunque inconscientemente hubiese pensado en una, pero no era capaz de notarlo.

Chenge y Ravi no encontraron nada más allá de la cena de ayer bañando el suelo por el malestar de la pelirroja.Paris por su parte tampoco tuvo suerte y Su Hua sufrió el mismo destino que la peliblanca.

Dylan fue el único afortunado y encontró una pequeña llave metálica.

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Su Hua

Sin duda las cosas no estaban en la mejor condición para si quiera averiguar que había pasado antes. Vio como los demás salían del lugar. Hubiera ido a investigar sola de no ser por la criatura muerta que acababa de ver, por lo que simplemente se quedó a investigar las cercanías, jugaba con su cabello mientras, sintiendo como los escalofríos pasaban de vez en cuando por su cuerpo cuando escuchaba algún ruido. Tenía que calmarse.

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Dylan Chester

No muy lejos de la ubicación del grupo, había encontrado en una esquina una llave pequeña y de metal algo oxidado en sus bordes. Parecía ser funcional.

No veía a Atreia en ningún lado, así que esperó a que apareciera para notificarle luego, al igual que lo que había encontrado antes.

Imaginen que está sentado como paloma porque no tengo la imagen en el celu (???

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Su Hua

No pudo encontrar nada, y sinceramente tampoco tenía energías de buscar nada, al final volvió a sentir como su cabeza daba vueltas y las ganas de vomitar volvian, sobre todo por ese olor terrible en el aire. Pegó su espalda en la pared y se dejó caer al suelo.

— Maldita madición...nunca mejor dicho

Quedarse mucho tiempo quieta siempre hacía que su cuerpo le exigiera moverse, su pie palmeaba el suelo mientras pensaba lo mucho que quería arrancarse la cabeza en ese momento. Luego de un rato Tomó fuerzas para levantarse otra vez, no quería estar como inutil haciendo nada.

Un poco de agua y respiraciones, si bien eso no quitaba el hormigueo de las piernas no tenía más que hacer, como siempre el efecto era paulatino. Vio a Dylan que también estaba sentado por ahí, aunque el tenía una posición menos deplorable, maldito (?

— ¿Encontraste algo? — Preguntó dejandose caer a su lado, mala idea, el movimiento brusco solo hizo que le doliera la cabeza. Se la agarro e intento ignorarlo.

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Dylan Chester

Tomando un respiro mientras estaba sentado en el suelo, observó desde la lejanía cómo se iba acercando Su Hua con un semblante de zombie.

—Juzga por tu cuenta —Asomó su mano, mostrándole la llave que había encontrado hace unos momentos.

No veía por ninguna parte a la vieja canosa ni al viejo oso, y rascándose la cien con fastidio, se dijo a sí mismo que se tomara un respiro.

—En una de las salas habían plumas y rastros de sangre también —Enumeró pensativo, agregando palabras. No dijo más ni preguntó, porque intuyó que por el estado de su compañera no habría encontrado mucho.

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Su Hua

Observó la llave — hmm en un rato deberíamos avisarle al grupo lo que encontraste...Oh, puede que las plumas sean del querido amigo que esta en la sala, con los nuevos desconocidos — No sabía si el otro había visto, pero recordar solo hizo que abrazara sus piernas.

— ¿viste el llorón de cadáveres que encontraron?.. Ver otra criatura infectada con las "venas" que tenía la mandíbula carmesí me da...algo de miedo — Si Dylan se burlaba le daba igual, se le haría estúpido no tener miedo de algo como eso.

— Si es un tipo de virus, el abismo va a ser mucho mas hostil de lo que podríamos apenas imaginar antes —

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Dylan Chester

—¿Querido amigo? ¿Nuevos desconocidos?

Lo que faltaba, más gente nueva. No le importaba lo segundo, pero sintió curiosidad con lo que se refería Su Hua. No había alcanzado a entrar a la sala y prefería no hacerlo.

Al escuchar la nueva información por parte de su compañera, se iba convenciendo cada vez más de que se encontrarían con más criaturas similares y con mierdas extrañas. Debía mantener la cordura ante todo.

—¿Crees que es un nuevo virus? —Preguntó sinceramente, ignorando por completo la vulnerabilidad de la chica.

Ni siquiera había pensado en algo así y ya se había puesto a sobrepensar de más.

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Su Hua

Bueno, al parecer el chico no había visto lo de la sala, sentía que era bueno informarle.

— No lo se, podría ser. Pero por el momento no tenemos mucha información mas que esas dos criaturas, aparte uno de los desconocidos parecía herido, no se si habrán matado al llorón o que habrá pasado antes — Muchas dudas difíciles de responder ahora.

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Atreia Langley

Se retiró de la sala esperando que los demás también hicieran caso a Norman. Salió fuera del recinto y se quedó apoyada en la pared del exterior del campamento. Ah... hacía tiempo que las cosas no se complicaban tanto. Sacó una caja de cerillas y otra de cigarillos, retirando uno cuidadosamente y posteriormente encendiéndolo para tomar una larga calada.

Si no fuera porque tenía que mantenerse sobria, hubiera optado por el alcohol, pero no era el momento.

—Qué divertido...—susurró resignada y esperó a que los demás se calmaran un poco.

En aquel momento solo pensaba en el incordio que iba a suponer que esas dos personas también se acabaran uniendo al grupo de descenso. El como Chenge se había unido de forma indiscutible le generaba una sensación de desasosiego, ¿adoptarían a todos los que se iban encontrando? Esa idea no se le iba de la cabeza.

Para colmo un rarito, al menos la otra chica parecía más normal.

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Hugh Carpenter

Se dispuso a caminar por todo el observatorio en busca de la mujer. No obstante, no parecía haber rastro de ella. En ese momento, Hugh notó un característico olor a tabaco. El corazón le empezó a ir a mil. ¿Por qué estaba oliendo tabaco en el abismo? Muchas teorías pasaron por su mente, cada una peor que la anterior.

Se aproximó con cautela al origen de aquél olor, mano preparada en el pico por si tendía que sacarlo. Pero, para su sorpresa, lo único que vio fue a Atreia recostada sobre una pared con un cigarro en mano:

— Oh.

No sabía si estaba más sorprendido por saber que sus miedos eran infundados, por si la adulta fumaba o por averiguar que tenía una cajetilla con ella. No sabía qué pensar de la escena. De todas formas, se puso al lado de ella:

— Te estaba buscando. — Saludó. — Hay un huevo en una de las habitaciones más alejadas, bastante grande. Me da malas vibras.

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Atreia Langley

Ver a Hugh con un pico de la mano aparecer de la oscuridad del campamento le sorprendió tanto que se le cayó el cigarro de la boca. Lo miró, tirado en el suelo, con cierto arrepentimiento. Mas lo acabó pisando para apagarlo.

—¿Cómo?—soltó algo perpleja—¿Un huevo? ¿De los que tienen cáscara?

Ya lo que le faltaba, más sorpresas. Recordó que Paris también mencionó un extraño cuaderno sellado que le había hecho pitar el radar de problemas hacía un rato, pero por la conmoción del momento no tuvo tiempo de preguntarle. Suspiró y miró a Hugh.

—¿Dónde está? Quiero verlo—le preguntó esperando que la llevara al sitio.

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Hugh Carpenter

Ver cómo a Atreia se le resbalaba el cigarro de la boca y cómo luego lo miraba como una niña a la que se le acababa de caer el helado en la calle le pareció lo más divertido del mundo. Intentó aguantar la risa. Mas no pudo. Se empezó a reír por lo bajo:

— Pfft- Jsjsjs- Perdón.

Bueno, en realidad, eso era una victoria para él. A juzgar por el aspecto del cigarrillo, a la mujer no le había dado tiempo a dar más de tres caladas. La vida era bella. La salud de la mayor había sido protegida una vez más. Viva Cristo Rey. En fin. Se centró en la conversación:

— Sí. Temo que la madre ande cerca. Este lugar parece un nido.

Aunque esas eran teorías suyas. Guardó de nuevo el pico y llevó a la mujer a la habitación donde había encontrado el huevo; por suerte, todo estaba tal y como lo había encontrado antes. Esperó a que la experta lo examinase:

— ¿Deberíamos reunir a todos?

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Atreia Langley

No pudo evitar fruncir el ceño con cierta molestia al ver cómo el hombre se reía de su desgracia, echó aire por la nariz con algo de fuera, similar a un bufido. Después esbozó una corta sonrisa y lo siguió a la habitación que contenía el huevo.

—A ver que tenemos por aquí—comentó a la nada y se agachó para examinarlo más de cerca—mmmmmmm... parece un huevo de llorón de cadáveres. No tiene nada de raro según lo que veo—después, se sacó el guante y lo tocó—está frío. No parece haber sido cuidado en mucho tiempo, dudo mucho que la madre esté cerca. Los Corpse-Weepers no abandonan sus nidos.

Se volvió a colocar el guante y se levantó soltando un pequeño gruñido.

—Probablemente la madre sea el cadáver que hay en la otra sala. Aunque es muy raro, estas criaturas viven en comuna, normalmente no suelen deambular muy a menudo. A no ser que alguien lo haya traído aquí. Los llorones tampoco son muy habituales en el bosque invertido.

¿Por qué de repente todo parecía sacado de una película de terror y suspense? Era demasiado temprano para lidiar con tantas incógnitas.

—No es necesario. Nos lo llevamos. Ya veremos qué hacemos con él, siempre lo podemos usar para la cena a las malas.

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Hugh Carpenter

El bufido de la contraria no ayudó en absoluto. Para evitar reírse a carcajadas Hugh tuvo que morderse el labio; y, tan pronto como hizo eso, notó el dolor de la herida que se había hecho en la boca el día anterior. Au. Lo consideraría una colleja del karma. En todo caso, fue a la habitación con Atreia y la observó a cierta distancia:

— ¿Cadáver...?

¿¡Había un cadáver de llorón de cadáveres en otra sala!? ¿Qué había pasado en ese observatorio? No podía ni hacer teorías, pues no sabía qué más cosas habían encontrado el resto. Lo único que le quedaba era esperar lo mejor y hacer caso a la mujer:

— De acuerdo.

Aunque, ahora que estaba a solas con Atreia, le apetecía aprovechar la situación para preguntar algo que a lo que llevaba dándole vueltas desde hacía horas:

— Por cierto... Desde ayer me ha parecido que estás molesta. Me preocupa. ¿En qué piensas?

Se imaginó que era en el asunto de Chenge y Ravi, pero no quería asumir. Quería que lo dijera ella. Se acordó también en cómo la vio fumar antes, y no pudo evitar pensar en si era reflejo de su estado anímico.

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Atreia Langley

Ah, cierto. Hugh no lo había visto, de hecho, no recordaba su presencia en la sala, ¿le habría ocurrido algo o simplemente se distrajo?

—...Sí. Hay un cadáver de llorón en la otra sala, no es muy agraciado que digamos.

Le sorprendió un poco la pregunta de Hugh, ¿tanto se le notaba en la cara? Pensó que normalmente su rostro ya era de pocos amigos.

—Eh... estoy bien, no es nada—comentó intentando evitar un poco el tema—solo estoy algo cabreada porque parece que el abismo no nos da ningún respiro, para variar, pero tampoco es tan raro je.

Agarró el huevo y lo sostuvo entre sus manos como pudo, pesaba lo suyo y estaba bastante frío. Se le pasó por la cabeza si se pudiera hacer una buena tortilla de él, pero si el embrión estaba muy desarrollado ya podían despedirse. Fue justo al salir de la sala que vio a Norman en el pasillo, ¿qué hacía ahí? ¿No debería estar atendiendo al rarito?

—¿Norman? ¿Qué ha pasado?—ver la expresión de enfado en el chico le preocupó.

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Norman Forrestal

Al salir de la habitación y avanzar a penas unos metros tuvo la fortuna de encontrarse a Atreia de bruces, casi chocándose con ella. Su expresión no había cambiado en lo más mínimo, pero cuando escuchó la voz de la silbato estuvo a punto de llorar.

—Se niega a cooperar. No pude hacer nada más, lo advertí muchas veces pero no he sido capaz, lo siento muchísimo señorita Atreia, se ve que no puedo ser igual de útil que usted—contestó—iré a... tomar algo de aire, si me disculpan.

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Hugh Carpenter

Según la descripción de Atreia, no parecía que fuese nada especial, sólo un cadáver. Por ende, no inquirió más. Aunque sí quería seguir preguntando sobre su estado anímico. Su forma de ocultar sus sentimientos era demasiado obvia:

— Pienso lo mismo. Sobre todo ayer, todo el asunto de Chenge y Ravi nos dejó agotados a todos. —Tanteó, a ver si el problema era ese.

Vio cómo la mujer agarraba el huevo con mucha dificultad. Si él no lo había tomado en brazos antes, fue justamente por el tamaño y el peso. Verla a ella cometer la hazaña de alzarlo le puso algo nervioso:

— Espera, creo que puedo hacer hueco en mi mochila...

Nada. Atreia ya se había adelantado y había salido de la sala cargando esa cosa. Al seguirla fue cuando vio a Norman. Pudo escuchar toda la conversación, pero de ella sólo obtuvo confusión. ¿Quién no había cooperado? ¿Cooperado en qué? Le preocupó también la forma en la que Norman se tiró abajo a sí mismo.

Lo peor era que no sabía si consolarle o dejarle a solas con Atreia. Norman tenía un rango de edad extraño que le impedía infantilizarlo como al resto y, en consecuencia, no cruzaba líneas con tanta facilidad. Sólo pudo quedarse callado y dejar que la silbato blanco guiara la situación.

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Dylan Chester

Finalmente y luego de años de espera, vio que en la lejanía aparecía Atreia... con un huevo.

—Ahí está la vieja. Acompáñame —Sin dejar que Su Hua le respondiera, fue en su dirección con la vista en el huevo.

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Su Hua

— Ah, voy — Se levantó con dificultad ha donde estaba Atreia y los dos hombres, notando que llevaba un huevo consigo. Como lo llevaba la mujer no le preocupó en absoluto. Norman no parecía estar muy bien, pobre hombre, siempre lo veía con cara de odiar la vida, lo entendía tanto en eso(??

— Disculpe, señorita Langley, Señor Carpenter, Dylan encontró algunas cosas que pueden ser de interés. Veo que ustedes también encontraron algo —

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Atreia Langley

Era muy obvio que seguía enfadada con Chenge y Ravi. De hecho, en aquel momento su mal humor había disminuido un poco ya que su campo visual no detectaba a la parejita.

—Mhm, sí. Supongo. La próxima vez no será una amenaza lo que se van a llevar—comentó.

Hizo caso omiso a la sugerencia del hombre, ya llevaba el trofeo entre sus manos y tampoco quería echarle el muerto a Hugh, al fin y al cabo era decisión suya llevarse el huevo. Vio como Norman abandonaba el interior del campamento y decidió dejarlo a solas un rato pues incluso Dylan y Su Hua habían hecho acto de presencia.

—Por favor, decidme que no es otro cadáver lo que habéis encontrado—casi suplicó—¿estáis bien los dos? Hacía rato que no os veía por la zona—aprovechó para preguntar

Aunque casi podía imaginar por qué no alcanzaron llegar a la habitación del cadáver tan rápido. Eso, o no se había dado cuenta de que estaban ahí, antes de irse solo se había fijado en el gafotas, el llorón radioactivo y la chica del piercing.

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Dylan Chester

Asintió. Él estaba de maravilla a pesar de que de vez en cuando su cabeza dolía y las ganas de regurgitan aparecían de la nada, sin embargo, el investigar a su alrededor le hacía olvidar momentáneamente aquellos síntomas.

—Posiblemente lo sea —Se encogió de hombros y le extendió la llave a Atreia para que la tomase —Que haya habido una llave sospechosamente tirada en el piso se me hace extraño, pero nos conducirá a una de las salas probablemente. Quizás esto nos dirija donde esté Ozen pero...

No podía evitar volver a sentir esa sensación de malestar en su espalda, no sabía si era porque era muy desconfiado o sus males presentimientos casualmente acertaban en algún punto.

—Bueno, también encontré rastros de sangre y plumas, Su Hua me contó que el grupo había encontrado una criatura en esta sala, sin embargo, mis pistas pueden resultar de la misma o de otra que aceche en los alrededores.

Haber hablado tanto hizo que su garganta se secara. Frunció el ceño al haber soltado más palabras de las habituales.

—Tenga cuidado con el huevo —Mencionó como precaución, esperando que la mujer captara que si la madre del mismo la veía con él, podría ser bastante peligroso.

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Atreia Langley

¿Una llave? Aunque ahora mismo no sabía si lo que le sorprendía era la pista... o que se la entregara Dylan, normalmente solía ser menos cooperativo. Sin embargo, le aliviaba un poco ver que habían superado, por poco y superficial que pareciera, sus diferencias.

—Creo que se han revisado ya todas las habitaciones. Bueno, yo al menos no he visto ninguna que no se pueda abrir—comentó—la llave es muy pequeña, no creo que sea para una puerta, la chica del piercing también dijo que no había ni rastro de Ozen.

Volvió a suspirar. Tanta información comenzaba a agotarla. Solo quería alejarse, tumbarse un rato y echarse una siesta, pero tenía deberes por hacer. Maldecía un poco el día que decidió bajar al abismo en grupo.

—Sí, seguramente eran del llorón, al igual que el huevo este, a ver qué hacemos con él—le indicó—en fin, será mejor reunir a todos y poner en común las pistas. Aparte que el olor del bicho ese me está destrozando las fosas nasales.

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Dylan Chester

Asintió a todo y no dijo más, se volvió modo vegetal al igual que la user hasta nuevo aviso.

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Hugh Carpenter

Hubiese querido seguir hablando del tema de Chenge y Ravi, mas la súbita aparición del silbato negro se lo impidió. Al menos, ya se había dado cuenta de que Atreia sentía cierto rencor por los niños. Había que arreglar eso. En cuanto pudiese le pediría tiempo a solas a la mujer para explicarle cómo funcionaba la mente de Ravi. La empatía y la paciencia eran muy necesarias con ella.

Después, Dylan y Su Hua aparecieron con una llave. Hugh le sonrió al muchacho, contento de que hubiese acudido a Atreia con su pista. Aunque la expresión se le congeló en el rostro tras escuchar lo que comentó la mujer. "Chica del piercing"... ¿Por qué sentía que era el único idiota que se había perdido de algo importante...?

Ya podría preguntar más tarde. De momento, habían cosas por hacer:

— ¿Dónde vas a poner el huevo? Buscaré a todos y los llevaré allí. — Dijo, ya poniendo un pie fuera para indicar que se iría enseguida.

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Atreia Langley

Cuando Hugh le hizo la pregunta pensó que era, de hecho, una muy buena pregunta. Buscaría la habitación más amplia para que pudieran caber todos y poder discutir sobre qué habían encontrado.

—Mmmm... hay una habitación bastante grande por aquí—señaló una colindante del pasillo en el que se encontraba—llama a todos. Vamos a tener que ver qué demonios hacemos ahora.

Suspiró y se dirigió a la sala. La habitación tenía ventanas, las abrió para ventilar y directamente se sentó en el suelo, no sin antes colocar su capa en éste como pudo, para evitar el polvo, mientras aún sujetaba el huevo.

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Hugh Carpenter

Miró el lugar donde señalaba Atreia y contó las puertas para más tarde poder señalar con exactitud dónde debían reunirse todos. Luego, asintió. Hora de ponerse en marcha:

— Os veo en un rato. — Se despidió de tanto Atreia, Dylan y Su Hua.

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Atreia Langley

Esperando.

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Hugh Carpenter

Las primeras a las que encontró a base de dar vueltas fueron a Paris y a Nanami. El hombre alzó el brazo para llamar la atención de ambas:

— ¡Niñas! Se acabó el recreo, hay que reunirse. — Avisó. — Cualquier cosa que hayáis encontrado llevadlo con vosotras.

Les dijo dónde debían dirigirse y después se marchó. No podía perder mucho tiempo.

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Paris Johasson

Sin poder seguir investigando la zona tal como le hubiera gustado de la nada pudo visualizar a Hugh aproximándose y así avisar que habría que reunirse todo el grupo.— Vale... Ya vamos.— Respondió para luego ver a su compañera Nanami que con un gesto le indico para ir juntas al lugar del encuentro.

—Permiso... — Aviso entrando a la sala y ver a los pocos presentes, caminando a un rincón de la habitación en espera del resto.

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Koyagami Nanami

siguio las indicaciones cual niña fingiendo ser obediente, solo quedaba esperar

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Hugh Carpenter

Siguió buscando en los pasillos hasta que finalmente vio la característica cabellera roja de Ravi. No obstante, cuando estuvo a punto de doblar la esquina, notó que ella estaba... Ejem... Un poquito demasiado cerca de Chenge. El mayor instintivamente dio un paso hacia atrás, escondiéndose tras una pared.

Vaya, así que por eso se conocían de antes: eran pareja. Quién lo diría. En fin. No quería pillarlos en un momento íntimo, así que les permitió unos segundos para que se separasen. Fingiendo que aún estaba lejos, alzó la voz:

— ¿Ravi?~

Dejó unos momentos de silencio. Luego, se hizo ver, como si hubiese estado caminando sin parar todo ese tiempo:

— Aquí estás. Hay que reunirse con todos. Ven también, Chenge.

Les indicó dónde estaba el cuarto y se marchó tan rápido como vino. Bueno, tal vez aligerando el paso más que antes.

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Ravi Bhandari

Sería en eso que escucharía la voz del mayor, volteando con una amplia sonrisa en su rostro por el tono en la que la había llamado. — ¡Señor Hugh! Entendido, ¡vamos entonces! — Y voltearía con Chenge, para bajar la mirada a su mano y tomarla, para encaminarse a dónde les había indicado.

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Fei Chenge

Le hubiera gustado hablar un rato mas con Ravi, sentía que el tiempo no le daba para decirlo todo lo que tenía que contarle, pero no era el tiempo ni el lugar.

No comentó nada cuando vino Hugh, aunque se quedó pensando que pudo ver algo de aquella escenita, ah, seguro ya pensara algo que no era. En fin que se le va a hacer (?

Solo siguió a Ravi hasta la sala donde los habían citado.

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Norman Forrestal

Fuera en la barandilla.

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Hugh Carpenter

Contó las personas que le faltaban, y supo que era momento de ir a por Norman. Esperaba que los minutos que había tardado con los demás hubiesen sido suficientes para que el muchacho tomase el aire que precisaba. Así pues, caminó directo en la dirección donde le había visto marcharse con anterioridad. No fue difícil hallarle. Hugh se acercó con cautela, dejando un buen espacio entre ambos:

— Norman... Cuando puedas, debemos reunirnos todos. — Dijo con amabilidad.

Le indicó también dónde era la reunión. Dicho eso, se dio media vuelta y siguió con su camino; aunque no sin antes mirar hacia atrás una vez con preocupación. Ojalá pudiese quedarse a charlar con él y consolarle. Tal vez lo haría más tarde.

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Norman Forrestal

...Le sorprendió ver a Hugh acercarse, aunque a una distancia adecuada. No estaba llorando, pero sí tenía el ojo aguado y rojizo. En estos momentos agradecía ser tuerto porque con un ojo es más difícil darse cuenta si alguien está llorando. Su casi llanto fue interrumpido por el anuncio del mayor. Asintió y tomó algo de aire.

Minutos después acudió a la sala.

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Hugh Carpenter

Por último, Hugh se dirigió al lugar que con tanto brío había tratado de evitar desde que puso pie en el observatorio: la habitación con el cadáver. El olor que emanaba de allí seguía siendo nauseabundo. Era difícil dar más de dos pasos. Pero, viendo que todavía no encontraba a Eryn, tenía que hacer el esfuerzo de echar un vistazo allí por si la muchacha rondaba la zona.

Pensando en eso, tomó aire y entró. Fue una verdadera sorpresa cuando no sólo vio a la pecosa, sino a dos desconocidos; además, una de ellas tenía un septum. No era necesario tener muchas neuronas para darse cuenta que esa era la "chica del piercing" que Atreia había mencionado:

— Oh... Buenos días.

¿Era normal que hubiesen tantos delvers en la segunda capa? No lo sabía. De todas formas, él había ido a por la pelirroja. Se dirigió a Eryn:

— Debemos reunirnos todos. — Dijo, antes de notar que estaba tratando al chico de gafas. — ¿Qué ha pasado?

Y en esa sala se quedó, porque lo que le faltaba para completar su misión era escoltar a Eryn al cuarto.

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Eryn Automne

Antes de proseguir escuchó cuando llegó Hugh saludando y preguntando por la situación. — ¡oh! Todo esta bien de momento, ahora mismo voy.— Dicho esto se levantaría para darle una pequeña reverencia a los dos e ir tras Hugh ya que no tenia realmente idea donde era el punto de reunión.

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Hugh Carpenter

Debido a que Eryn le había dicho que todo estaba bien, no se preocupó más por la condición del chico de gafas y su brazo lleno de hematomas. Hugh echó un vistazo por la sala. Y entonces lo vio. Se fijó en la bestia del abismo que en el suelo se encontraba.

...

Atreia, ¿no habías dicho que tan sólo era un "cadáver de llorón no muy agraciado"...? Se te había olvidado mencionar el pequeño y minúsculo detallito de que era un llorón mutante...

... Vaya mujer...

Dejó eso de lado y esperó a que Eryn fuese junto a él. Giró su cuerpo para dirigirse a la puerta, pero se paró en seco. Le vino la duda de si Atreia quería reunir sólo a los de su equipo o a todos todos. Viendo el asunto del cadáver radioactivo, no quiso jugársela. Volvió a darse la vuelta y se dirigió a los desconocidos:

— Venid también.

Con eso, escoltó a los otros tres a la habitación, llegando los últimos. Misión cumplida.

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Atreia Langley

Viendo que todos iban entrando uno a uno en la sala se le encogía el estómago. Qué poco le gustaba tener que hablar con niños y más en la situación en la que se encontraban. Quería irse al bar a tomar un buen trago, pero eso ya formaba parte del pasado.

—Gracias Hugh—agradeció cuando lo vio entrar con los últimos—bueno, ¿estamos todos, no?

Revisó la sala por segunda vez para asegurarse. Señaló el huevo que había traído del otro cuarto.

—Hay un huevo por aquí. Tenemos tres opciones, así que habrá que decidir—comenzó—seguramente es del cadáver ese de la otra habitación, no se han avistado más criaturas así que solo puedo asumir que era la madre del huevo. Podemos hacer tortilla esta noche, dejarlo aquí o llevarlo con nosotros. Los llorones de cadáveres se pueden adiestrar, pero también cabe la posibilidad de que el huevo venga con "sorpresa" como la madre.

Tras dejar el tema del huevo en el aire, tomó un trago de agua para hidratarse la garganta.

—Segundo... Dylan ha encontrado antes una llave—la sacó del bolsillo y la mostró, era una llave pequeña—creo que todas las puertas estaban abiertas, así que tiene que ser de otra cosa, ¿alguien tiene algo que pueda servir?

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Kurosawa Ryuu

En una esquina apartada. Había demasiada gente. ¿Por qué había tanta gente?

Aunque él quería quedarse el webito y verlo eclosionar e investigarlo... Pero era del otro grupo... Esperaba que eligiesen cuidarlo para que eclosionase. Si no, pensará que todos son idiotas.

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Elise Jung

No tenía nada que aportar alrededor de tantas personas, pero se sentía cómoda. Parecían ser la mayoría pequeños y adorables. Estaría de acuerdo con domar a la criatura del huevo pero también sospechaba lo mismo que Atreia, si veían que salía con esos mismos homúnculos, se encargaría de degollarlo vivo si pudiera.

Comenzaba a jugar con sus dedos mientras mantenía una sonrisa leve pensando eso. (?)

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Dylan Chester

No quiere expresar lo tremendamente tentado que está en tener una mascota y domesticarla como si fuera un perro con alas, debía concentrarse.

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Ravi Bhandari

Levantaría la mano como si estuviera en un salón de clases, aunque ni siquiera esperó a que le "diesen permiso para hablar". — ¡Hay que llevarlo! Podemos adiestrar a la criatura y tener una mascota. ¡Si resulta ser mutante, tendremos un espécimen indefenso y sin daño alguno en su cuerpo para investigar! Estudiar su comportamiento o matarlo y asi examinar su anatomía y mutaciones internas sin que esté partido a la mitad como el otro.

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Koyagami Nanami

Observo el huevo por unos minutos con cara de disgusto. Esa cosa podría tranquilamente ser algo peligroso si dejaban que sobreviva y ya tuvieron varios problemas para llegar aquí con vida.

- Preparare el fuego para el huevo frito, no voto por adiestrar a lo que sea que sea eso.-

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Ravi Bhandari

— Si nos lo quedamos, ¿puede llamarse Steve? Tiene cara de Steve. — Ravi es un huevo, no tiene cara aún.(?)

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Su Hua

La idea de tener una criatura del abismo era la cosa mas tentativa del mundo. Las posibilidades eran infinitas, investigación de comportamiento, conocimiento de su crecimiento y si es mutante.... Ya, tenía que pensarlo sin dejarse llevar

— La idea de quedarnoslo tiene muchas posibilidades interesantes — comentó como si la idea no le flipara.

Hizo una mueca cuando Ravi dijo ese nombre "deberia tener uno mas cool"(?

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Hugh Carpenter

Él odiaba con toda su alma todo lo que provenía del abismo, así que si fuese por él tomaría su pico y haría picadillo ese huevo. Nada de comérselo. Sólo matarlo. No obstante, al escuchar a Ravi decir que "tenía cara de Steve" se le escapó la risa:

— Pfft-

Se tapó la boca con la mano. Vale, ahora le gustaba la idea de domesticarlo únicamente por lo increíblemente hilarante que sería tener un bebé de llorón de cadáveres llamado Steve.

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Paris Johasson

Escucho todo lo que tenía que decir la silbato blando, alzando una ceja apenas hizo mención del huevo. — Ugh... ¿Planean que comamos algo que podría envenenarnos? No creo que esa sea una opción y también sería un desperdicio dejarlo aquí, opino que es mejor llevarlo y estar preparado con lo que venga. — Respondió pensando que esa era una mejor opción.

Con lo de la llave se quedó unos minutos callada, buscando lo que había encontrado para al fin mostrarlo. — Eh... Podría abrir esto. — Se acercó entregándole a la guía lo que traía entre manos.

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Atreia Langley

En vista de que la mayoría parecía querer conservar el huevo se resignó. Ella en lo personal preferiría dejarlo ahí y olvidarse de aquella desafortunada y trágica historia de criaturas huérfanas del abismo; pero el pueblo había hablado.

—Bueno. Veo que la mayoría queréis quedaros a... "Steve"... en fin, haced lo que queráis con él, pero os encargáis vosotros, no voy a ser la que baje por el abismo con un huevo en la mano—comentó zanjando el tema.

—Gracias a dios que había algo—mencionó antes de abrirlo.

La pequeña llave que Dylan le había dado encajaba perfectamente. La cerradura rechinó evocando un ruido metálico. Los ojos de la mujer barrían las páginas del cuaderno. Su expresión comenzó amena. Segundos después su ceño se frunciría. Más tarde, se llevaría la mano a la barbilla conforme iba leyendo los párrafos, su expresión cambiando a una más y más confusa.

—Qué.

El sucio cuaderno tenía varias hojas arrancadas, algunas manchadas de lo que parecía ser sangre, otras con símbolos ininteligibles. Sin embargo, había ciertos fragmentos que sí eran posibles de leer. Atreia decidió que era más adecuado que lo vieran todos por sí mismos.

La mujer se levantó y le dio el cuaderno a la persona más cercana que tuviera, indicándole que lo leyera y lo fuera pasando a los demás de uno en uno. El contenido que se había salvado era el siguiente:

⦿ 5 de Abril

Llevo varios días pensando que algo extraño está ocurriendo. Siento que ya no soy el mismo desde que descendí a la cuarta capa, algo dentro de mí ha cambiado. No consigo descifrar el qué exactamente, pero tengo miedo. Siento que voy a enloquecer en cualquier momento. Tengo miedo, mucho miedo.

⦿ 18 de Abril

He decidido establecerme en la segunda capa durante un tiempo para descansar, creo que si vuelvo a bajar moriré, no me cabe la menor duda. Escribo en este cuaderno para no volverme más loco de lo que ya estoy… Joder, no entiendo nada. Pensé que el campamento de exploración era de Ozen, ¿por qué ha desaparecido todo el mundo?

⦿ 1 de Mayo

Descendí hasta la gran falla de nuevo, por suerte conseguí volver intacto. Nunca me acostumbro a las galerías, son tan confusas que a veces creo que no volveré a encontrar el camino adecuado. Me siento muy solo. No he avistado más Delvers por la zona, ¿tal vez esté pasando algo importante en Orth? Quién sabe… De todas formas, nadie querría bajar conmigo.

Hoy pasó algo extraño. Conforme estaba subiendo vi algo inédito. Era un mandíbula carmesí, pero era gigantesco. Conseguí esconderme en las cuevas así que no consiguió verme. Sin embargo, estoy fascinado, había algo… malévolo en él. Unas fibras rojas recubrían su cuerpo, tengo miedo de saber qué pudo ser.

⦿ 24 de Junio

He vuelto a bajar. No soy capaz de avanzar hasta la quinta capa, hay una criatura en cáliz de los gigantes que no deja pasar a ningún Delver. He vuelto a ver una criatura como el extraño mandíbula carmesí, tenía las mismas protuberancias rojas. Mi intuición era correcta… hay algo raro ocurriendo, los descensos cada vez son menos seguros…

⦿ 27 de Junio

Tengo miedo, tenm̶̅͋ ̷̈͌d̵̀̚o̷̕͠ miedo, tengo miedo,e̶̓͛n̸̐̓ ̷̂̌o̶̓̈, tengo miedo, t̴͛̈e̶̓͛n̸̐̓ ̷̂̌o̶̓̈ ̷̛̈́m̶̅͋ ̷̈͌d̵̀̚o̷̕͠ d̸͒̾ ̸͑̚í̷̒̌ ̷̎͊m̵͋͒ ̷͚̈́ ̷̭̾m̷̃͆o̸͠

̑

⦿ 10 de Julio

Ya he visto varios… no sé qué es, ¿una mutación? He decidi ̴̐͑í̸̋͝ ̴͑ͅ llamarlo corrupción ya que no sé con exactitud de qué se tr ̷͚̈́ ̷̭̾… para colmo las criaturas son cada vez más agresivas, incluso l ̶̾̓ ̵̂͝ la segunda capa, me voy a volver loco...

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Eryn Automne

"Amá tengo miedooooo", fue lo que pensó cuando escuchó sobre lo que había en la libreta. A este paso no iban a están en menos peligro en la capa dos.

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Ravi Bhandari

— ¡Oh bueno! La locura puede ser uno de los efectos secundarios de la maldición del abismo, el presenciar muertes de compañeros o encarar día con día el constante pensamiento de la muerte inminente a manos de criaturas que parecen estar comenzando a adaptarse a la presencia de los delvers ¡haha! — Así que su atención ahora se desviaría al huevo, acercándose a él y tomándolo en brazos. — ¡No te preocupes, Steve! Te vamos a cuidar bien, ¡incluso dejaré que pases el tiempo con Mr Jeffers para que no te aburras!

Abrazando el huevito mientras todos sucumben al pánico. (?)

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Paris Johasson

Ve a ravi

—No te encariñes mucho, que si está corrupto yo misma le cortó la cabeza apenas salga.

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Ravi Bhandari

— ¡Oh no! Si lo asesinas, sería más útil para investigar que lo hagas de un modo donde no pierda alguna parte de su cuerpo.

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Paris Johasson

—Mhhh... Entonces le voy a torcer el cuello, ¿Mejor?

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Ravi Bhandari

— Creo que sería mejor, si!

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Hugh Carpenter

Se apoyó contra la pared con los brazos cruzados y escuchó atento a la persona encargada de leer en voz alta la libreta. Habían muchos datos interesantes escritos en esas notas, más que nada sobre la corrupción que acechaba a algunas criaturas del abismo. No obstante, Hugh se quedó con sólo una cosa:

"Tengo miedo".

Su corazón colapsó. Más que palabras, en ese diario había desesperación. Había terror. Había soledad. Súplica. Se imaginó la angustia que debió pasar el dueño del diario y cómo seguramente estuvo llorando mientras escribía cuánto miedo sentía. ¿Siquiera estaba vivo...? El hombre alzó la vista:

— ¿No hay nombres...?

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Dylan Chester

Sin duda alguna, cada palabra legible que había leído en voz alta cierta persona quenoséquiénleyólacarta, parecía ser que contenía un peso gigantesco de angustia en el mismo. Lo que más le llamó la atención fue lo último, porque eso sólo le hacía indicar que la mandíbula carmesí de antes no era la única criatura con mierdas raras, ni la de la sala, sino que habían muchas más posiblemente.

Aunque le dio un punto a Ravi, si era una persona que usualmente descendía y ascendía no le sorprendería si hubiera adoptado un poco de locura en su mente, sin embargo, prefería creer que hay un peligro inminente en las siguientes capas que caminar tranquilo por ahí.

—¿Es la misma letra que la del señor Memphis? —Le preguntó a Atreia en voz alta, quería saciar esa duda antes de seguir pensando de más.

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Atreia Langley

Negó con la cabeza ante la pregunta de Hugh, el libro no contenía absolutamente ningún nombre. Al menos no que fuera visible o legible. Todo apuntaba a que pertenecía a un Delver, aunque la duda era cuál.

—Ninguno.

Después, escuchó la duda de Dylan. De uno de los bolsillos de su chaqueta sacó un trozo de papel. Era la carta de Memphis. La examinó de nuevo; después, le volvió a echar una ojeada al cuaderno.

—En absoluto. Son totalmente distintas.

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Hugh Carpenter

Era en ocasiones así cuando Hugh se daba cuenta de que ser delver realmente no era lo suyo. Otras personas más aventureras verían una oportunidad para desentrañar misterios, derrotar criaturas y seguir bajando, pero a él sólo le provocaba molestia y cansancio. Le gustaba más su vida cuando era amo de casa. Suspiró para sus adentros:

— Tengo una pregunta. — Anunció, mientras hacía cuentas con los dedos. — Atreia, Norman, ¿cuántas veces bajasteis al abismo este año? ¿No pasasteis por este observatorio?

Porque no podía evitar darse cuenta que, según el diario, el campamento llevaba vacío desde abril. Algo le daba mala espina. Maldición. Sólo quería llegar hasta la última capa sin problemas, ¿era tanto pedir?

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Atreia Langley

La pregunta del hombre la sorprendió un poco, normalmente Hugh no solía participar mucho en las discusiones sobre el abismo. Se llevó la mano a la barbilla nuevamente pensativa. Ya llevaba un rato dando vueltas en círculo por la habitación.

—Eh... fue sobre agosto, cuando encontramos la carta de Memphis, aunque no, no habíamos pasado por aquí. El campamento está muy alejado de las galerías de la Gran Falla, no tendría sentido venir aquí si nuestro objetivo era descender rápido.

Claro que, en su momento, eran únicamente dos personas, eso hacía los descensos mucho más rápidos. Además que el objetivo del grupo de descenso no era únicamente bajar, si no también formar a Delvers con gran potencial para ayudar en la creación de los campamentos.

—En fin... será mejor que nos vayamos de aquí antes de que aparezca otra cosa surrealista como la criatura nuclear de antes—recordó que tenían dos nuevos "invitados". Los señaló intentando llamar la atención de ambos—¿Vosotros qué vais a hacer? Está claro que el campamento ahora mismo no es seguro, podéis uniros a nuestro grupo temporalmente si queréis seguir descendiendo.

Optó por invitarles ya que, estaba casi cien por cien segura de que, si no lo hacía, Hugh probablemente se lo recordaría el resto de su vida en el abismo.

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Ravi Bhandari

Mientras nadie miraba, ella ya le había dibujado una corbata al huevo con uno de sus bolígrafos, junto a una placa que decía "Steve".

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Paris Johasson

—¿Y esos quiénes son? — Preguntó notando la presencia de ambos.

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Elise Jung

Habían varias cosas de las que no tenía idea. Tenía un conocimiento leve respecto al asunto de Memphis, pero no le había prestado atención en su momento por estar concentrada en otro tipo de asuntos, sin embargo, sin duda alguna ese descenso grupal sería bastante interesante para sus estudios. La bitácora la había dejado más maravillada que asustada, así que se encargaría de examinarla con más detalle luego.

Respecto a la pregunta de la mujer, abrió la boca para responder inmediatamente en señal de aprobación, no obstante, olvidaba que no se hallaba sola en esos momentos.

Dio vuelta su mirada a Ryuu.

— ✨

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Kurosawa Ryuu

Él había estado escuchando toda la conversación. En esa ocasión no había dicho palabra únicamente porque sentía que no tenía permiso. No obstante, ahora se habían dirigido a él. Antes de responder nada, clavó la mirada en el suelo y se quedó pensando un largo rato, procesando toda la información recibida en las últimas horas.

Desde mucho antes se había dado cuenta que ante él tenía a la Demonio de los Silbatos Blancos y a su ayudante, Norman Forrestal. Gracias a la fascinación de su hermano por el abismo, sabía de la existencia de ambos, de su descubrimiento con respecto a la carta de Memphis y de su plan del Descenso Final.

En realidad, él había estado tentado a unirse al grupo meses atrás, pero no lo hizo al pensar que necesitaba subir y bajar del abismo con calma durante muchos años para cumplir sus objetivos personales. Sin embargo, ahora la situación era distinta.

Ryuu miró su brazo. Se preguntó si existía la posibilidad de que no le quedase mucho tiempo de vida por haber sido atacado por una criatura corrupta. Y, en caso de que estuviera sano, se cuestionó cuánto tardaría en ser matado por otra criatura similar. Gracias al diario sabía que no podía seguir siendo delver en solitario. Tampoco podía seguir siendo delver con la única compañía de Elise.

La muerte les respiraba en las nucas más que nunca. Y él no podía morir sin cumplir sus sueños antes:

— Quiero ser parte de su operación. — Concluyó.

La mujer asintió ante la conclusión de Ryuu, interpretando que tanto Elise como el chico ahora formarían parte del grupo de descenso, al igual que Chenge anteriormente. Ya había anunciado que iban a abandonar el lugar, no era lo suficientemente seguro para quedarse allí, mucho menos para pasar la noche.

Abandonarían el campamento de observación con tres nuevos integrantes, una escalofriante bitácora y la imagen de aquel llorón de cadáveres. Conforme se acercaban al ascensor podían discernir a plena vista una figura en la lejanía. Era un joven con atuendos de Delver.

Caminaba sobre los puentes colgantes, sin embargo, pronto se vería atacado por una manada de Inbyo, numerosas piedras eran lanzadas violentamente hacia el chico tratando de tirarlo al vacío.

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Osamu Kinoshita

Después de tanto tiempo... Sus esfuerzos habían dado frutos, pero ciertamente no de la forma que hubiera deseado. Su cabeza aún no terminaba de asimilar lo que había visto aquel día, y aunque quisiera darles vueltas al asunto, la seguridad propia era prioridad. Estando cerca del campamento de observación, pensó que lo prudente sería llegar a este y tomarse al menos un día de descanso antes de continuar su búsqueda, además quizá allí habría otros Delvers a quienes podría hacer algunas preguntas.

Lástima que el camino no hubiera estado despejado. ¿Había estado tan cansado que olvido verificar bien la zona de puentes colgante antes de acercarse? El grupo de Inbyo era un obstáculo que no sabía como quitarse de encima. Tenía que salir de allí ahora mismo, pero no sabía como y evitaba las rocas a duras penas para no caer, si no encontraba un escape pronto lo próximo que saludaría sería el vacío.

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Kurosawa Ryuu

No se había esperado para nada que la Demonio de los Silbatos Blancos aceptara su petición tan fácilmente. ¿A lo mejor era muy tranquila y buena a pesar de los rumores? ¿Tal vez su hermano tenía razón y ella era una persona admirable? En ese caso, el título de "demonio" debería ir para su aprendiz.

Él estuvo caminando detrás de todos. Fue al llegar al ascensor que vio a aquél desconocido siendo apedreado. No le pudo importar menos. No hizo nada. Tan sólo se quedó atrás esperando a que el resto guiara el camino para seguir explorando el abismo.

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Norman Forrestal

Él por su parte se había pasado todo el trayecto en silencio. No dijo ninguna palabra a excepción de algún susurro a Atreia para informarle de alguna cosa de cuando en cuando.

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Ravi Bhandari

Ella sólo estaba siguiendo al grupo al andar, pues su atención estaba centrada en el huevo que cargaba en manos. Le estaba dando pats mientras parecía murmurarle un par de cosas que seguro apenas ella comprendía, sonriendo como siempre y riendo cada tanto.

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Paris Johasson

Sigue al grupo con su cara de qlo Solo porque no tenia nada que opinar o hacer.

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Atreia Langley

¿Le estaban engañando sus ojos? No... había un Delver en peligro. ¿Qué broma macabra era ésta? ¿Por qué de repente había tanta gente en la segunda capa? Suspiró.

—Rápido, será mejor que bajemos. Hay alguien en peligro... —comentó en voz alta.

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Hugh Carpenter

¿Por qué había tanta gente en la segunda capa? x2. Y... No se me ocurre qué escribir. Hugh está preocupado y todo eso.

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Dylan Chester

Nada, él camina a la par con el grupo, esperando que los putos monos de mierda no le apedreen.

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Eryn Automne

Pues dicho todo, se pondría en marcha a seguir las indicaciones del silbato blanco, claro si es que su suerte se lo permitiera.

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Elise Jung

Mientras iban abandonando el lugar y se acercaban al ascensor que los bajaba de ahí, no evitó percatarse de los inbyos que acechaban no muy lejos del grupo. Estaban apedreando a alguien.

Sentía que era alguien BASTANTE conocido...

¿...?

¡ !

—Hay que ir a rescatarlo, ahora —Le dio la razón a la mujer y rápidamente fue hacia el ascensor esperando que bajaran progresivamente todos.

El grupo de descenso utilizó el ascensor para volver a los puentes colgantes lo más rápido que pudieron, el chico estaba en peligro de caer al vacío si seguía siendo apedreado por las enfadadas y territoriales criaturas. Los Inbyo únicamente lanzaban sus proyectiles, pero no se acercaban al joven, mantenían una distancia prudente.

Conforme avanzaban por los puentes colgantes, había una sensación de desasosiego. Eryn fue la primera en notarlo, su cabeza comenzaba a dar vueltas, las náuseas serían inminentes y un susurro in crescendo le consumía los tímpanos. Sentiría un cosquilleo en sus piernas, si los miraba, vería que se volvían negras, la ropa se calcinaba y trozos de piel caían sobre la madera del puente, también podía notar como unas manos la rodeaban y manoseaban todo su cuerpo.

Ravi sería la siguiente en sufrir el mismo destino, comenzando por una sensación de asfixia que empeoraría con cada paso que daba. Esta vez fueron sus manos a diferencia de Eryn, ahora amoratadas y amarillentas, prontamente vería como su dermis estaba siendo infestada de gusanos que hacían agujeros en la piel, sus dedos se caían a pedazos, se estaban pudriendo. Los mareos también fueron inmediatos y sus oídos solo podían escuchar estática.

Pero no fueron las únicas, Hugh fue presa de una maldición similar. Los susurros de una voz melódica y familiar llamarían su atención seguro, no sin antes provocar que sus piernas fallaran para que le fuera imposible moverse, imposible acudir a esa voz que llevaba años anhelando escuchar de nuevo. Sus ojos le empezarían a engañar, ¿por qué de repente estaba viendo a su hija a cinco metros de él?

Elise fue la última en sufrir drásticos problemas, sus oídos pitaban a diferencia de los demás, las náuseas que se había estado aguantando anteriormente con el llorón de cadáveres ahora habían aflorado de nuevo y para colmo, las fibras rojizas, las mismas que habían atacado antes a su compañero, se subían por su cuerpo como tentáculos dejando hematomas a su paso, provocando un dolor desenfrenado.

Ryuu, Su Hua y Atreia fueron los siguientes en caer, sin embargo, no tuvieron los mismos síntomas. Escucharían susurros, algo les estaba hablando al oído, pero no conseguían descrifrar el qué exactamente. Y era más que obvio que no era ningún otro Delver cercano.

Por otro lado, algunos fueron algo más afortunados, Chenge, Norman, Paris y Dylan no sufrieron dichos infortunios, al contrario, solo podían observar con confusión a sus compañeros.

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Atreia Langley

Conforme iba caminando por los puentes colgantes en pos de ayudar al joven que estaba siendo apedreado como en la edad media se paró en seco. ¿Qué era lo que estaba escuchando? Miró hacia todos sitios... pero no había nadie detrás suya que le estuviera susurrando, es más, todos los demás tenían un aspecto un tanto... extraño.

Enseguida se sintió algo mareada. Tuvo que apoyarse en la barandilla del puente para recuperar el aliento.

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Elise Jung

Con brusquedad llevó una de sus manos a su oído mientras sentía el dolor palpitante de sus oídos, perdiendo totalmente la concentración junto con las náuseas que vinieron posteriormente. Sosteniéndose con su otra mano en la baranda del puente, sentía cómo las mismas fibras rojizas se iban desplazando por sus piernas como ocurrió antes con su compañero.

El dolor era insoportable y no pudo soltar unos jadeos producto de esto, diciéndose a sí misma que todo era aguantable, que había sentido mayor dolor que esas cosas, que las mil inyecciones que en algún momento le habían puesto en los brazos habían sido mucho peores que esas, desde una perspectiva totalmente sin sentido. Cualquier cosa estaba pensando en el momento para poder evadir la sensación de molestia.

—¿Qué es esto?... —Miró a su alrededor con toda su fuerza de voluntad, captando que no era la única en ese estado.

Necesitaba averiguar qué coño les estaba pasando, ¿Habrían más de esos apéndices en el puente producto de las criaturas corruptas? Necesitaba averiguarlo.

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Ravi Bhandari

Notando que al parecer los Inbyos estarían atacándoles, vio más prudente resguardar el huevo en su mochila que la user asume que cabe y no le pasará nada nada, no pregunten(?).

Lo primero que sintió fue la asfixia, la cual intentó pasar de largo atribuyéndolo a la sensación térmica o al estarse moviendo por los puentes, pero pronto se daría cuenta que no se trataba de eso. Se quedaba sin aire y tuvo que detenerse en seco.

Ni siquiera le dio tiempo a asimilar la situación, a razonarla, entender qué pasaba, cuál era el origen o motivos, qué la había infectado... Todo aquel pensamiento suyo guiado por la lógica fue totalmente obstaculizado por el mirarse los brazos, lo cual era... Bueno... Su única manera de ver al mundo.

Y si eso fallaba, significaba que absolutamente todo fallaba.

Se abría paso una faceta de la pelirroja que jamás había sido permitida salir al exterior.

Su respiración era cada vez más agitada y desesperada, y sus ojos totalmente abiertos ante la perplejidad de observar sus extremidades, sin poderse concentrar en nada más. Había querido usar sus manos para quitarle los gusanos que brotaban de su piel, pero la estática justo en sus oídos la distraía.

Si bien a Ravi le disgustaba el silencio, un sonido de manera repetitiva era muchísimo peor, considerando que no importaba qué tanto se cubriera los oídos, no se iba.

Daba pasos hacia atrás, parecía querer gritar pero sólo se escuchaban sonidos ahogados como si en verdad estuviese siendo ahorcada.

Y por primera vez, Ravi lloraba.

Lloraba descontroladamente mientras temblaba y se ahogaba de entremedio.

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Hugh Carpenter

Estaba bastante centrado en bajar y poder ayudar al recién llegado. Tanto, que le tomó completamente desprevenido escuchar esa voz. Esa voz que conocía tan bien. Esa voz que había escuchado reírse y contarle historias durante la mitad de su vida. Hugh se paralizó completamente. Entonces, vio ante él a su hija.

...

Qué extraño. No estaba ascendiendo en la tercera capa, así que, ¿por qué estaba teniendo alucinaciones? Porque era demasiado obvio que era un espejismo. El demacrado cuerpo de Keira había sido entregado a su casa hacía dos años y él había tenido tiempo para aceptar su muerte. No había nada que tomar con pinzas.

No quiso hacerle caso. Miró a sus alrededores, comprobando el estado de sus compañeros. Porque ellos eran su presente. Ellos eran su "ahora". Notó entonces que estaban comportándose de forma extraña. Quiso hablarles, tal vez para ayudarse a sí mismo a ignorar mejor ese monstruo horrible que tenía delante:

— ¿¡Qué ocurre!? ¡Avanzad!

Escuchó los lloros de Ravi. Quería ir a por ella, pero sus piernas no se movían:

— ¡Ravi!

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Norman Forrestal

Un escalofrío recorrió su cuerpo. Vio como Atreia se quedaba quieta, mirando confusa sus alrededores. No era normal en ella. Se acercó rápidamente.

—... ¿Se encuentra bien señorita Atreia--

Enseguida fue distraído por la imagen de Ravi. Se le encogió el corazón, ¿qué le estaba ocurriendo? ¿Por qué todos actuaban extraño? Tenía un muy, muy mal presentimiento. En vista de que Atreia no tenía tan mal aspecto optó por ir antes donde la pelirroja para asegurarse de que no se caía del puente.

—¡Ravi! ¿Qué te ocurre? ¿Te duele algo? —trató de tomarla suavemente por los hombros para que dejara de retroceder y no se moviera de forma demasiado brusca.

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Fei Chenge

Su atención ante las criaturas se desvió cuando pudo escuchar aquella voz tan conocida haciendo ruidos que nunca había escuchado de su parte. Era la primera vez que la veía llorar y la sensación era sumamente devastadora "no, no, pasenme el dolor, ella no, por favor ella no"

Su manos temblaron, aquella sensación se le hacía tan familiar, pero no podía dejarse ganar por aquella sensación, aunque ¿podía hacer algo si quiera?

Seguramente estaba cerca de ella, solo dió espacio a Norman para evitar ser un estorbo. Se quedaría mudo, pero sin quitarle la vista a Ravi, esperando poder entender que ocurría.

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Eryn Automne

Lo último que recordaba fue que iban caminando en los puentes para ayudar un Del ver que estaba siendo apedreado. Lo siguiente solo lo atestiguaría su propio cuerpo; sus oídos no podía recibir otro sonido que no fueran susurros y un pitido que le hacia doler intensamente la cabeza. Sentía que perdía el equilibrio y que las náuseas que aguantó estando cerca del cuerpo del llorón, en ese momento quería expulsarse.

Sudor comenzaba a deslizarse en su frente seguramente hasta lágrimas, pero no era consciente de eso, solo podía ver como sus propias piernas cambiaban sin explicación lógica. Su ropa y piel caían como si se estuviera derritiendo. ¿Que era todo esto? Estaba aterrada, quería gritar pero su boca solo temblaba sin poder salir un sonido de sus labios.

Mamá.... Papá.... Auxilio....tengo miedo. Rezaba en sus adentros intentando entender que estaba ocurriendo ¿era el abismo? No tenia idea, pues se suponía que era al ascender y no descender. Por favor, llevenme con ustedes... pensaba en sus adentros, rogando porque esto se acabara.

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Su Hua

Mientras caminaba pudo sentir como un susurro recorria su oido sin ser capaz de comprender lo que decia, se asemejaba más al zumbido molesto de un abeja que la voz de alguien sinceramente, fastidioso sin duda.

Al parecer lo de ella no era nada comparado con sus dos compañeras, el sollozo de Ravi más los lamentos silencioso de Eryn. Al notar que Norman fue por la primera ella sintió la necesidad de acercarse a Eryn y saber su estado.

— Eryn ¿estas bien? ¿que ocurre? — le dijo con preocupación e imitó a Norman con el deseo de ayudar, algo malo estaba pasando, pero nada de lo que había estudiado le decia el que.

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Paris Johasson

Para su suerte podría decir que estaba bien a diferencia de sus otros compañeros que habían obtenido la peor parte tras avanzar, volteando a ver a cada uno sin entender lo que les estaba ocurriendo, pues ella no tuvo el mismo efecto que los otros.

—¿Que les ocurre? — Murmuró estando cada vez más confusa por la situación, solo podía llegar a la conclusión de que se trataba de la maldición del abismo que los había afectado a no ser de que se trataba de algo desconocido.— Mierda. — No sabía qué hacer ni cómo ayudar, solo se sentía inútil en el momento menos indicado.

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Dylan Chester

No entendía absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo. En algún otro momento se habría impresionado, porque no había sentido náuseas por el descenso, mas sin embargo, su vista se estaba posicionando en cada uno de sus compañeros a una velocidad indescriptible. La mayor cantidad de ellos estaban sufriendo por el descenso y... ¿Otra cosa más?

Su respiración se fue agitando, porque el ser uno de los pocos conscientes de la situación lo alarmaba bastante.

Su preocupación ya no iba centrada en los Inbyos, definitivamente, había algo más entre ellos. Se detuvo a pensar mientras observaba a todos con nerviosismo.

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Kurosawa Ryuu

Notó unos susurros, como si alguien le hablase al oído, y por puro instinto miró a sus alrededores para ver quién le hablaba. No obstante, no tenía a nadie cerca. Se extrañó. ¿Su hiperacusia estaba jugándole una mala pasada? ¿O había desarrollado tinnitus? Su oído era tan sensible que no le extrañaría que algunas de las dos cosas fuesen verdad.

Después, vinieron los sollozos y los gritos de sus compañeros. Eso fue lo que realmente le afectó. Tuvo que pararse en seco y llevarse ambas manos a los oídos para taparlos. El abismo ya era bastante ruidoso de por sí, así que, ¿por qué hacer incluso más jaleo? Era tan innecesario...

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Koyagami Nanami

Siguio a su peloton sin decir una sola palabra, no se iba a quedar atras en ese lugar que no le daba una buena sensación, eran momentos en el que recordaba porque se metio en todo esto.

Ahora si llegaba a sentir algun sintoma o no quedara en mano de los dioses aka admins ya que jugarle al verga parecía su pan de cada día

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Osamu Kinoshita

Logró avistar a la distancia a un grupo inusualmente grande de Delvers saliendo del campamento, al parecer lo habían notado. Por un momento se sintió esperanzado, una oportunidad que no pensó se presentaría estaba aquí. Pero el alivió poco duraría, no sabía que era, pero algo andaba mal. Los Inbyo no eran el único problema en este momento, sin duda la suerte no le sonreía hoy.

Tras fatídicos minutos de sufrimiento, poco a poco, algunos se dieron cuenta de que lo que estaban viendo no era real. Eran alucinaciones. A pesar de los malos tragos, todos aquellos que tuvieron la suficiente inteligencia para darse cuenta que estaban siendo víctimas de una ilusión de forma gradual veían como los síntomas desaparecían.

Sus extremidades volverían a la normalidad, los susurros desaparecerían y no habría ningún molesto pitido. Las náuseas también dejarían de molestar una vez respiraran profundo y aceptaran que fue nada más que un mal sueño.

Sin embargo... no todos tuvieron la misma suerte, para algunos las ilusiones habían sido demasiado fuertes para salir de ellas tan pronto. Ravi fue una de ellas, sus alucinaciones no cesaron en ningún momento y lo que tenía delante era el rostro deformado de Norman, pero no era capaz de escuchar lo que el joven le decía debido al estridente chirrido que oía.

Hugh tuvo el mismo problema, mas sus síntomas empeoraron de golpe. Las criaturas sabían que la ilusión de su hija no había sido suficiente, optaron por una fechoría peor. Inmediatamente su vista se volvería negra. Estaba en un lugar oscuro y no había nada a su alrededor, seguía sin poder moverse. Cualquier intento de articular palabra sería inútil.

Atreia fue la siguiente víctima, las náuseas se volvieron peores y la mujer cayó al suelo de rodillas, incapaz de moverse. Su cabeza daba vueltas y era incapaz de centrarse debido a los susurros, además, había uno en concreto que no salía de su cabeza, una voz dulce e infantil que la llamaba por su nombre, pero no podía distinguir de dónde provenía.

Por último, el desconocido, Osamu, había cantado victoria demasiado pronto. Una piedra fortuita lo había alcanzado dándole en la sien. Perdió el equilibrio y se balanceó hasta poder estabilizarse. Sintió vértigo inminente y ganas de vomitar, había caído en la trampa también.

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Osamu Kinoshita

O sus reflejos hoy estaban peor que otros días, o ver al grupo acercarse había sido más una distracción que una ayuda. Aquel golpe de la piedra lo había desestabilizado y estuvo a nada de caer al vacío. El susto de haber escapado de la muerte ya era grande, y no terminó siquiera de recuperar la compostura cuando el vértigo y las fuertes náuseas se hicieron sentir inesperadamente. Intentó resistir, no podía derrumbarse, tenía que estar atento para evitar más piedras, tenía cosas por hacer, tenía que sobrevivir, aún era demasiado pronto para caer.

La cantidad de emociones que sintió de forma tan abrupta lo golpearon con fuerza. La tristeza, la culpa, el dolor, la ira. No sabía de donde venían, por un momento la vista se nubló totalmente. No estaba acostumbrado a lidiar con tanto, todos los sentimientos fuertes solían permanecer como ruido de fondo cada día, odiaba perder el control así, tenía que centrarse cuanto antes-

Terminó por vaciar su estómago, sin poder detenerse a pensar en que hacer a continuación por un momento. Respiró profundamente y con fuerza, repitiéndose una y otra vez. Estás en el abismo. Todo es hostil. No dejes que te controle. No pierdas la compostura. Estás en el abismo. Todo es hostil. No dejes que te controle. No...

Tuvo que arañar con tal fuerza uno de sus brazos al punto de herirse para recuperar el control. Tenía cosas que hacer. No podía morir aquí, no aún.

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Hugh Carpenter

Era relativamente fácil ignorar el espejismo de su hija si se centraba en sus compañeros, puesto que sus solas presencias le recordaban dónde estaba y qué debía estar haciendo. No obstante, no pudo cantar victoria. De pronto su vista ennegreció. Y quedó completa y absolutamente solo.

Se quedó paralizado.

Trató de moverse, pero su cuerpo estaba entumecido. Intentó comunicarse, pero sus labios pesaban. No tenía nada en lo que dirigir su atención. Ningún punto más negro que otro. Ningún sonido más alto que los demás. Absolutamente nada.

Era... Ligeramente similar a cuando estaba en su casa de Orth, tan silenciosa y solitaria, donde no había viento que moviese una hoja ni polvo que se posase en una superficie. Era vivir una muerte.

¿Debía... Rendirse...? Pero no quería tirar la toalla... Quería ver a todos. Quería ver a Atreia, a Ravi, a Dylan, a Eryn, a Norman, a Su Hua, a Paris, a Nanami, a Chenge. Quería verlos. Por favor. Quería verlos. Quería verlos. Quería verlos. Quería verlos. Quería verlos. Quería verlos. Quería verlos.

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Atreia Langley

Oh no. Oh no, no, no.

Se llevó las manos a los oídos intentado evitar escucharlo. Era una voz que ni siquiera los cadáveres llorones eran capaces de evocar a la perfección. Entonces... ¿por qué diablos era tan idéntica?

Tirada en el suelo agachó el cuerpo sobre sus piernas para evitar que el mareo empeorara, tenía miedo de que si se mantenía erguida perdería el equilibrio y caería al vacío. Cerró los ojos y esperó a que cesara, pero era inútil, el sonido estaba en su tímpano. Las náuseas también habían vuelto, cosa que no conseguía descifrar porqué, no estaban ascendiendo, todo lo contrario.

—E--... kgh—se lamentó.

Trató de alcanzar una de las dagas que tenía en la mochila como pudo y la incrustó sin piedad en una de sus piernas.

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Ravi Bhandari

Por si fuera poco, ahora se aproximaba a ella algo que no comprendía. ¿Quién era? ¿Qué era? ¿Qué buscaba? ¿La cazaba? ¿La estudiaba? ¿La atacaba? Las preguntas mermaban de su mente como un mar de demasiada información que era incapaz de procesar o terminar de pensar siquiera. No fue consciente de que el guía le mantenía contacto físico, no lo sintió.

"Busca el principio y el fin". Pero no los hallaba. No existían. Todo el mundo a su alrededor había dejado de existir en ese momento y eso le causaba aún más pánico.

No quería estar sola. No de nuevo.

El incesante ruido la ponía cada vez peor, haciendo que sus estereotipias motoras que antes podían pasar desapercibidas, ahora se agravaran y evidenciaran, y más que temblar, parecía tener espasmos musculares bruscos.

Seguía caminando hacia atrás con dificultad, hasta que poco a poco fue encogiéndose en el suelo aún cubriendo sus oídos, comenzando a negar con movimientos de su cabeza una y otra vez.

Por favor, deténganse. Nunca les hizo nada. Nunca atacó de vuelta. Nunca lloró.

Sólo quería ser parte de este mundo.

El sufrimiento de aquellas pobres almas era inhumano. Especialmente aquellos que estaban experimentando sus mayores miedos, sus traumas más ocultos, tal vez incluso miedos que desconocían tener.

La decisión de Atreia fue extremadamente útil. El filo de la navaja atravesando su pierna activó los nervios receptores del dolor, haciendo que su cerebro se centrara en dicho estímulo. La voz que añoraba todas las noches comenzó a volverse difusa, ajena y efímera, hasta desaparecer del todo. Sudores fríos caerían por la frente de la mujer hasta que pudiera recuperar el aliento.

Ravi, quien era incapaz de tener el control de su cuerpo y de lo que veía, seguía intentando retroceder a pesar de que estaba siendo sujeta por Norman, quien apretaba el agarre de sus brazos para que no se le escapara. Debido a que la joven no era capaz de parar las alucinaciones por su cuenta Norman no tuvo más remedio. Se resignó, no le gustaba herir mujeres, pero no quedaba remedio, el dolor era la única posibilidad en aquel momento. Le atizó una bofetada a la pelirroja para que pudiera volver al mundo real.

Hugh, quien se encontraba en un trance absoluto sin mover ni un solo músculo, tuvo que ser víctima de aquel mundo ilusorio oscuro y tenebroso durante lo que parecían ser eternos minutos. Mas fue salvado por una de las piedras que los Inbyo que atacaban a Osamu estaban lanzando. El impacto, directo a su nuca, de una de ellas fue suficientemente doloroso para que su visión volviera a la normalidad y poco a poco recobrara las fuerzas.

Por último, Osamu, quien había sufrido un peligroso desequilibrio en medio del puente tuvo que sufrir las náuseas y el vértigo durante bastante tiempo también. Incapaz de hacer nada para salvarse su estómago se revolvió aún más a pesar de haberlo vaciado anteriormente. Se desplomó sobre la madera antes de recuperar el control de su mente, que gracias al arañazo fue suficiente para volver a su propio ser.

Una vez todos habían recuperado la cordura, los Inbyo que habían atacado al joven desconocido se retiraron despavoridos. De entre las ramas de los árboles surgieron otras criaturas. Eran Inbyo pero... llevaban máscaras blancas. No eran una especie común de Inbyo. Se sabía muy poco de dichas criaturas, pero parecía ser que la zona había sido invadido por una manada de Inbyo Oscuros; criaturas que atacaban usando ultrasonidos para provocar terribles alucinaciones. Mas no pudieron acercarse a sus víctimas ya que las ilusiones no habían sido suficientes para lidiar con todos los Delvers. Chillaron de forma estridente antes de desaparecer entre las copas de los árboles.

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Ravi Bhandari

Sus espasmos comenzaban a ser dolorosos, sus huesos a veces tronaban debido a la brusquedad de los mismos, pero no podía detenerlos.

O al menos fue así hasta que finalmente sintió el tremendo tacto de otra persona, provocando que parara en seco, mirando perpleja a quien estaba frente a ella y ahora era capaz de reconocer.

Llevó una de sus manos hacia su mejilla adolorida y marcada en rojo por la palidez de su piel, estaba sintiendo algo, el ardor era real y fue provocado por el guía del grupo. Eso era real.

Inhalaba profundo como si no terminara de creerse que ahora podía respirar sin dificultad alguna, como si aún sintiera las secuelas de una presión imaginaria sobre su cuello y su pecho. Pero al palpar su rostro... Se dio cuenta del anterior llanto.

Miró las yemas de sus dedos humedecidas debido a las lágrimas. Las tocaba como si fuese una sustancia extraña que desconociera. No había gesto alguno en su rostro, ni desesperación o tristeza, ni tampoco la usual felicidad con la que se adornaba a sí misma. No había nada.

Dio una última miraba a los Inbyo Oscuros que se alejaban

— Mi salud se encuentra en condiciones estables, señor guía Norman. — Aclaró con completa monotonía, para después moverse como si nada hubiera pasado y de manera calmada apartarlo para rebuscar en su mochila hasta sacar una libreta, y hacer anotaciones en ésta.

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Fei Chenge

Cuando Norman golpeó a Ravi su cuerpo reaccionó un poco antes de él como si deseara lanzarse hacia él, pero no era tan tonto como para saber que lo hizo por el bien de la chica.

Verla reaccionar de nuevo le ponía de nuevo los pies sobre la tierra, aunque aun estaba algo aturdido, como que si hubiera olvidado algo e estuviera rebuscando en su mente...daba igual.

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Norman Forrestal

...No daba mucho crédito a lo que había hecho. Le salió solo. Fue un acto reflejo de desesperación para salvar a Ravi. Se sentía terriblemente culpable y arrepentido. Quería que la tierra lo tragara ahora mismo.

—....Yo... losientomuchonoqueríapegarte —comentó rápidamente entre sollozos.

Revisó la mejilla enrojecida de la joven y rápidamente sacó algo de pomada de su mochila para evitar que se le hinchara. Al ver que Chenge se acercaba, no sabía si disculparse también con él ya que parecía ser el más cercano a Ravi y no sabía si el joven era consciente de que lo hizo para sacarla de las alucinaciones o por maldad.

—...Cuida de ella por favor... —le susurró.

Una vez terminó, se retiró rápidamente para evitar que las lágrimas volvieran a salir de su ojo.

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Ravi Bhandari

No mencionó nada ante la pomada que era puesta sobre su mejilla, tan sólo lo permitió. Entendía por qué lo hacía. Era una herida, después de todo. Las heridas se trataban, así dejaban de doler y al tiempo se borraban... Eso es lo que ocurría siempre, ¿no?

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Atreia Langley

Se quedó mirando fijamente como la sangre le manchaba el pantalón rápidamente. El dolor la ayudó a distraerse y recobrar la cordura. Cuando la voz que escuchaba por fin había desaparecido no sabía si le alegraba o le deprimía. Era consciente que era el abismo jugando con su estabilidad mental.

Sin embargo, echaba tanto de menos aquella voz...

Se resignó y trató de levantarse, aún algo aturdida y con un punzante dolor en su pierna. Cuando consiguió ponerse en pie y fijarse en todos los demás le entraron ganas de echarse a reír. Menudo espectáculo.

Todos tenían un aspecto terrible. Le preocupaba el chico que habían ido a salvar, pero cuando lo buscó y descubrió que estaba a salvo respiró tranquila. Estaba relativamente cerca, así que cojeando un poco se acercó un poco hacia él haciéndole señas con la mano.

—Oye tú, acércate—lo llamó—¿estás bien? ¿Qué estás haciendo aquí?

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Osamu Kinoshita

Aún si habia logrado escapar de lo que parecía una caída de su mente en espiral, no estaba en su mejor momento. Su estómago estaba totalmente fuera de servicio y todavía sentía una sensación horrible que no se iba del todo.

Pensó que solo había vuelto en si para caer de todos modos, cuando atinó a ver cómo los inbyo huían despavoridos. Sin entender del todo que estaba pasando, vio algo machas blancas alejándose tras ser aturdido por los chillidos estruendosos que soltaron.

Apenas se podía mantener incorporado después de todo esto, cuando vio como una mujer de cabello blanca parecía estar llamando su atención.

Parpadeó un poco antes de procesar que estaba diciendo. L parecer quería que se acercase. Suspiró pesadamente para encontrar la estabilidad suficiente para caminar y dirigirse a la mujer.

Asintió a su pregunta. No estaba en su mejor momento, pero estaba bien dentro de lo que cabía. En su confusión casi habla de más, felizmente se detuvo a tiempo.

—Me dirigía al campamento a buscar refugio — Miró momentáneamente al grupo, por un momento reconociendo una cara muy familiar. Tendría que verificar luego. Por el tamaño del grupo y el silbato de la mujer...— ¿Son ustedes el grupo del descenso final...?

No se le ocurría otra razón para ver un grupo tan grande aquí...

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Atreia Langley

"Me dirigía al campamento a buscar refugio". Vaya, esa no era la respuesta que esperaba escuchar. Suspiró y se frotó la frente, retirando el sudor que había tenido antes.

—Ehhh... no te recomiendo el campamento, acabamos de volver de él y de seguro tiene lo mismo que una cárcel—indicó escuchando al chico—Ah, sí, estás en lo correcto. Comenzamos el descenso hace ya un par de semanas.

Le sorprendía un poco que los reconociera, pero asumió que el pelinegro había descendido poco antes que ellos, de ahí que los pudiera reconocer. Felix por ejemplo, desconocía cualquier información sobre la carta de Memphis y el descenso final. Aún no había hablado con los otros tres, así que no estaba tan segura.

—No tienes buen aspecto. No deberías ir solo por ahí, puedes quedarte un rato... supongo —le afirmó, aunque con cierta desgana ya que no quería más lastres por el camino.

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Osamu Kinoshita

... ¿Era en serio?

Se masajeó las sienes cansancio. Había estado todo tiempo con la idea de poder descansar un poco allí. Normalmente iría allí aún si estuviera vacío, pero si ellos habían venido de allí... Sí, sería más adecuado y conveniente incorporarse temporalmente. Con suerte y estaban dispuesto a responder algunas preguntas luego

— Gracias... — La mujer no parecía muy animada de tener un peso extra en el grupo y en realidad él mismo tampoco, pero la oportunidad se había ofrecido por sí misma y no iba a ser tonto y rechazarla.

Una vez el grupo consiguió volver a reunirse, esta vez acompañado también de Osamu, a quien Atreia le había indicado que se quedara debido al peligro, partieron a una zona segura. Atravesaron los puentes colgantes, más allá del campamento de exploración hasta alcanzar una zona terrenal.

Los árboles ya no crecían del revés y las raíces emergían de la tierra. Debido a la proximidad con el extremo del abismo, fue fácil encontrar un lugar sereno y tranquilo, las criaturas no solían morar dicha zona y, además, había un pequeño lago cercano repleto de Rohana, indicando que el agua era potable.

Atreia indicó que pasarían allí los próximos días para poder recopilar toda la información recibida y reabastecerse. Además de que necesitaban establecer un campamento improvisado pronto, el de Ozen no era lo suficientemente seguro como para reformarlo.

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Eryn Automne

El temblor de su cuerpo se detuvo en seco al escuchar la voz de alguien conocida, tal como llegó aquél terror en todos sus sentidos paulatinamente comenzó a desvanecerse como si se hubiese tratado de la peor pesadilla.

Sus ojos fueron enfocando el rostro que tenía de frente, era Su Hua quien se le veía preocupada y posteriormente comprendería el significado de sus palabras que hace unos momentos se escuchaban distorsionada.

—¿S-Su hua?— Tartamudeó, siendo consciente de la humedad de sus lágrimas y en general, que todo había sido una ilusión. —Y-Yo...— Bajo la mirada viendo sus manos, luego sus piernas y de resto lo que podía de su cuerpo; estaba completamente bien. Pero no significaba que se sintiera del mismo modo. —Creo que tuve una pesadilla, se sintió tan real, fue mucho peor que la maldición del abismo...— Intentó explicar.

Por lo visto no había sido la única en sufrir aquello, presenciando además aquellas criaturas con máscaras, ¿realmente algo así habita el abismo?

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Su Hua

Al notar que Eryn volvía a sus cabales una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. En aquel momento se dio cuenta de algo que no había sido tan consciente, pero había agarrado el suficiente agrado a esas personas como para sentir preocupación por ellos, mas allá de que alguien menos en el equipo podía ser una desventaja, la idea de verlos morir por primera vez se le hizo desagradable, manejable, pero desagradable. No es como si lo sintiera ahora, solo que no lo había pensado demasiado.

Apreto los labios y se dignó a abrazar a la chica que había tenido una experiencia horrible hace unos segundos ¿estaba bien que lo hiciera? ¿le llegaría a molestar? es solo que verla llorar... Apretó un poco y luego le palmeo la espalda para alejarse, carraspeando un poco la garganta.

— Ya todo esta bien ¿si? — No pudo decirle mucho mas debido a que su atención se fue a las criaturas, se parecían mucho a los Inbyo, pero no los reconocía.

Por ahora se alegraba que todo estuviera mas calmado, habían pasado tantas emociones de golpe. Dio una mirada a Chenge, parecía estable pero algo en su mirada le preocupaba.

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Paris Johasson

Viva, pero a que costó?

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Eryn Automne

Costo, pero a que viva?

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Paris Johasson

—Ta bien Eryn?

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Eryn Automne

—Estoy bien...— Musitó, ignorando la bobería de la usser, había agradecido la ayuda que recibió por parte de su compañera, al final siempre terminaba preocupando a lo demás. Sin mencionar que la experiebcit que vivió jamás sea desearía a nadie.— Gracias Su Hua, gracias París. — Aun estaba aturdida pero al menos podría relajarse un poco ¿no?

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Paris Johasson

—¿Segura? —Pregunto a pesar de que se cartonifico y no supo que más paso

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Elise Jung

Los síntomas no habían perdurado mucho, no obstante, las ganas de vomitar no se habían ido por completo, aunque habían disminuido considerablemente comparado a unos segundos atrás, al menos tenía una preocupación menos.

Ya estando más estable, observó a la lejanía cómo esos Inbyos Oscuros se retiraban rápidamente de la zona al ver que todos estaban bien, emitiendo un chillido antes de desaparecerse completamente del área.

No tardó en sacar nuevamente su libreta y anotar lo que había visto, porque justamente eran criaturas muy escasas dentro del lugar, y parecían atacar en manada generalmente. Seguido de esto, anotó también los síntomas que provocaron los mismos con ellos.

Dándole una ojeada rápida a Ryuu, se aseguró que estuviera bien antes de guardar su libreta y acercarse a Atreia, comprobando con su vista que el que estaba al frente suyo se trataba de su querido amigo de la infancia.

Esperó a que todos se presentaran, el ambiente estuviera menos tenso y se reunieran en un lugar más seguro para saludar adecuadamente a Osamu y darle un gran abrazo de oso, de momento, sólo atinó a sonreír ampliamente.

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Osamu Kinoshita

Avanzó junto a ellos por la zona, hasta que llegaron a un lugar donde podrían establecerse. Esperaba poder descansar un poco, pero antes quería verificar algo... Miró a su alrededor, buscando a aquella persona que le había parecido tan familiar, acercándose algo cauteloso hacia ella.

— ¿Elise...? — Preguntó una vez que creyó que podría escucharle.

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Elise Jung

A medida que iba caminando, fue memorizándose los rostros de cada uno para luego preguntarles el nombre, no le agradaba estar en un grupo donde no conociera a la mayoría, así que se encargaría de presentarse cuando las condiciones estén mejores.

Al momento de llegar al lugar susodicho donde no había ápice de vida bestial alrededor, se acercó al lago y buscando una zona donde no hubieran Rohanas, se empapó con ligereza el rostro, las ganas de regurgitar prontamente se estaban desvaneciendo.

La presencia que iba sintiendo a sus espaldas iba incrementando, alertándola enseguida pero sin embargo no asustándola, sabía que estaba a salvo en esos momentos, pero mayor fue su sorpresa cuando Osamu se acercó con cautela a su persona.

Se dio la vuelta para mirarle mientras secaba su cara con las esquinas inferiores de su chaqueta.

—¡Has crecido bastante, Osamu! ¿Hace cuánto no nos veíamos? —Sin aguantar su clara emoción de verlo por primera vez en mucho tiempo, soltó una risa leve pero ruidosa —Ven, ven, creo que te hará bien empaparte el rostro luego de ese lío mortal de antes.

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Osamu Kinoshita

Suspiró. Bueno, esa era una confirmación más válida, efectivamente era ella.

Aunque consideró la posibilidad de encontrar una cara conocida en el abismo, creyó que serían antiguos socios o similares, no alguien que no veía hace realmente tantos años.

— Mmm... Supongo... — Se detuvo a pensar cuantos años habían pasado. — Alrededor de diez años si mal no recuerdo — Negó con la cabeza, no era un dato demasiado importante ahora mismo. Tenía demasiadas cosas en mente ahora mismo, pero no quería detenerse a pensar en ninguna de ellas, sería contraproducente. Ella se veía tan emocionada que una parte de él en el fondo no podía evitar sentirse culpable. Aplastó ese sentimiento para centrarse en lo que estaba ella diciendo.

Oh, cierto. Probablemente debería estar hecho un desastre ahora mismo. No pudo evitar poner mala cara, nunca le había gustado estar tan... desarreglado por decir lo menos. Actuando con una naturalidad que no estaba seguro de sentir, le hizo caso y se acercó a enjuagarse la cara, recordando momentáneamente lo mal que se sentía, el sabor de la bilis aún roía su garganta.

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Elise Jung

Como era de esperarse, Osamu seguía siendo igual de retraído que una roca. Parecía no haber cambiado mucho. ✨

Se le hizo gracioso que dijera el número casi exacto de los años que no se han visto, al mismo tiempo, una ola de nostalgia abrazó su cuerpo al recordar los viejos tiempos en la casa de su padre. No se esperaba para nada encontrarse con Osamu a esas alturas, pese a que el mismo descendía de vez en cuando al abismo y se topaba con él en algunas ocasiones; sin embargo, hacía bastante que no ocurría eso, desde la adolescencia para ser más exactos.

—Descuida, casi todos estamos fatal, hace unos momentos casi se me caen los aretes y el pi- —Rápidamente, se aseguró que su piercing estuviera en su lugar, soltando un suspiro hondo de tranquilidad al ver que no se le había caído — Uff... Pensé que se me había extraviado otra vez. ¿Sabes? Me lo hice hace unos años al igual que mi cabello, me dolió como la mierda y casi veo burros verdes, el piercing eso sí, el cabello no me dolió, ¿El cabello duele siquiera? Bueno, sí, un poco, cuando lo decoloras, pero no viene al caso, tampoco vi burros verdes, no literalmente.

Seguramente habrá dicho más palabras sin sentido en ese lapsus, pero no se daba cuenta, generalmente estando con gente cercana se sentía en la libertad de hablar tonterías mientras finalizaba todo con una carcajada de urraca. Lo normal estando en sus poquitas zonas confortables.

—Debes estar cansado —Diciendo esto, se sentó en el suelo mientras que de su mochila sacaba frascos de pastillas con una naturalidad plausible —¿Hace cuánto descendiste?

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Osamu Kinoshita

Estaba mentalmente tipo: ...

Le escuchaba hablar mientras tanto, y no pudo evitar expresar en su rostro su desconcierto. ¿Cuál era la necesidad de perforarse así si lo describían como algo tan doloroso para ellos? No lo entendía. Su hermano era igual, pelo teñido perforaciones innecesarias-

Un sentimiento agridulce se hizo presente, la sensación de familiaridad y nostalgia era inevitable. No, no tenía caso pensar en eso. Mejor centrarse en como aparentemente el dolor te hacía ver burros verdes, sí. (??)

— ... — Iba a preguntar cuál era el punto de someterse a una intervención dolorosa solo por un accesorio, pero se respondió a si mismo que eran cosas que nunca entendería (???) y desistió. Bueno, al menos ella se había teñido de un color relativamente normal, dentro de lo que cabía tener dos tonos de cabello a la vez claro está. En su lugar eligió hacer otra pregunta. — ¿No es demasiado molesto llevar eso en el abismo? — Se refería al piercing, sí.

Tampoco podía engañarse a si mismo, más allá de los pensamientos conflictivos que su mente parecía estar acallando con relativo éxito, también era un sentimiento agradable encontrarse fortuitamente con una de las pocas personas con las que se permitía ser un poco más como si mismo.

Asintió, ciertamente estaba bastante cansado, pero aún así algo le decía que no podría dormir hoy. Nuevamente se detuvo un momento a recordar y calcular el tiempo. Lamentablemente ya no estaba tan seguro.

— Hace solo unas semanas. — Había escuchado antes de bajar sobre un grupo que planeaba descender hasta el profundo abismo pero poco más. Lo que le hizo preguntarse una cosa. — ¿Te uniste al grupo del descenso final? — Camufló su disgusto por la posibilidad con una expresión neutra, no tenía mucho derecho a opinar al respecto en realidad.

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Elise Jung

Tras haber escuchado la pregunta de Osamu, muy espontáneamente llevó una de sus manos libres a su cabello y lo hizo hacia un lado con un semblante totalmente presumido y egocéntrico.

—Pues simple, mi querido Osamu, si me llegan a reconocer aquí abajo algún día, ojalá sea por mis observaciones o porque tengo buen gusto en la estética.

Era una razón bastante infantil, pero se le hacía bonito llevar el séptum y las argollas con ella, de todas formas, no le molestaban en batalla y se sentía bien con los mismos. Varios años acostumbrada a esos accesorios le hicieron sentir una cierta comodidad en los mismos a tal punto que le llora a medio mundo si se le extravía alguno.

—No te mentiré, hubiese descendido con tacos de 15 cm de plataforma, ¿Te imaginas darle un taconazo a una de las bestias mientras caminas como diva por ahí? Me hubiera gustado hacer esoooo 💦 —Soltando una risa luego de esto, negó con la cabeza, porque nadie en su sano juicio haría eso seriamente, menos en batalla donde había una clara desventaja, no era tan estúpida como para ser así de impulsiva —Es broma, no quiero morir tan pronto. Aunque nunca se sabe.

Acto seguido, sacó la cantimplora de su costado y abrió su tapa. Le hizo una señal a Osamu de que la esperara un momento, porque debía ingerir las pastillas en cosa de milisegundos antes de poder responderle adecuadamente, seguramente al rato le daría bastante sueño.

—¿Cómo que no nos hemos topado antes? —Se encogió de hombros, volviendo a beber del agua. Entremedio, asintió con ganas a su pregunta —Me topé con el grupo hace unas horas también, había descendido con mi amigo Ryuu mientras hacíamos una exploración por el área, encontramos un cadáver de Corpse-Weeper con protuberancias en él y aceptamos unirnos al grupo, todo en un pestañeo.

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Osamu Kinoshita

... Ciertamente ella no había cambiado demasiado tampoco

En parte era relajante saberlo, aún si eso significaba tener que lidiar con alguien tan hablador después de tanto tiempo, era cansado, pero no de mala manera.

— ... Ciertamente no sería recomendable... —

No compartía sus anhelos pero suponía que eran válidos y -si ignoraba la imagen mental de Elise en tacones en el abismo (?)- más realistas de lo que podrían parecer a primera vista, no solo el hecho indiscutible de que mucho bajaban por reconocimiento público si no porque el tema de las apariencias importaba muchas más de lo que algunos quisieran admitir, asintió para si mismo sutilmente mientras pensaba en ello.

Mientras esperaba que Elise terminara con lo suyo, recordó el ardor que había estado ignorando hasta ese momento, a veces olvidaba lo fácil que era acostumbrarse a la incomodidad cuando la ignorabas lo suficiente o tenías la mente en otra cosa. Procedió a lavarse el brazo herido mientras pensaba si vendarlo sería un desperdicio de material o era mejor prevenir que lamentar... Mmm... sería un desperdicio, sí. (? Volvió su atención a Elise una vez que volvió a hablarle.

— El abismo es enorme, diferencias de tiempos... — Más respuestas innecesarias probablemente, sí. Igual dadas las rutas usuales de los Delvers no era raro encontrarse por lo que bueno, ahora estaban aquí. Al menos fue grato descubrir que ella no había caído aún en la obsesión por el Abismo al punto de no querer volver a subir. Sin embargo lo último mencionado le causó cierta alarma. — ¿Protuberancias...? ¿De qué tipo?

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Elise Jung

Le causaba gracia siempre verborrear y ver las reacciones de los demás, porque eran como el pan de cada día para ella, si esbozaban una mueca indescifrable y molesta, se tomaría la libertad de carcajear.

Claro que esto sólo lo aplicaba con gente conocida, por algo se tomó su tiempo en esperar a que ella y Osamu estuvieran a solas para poder relajar los hombros por primera vez en el día y permitirse ser ella misma, la compañía de amigos siempre lo agradecía dentro del abismo.

De reojo miraba cómo Osamu volvía a acercarse al lago y empaparse el brazo, el cual se encontraba con algunas heridas, suponía que por la situación de antes. Evitó tentarse a las ganas de empujarlo al agua, pero no quería recibir un posible putazo del chico. (?)

—¿Te ayudo con eso? —Preguntó, haciendo referencia a que podía tapar sus heridas con las varias gasas que guardaba en su mochila, pero para no ser tan invasiva, dejó la pregunta al aire mientras lo examinaba.

Se preguntaba si el menor había descendido para hacer sus típicas investigaciones o un no se qué por parte de su familia, era un tema que posiblemente no le incumbía; sin embargo, pensándolo más detalladamente, no quería nombrar a los Kinoshita de momento, no luego del dolor de cabeza que le hicieron pasar por mucho tiempo.

Ante su pregunta, sacó con rapidez su libreta y le hizo una señal al contrario para que se acercara a ella y viera los bosquejos rápidos que hizo anteriormente.

—Un par de apéndices salían de su cuerpo, aparentemente tenían vida propia, porque al momento que mi compañero se acercó a examinarlas, saltaron a su brazo y lo paralizaron momentáneamente —Aún debía encargarse de ese asunto luego, pero no tenía idea dónde estaba Ryuu en esos momentos, esperaba que bien y no sacándole el ojo bueno a cierto chico con coleta de caballo —La señorita peliblanca me dijo que vieron lo mismo antes, de un mandíbula carmesí. Todo apunta a que hay una especie de mutación en las criaturas... —Señaló parte de sus dibujos, alzando las cejas al recordar algo más —¡Oh! Es cierto, no leíste la bitácora que encontraron en el campamento de observación, podrías pedirlo luego para leer, creo que es el diario de algún delver que describe casi lo mismo que vimos y un poco más de información ilegible. ¿Qué piensas al respecto?

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Osamu Kinoshita

Volteó de nuevo a ver a Elise, para negar con la cabeza ante su pregunta.

— Está bien así — Era mejor guardar materiales para cuando realmente se necesiten, sería un problema tener una urgencia y no tener con qué tratarla. Prefirió dedicar su total atención al relato de la mujer, acercándose a observar los apuntes en su libreta que le mostraba.

¿Qué era esto...?

— Jamás he visto algo así antes... — Frunció levemente el ceño con intriga y preocupación, permaneciendo pensativo por un momento. ¿Había dicho que saltaron a los brazos de alguien? Eso era peligroso por decir lo menos. — Tu compañero debería permanecer bajo observación constante.

Peligro desconocido, consecuencias desconocidas, especialmente si no parecía ser una caso aislado. Imaginaba que los otros Delvers ya habían pensado en las posibles implicaciones de esto y dudaba que cualquier conjetura suya pudiera ser novedad, pero así respondió a la pregunta realizada.

— Parece ser un organismo no visto antes, al menos no en las capas superiores, hasta que de desconozca su forma de propagación... — Después de todo, las capas más profundas eran todo un misterio para todo aquel que no haya hecho su último descenso. — ¿Dices que los apéndices continuaban con vida tras la muerte del Corpse-Weeper? ¿Saben como murió? Saber si los apéndices eran parásitos o era una relación de simbiosis podría ser útil... — Frunció aún más el ceño. Todo esto sonaba demasiado problemático para su gusto, esperaba que al menos la mujer de cabello blanco no tuviera problemas en mostrarle la carta. Si estas criaturas empezaban a volverse comunes sería un problema no tener ninguna información previa al respecto. Y ahora que lo pensaba... — ¿Quién fue el afectado?

Si había alguien atacado por estos... organismos desconocidos, aún si la posibilidad de que mostrara una infección similar era mínima, no bajaría la guardia alrededor de esta persona.

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Elise Jung

El haber escuchado la respuesta de Osamu le hizo sentir sus vellos corporales erizándose, por algún motivo, percibirlo desde sus palabras la ponía ligeramente tensa, si era algo que no había visto en sus viajes de investigación, entonces sospechaba que era algo que estaba ocurriendo hace relativamente poco.

Habían un montón de hipótesis que quería sacar, pero de momento, necesitaba argumentos y más pruebas. Si bien Atreia le había mencionado por encima que habían visto otra criatura con las mismas características, prefería mil veces presenciarlo y corroborarlo por su cuenta.

—Ah, sí...

No se dio cuenta en qué circunstancias había abandonado la idea de un Ryuu en cuarentena por aquel ataque. Sus pensamientos posiblemente coincidían igual que Osamu y Norman, que era peligroso que estuviera cerca de las personas en esas condiciones, así que se mantuvo con eso en mente.

—Sí, como mencioné anteriormente, las protuberancias atacaron y volvieron enseguida a su sitio de inicio, la criatura parecía estar visiblemente muerta, pero por alguna razón esos homúnculos seguían con vida propia —Llevó su mano a su propio mentón, releyendo sus apuntes —Encontramos solamente la mitad del Corpse -Weeper, por ende, posiblemente su motivo de muerte haya sido que alguna criatura o alguien lo haya partido en dos.

Continuó dubitativa sobre el asunto.

—Me suena a una relación de mutualismo más específicamente, pero estoy deduciéndolo en base a la carta, no tengo mayor información más que lo que vimos antes —Comentó, recordando las hojas que habían leído con anterioridad, que comentaba sobre la supuesta mandíbula carmesí gigante —Sea cual sea, dudo bastante que sea algo natural. Algo así no se había visto antes en las capas inferiores, además... —Soltó un corto suspiro —Hay un huevo entre nosotros. 💦

Mientras más pensaba en aquello, más se hacía la idea que podría tratarse de una especie de plaga mutante, tendrá que investigar más al respecto.

—Kurosawa Ryuu —Nombró su nombre, guardando la libreta no sin antes anotar lo que había estado deduciendo antes en unas hojas aparte —Hazme el favor de echarle un ojo en estos días, tengo varias cosas que preguntarle a los guías.

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Osamu Kinoshita

Tenía un conflicto entre la necesidad saber realmente que estaba sucediendo para obtener una información certera al respecto y más adelante saber lidiar con esto, además de la mera necesidad de saber que sucedía y ya, y el otro lado de su cabeza diciéndole que involucrarse directamente en la investigación de este suceso era una acción innecesaria e incluso perjudicial...

Pero en ese mismo momento, su mente inevitablemente le daba vueltas al asunto, buscando una solución a los problemas planteados. Prefirió nuevamente terminar de escucharle hablar antes de hacer algún comentario, asintiendo ante el pedido de Elise respecto a supervisar al tal Ryu a quien tendría que identificar luego, aunque simplemente...

— ... ¿Un huevo? — Suspiró por quien sabe cuanta vez en el día. — ¿Qué saben sobre este huevo...?

Tomó algo de aire antes de seguir hablando, ya bastante mal se sentían después del ataque de los Inbyo, iba a tener una fuerte migraña a este paso con toda la información que tenía que asimilar y anotar.— Es difícil y precipitado concluir cualquier cosa con solo esta información... Se llevó inconscientemente una mano a la barbilla, mirando hacia algún punto indeterminado. Tenía muchas preguntas que no se atrevía a dar por concluidas: ¿la criatura podía sobrevivir con su hospedador muerto? Y si es así, ¿por cuánto tiempo? ¿Tiene una forma de transportarse a otro hospedador o nacían vinculado a este? Tendría que hacer más preguntas de las originalmente planeadas a los líderes del grupo al parecer.

— Lo ideal sería observar más especímenes que porten este organismo... ¿Crees que podría deberse alguna acción intencional y no una mutación natural del abismo? — Era una idea interesante, aunque de momento sin base alguna. Ciertamente había habido recientemente algunos rumores sobre el abismo, pero a sus oídos no había llegado ninguna información especial ni algún dato determinante, al menos no hasta ahora mismo.

Se detuvo a pensar nuevamente. Dado el desconocido origen de este organismo, imaginaba la posibilidad de obtener del huevo un espécimen de la criatura quizá controlable para ser investigada. Además, estaba el Delver que fue atacado directamente en algún momento mostrara signos de portar al extraño organismo...

No iba a mentirse a si mismo. Ciertamente se hallaba intrigado sobre esta aparente novedad en el abismo, y con ambas posibilidades al alcance de la mano el deseo de acallar las dudas de su mente era grande. No lo comentaría por obvios motivos, pero le resultaba sumamente interesante pensar que podría ver de primera mano el desarrollo de la criatura en un nuevo hospedador, aún si este era humano. Realmente quería saciar su curiosidad respecto al tema, pero lamentablemente el riesgo era alto y entra un poco, solo un poco en conflicto con sus intereses al descender al abismo... Si hubiera forma de obtener datos certeros sin correr peligro directo sería perfecto, pero sabía bien que aquello era imposible. Parecía una decisión difícil pero... si pensaba en lo riesgoso que era seguir con lo suyo sin tener en cuenta los nuevos peligros de la zona... quizá la respuesta al qué debía hacer a continuación no era difícil de deducir.

Fuera de un sentimiento superficial, no sentía algún tipo de miedo profundo ante el nuevo panorama solo... estaba un poco disgustado, con la situación y consigo mismo, y en el fondo sabía bien el por qué.

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Elise Jung

—No lo he examinado aún —Optó por responder enseguida a su cuestionamiento —Pero posiblemente sea de la criatura que vimos antes. Y si es así, no me sorprendería que naciera defectuoso.

No le agradaba la idea de tener una criatura así en sus manos, por lo que rechazaba el pensamiento de conservarlo y dejárselos como mascota, no obstante y por otro lado totalmente opuesto, si tendría la oportunidad de examinar cada uno de sus órganos a viva luz, estaría dispuesta a hacerlo.

Había pensado en la idea de cocinarlo también, pero si tuviese esas mismas venas con vida propia... No, definitivamente no.

En eso le daba un punto a Osamu, y esa era la razón principal por la que aún no había hecho una hipótesis cercana a las corrupciones de la criatura, porque necesitaba pruebas para aquello, y no las tenía en sus manos. Sólo quedaba deducir informaciones que bien podrían ser ciertas o falsas y ponerse a investigar.

—Piénsalo por otro lado, ¿No te parece raro que justo ahora aparezcan? He estado pendiente de las expediciones en los últimos veinte años, a menos que sea algo que se traigan entre manos, no había aparecido información clasificada hasta hace unos meses. Pero no sé, quizás y estoy fantaseando, pero...

Todo le parecía bastante extraño. Y coincidentemente, Ozen no estaba desde hacía tiempo.

Aún tenía intriga por saber de quién era la carta, pero no tenía la menor idea y sospechaba que los de su grupo tampoco, de todas formas, quizás no era algo de suma relevancia en esos momentos.

Terminó guardando los frascos en su mochila, seguido de esto, apoyó ambas manos en el suelo, sosteniéndose y alzando la cabeza al resto de maleza de los árboles en su parte cenital. Comenzaba a entrarle el sueño paulatinamente a sus párpados, alertándola de que los sedantes estaban comenzando a surgir efecto.

—Tengo hambre.

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Osamu Kinoshita

— Entiendo. — Esperaba que lo mantuviera bajo observación constante, no sabían cuanto tiempo le quedaba para romper el cascarón. Una pregunta más.— ¿Quién lo tiene?

Sin duda este grupo le iba a dar más de un dolor de cabeza más adelante, algunos se veían tan jóvenes... Se preguntaba que razones habían llevado a cada uno de ellos a unirse al descenso final, probablemente nunca lo sabría, no tenía intenciones de involucrarse en los asuntos personales de desconocidos que podría morir incluso ese día mismo. Volviendo su mente a las extrañas nuevas criaturas, meditó la hipótesis de Elise.

— Ciertamente es bastante extraño... La misma aparición de la carta de Memphis es sumamente inusual... — Él no había estado tan pendiente de las expediciones, pero si ella lo decía no dudaría de la veracidad de su información. — ¿Crees que algún Delver que haya logrado establecerse en las capas más profundas pueda haber detonado algo en el abismo? También es posible que el abismo en si mismo esté mutando... — No tenía la forma de saberlo en realidad. Ahora estaba más intrigado por la carta que decían describía las nuevas criaturas.

Tomó algo de aire y lo exhaló lentamente. Sería difícil relajarse y mantener la calma ante toda esta nueva información, y más rodeado de un grupo de Delvers tan... peculiar por decir lo menos. Una parte de él quería permanecer en guardia absoluta en esta ocasión, pero su lado racional le decía que desaprovechar esta oportunidad de descansar con relativa seguridad era como menos idiota.

Ante las palabras de Elise recordó que tampoco había comida en varias horas, por lo que sacó algunos frutos de su mochila ofreciéndole un par.

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Elise Jung

—No recuerdo —Contestó a su pregunta, intentando hacer memoria —Hm... Era una cabellera roja y corta, ojos bonitos, un poco más baja que yo.

Enumeró los detalles de la persona que había visto de reojo guardar el huevo en su mochila, posiblemente Osamu la captaría enseguida cuando se involucrara más en el grupo.

En efecto, asintió con seriedad ante las palabras de su amigo, porque era eso exactamente lo que estaba deduciendo. No le sorprendería tampoco, pero no podía evitar pensar que todo el asunto estaba como si saliera de una novela apocalíptica.

—El abismo mutando, ¿Eh?... —Murmuró por lo bajo, sin deshacer su mirada de los picos de los árboles —Habrá que cuidar nuestras pisadas.

Algo le decía que, momentos como el actual donde yacían ambos descansando brevemente en aquel lago, serían de los pocos y últimos que tendrían en sus vidas. De todas formas, había sido una decisión absoluta tomada por los nuevos que se aglomeraban en el grupo, no podían retractarse.

Antes de seguir pensando de más, se cacheteó mentalmente y cerró los ojos momentáneamente, sintiendo sus párpados pesar con ligereza.

Si bien había dicho lo de antes como una manera de romper el hielo que se estaba formando, el que Osamu le extendiera un par de frutos sacados de su propia mochila le había tomado por sorpresa. Posicionó su espalda recta y aceptó aquello.

—No has cambiado —Soltó una risa, dándole un mordisco a la fruta —Muchas gracias.

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Osamu Kinoshita

De momento una descripción física era suficiente, el cabello rojo como rasgo principal era fácilmente ubicable, lo segundo un poco relativo y lo último un dato de descarte. No estaba seguro de haber visto a alguien así en el grupo o no, había estado demasiado aturdido para fijarse demasiado en los demás. Asintió a modo de reconocimiento.

— Siempre hemos tenido que hacerlo. Solo que, ahora debemos ser mucho más cautelosos. — El abismo siempre ha sido un lugar peligroso y de momento no era capaz de comprender a aquellos que bajaban la guardia demasiado en este. No, no tenía caso pensar en estas cosas ahora.

Debía despejar su mente primero, no para descansar, solo... Necesitaba mantenerse en control para no tomar decisiones tontas. El ataque anterior de aquellas bestias le había dejado no solo con el estómago revuelto.

Pero mientras más cansado estaba, más difícil era. Con los ojos sobre las bayas que pensaba forzarse a si mismo a come, se preguntaba si acaso Seiji se habría topado con alguna de estas criaturas extrañas... Mínimo debería descender una capa más, al menos eso según el último reporte de avistamiento existía la posibilidad...

La voz de Elise lo sacó de las cavilaciones en las que había caído sin darse cuenta. No sabía si el cambio del rumbo de sus pensamientos había sido para mejor.

— Hmm — No quería rebatirle, pero no estaba de acuerdo. No era la misma persona de hace diez años, o al menos esa sensación tenía él. Había aprendió muchas cosas y había hecho otras tantas que en esos años de su adolescencia no hubiera sido capaz. Pero era el camino que había escogido y no había lugar para retractarse. El recuerdo de una verdad desagradable apareció en su mente y se preguntó si habría algún momento adecuado para decirla. Ciertamente, no ahora. Sería egoísta por una vez y atesoraría la calma y la familiaridad de este momento.

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Elise Jung

No debatió al respecto, sólo siguió comiendo hasta saciar por completo su hambre.

El silencio que se formó posterior a aquello fue uno tranquilo, bastante común haciendo memoria de los recuerdos del pasado entre ambos.

En algún otro momento le hubiera sacado mayor conversación a Osamu, preguntarle por su familia, por Seiji, y saber dónde estuvo durante todos esos años que no se vieron, ni siquiera dentro de la primera capa. De alguna u otra forma sentía que se lo había tragado la tierra, pero no lo culpaba, ella había sido la primera en alejarse de medio mundo cuando ocurrió lo que ocurrió.

—¿Hmmmmmmmmm? —Había soltado una diminuta risa, imitando su sonido y sintiendo en su costado que algo le decía que Osamu había negado sus palabras. Lo descubriría a medida que fuera hablando con él posiblemente —Haha.

Sacó nuevamente su cantimplora para beber con una rapidez admirable, seguido de esto, se levantó del suelo, estiró sus brazos y exclamó al aire un: a. Todo esto en cosa de segundos.

—Creo que me enlistaré para dormir, ¿Vienes o te quedas un momento más? —Le preguntó antes de irse —Me gustaría seguir hablando pero en otro momento, hay cosas que quiero preguntarte.

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Osamu Kinoshita

Disfrutó del posterior silencio, al menos hasta donde su sobrecargada mente se lo permitía. Le extrañaba un poco que Elise no hubiera preguntaba sobre Seiji o sus hermanas pero lo agradecía a la vez de alguna forma, no tenía ánimos de hablar sobre ello ahora mismo.

¿Él debería preguntarle sobre su vida durante estos años? ¿Cómo había estado? Algo le decía que no quería saberlo. Probablemente lo haría de todos modos, solo... no hoy.

Nuevamente Elise lo sacó de sus pensamientos, de una forma muy...

— ... — Muy Elise, sí.

No mentiría, cosas tontas como aquella despejaban el pesado ambiente imaginario que su propia cabeza estaba montando, le agradeció en silencio, negando con la cabeza levemente.

— Aún no. Exploraré un poco la zona. — Dudaba poder dormir pronto, necesitaba cansarse un poco más para al menos poder conciliar el sueño por el agotamiento físico. Ante lo último asintió. — Está bien.

No sabía que clase de preguntas haría, pero no se detendría a pensar en eso ahora, no tenía caso torturarse así mismo de esa manera.

— Nos vemos luego. — Se despidió viendo como se iba por su lado antes de fijar la ruta que exploraría a continuación.

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Elise Jung

Le extrañaba que Osamu no se hubiera ido a dormir en ese momento, ya que había supuesto que se hallaba cansado por el drama de hace unos momentos, pero no quiso juzgar sus acciones. Asintió con comprensión luego de hacer pasar un leve silencio.

—No creo que te tome mucho conocer a los del grupo, pero cualquier problema que tengas, sabes que puedes contar conmigo, ¿Vale? —Quiso expulsar esas palabras antes de irse, haciéndole entender a Osamu sus intenciones de amistad leal y que no estaba solo.

No esperó a que el chico respondiera, porque dudaba en que lo haría, sin embargo, se sentía tranquila de habérselo hecho saber.

—Descansa.

Sus ojos pesaban cada vez más, por lo que se aseguraría de armar su cama improvisada lo antes posible. Finalmente, se retiró de allí.

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Osamu Kinoshita

Era... Pesado.

Abrumador.

A veces no lograba entender cómo unas pocas palabras, aparentemente insignificantes podían afectarlo de esa forma. No, ya no era un niño ni eran tan joven, y palabras habían caído en oídos sordos una y otra vez desde hacia ya años. La situación era casi irónica. Negó internamente, no podía aceptarlas. No le correspondía hacerlo.

No rebatió ni comentó nada al respecto, camuflando sus pensamientos tras su rostro estoico.

— Hmm. — Un reconocimiento leve, con suerte y asumiría que solo estaba cansado, lo que tampoco era una mentira. — Descansa también.

Se retiró del lugar con una sensación desagradable y pesada, de la cual dudaba mucho poder deshacerse pronto. Definitivamente no podría dormir aún, explorar un poco más allá sonaba una mejor opción, quizá incluso encontraba algo que distrajera totalmente su mente. En momentos así realmente extrañaba todo el papeleo y correspondencia formal que solía revisar cada día. Que tonto pensamiento.

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Fei Chenge

Se acercó a Ravi y la tomó del brazo.

— Ravi — fue lo unico que dijo, se notaba en su expresión preocupación y nervios, apretaba un poco el brazo contrario, como lo había hecho alguna vez la contraría con el suyo, ni se fijo si eso la molestaria a la hora de escribir.

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Ravi Bhandari

Detuvo de inmediato su escritura al momento en que sintió el agarre del contrario. Estaba algo agachada así que el flequillo le cubría el rostro, y le tomó un par de segundos voltear a ver a quien ahora se encontraba su lado, con una sonrisa en su rostro. — ¿Qué sucede, Chenge? ¿Te encuentras bien? — Hablaba tan tranquila como siempre, como si no hubiera ocurrido nada de lo anterior. Como si los latidos de su corazón no siguieran siendo tan pesados. Como si no pudiera ser evidente, ahora que era sujetada, que su cuerpo aún tenía un cierto temblor que no podía controlar.

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Fei Chenge

A pesar de poderla ver sonreír podía sentir como aquella expresión no era la de siempre, más cuando pudo sentir cierto temblor. Ni siquiera habló, solo la abrazó fuertemente.

— Eso debería preguntarte a ti, pero por lo visto ya estas mejor ¿Te duele algo? — buscó pegar su mejilla a la de la otra como Ravi siempre hacía, podía sentir la humedad de su mejilla, verla llorando por primera vez era tan extraño, sin embargo no le quitaba las ganas de abrazarla fuertemente, su Ravi

— Sigamos, tenemos que ir a descansar — Intentó no durar demasiado en ese gesto porque sabía que podía obstruir el paso, ahora solo quedaba ir a un lugar mas tranquilo.

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Ravi Bhandari

Cuando Chenge la abrazó, se sintió un poco más débil físicamente. Como si hubiese corrido una larga distancia hasta finalmente desplomarse ahí mismo, con su cuerpo adolorido y cansado. Pero ella no había hecho eso, sólo había dado un par de pasos en aquellos puentes.

— Me duele algo, pero no es mi mejilla. — Mencionó pues era la única herida física que tenía. Sonaba ciertamente confundida entremedio de su tranquilidad, casi como si estuviera esperando que el otro le diese la respuesta. Y tan pronto sintió el abrazo, se aferró a él. Se acurrucó y se escondió, con aún secuelas de aquellos espasmos que aparecían de repente en sus manos, sus hombros y su cuello.

No estaba mejor, en lo más mínimo, tan sólo había aprendido a guardarse sus crisis, porque no eran aceptadas socialmente. Recordó al desconocido.

— ¿Porque fue un día largo? — Sonreía de nuevo, ladeando su cabeza, tomando su mano para encaminarse a la zona tranquila donde se asentarían por el momento. Pero incluso en aquel agarre de manos había algo distinto, como en aquel tiempo en que Chenge había estado evitando el orfanato. Sus dedos aún tenían sus estereotipias cada tanto, pero eso no cambiaba el gesto en su rostro.

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Fei Chenge

Cuando comentó la mejilla la acarició suavemente, sabía que era para que volviera en si, pero eso no quitaba que tenía ganas de devolversela a Norman(? cosas que solo quedarían en su mente.

Acariciaba la espalda y hombros de Ravi mientras sentía como seguía teniendo aun pequeños espasmos. Muchas veces se había sentido pequeño al lado de Ravi, pero ahora la sentía tan chiquita, la idea solo hacia que quisiera mantenerla a su lado todo lo que pudiera, reflexionando tambien en las enormes posibilidades de perderla incluso dentro de unos minutos, como le pasó con Geer drained sinceramente aun no la quiere dar por muerta, pero cada minuto que pasa es mas agobiante, aunque intenta disimularlo todo lo que pueda.

— Puede ser, aunque también puede ser otras cosas ¿lo hablamos mientras descansamos? — mantenía su agarre firme con Ravi hasta llegar al lago, seguro la llevaría a tomar algo de agua y sentarse en algún lugar.

Todos estaban muy cansados, por lo que las conversación que seguro le tocaría tener con Atreia sería para luego, la verdad mientras mas se atrase mejor, jeje ayy

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Ravi Bhandari

Cerró los ojos por los segundos que duró la pequeña caricia en su mejilla. Sea para volver en sí o no, no es que ella fuese a comentar algo al respecto. Nunca lo hacía. Posiblemente incluso si Chenge no hubiera visto, no lo hubiese comentado a menos que él le preguntara directamente.

Sonreía, pero no se escuchaban las usuales risitas que ella suele soltar cuando es mimada por el otro.

— ¿Otras cosas? — Llevó su mano libre hacia su mentón mientras pensaba en ello. — ¡Está bien! Fue mucha información, y también encontramos bastantes desconocidos, es necesario descansar. — Una vez cerca del agua, tomaría lo que quedaba de su cantimplora, sólo para volver a llenarla allí mismo con plena confianza por los Rohana y su capacidad de detectar agua limpia. Veía su propio reflejo sonriente y parpadeaba un par de veces, sólo para después girarse hacia el contrario y acercarle el recipiente, a pesar de que él tuviese el propio.

— ¿No tuviste ningún percance en el camino? ¡Eso es bueno! — La mano que antes lo sujetaba pasó a posarse sobre la cabeza del chico y dedicarle un par de caricias.

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Fei Chenge

Tomó de la cantimplora de Ravi antes de llenar la suya, después de todo lo ocurrido tenía la boca tan seca que no veía la hora de tomar algo de agua.

Al sentir las caricias en su cabeza pudo recordar el tiempo en el orfanato, cuando a pesar de la particular forma de ser de Ravi a pesar de todo conseguía darle ese aliento con la luz que emanaba.

Levantó sus manos para agarrar la de Ravi y así acercarla a su mejilla, acarició suavemente esta contra su cara, como si fuera algo muy importante y querido, y bueno, de hecho lo era.

— Si, a pesar de todo amabos estamos bien, aunque me hubiera gustado que tu tampoco hubieras tenido ningún percance. Es la primera vez que te veo llorar — La soltó para así levantarse, estiró su mano a ella.

— Ven aquí —

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Ravi Bhandari

Finalmente soltó una risilla a lo bajo cuando notó cómo había llevado su mano cerca de su rostro. Era como si recordara al pequeño Chenge cuando hacía cosas así, provocando que ella siguiera la caricia por voluntad propia al igual.

— ¡También es mi primera vez sabiendo que lo hago! — Era un descubrimiento al final del día. Uno extraño. — El sonido. No me agradaba eso. — Acercó su otra mano hacia su propio oído, notándose cómo sus dedos tenían movimientos involuntarios. Después, ahora sería ella quien tomaría la mano del otro para acercarla a su propio rostro y recargarse un poco en ella. — Fui capaz de observar cómo mi cuerpo se encontraba en un estado de putrefacción acelerada, siendo infestado por parásitos. Pero desconocía los motivos de ello, ¡así que me llevé una sorpresa que no entendía muy bien! — Tomó la mano que le era ofrecida para también ponerse de pie y sacudirse la ropa un poco. Y sin soltar su mano, le seguiría.

Lo irónico de la situación es que no le importaba verse a sí misma muriendo, aunque fuese lenta y dolorosamente. Lo que la había empujado al límite fue no ser capaz de racionalizar la situación, saber con exactitud qué ocurría o qué lo provocaba.

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Fei Chenge

Si bien a cualquiera le sorprendería alguien que nunca se ha recordado llorando, siendo Ravi le encontraba su cierta lógica, aunque de solo pensarlo lo sentía tan agotador ¿no llorar? ¿donde vas a drenar tus tristezas?

Entrecerró los ojos al ver como le imitaba como era habitual, como siempre derritiendo un poco de su corazoncito.

Lo siguiente era algo complicado de escuchar — desconocimiento... ¿que piensas de ese concepto, Ravi? — mientras hablaba con ella la llevaba a debajo de algún árbol, sentándose el primero y acomodándose para que la chica se sentara en frente de él, deseaba tenerla cerca y refugiarla en sus brazos.

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Ravi Bhandari

Tomando su mano, la movía un poco cada tanto como si caminara y jugara entremedio, tal como haría un infante en una caminada por el bosque común y corriente.

— El desconocimiento es el tener carencia o inconsciencia de información, entendimiento o comprensión acerca de un determinado tema, ya sea sus orígenes, desarrollo o resultados. — Parecía haber estado leyendo a un libro conforme hablaba, a la par que notaba a Chenge reposar cerca del árbol. Rió un poco y sin pena o pudor alguno, se sentó sobre sus piernas y lo abrazó. — El desconocimiento es una concepción a la que me he enfrentado en varios ámbitos, ¡especialmente estudiando el comportamiento humano! Es... — Abrumador. Era abrumador. — Confuso.

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Fei Chenge

Esperaba el concepto de libro, tan típico. Anteriormente le hubiera causado cierta satisfacción, pero ahora solo le preocupaba, porque sabía que ese tipo de emoción de la cual quería hablar le era difícil de codificar, como ya había concluido hace tiempo: Si lo que pasa no esta en un libro o no lo puede comprender de forma lógica y cuadrada, Ravi no lo entenderá.

— Confuso — La acomodó mejor en sus piernas, el en forma de mariposa y ella de lado teniendo oportunidad de abrazarse mutuamente, ahora para él la única persona importante era Ravi. De segunda estaba Su Hua, pero se veía tan tranquila que ni para que preocuparse, aunque hace rato sintió mal de ojo de su parte(??

— ¿Te molesta sentir esa confusión? ¿Te agobia? Cuando no eres capaz de entender algo siento que te frustras ¿estoy en lo cierto? — Mientras hablaba observaba el rostro de Ravi, acomodando el cabello rojizo de la chica.

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Ravi Bhandari

— ¡Confuso! — Le había parecido entretenido repetirlo ya que él lo había hecho, quizá porque él mismo estaba entendiendo ese concepto y el cómo aplicaba en ese momento, aunque no entendía el por qué aquel tema había salido a flote, ¿quizá se debía a que había tenido que enfrentarse a una situación nueva, con las alucinaciones y su estado? Se cuestionaba qué era lo que Chenge teorizaba al respecto.

— ¿Molesta? No dedicaría enojo a un concepto. — Había reído al final de la oración. Realmente, no parecía ser capaz de enojarse con absolutamente nada, tal como parecía con el tema de llanto, pero sorpresa, que lo segundo acababa de ocurrir ese mismo día. Aunque cuando mencionó las otras dos palabras, mantuvo la mirada sobre él con una sonrisa. "Agobio." ¿Ansiedad? ¿Inquietud? ¿Sentía eso? "Frustración." ¿Propósitos obstaculizados?

Le tomó un par de segundos contestar, a diferencia de las respuestas inmediatas de antes.

— Eso es acertado, si. Es frustrante no encontrar respuestas hacia cosas que busco comprender. Hay temas que los libros no resuelven, son descritos de manera abstracta. — Cerró los ojos unos momentos mientras su sonrisa se ampliaba. — ¿Preguntas debido al estado en el que me observaste?

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Fei Chenge

— oh no, no molestia de enojo, si no una "molestia", algo que te fastidia y luego te genera otras emociones al no poder lidiar con ello. Ejemplo: me molesta mucho ese ruido, hace que me desespere — se aclaró, siendo algo que seguro hacía mucho con Ravi cuando no comprendía bien lo que quería decirle.

Aun así había acertado en su teoria, al menos en parte: Ravi le agobia lo desconocido. Seguía sin saber si era del todo correcto lo que pensaba.

— Si, exacto, incluso aún teniendo el concepto de algo como las emociones humanas, cada una se vive de manera distinta dependiendo del individuo — tras la pregunta asintió — Si. Lo hago por tu estado, después de todo nunca te he visto con miedo o llanto. Pasaste por una situación terrible y ...siento que deberías intentar entender mejor tus emociones ante enfrentamientos que te sacan tanto de tu norma —

Muy a pesar de que adorara la sonrisa de Ravi, en aquel momento no le generaba ninguna satisfacción verla. A pesar de ver tantos años de sensaciones por falta de la peliroja que nunca fluyeron, al ser una situación tan extrema ¿era realmente sano? Al menos quería ayudar un poco hablando con ella, entendiendo mejor la causa y su efecto.

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Ravi Bhandari

— ¿Otras emociones? — Preguntó curiosa con el tema, como si recién se estuviera enterando de que podías experimentar varias emociones al mismo tiempo o una seguida de otra. — ¿Desesperación? — A pesar de su sonrisa, seguía un poco sorprendida con el tema. Se notaba que lo meditaba con cada oración que escuchaba y pregunta que soltaba. — ¿La desesperación es una sensación de asfixia y falta de aire? — Porque le era más sencillo ligar las emociones a sensaciones físicas, le ayudaba a racionalizarlas, pero aquello que preguntaba no era más que consecuencias de las alucinaciones.

— ¿Pasé por una situación terrible? — Su sonrisa se mantenía pero su ceño se mostró en pena. Eso evidenciaba que no sabía qué catalogar como bueno y malo cuando algo le ocurría. Era tan simple como sólo decir "esto pasó" y dejarlo atrás.

Llevó sus manos hacia el rostro de Chenge, acariciando sus mejillas. — He estudiado por más de 10 años las emociones humanas, pero es un tema que se ve obstaculizado por el uso de expresiones metafóricas. — Hizo una pausa mientras lo miraba. — ¿Por qué los seres humanos lloran? Fui expuesta a situaciones donde el llanto era parte de las consecuencias, como el dolor físico desde temprana edad, pero mi cuerpo nunca tuvo la necesidad del llanto. — Ladeó un poco la cabeza. — ¡Incluso llegué a teorizar que mis glándulas lagrimales estaban rotas!

Hubo otro momento de silencio. Su sonrisa permanecía allí, incluso se ampliaba en ese momento sin habla. — No fui herida físicamente por las alucinaciones de aquellos Inbyos con capacidades desarrolladas, pero mi cuerpo duele aún así. No realicé ninguna actividad física precipitada o demandante, y aún así me siento agotada y cada movimiento produce dolor. ¿Son síntomas del miedo? ¿Así es como se siente en un ser humano? — La mermaba la curiosidad, pero... También había algo distinto en su usual sed de conocimiento. Parecía desesperadamente buscar una solución o explicación a su sentir, algo que llevaba años carcomiéndola. — No es una sensación agradable. ¿Me desespera?

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Fei Chenge

— La desesperación ocurre cuando tienes una gran perdida de la paciencia, sientes que las cosas ya no se podrán resolver y aquello que te esta molestando se ha salido totalmente de tus manos, o sea, no tienes control en absoluto y ya no aguantas dicha incertidumbre, usaría el concepto de "perdida de la esperanza" pero siento que es demasiado abstracto... La asfixia y falta de aire puede estar relacionado con ansiedad, fueron alucinaciones bastante fuertes como te dije, es normal que tu cuerpo reaccione con miedo ante todo esto — Era mas fácil explicarle a Ravi otro tipo de temas, se le complicaba que sus conceptos de las emociones no fueran tan ambiguos, pero intentaba que fueran lo suficientemente explicativos, ya Ravi dira si pudo entender al respecto. Agradecia ligeramente todos esos años que tuvo que entender sus propias emociones con respecto a los traumas de su niñez, le ayudo bastante a entender mejor como el cuerpo puede reaccionar ante situaciones de estres.

— Si, lo hiciste... Aunque sea una alucinación si lo sentiste real fue una situación fuerte para ti, por eso se desatan todas estas emociones. Cuando algo malo ocurre tu cuerpo normalmente puede reaccionar con miedo, es parte de nuestros instintos de supervivencia — Aunque en Ravi sentía que le faltaba mucho ese factor: "miedo a lo desconocido". Tuvo que pasar algo que le generara un shock grande como para que reaccionara, y aun así no entendía por que lo había hecho. Todo esto estaba entre la linea de la fascinante y de una preocupación clara de su parte (?

Sonrió con suavidas al sentir las manos de Ravi entre sus mejillas, manteniéndose concentrado ante la conversación aun así.

— El llanto sirve como una liberación del estrés, se dice que funcionan como la mayoría de líquido que expulsamos. Estamos expulsando sustancias residuales. Tambien esta el factor social, cuando un bebé llora es porque quiere expresar algún malestar o molestia, al no poder hablar es lo mejor que tienen para comunicarse. Realmente llorar es liberador, pero tú pareces que no buscas liberar tus emociones, al menos no con facilidad —

Asentía un poco mientras Ravi hablaba, esperando el momento para responderle con lo que pudiera, era tan complicado, pero por ella se esforzaría a explicarle todo lo posible.

— Podría decirse que si, el miedo genera estrés, el estrés genera tensión, todo es una cadena. Y no, no es una sensación agradable, por eso el cuerpo busca liberar la sensaciones como puede — ladeó un poco la cabeza — ¿como te sientes ahora?

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Ravi Bhandari

Analizaba cuidadosamente cada expresión que el otro usaba para definir esa palabra. La pérdida de control, la impaciencia. Si, algo así estuvo presente en ese momento. Porque la muerte no es algo que esté en tu control y eso lo sabía, pero si moría... Ella al menos quería saber qué lo ocasionaba. Poder morir sin dudas. — Entiendo. Entonces con ese concepto puesto de esa manera y en este contexto, creo que es correcto el decir que he experimentado desesperación.

La esperanza... Era muy vaga. ¿Ella tenía eso siquiera? Confiándose tanto en las probabilidades y los números. Cuando enfrentaba la posibilidad de 50/50 sobre la vida de Chenge cada que bajaba al abismo, ¿enfocarse en la mitad que aseguraba su sobrevivencia era esperanza? Cuando estaba con Hugh y tocó madera pidiendo que todos se salvaran, ¿eso era esperanza?

¿Y podía perder algo como eso?

— Lo sentí real. — Afirmó, haciendo eco a la declaración del otro. Lo miraba al hablar, posiblemente tras tantos años de convivencia, él era la única persona a la que Ravi en verdad llegaba a mirar, a hacer contacto visual, y no sólo simularlo viendo los rasgos de su rostro como hacía con las demás personas. — En ese momento era incapaz de comunicarme, incluso con la intención de liberar el dolor por medio de gritos, era simplemente imposible, fue un factor que las alucinaciones bloquearon. Fui expuesta a la incomprensión de lo desconocido y al bloqueo de mis sentidos. He de creer que eso ha activado mi instinto de supervivencia. El miedo. — "No buscas liberar tus emociones". Eso sonaba muy abstracto, muy metafórico. Porque liberar involucraba encerrar. Porque buscar involucraba encontrar. Ella no podía encerrar lo que no podía encontrar. — No creo que haya facilidad hacia conceptos en los que encuentro dificultad en su comprensión. Es complicado. Muy, muy complicado. — Pareció removerse un poco ante esa idea, la sonrisa ahora parecía meramente impresa en su rostro y nada más.

— La desesperación y el miedo tienen características similares a la vivencia del pasado cuando dejabas de frecuentar el orfanato. — Le dedicó de nuevo una sonrisa muy suya.

La última pregunta, ¿cómo la contestaba?

¿Tenía que tomar a cuenta los conceptos que acababan de ser descritos a ella? ¿Tenía que tomar a consideración el panorama general o ese momento en específico? ¿Su estado físico? ¿Su estado mental?

— No lo sé. — Ah, se detuvo en seco tan pronto como lo pronunció. ¿Cuándo ella admitía en palabras tan informales el desconocer algo?

— Lo que siento en este momento es dolor. Pero no tengo motivos para ello. No hay heridas ni secuelas. — No se había movido de su posición, pero sus brazos pasaron a sujetarse de la ropa del otro, o más bien, a aferrarse incluso. — Es como si en este momento aún hubiese ruido haciendo eco en el bosque como los chillidos de aquellos Inbyos, pero en realidad todo está en silencio. — Desvió la mirada hacia el panorama. — Como si mi cuerpo aún tuviera presente la reacción a su instinto de supervivencia a pesar de que ahora puedo comunicarme, conocer lo real y que no hay criaturas a nuestro alrededor.

Se acurrucó en el abrazo por unos momentos. — Pero estoy viva y estás vivo, ¡así que estoy bien!

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Fei Chenge

Entre la conversación no esperó que comparara la vivencia de sus alucinaciones con sus momentos de ausencia en el orfanato ¿así se sentía? De haberlo sabido ¿Hubiera reaccionado distinto? no lo sabía, pero aquella sensación de nunca enterarse de los malestares de Ravi le apretaba el corazón. Recordó aquellas veces que ella apretaba ligeramente sus ropas cuando tenía que irse con su ex, o las veces que bajaba al abismo, pero al no saber como expresar aquello que sentía nunca fue consciente de que era alguien importante para ella. Claro que lo era, pero, no lo imaginaba de esa manera.

"No lo sé" tan extraño, unas palabras tan comunes que se escuchaban tan ajenas a la chica que tenía en frente.

El sentir el jalón de su ropa solo hacía que su corazón se sintiera aun más y más pequeño, su corazón latía con fuerza al solo pensarlo lo mucho que quería a la persona que tenía al frente ¿Qué hubiera pasado si las alucinaciones no paraban? la idea le aterraba mucho.

Cuando esta se acurrucó buscó apretarla entre sus brazos.

— Si, ya estas bien, podemos decir que al menos aprendiste algo muy importante hoy ¿no crees? — descanso su cabeza en la de la chica, cerrando sus ojos.

— Ahora que nombraste lo de mis ausencias me quedé pensando en muchas cosas que me hubiera gustado haberlo sabido antes, después de todo no me gusta que te sientas mal, porque eres mi Ravi — Su Ravi, seguía siendo su Ravi, tal vez el mundo la trajo de nuevo con él para darle una oportunidad de ser mas honesto antes de no verle nunca más ¿Cuánto tiempo más pasaran juntos? podrían ser días, podrían ser horas. La muerte acechaba cada rincón del abismo.

— Siempre haz sido muy importante para mi, pero no siempre estuve en condiciones para poder estar a tu lado, y ahora estamos aquí — Subió su mano para acariciar la mejilla de Ravi.

— Me alegra poder verte de nuevo, he olvidado tantas cosas que me gustan, como tu compañía y tu calor...Yo ya estaba dispuesto a seguir esto hasta mi muerte pero, no se. Luego de lo que pasó con Geer siento que ni siquiera hago bien mi trabajo en el abismo — Se escondió un poco en el hombro de la chica.

— Entre todo ese desasosiego que siento ahora aun tengo algo de tranquilidad gracias a ti... Gracias por existir, Bhandari. Mientras este aquí espero poder refugiarte de todas esas emociones desconocidas, aunque muera mañana — Se quedó en aquella posición, sentía los ojos aguados y no quería ser el que llore, cuando la que la pasó mal fue la chica.

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Ravi Bhandari

— ¡Si, aprendí muchas cosas hoy! — Se le notaba animada con ese tema. Porque a pesar de aún verse perseguida por el agobio de lo acontecido recientemente, también había descubierto cosas sobre sí misma que ni siquiera sabía que tenía hasta ese momento. Siempre se sintió ajena a la comprensión de algo tan instintivo como lo era el miedo; a lo desconocido, a la muerte, a las cosas a las que los seres humanos tenían que enfrentarse por más reales o inminentes que fueran, pero incluso ella era capaz de pasar por esas mismas cosas, aunque en ámbitos distintos. Suponía que era una variación entre individuos porque ahora podía incluirse a sí misma en la muestra.

Y no sólo eso, sino que la correlación le permitió notar que eran percepciones que había experimentado con anterioridad. Las emociones las "podía entender" cuando las encajaba con un estímulo, interno o externo, en específico. Una sensación física o algún hecho en concreto que las unía. Como el concepto de "pérdida de control" y el percibir dolor sin heridas.

— ¿Qué cosas son esas? — Ladeaba su cabeza curiosa por la respuesta. Si mencionaba la cuestión de "antes", teorizaba que entonces en el presente ya tenía conocimiento de ellas. Pero bueno, eso no calmaba la curiosidad propia.

"No me gusta que te sientas mal", no podía devolverle esas palabras por mucho que sí las sintiera. La empatía no era totalmente inexistente en ella como parecía ser en alguien con una mente tan complicada, al menos no con él, pero una cosa era sentirla y otra saber externarla o redirigirla. — ¡Y tú eres mi Chenge!

— Tu existencia también es fundamental para mi. — Tenía sus típicas risitas con el tacto a su mejilla, apegándose a la mano casi como si lo encontrara entretenido. — Estamos juntos en el abismo, ¡así que podemos investigar juntos! — Si tenía que ser sincera, no había tomado a consideración la posibilidad de encontrarse con Chenge entremedio de su descenso, porque el abismo era tan amplio y lo eran aún más las probabilidades de muerte de cualquiera de los dos. — También me gusta tu compañía y tu calor. Eres el más, más cálido y suave, Chenge. — Porque abrazarlo era como abrazar una almohada por alguna razón, hecha del material más suave descubierto por el ser humano. Que curioso era eso, si él estaba hecho de carne y hueso como cualquier otra persona.

— ¡No tienes que pensar eso! Porque he visto y estudiado cómo trabajas en el abismo, y sé que tienes habilidades que se pueden reconocer. ¡Una prueba de ello es que estás con vida! — Sonreía con ánimo. — No entiendo las implicaciones que conllevan la desaparición de "Geer", ¡pero no encontrarla hoy no quiere decir que no la encontrarás mañana! — Ahí estaba ella de nuevo, con lo que parecía ser una totalmente ciega positividad. Pero así era ella, tan simple como eso. Porque si habían las mismas probabilidades de hacerlo o no hacerlo, ¿por qué enfocarse en el no?

De nuevo escuchaba esos agradecimientos, tan comunes en él hacia ella. Pero ahora iba acompañado de algo todavía más complicado.

¿Su existencia era algo por lo que estar agradecido? ¿Por qué? ¿Qué mérito ofrecía su existencia?

Recuerdos la invadieron en ese momento. Las bofetadas, los tirones, las siluetas, el suelo, el dolor, la sangre. Las palabras que se convertían en gritos. La maldición de su existencia e incomprensión. La insinuación de ajenos a que sus padres habían preferido morir en el abismo a criar a algo como ella.

— No mueras. — Parecía como si infantilmente no le diera permiso de hacerlo. Había reído a lo bajo al pensar en ello un poco más, era gracioso, esa clase de cosas eran imposibles de solicitar para cualquier ser humano en la Tierra. Lo dejaba refugiarse como siempre lo hacía, llevando una mano hacia su cabeza y darle caricias, con su sonrisa tan presente y tranquila como era usual en ella. — Vive lo más, más posible, Fei. ¡Porque también viviré lo más, más posible! Así te daré todo lo que pueda de esa proximidad que te ayuda. — Y sin notarlo, soltó un comentario que remontaba a años atrás, cuando el otro confesó que le era útil el que ella tuviese esa proximidad física con él. Confesado de tal manera tan natural y alegre como si absolutamente todo el tiempo lo pensara o recordara. Como si todo el tiempo tomara a cuenta lo que el otro tomaba como apoyo y que ella sabía y comprendía que lo hacía.

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Fei Chenge

— Lo que dijiste, que cuando me ausentaba sentías características similares a lo que te expliqué como miedo. Imagino que hablas mas el hecho de dejarnos de ver para siempre ¿No? Me hubiera gustado saber como te sentías. Aunque no se si eso hubiera cambiado algo — Negó la cabeza, como queriendo dejar de pensar en el pasado, el ahora, necesitaba pensar en el ahora.

Un mar de emociones vinieron con las siguientes palabras de Ravi "tu existencia es fundamental para mi" No sabia si debía alegrarse o sentirse mal por eso, pero era algo inevitable a la hora de querer tanto a alguien y que alguna vez formo tanto en tu rutina...a pesar de que querían tanto la presencia del otro habían tomado caminos distintos que se juntaron inesperadamente, se podía mentir a si mismo y seguir llamándolo señales del supuesto destino.

El tema de investigar juntos aun dudaba un poco, no sabía si realmente iba a seguir con ellos, por lo que prefirió no decir nada al respecto.

— Me alegra saber que te encuentras tan cómoda a mi lado — sonrió, aunque aun se sentía algo intranquilo por todas estas declaraciones, llenaban su corazón de alegría y tristeza a la vez.

— Tienes razón, supongo que solo queda esperar — El no podía tener la misma positividad de Ravi, a pesar de las habilidades de Geer seguia siendo bastante chica, aparte habían criaturas desconocidas y muy peligrosas rondando, no podía no pensar lo peor.

Entre todo lo que había dicho hasta ahora sentia que el "no mueras" era lo que mas fuerte le pegaba ¿como responde un delver ante eso? "Maldición Ravi, estamos en la mismas circunstancias, sabes que no puedo acatar esas órdenes"

Aunque acompañado con lo siguiente solo pudo soltar una suave risa, un soplido que guardaba ironia no reconocible para Ravi. El no recordaba que sus últimas palabras hacían alusión a algo que había dicho hace años, pero seguía siendo algo bastante acertado, su proximidad era algo que no cambiaría por nada.

— Ah, como te amo, Ravi Bhandari — Ni siquiera subió la cabeza, pero eso no quitaba el peso y la sinceridad de esas palabras, amaba mucho a esa chica, verla era su perdición absoluta, un cambio a todos sus planes ¿Qué puede hacer luego de caer por milésima vez a sus encantos tan estrafalarios? Ahora tenía tantas tantas cosas que pensar.

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Ravi Bhandari

Asintió con la cabeza ante la pequeña pregunta de referirse a ese tiempo. — Bueno, no preguntaste. — Rió un poco al final, como si le encontrara gracia al asunto. Mencionaba sensaciones y malestares sin problema cuando eran preguntas que contestar, o cuando simplemente veía la necesidad de comentar lo que sentía o pensaba, incluso aunque fueran palabras rígidas y literales.

Pero no iba a externar lo que no tenía una necesidad lógica. Los individuos tenían libre albedrío y ella era capaz de comprender eso.

Era curiosa esa expresión. "Cómoda a mi lado". No pensaba algo en concreto sobre ella pero al mismo tiempo era como si se planteara algo distinto al repetirla en sus adentros. Si, era cómodo al lado de Chenge. Porque él era su rutina y eso era comodidad. Aunque se había cuestionado el dejar atrás esa rutina al momento de aceptar esa misión de descenso.

— Esperaremos tooodos juntos mientras sigamos en la segunda capa. — Por su generalización al hablar parecía dar a entender lo contrario, pero ella en ningún momento había asumido que Chenge seguiría el mismo camino de ella. Conforme sus palabras y acciones, teorizaba que con encontrar a Geer, se devolverían a Orth, y ellos continuarían su camino.

Por eso estaba bien con el presente, y no enfocándose en el futuro tan lleno de probabilidades distintas.

Y aunque estuviera pensando en otras cosas, había escuchado con claridad la confesión de quién estaba en su brazos.

El amor. Era de las cosas más complicadas y abstractas posibles. No había una sola lectura que no estuviera atiborrada de metáforas y subjetividad.

Bajo el contexto que recordaba de hace años, sabía directamente que se refería a amor romántico. Pero era distinto el querer románticamente y el amar románticamente. Siempre eran puestos en tablas de comparación por la intensidad y el cambio en magnitud. Una atracción emocional y sexual hacia un individuo con quién se desea compartir una relación.

¿Qué más involucraba el amor? ¿Involucra reciprocidad? Si. ¿En esas palabras? Posiblemente. ¿Qué más? ¿Cómo se sentía? ¿Cómo lo sabías? ¿Qué se hacía? Espera, eso sí lo sabía. ¿Pero cómo se sentía? Aún no había contestado eso. Lo sabía pero no lo sabía. Si, si lo sabía pero ¿cómo se ponía en palabras? ¿Necesitaba palabras?

Había permanecido unos momentos en silencio en lo que su mente tenía su interno corto circuito, aunque las caricias no se habían detenido en ningún momento. Si, ella sabía qué se hacía con el amor romántico.

A pesar de que el otro estaba algo oculto en el abrazo, había dirigido ambas manos a las mejillas del chico, casi como indicación de que volteara a verla. Y aún con su sonrisa y tranquilidad intacta, terminaría acercándose hasta el momento en que sus labios se juntaran. Aunque no era más que un beso superficial, claro.

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Fei Chenge

— pfff, por su puesto, olvidé pregunta, que tonto soy — soltó una risa con ella, porque no era tan lógico como ella lo pintaba, aun así tampoco esperaba que ella lo contara porque si, porque no es lo suyo, no lo entiende y él lo respeta.

De repente toda la conversación se detuvo, solo podía sentir nervios por aquel corte tan abrupto en el ambiente ¿Qué pensaba la chica? ¿Estuvo mal decirle que la amaba? La inseguridad como siempre carcomía un poco su mente, pero no se quería arrepentir, después de todo la amaba en muchos sentidos, el problema era ¿Cómo lo había percibido Ravi?

Lo siguiente fue totalmente inesperado, ni siquiera cuando subió su cabeza pensó que haría justo eso, pero si, lo hizo. Un beso fue depositado en sus labios, tan suave y corto, pero aun así suficiente para generar un corto circuido en su mente. Ravi sabía que significa ¿si? ¿verdad? ¿estaba siendo reciproca? si, se supone que si, siendo Ravi no besaría a alguien porque si, reconoce los factores sociales e interpersonales que implica un beso.

— a- —

Su negatividad ponía esto en la menor probabilidad posible, pero había ocurrido. Tenía que alegrarse, no quedarse helado como imbécil, pero ¿y luego? Hay mucha gente, aunque en parte le vale verga no sabía si era incomodo para Ravi, de por si estaban siendo muy cariñosos ¿daba igual entonces? No podía quedarse sin hacer nada observándola como idiota, tenía que hacer algo(?

Sus mejillas y orejas se encontraban rojas de la vergüenza, después de todo es su crush de la infancia, se sentía bendecido por todos los dioses en ese momento.

Agarró a Ravi entre sus brazos firmemente y buscó levantarse, por suerte estaba bastante descansado así que aquel trabajo no se le iba a ser tan difícil, menos con la adrenalina en las venas(???

Ahí lo ves llevándose a Ravi a otro lugar, no muy lejos, pero lo suficientemente lejos para hablar con más calma, si(?