Segunda Capa


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Mesteres
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5 de noviembre ~ 18 de noviembre

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﹂ Mantenimiento


Mantenimiento

9 de Noviembre – Campamento temporal

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Osamu Kinoshita

Desde aquel día en el bosque invertido sentía que habían pasado demasiadas cosas, para él, a gran velocidad. Los inbyos, el grupo de descenso, la corrupción y más cosas en las que en este preciso momento no quería pensar. Realmente no quería hacerlo, le estaba dando un fuerte dolor de cabeza y alguno que otro malestar.

Tras pasar las horas y tener que aceptar que no se iría por si misma solo con alternaciones de dar vueltas alrededor del campamento y sentarse a descansar y mirar a las musarañas, se resignó y tomó un par de pastillas. Odiaba la idea de ir agotando provisiones por algo tan tonto, pero sabía que si no pasaba ya desperdiciaría el resto del día y aquello le molestaba mucho más.

Resignado, volvió una vez más al campamento con la idea a sentarse, intentar descansar y poner la mente en blanco. Sabía que no funcionaría pero se sentía mejor pensando que lo había intentado. Malditos dolores, maldita cabeza, maldito abismo.

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Hugh Carpenter

Gracias a la ayuda de Elise, el hombre había sido capaz de reunir una buena cantidad de ramitas secas en menos tiempo de lo esperado. Al volver al campamento las repartió equitativamente en los dos montones de siempre, uno para la hoguera de la noche y otro para usar al cocinar. Pero como aún quedaban unas horas para comenzar a hacer la comida, Hugh se quedó sin tareas. Pensó en qué hacer a continuación.

Se le ocurrió hacer mantenimiento al armamento. Hizo espacio en su mochila y fue preguntando a sus compañeros si querían que él se ocupara de sus armas. Y justo mientras hacía aquello, notó que el muchacho de la larga trenza volvía al lago. Recordó que aún no se había presentado formalmente ante él. Así pues, se acercó. Alzó la mano como saludo:

— Osamu, ¿correcto? — Preguntó. Aunque estaba muy seguro de su nombre. — Me dirigía al río a lavar y afilar las armas. ¿Desea que tome la suya?

Parpadeó dos veces, dándose cuenta de una cosa:

— Ah. No me he presentado. Soy Hugh Carpenter.

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Osamu Kinoshita

Tardó un par de instantes en terminar de enfocar y procesar el saludo, el malestar lo tenía un poco lento. Realizó un muy leve asentimiento a modo de respuesta al saludo, preguntándose cómo es que conocía su nombre ya. La silbato blanco no parecía ser buena con los nombres, ¿sería cosa de Elise? Quizá del chico Fei, a modo de advertencia o algo así. Bueno, que importaba. Se descolocó momentáneamente ante el ofrecimiento, aunque tenía todo el sentido del mundo. Que poco acostumbrado estaba ya a las expediciones grupales, se sentía tan extraña la idea de recibir ayuda para las actividades diarias. Lo que le hizo percatarse de una algo. Que cansado.

— ¿Le incomoda si le ayudo? Me he acoplado a ustedes y no he sido recíproco hasta ahora. — Generalmente se sentía incómodo recibiendo ayuda de otros, pero si hacía algo a cambio en compensación se calmaba un poco. ¿Tenía planeado ignorar totalmente sus malestares por el simple hecho de sentir que no perdía el tiempo y a la vez hacía las compensaciones pertinentes por el permiso de la silbato blanco de incorporarse temporalmente al grupo? Exactamente.

Estaba bastante acostumbrado a hacerlo, de todos modos.

— No se preocupe. — Respondió. — Osamu Kinoshita. Aunque creo que ya lo sabe.

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Hugh Carpenter

Debido a que el muchacho era bastante inexpresivo, Hugh asumió incorrectamente que la razón tras su letargo era que había sido tomado por sorpresa. La propuesta de ayudarle con el mantenimiento le resultó grata. Con él al lado no estaría completamente solo en el río por horas; además, así podía conocerle mejor. Le dedicó una tenue sonrisa:

— En absoluto. Vamos. — Dijo, comenzando a caminar. — Y no se preocupe. Tómese su tiempo para ajustarse.

Tras el comentario sobre su nombre se percató de cuán extraño podía parecer que ya lo conociese. Se sintió en la necesidad de explicarse:

— Me lo ha dicho Elise. Deben llevarse de maravilla para ser amigos de la infancia.

Porque, claro, Elise no había mencionado la brecha de años sin verse. Él creía que llevaban juntos desde niños.

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Osamu Kinoshita

— Gracias.

Parecía una persona educada y comprensiva. Parecía, aún no había ninguna certeza, así como parecía también ser alguien significativamente mayor que le media del grupo. Era en parte reconfortante saber que al menos había algunos adultos en este grupo de descenso, no podía aún terminar de asimilar que había incluso al menos un par de adolescentes. Negó para sus adentros, no tenía sentido enojarse por esto cuando era algo normal para todos. Procuró caminar a la par del hombre mientras le escuchaba.

Oh, había sido cosa de Elise. Era el mejor escenario, pero conociéndola... ¿qué cosa le habría dicho exactamente? Hizo una leve mueca mientras pensaba en ello.

— Ya veo. Algo así supongo... — Intentó poner sus pocas neuronas en buen estado en la labor mental de proyectar como limpiaría las armas, pero fue un esfuerzo vano. — ¿Qué le ha comentado ella? — Observaba el rostro del mayor con los ojos ligeramente entrecerrados, en parte por el malestar y en parte porque... Elise...

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Hugh Carpenter

Vio la mueca que hizo el muchacho, y comprendió de inmediato a qué se refería Elise cuando dijo que le agradaba la gente arisca. Hugh resopló por la nariz, divertido. Ante la pregunta apoyó el lateral del dedo índice sobre su labio inferior, tratando de recordar qué información le había proporcionado la mujer en la interminable charla que tuvieron:

— Que es un querido amigo de la infancia... Que han descendido juntos algunas veces... Que se parece un poco a Ryuu... — Dejó una pausa. — Ah, y que tiene 28 años.

Lo que le recordaba a otro asunto:

— Aunque no me dijo cuándo es su cumpleaños.

No tardaron mucho en llegar al río, pues había uno bastante cerca. El hombre dejó con cuidado su mochila en el suelo y sacó su pico Kae no digas ni mú el primero, pues era el que mejor conocía. Antes que nada debía asegurarse de que no hubiesen astillas en mango, así que sacó una navaja y un paño rugoso. Se dirigió a Osamu:

— ¿Necesita una lija? — Dijo, ofreciendo la suya por si acaso.

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Osamu Kinoshita

Le escuchaba con la mayor atención que podía brindarle a causa de sus levemente entumecidos sentidos. Nada extraño, comentarios bastante generales... espera... ¿Qué?

—... — Si antes la mueca fue leve, ahora simplemente no pudo disimular su desagrado ante la mención del parecido. Tomó aire y exhaló mientras negaba para si mismo. Podía imaginar por qué pensaba eso, ni necesitaba preguntar y sus doloridas sienes le decían que no pensara de más en eso. — Ya veo.

Paciencia, paciencia...

Un momento, ¿Qué acababa de decir? Realmente le estaba costando mantener el ritmo de oír-pensar al ritmo usual. Nada demasiado obvio felizmente, ventajas de ser una conversación casual y no una reunión de trabajo.

— 12 de septiembre — Bloqueó rápidamente las recuerdos de los días alrededor de su último cumpleaños, evento relativamente reciente. Probablemente debería preguntar por el del contrario, era la cortesía adecuada. Quizá era un fecha cercana, siempre era incómodo no saberlo pese a haber tenido la oportunidad de hacerlo. — ¿Y el suyo?

Una vez en el río se dispuso a hacer lo mismo que el contrario, imitándole y ocupándose de su propio arco primero, deteniéndose un poco a pensar en el ofrecimiento. Lo primero que pensó fue la posibilidad de aceptar y así evitar desgastar su propio material, no muy abundante. Pero recordó que este hombre era parte del descenso final, y aquello sería particularmente egoísta de su parte. Especialmente al esta persona parecer responsable y correcta. Contraproducente.

— No se preocupe. No es necesario. — Así, empezó con una inspección visual antes de proceder a hacer el mantenimiento adecuado.

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Hugh Carpenter

No sólo la mueca fue demasiado obvia, sino que esa forma de exhalar indicaba que algo de lo que había dicho no había sido de su agrado. Le dio un par de vueltas. Antes había hecho una lista de datos básicos sobre el muchacho, a excepción de un comentario subjetivo por parte de Elise, así que por eliminación el problema debía ser aquel:

— ¿No le cae bien Ryuu?

Fue una pena averiguar que el cumpleaños del chico ya había pasado, pero por lo menos sabía la fecha. Fecha la cual le recordó a algo:

— Oh, virgo. Como mi suegra. — Comentó al aire. — Yo el 10 de octubre.

Retiró la lija sin más y comenzó a hacer mantenimiento en su pico. Observó cómo el contrario tenía como arma un arco. Era curioso. Al parecer, las armas de retaguardia eran las más comunes entre los delvers. Tuvo curiosidad:

— ¿Por qué eligió el arco?

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Osamu Kinoshita

La siguiente pregunta era una clara muestra de por qué no debía relajarse y regular sus expresiones de desagrado eran siempre la mejor opción. Negó para sus adentros, debía tener más cuidado para la próxima. Ahora, ¿Qué debía decir?... Sincerarse demasiado con un desconocido no parecía una buena opción.

— Solo... la comparación no me resulta del todo agradable. — Era verdad, pero no toda. Kurosawa era alguien que simplemente le daba una muy mala espina, y sus actitudes con él no ayudaban a mejorar esa impresión para nada. — ¿Usted le conoce?

Pero esta podría ser una oportunidad útil para obtener otros puntos de vista sobre esta persona. Continuó escuchando al hombre, intentando anotar la fecha en su memoria. No estaba seguro de recordar más que el mes luego, no con su cabeza zumbando aún.

— Ya veo. — El día mencionado había pasado ya. ¿Una lástima o algo que agradecer? No sabía a ciencia cierta que día habían comenzado el descenso final, ni tampoco que pensaba particularmente esta persona al respecto... Sintió algo de curiosidad.— ¿Pasó su cumpleaños aquí o aún estaba en Orth?

Mientras estaba en lo suyo, escuchó la pregunta del hombre. Era tan... casual. Por alguna razón no pudo evitar sentirse extrañado, su cabeza se aturdió un poco intentando recordar cuando fue la última vez sintió que empezaba a formar parte de una conversación tan casual como esta. El abismo hacía estragos con su percepción del tiempo, o era solo él que en general estaba demasiado cansado. Negó para sus adentros y procuró responder. Y también esforzarse un poco en seguir el ritmo del mayor de forma adecuada, aunque le terminaría costando más de lo normal.

— Preferencias personales. — Mmm. Quizá no fue una buena respuesta. Intentó pensar algo más sobre cuándo decidió aprender a usar este tipo en específico de arco... le trajo ciertos recuerdos. Que tiempos. Aunque no hablaría de eso. — Me resulta más cómodo poder atacar a una buena distancia del objetivo.

Sentía que encajaba mejor con su forma de planificación y exploración. O quizá él se había acomodado a su arma con el tiempo, quién sabe.

— ¿Y usted? — Miró el arma del mayor, no recordaba que fuera una elección precisamente común.

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Hugh Carpenter

Normalmente se preocuparía de que dos de sus compañeros no se llevasen bien, pero el problema radicaba en que Osamu no era realmente parte del Descenso Final. Así pues, lo único que sintió fue curiosidad:

— Apenas hemos intercambiado palabra. ¿Ustedes ya se conocían?

Al fin y al cabo, si Ryuu era el compañero de Elise y Osamu su amigo de la infancia, lo normal sería que se hubiesen cruzado antes; claro estaba, teniendo en cuenta la información con la que contaba el hombre:

— En Orth. Descendimos el... 22 o 24 de octubre.

Hizo vibrar su mano en un gesto que indicaba que no se acordaba muy bien, pero que era por esas fechas. Después, ocurrió la conversación sobre las armas. El hombre alzó las cejas mentalmente al escuchar lo de las preferencias personales. Era una respuesta muy vaga. Por suerte, el muchacho decidió explayarse un poco más:

— Cuantos más arqueros, mejor. — Concluyó. — Muchas criaturas vuelan.

"O saltan", pensó, acordándose del Needle Ghost. Dejó a un lado la lija para comenzar a afilar el filo del pico:

— Es multiusos. Puedo minar, escalar y luchar con él.

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Osamu Kinoshita

Una respuesta algo decepcionante, ni modo. Negó con la cabeza ante la pregunta sin hacer algún comentario adicional al respecto.

— Oh, entiendo. — Lamentablemente no tenía la fluidez de habla que personas como Elise o incluso este hombre que apenas conocía tenían. Por lo tanto, nuevamente no supo que más comentar y su cabeza no daba para forzarse un poco a darse cuerda. De todos modos, intentó anotar mentalmente la fecha aproximada del descenso.

Asintió, mostrándose de acuerdo con lo dicho sobre los arqueros y las criaturas voladoras.

— Poder atacar a distancia nos puede dar una ventaja de campo. O al menos quedarnos sentados a esperar que nos ataquen primero para responder.

Claro, lo ideal era evitar confrontación. Era lo que él solía hacer. Pero a veces era simplemente imposible.

Mientras estaba en lo suyo con su arco y escuchaba al mayor comentar sobre su arma, dirigió su vista hacia esta momentáneamente, observandole con cierta curiosidad.

— Ya veo. — Hubo un breve silencio, antes de la siguiente pregunta, una vez más motivada por la curiosidad ante el recordatorio obvio de que sí, se podía minar en el abismo. — ¿Ha encontrado algún material interesante en el descenso?

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Hugh Carpenter

... El chico no le había respondido a su pregunta. 💦 No tuvo el coraje de preguntarla por segunda vez en caso de que le hubiese ignorado deliberadamente, así que lo dejó ahí:

— En la retaguardia estarán protegidos. Eso me alivia. — Confesó. — Aunque le pido que ataque bien alejado. Las criaturas son caprichosas.

... Un segundo. ¿Por qué hacía tal petición, si Osamu no era parte de su grupo? Aunque, si lo pensaba bien, el joven llevaba varios días con ellos cuando debería haberse marchado a continuar con su propia aventura. Al hombre le entró la duda:

— ¿Se unirá al Descenso Final?

Revisó su pico, comprobando que el mantenimiento hubiese sido completado a la perfección, para después envolverlo en telas y dejarlo a un lado. Sacó de su mochila la siguiente arma. Y comenzó a repararla:

— Roca. Y piedra. ¡Oh! Y también guijarros. — Bromeó. Miró al chico con una leve sonrisa divertida. — No he minado en busca de piedras preciosas.

Ni siquiera estaba seguro de si existían gemas en el abismo, aunque lo lógico sería pensar que sí:

— ¿Le interesan los materiales?

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Osamu Kinoshita

No se percató que había pasado por alto la pregunta del hombre. Le costaba un poco concentrarse en lo que estaba haciendo y mantener una charla a la vez a causa del fuerte malestar que apenas daba signos de comenzar a retroceder, razón por la cuál siguió hablando como si nada.

— Lo haré. De todos modos, en lo posible es mejor evitar cualquier confrontación. — Ese era su modo de actuar al menos.

Detuvo sus manos un momento, mientras recordaba una cosa vagamente. Qué cosa era.... Oh cierto. Formaciones. ¿Ellos la tendrían? Había olvidado preguntarle a la silbato blanco sobre aquello, o si había recibido alguna información sobre ello ahora mismo no lo recordaba.

Iba a preguntar sobre el tema cuando se percató que el mayor acababa de hacer otra pregunta. Permaneció un instante de más intentado recordar que cosa había escuchado.

Oh, ya. Descenso Final.

— No lo he decidido aún. Pero me uniré a ustedes temporalmente durante el descenso a la tercera capa, ya lo he hablado con la señorita Langley.

Apenas terminaba de verificar que su arco estuviera listo para dejarlo a un lado. Había olvidado que quería preguntarle al hombre por centrarse más que hacer a continuación. Extendió su mano en dirección a las demás armas que había traído el mayor.

— ¿Puedo? — Pregunta tonta quizá, dado que ya se había ofrecido a ayudar. Pero para él no estaba de más.

Siguió escuchándole, percatándose apenas que era una broma tras la mención de los guijarros. Lamentablemente no mostró mayor reacción, no era una persona con mucho sentido del humor (?)

— Entiendo — Una lástima, pensó. Hubiera sido interesante tratar ese tema. — Un poco. — Respondió sinceramente. Le interesaba su estudio para posibles aplicaciones, probablemente influencia de sus padres y sus ideas sobre investigar el abismo para fines aplicativos y comerciales.

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Hugh Carpenter

— Tiene razón.

Porque, al final del día, los seres humanos tenían su talento en su inteligencia, no en su fuerza. Siempre estarían en desventaja ante una criatura del abismo. A lo siguiente asintió. Así que sería otro temporal. Eso significaba menos energía emocional que gastar:

— Bienvenido a bordo, pues. — ¿Ha conocido a los demás?

Cuando el muchacho le pidió permiso para ayudar, el hombre musitó un alegre "Claro" y colocó entre ellos todo el equipamiento a arreglar. Así cada uno podría ir tomando armas a medida que terminaban con las anteriores:

— Oh, ¿por qué? ¿Para joyería, construcción...? — Preguntó con genuina curiosidad.

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Osamu Kinoshita

El hombre parecía alguien sensato. Aparentemente, carecía del loco impulso que caracterizaba a muchos Delvers, pero tampoco se iba al otro extremo por lo que sus peticiones eran razonables. Hacía que se preguntara que motivos tendría alguien así para ser parte del descenso final. Tendría que quedarse con la duda.

— Gracias. — Respondió, para luego pensar en la pregunta hecha. Mm... Había hablado con pocos realmente. — A algunos. Los jóvenes Fei, Su y Bhandari... Kurosawa y la señorita Langley. — No mencionó a Elise porque era alguien que conocía de antes. — Los demás, solo de vista.

Esperaba no estar olvidando a alguien, aunque no sería particularmente importante asumió. Optó por decir un breve agradecimiento ante la nueva colocación de las armas, para luego seguir trabajando, a la vez que intentaba seguir el hilo de la conversación.

— Estudio sobre posibles aplicaciones en general. Sería interesante saber de materiales nuevos y para qué podrían servir.

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Hugh Carpenter

Para haber pasado tan pocos días, Osamu había sido capaz de hablar con una buena cantidad de personas. Eso significaba que el joven se integraría bien jaja:

— Son buenos chicos. Le pido paciencia. Todos tenemos nuestros demonios. — Dijo, pensando en los más caóticos.

Se le hacía curioso cómo al chico le llamaban la atención los materiales del abismo. No era un interés muy común. Aunque tampoco lo era el suyo, pues también tenía cierta curiosidad en su uso para la construcción:

— Se podrían mejorar muchas cosas existentes. Sería bueno hallar algo para los campamentos y para hacer armaduras. — Fantaseó. — ¿Sólo investiga o también inventa?

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Osamu Kinoshita

Si supiera lo que pasaba en aquellos momentos por la cabeza del señor Carpenter, su expresión sería sin duda de desagrado e incredulidad. Para bien quizá, no era así.

— Procuro tenerla. Soy consciente. — Aún así, se negaba a creer que fueran realmente "buenos chicos". Estaba convencido de sus propias razones y un desconocido no le haría cambiar de opinión.

Menos uno cuyas divagaciones idealistas sobre el abismo le recordaban de forma casi textual a palabras dichas anteriormente por sus padres. Suspiró. No podía culparlo realmente, era una forma de pensar normal, además técnicamente había sido el mismo quien trajo el tema a colación.

— Sólo investigo. — Principalmente para tener algo que hacer además de seguir una búsqueda que dudaba rindiera frutos. Sus padres habían sido los que intentaron inventar, y aunque quizá en algún momento el hubiera tenido un leve interés al respecto, aquello había quedado ya muy atrás.

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Hugh Carpenter

— Gracias.

Por supuesto, también pediría lo mismo de sus compañeros para Osamu. El muchacho parecía ser bastante tranquilo y maduro, pero uno nunca podía saber qué clase de conflictos se formarían en el futuro. Entonces, pasaron al siguiente tema de conversación. Hugh no tuvo mucho con lo que jugar. El contrario había sido extremadamente escueto:

— Ooh.

...

.........

No sabía cómo seguir remando la charla. La sensación de incomodidad era parecida a cuando estuvo en el mirador de Orth con Su Hua. Sería maravilloso que, como en aquella ocasión, Atreia spawneara y le rescatara, pero no tendría siempre esa suerte. Continuó haciendo mantenimiento a las armas un buen rato, en silencio:

— ... Ah, sí. ¿Qué podría hacer hoy de comer? — Ayuda. Estaba desesperado. Lo siguiente sería hablar del tiempo.

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Osamu Kinoshita

Solo asintió en reconocimiento ante el agradecimiento. Nuevamente, pensó que después de todo este hombre parecía ser alguien sensato. En silencio, él se hallaba agradecido también por ello.

Entre su propio malestar físico, sus pensamientos y la labor de limpieza y mantenimiento de las armas, simplemente no se percató de la incomodidad que para el mayor causaba el creciente silencio entre ambos. No era que el hablar del hombre le causara alguna real molestia más allá del agotamiento normal que solía representarle la "charla casual" pero se iba lentamente acomodando a la externa calma de la situación. Parpadeó al oír nuevamente la voz del hombre, tardando una vez más en responder, aunque podría pasar desapercibido por la naturaleza de la pregunta.

— No lo sé. Lo que sea del agrado de la mayoría y a su vez accesible sería lo adecuado. — Respondió técnicamente, casi sin despegar los ojos de la arma que ocupaba en aquel momento.

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Hugh Carpenter

Lo que era del agrado de la mayoría... Eso era la carne. Pero, a no ser que alguien del equipo volviese al campamento con algún llorón de cadáveres o similar, no tendrían el lujo esa tarde. Pensó un rato:

— Podría meter ingredientes al azar en una olla y ver qué sale. — Bromeó.

Guardó el arma que ya había terminado de afilar. Ya sólo le quedaban dos. Dos más y podría cesar la interacción con ese chico que, aún si era agradable, era demasiado callado para su gusto:

— ¿Cuál es su comida favorita, Osamu?

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Osamu Kinoshita

— Mmm...— Imaginó que lo dicho había sido una especie de broma, pero pensando que había quienes serían perfectamente capaces de hacer algo como aquello, pues no estaba del todo seguro. No tenía la energía mental para una respuesta mejor, así que no comentó nada más al respecto.

Siguió en lo suyo, tomando una de las armas restantes para continuar con el trabajo, volviendo momentáneamente la mirada hacia el mayor al oír su nueva pregunta. ¿Comida favorita?.... No estaba seguro de tener una como tal, no era especialmente quisquilloso con la comida ni tenía preferencias especialmente marcadas, pero las cosas que venían a su mente intentando recordar ahora mismo no eran comidas que pudiesen prepararse en el abismo.

— No lo sé. Lo normal, supongo. — No tenía mucho en consideración que el hombre estuviese preguntando con la intención de formar conversación, creyendo más bien que era una pregunta con fines prácticos. Unos segundos más tarde, consideró útil saber las preferencias culinarias de estas persona, por si veía que le tocaba cocinar y a él comer de allí. — ¿Y usted tiene alguna?

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Hugh Carpenter

"Lo normal"... Le había preguntado por su comida favorita y él le había dicho "lo normal"... La respuesta fue tan inesperada que, cuanto más vueltas se le daba, más graciosa se tornaba. Hugh comenzó a reírse por lo bajo. Primero suavemente. Luego a carcajadas:

— ¿Oh? ¿No conocía ese plato? ¿Cuáles son los ingredientes?

Lo que más hilarante le parecía de toda la situación era la seriedad con la que Osamu le estaba respondiendo las cosas, de la misma manera que le habían divertido sus muecas al inicio de su interacción. Se preguntaba si el muchacho hablaría más si tuviesen más confianzas:

— A mi me gusta "Lo comestible". — Picó por segunda vez, antes de decidir que ya era suficiente. Hizo un ademán con la mano. — Los estofados.

Terminó de hacerle el mantenimiento a las armas que quedaban antes de empezar a guardarlas todas en su mochila. Parecía que el contrario estaba a punto de terminar también, así que sólo quedaba una cosa:

— Volveré el campamento. ¿Desea acompañarme?

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Osamu Kinoshita

¿ ... ?

¿... qué era lo gracioso en lo que acababa de decir...? Le miró sin comprender por un momento. Aún sabiendo que le estaba tomando el pelo con su pregunta sobre los ingredientes, simplemente no pudo evitar una mueca en respuesta, mostrando una mezcla de desconcierto, disgusto e incomprensión por el tipo de humor ajeno.

Suspiró, negando para si mismo. Aún si no compartía el sentido del humor del hombre, sabía que no era una burla de mala fe, por lo que solo buscó recomponer su expresión estoica antes de volver a lo suyo.

— Ya veo. — Comentó en respuesta, aunque en su tono aún se filtraba un leve sentimiento de exasperación. De todos modos, intentaría recordar el dato, no sabía si sería útil en algún momento dado que su tiempo al lado del grupo era incierto.

Ya casi estaba terminando su trabajo, cuando escuchó al mayor hablar nuevamente. Permaneció un par de instantes en silencio, meditando cuál sería la mejor opción. En el tiempo que había pasado trabajando su migraña se había aliviado lentamente, pero aún no lo suficiente. Realmente quería continuar su búsqueda pero sería imprudente por su parte. Probablemente las pastillas terminarían de hacer efecto si descansaba un poco.

Finalmente, asintió en respuesta. Cuanto antes se librara de este malestar, mejor.