Al final del día, la segunda capa era territorio inexplorado con anterioridad por ella, es natural que tenga la curiosidad suficiente para aventurarse por cuenta propia.

— Si tú tienes muchas ganas de aplaudir... — Y daba los dos pequeños clap clap atenta a si se dejaba escuchar algún eco por lo que parecía ser una zona algo cerrada, sólo para después reír a lo bajo. Mientras no hubiese respuesta de su entorno, significaba que no estaba siendo una presa.

Caminaba de manera peculiar por los charcos de agua, como si quisiera saltar en ellos pero se contuviera. Aunque cada tanto se agachaba hacia la luminosidad que envolvía el lugar, era algo que sabía que le encantaba. Lo que emanaba brillo, incluso aunque fuese algo sin valor alguno. Pero, ¡qué va! Para ella, todo tenía valor en conocimiento.

Con el pasar de un par de días, como imaginaba su energía social, al estar cerca a un grupo tan grande de en su mayoría completos desconocidos, se agotaba con más rapidez. Necesitaba cierto tiempo a solas para evitar estresarse de más, estar en el abismo ya siendo un factor que no podía cambiar y más junto a personas que no pensó toparse aquí.

Suspiró. Al menos las exploraciones en solitario le daban un respiro, con el costo del riesgo de encontrarse con alguna criatura peligrosa, claro estaba. Durante el día estuvo dando vueltas alrededor de la segunda capa, buscando algún posible rastro de su hermano o de las extrañas criaturas "corruptas" que no había tenido la oportunidad de ver en primera persona.

Ningún resultado de momento.

Al final, terminó en la zona del gran árbol siendo algo más segura, para descansar su cabeza y sus músculos al menos un poco. No esperó encontrar a alguien más en el lugar, aunque tampoco estaba particularmente sorprendido.

Oh. ¿No era ella la pelirroja que había mencionado Elise?

Parecía serlo, encajaba con la descripción de momento, aunque no podía verle el rostro. Recordaba haberla visto de pasada los dos últimos días pero no pudo verificar si era ella realmente de quien le habían hablado. Entonces... ¿era ella quién tenía el huevo?

Se acercó unos pasos, dejando el sigilo y quizá hacer saber que había alguien más allí sin necesidad de decir algo. No lograba identificar que estaba haciendo, ¿habría algo particularmente interesante en lo que observaba o solo estaba jugando? No podría afirmar ninguna opción con certeza, por lo que prefirió no interrumpir.

Estaba intrigada por la bioluminiscencia natural del lugar, y más que eso, no podría resultarle más maravilloso. Sacó su navaja y, tan coleccionista como ella es, hizo un corte en una de las... ¿Cómo podría considerarlas? ¿Plantas? ¿Fungi? Tenían similitud con lo segundo. Pero sea como sea, tan pronto como lo hizo, aquella luz natural se desvaneció del objeto, provocando que soltara un audible gasp.

Y habiendo ha realizado aquello y obtener un resultado decepcionante, se volteó a donde ya se había percatado que había otra presencia, mirándole por unos momentos con una sonrisa, mientras le examinaba de pies a cabeza. ¡Era el nuevo de los puentes! Hizo un movimiento con su mano a forma de saludo mientras reía a lo bajo.

— ¿También está aquí para investigar? — Ladeó la cabeza mientras apuntaba hacia el pequeño pedazo que se había quedado en su navaja.

Pensaba descansar y hacer como si nadie más hubiera allí pero le causaba cierta intriga saber exactamente qué estaba haciendo la joven, especialmente tras la sonora exclamación de sorpresa. Así, cuando se volteó probablemente se encontró con alguien que estaba intentando entender que le había ocasionado esa reacción.

Le dio una sensación extraña, aunque no podría catalogarla de desagradable, simplemente no lo entendía. Sí, ella debía ser la pelirroja que había mencionado Elise. Hizo un leve asentimiento a modo de reconocimiento ante el saludo.

— Pensaba descansar un poco. — Ya había revisado la zona hace un par de días, pero capaz resultaría relajante perder su mente en el paisaje que este lugar peculiarmente tranquilo le ofrecía. Aún así, observó lo que la joven tenía en manos. Oh, era eso. Comprensible, también llamó su atención la primera vez que lo vio, la luminiscencia es algo casi inevitablemente llamativo.

Se fijaba en el rostro de la persona a la par que se devolvía a una posición más recta para dejar de estar agachada. Con un movimiento rápido, sacudió la navaja y se libró de los residuos de la planta, usando su propio brazo para limpiar un poco más la herramienta, sin pegar el filo a su piel.

— ¡Entiendo! Debió ser agotador el altercado con los Inbyos y el ahora acoplarse a un grupo social tan amplio. — Dio un vistazo hacia los alrededores, parecía ser realmente uno de los lugares más tranquilos de la capa, o al menos, el que parecía más bien sacado de un cuento fantasioso.

— Si necesita descansar, ¡Puedo hacer guardia! — Se encaminó hacia él, llevando ambas manos tras de si y después sonreír mientras se inclinaba un poco hacia él. — Mi nombre es Ravi Bhandari.

Miró con extrañeza el gesto con la navaja. Asumió que tenía experiencia manejando está para tener la confianza de usarla de esa forma, mas no comentó nada.

Le resultó algo inesperado la comprensión de la joven por la situación, especialmente de alguien que daba la incial impresión de ser bastante conversadora y animada. Se abstuvo de aclarar algo al respecto, dado que tenía razón.

Asintió en reconocimiento ante la presentación y esperando ninguna reacción ante la mención del suyo propio.

— Osamu Kinoshita. — No vio necesidad de rebatirle, ella ya estaba en la zona, y más allá de todo, él tenía su propia arma. Además, no pensaba dormir, solo... sentarse un momento a descansar y despejar su mente antes de volver al grupo en el lago, por si había alguna novedad por saber. Aún así, no pudo evitar pensar en que la joven parecía algo... Infantil para su edad. ¿Quizá era menor de lo que parecía? Esperaba que no, mantendría su posición respecto a que nadie demasiado joven debería bajar a la segunda capa, de ser posible ni acercarse a la primera... Lo que le hizo pensar en los rostros adolescentes de algunos en el grupo del descenso final, preguntandose que habría pasado por la cabeza de la silbato blanco para aceptarlos.

No tenía caso pensar en eso ya.

Terminó por buscar un lugar relativamente cercano para sentarse, recordando aprovechar el momento para hacer algunas anotaciones sobre la zonas revisadas el día hoy.

Lo primero que sabía con respecto al chico allí presente eran las pocas palabras que dedicaba, se preguntaba por qué sería, aunque aquella curiosidad era reflejado en su semblante animado por observarlo. ¿Estaría analizando otras cosas? ¿Se trataba del agotamiento que antes mencionó? ¡Y ahora escuchaba su nombre completo!

— ¡Que agradable nombre! — Bueno, ¿había un nombre que no considerara así? Hasta se escuchaba como si fuese de una familia importante de las que se leen en las historias.

Le miró al tomar asiento, y tal como le dijo, se quedó atenta a los alrededores en caso de que estuviesen siendo cazados o viéndose como presas fáciles.

Aunque en ese momento notaría el hecho de que el otro al parecer también tenía la afición de llevar registro de... ¿De qué sería? ¡Que intrigante! — ¡Oh! — Al notarlo, volvió a acercarse al otro, agachándose, aunque no llegaba a sentarse del todo.

— ¿Llevas a cabo una investigación? ¿Diario de campo? — Se notaba el brillo en sus ojos y el interés que le causaba el tema.

Dada la reacción positiva de la joven, asumía que no conocía o al menos no tenía ningún rencor personal hacía su familia. Siemrpe existía la posibilidad de que estuviese mintiendo, pero esperaba que no fuera el caso.

Tras tomar asiento y sacar una de sus libretas para comenzar a hacer apuntes, se vio algo sorprendido por el repentino interés de la pelirroja, no esperando que se acercase, mirándola de reojo un momento.

— Diario de campo, principalmente. — Respondió tras volver los ojos a su anotaciones, recordando algo tras revisar estás. — También estoy... haciendo algunas anotaciones sobre la corrupción avistada. Aún no he avistado nada personalmente, pero me comentaron que está cuidado de un huevo. ¿Es eso cierto?

Tenía cierta curiosidad al respecto.

Por supuesto que era totalmente ignorante a la importancia de los apellidos en el mundo exterior al orfanato de Orth. No tenía que preocuparse por banalidades así si estaba estudiando para su desempeño como delver, y las familias eran un asunto totalmente desconocido para ella de por sí.

— ¡Ya veo! — Se limitaba a intentar observar los apuntes a pesar de verlos de cabeza, aunque no se acercaba lo suficiente al otro como para que hubiese contacto ya sea con la libreta o con él. Alzó su mirada sólo cuando volvió a escucharlo hablar, aunque no parecía que muchas cosas de su rostro cambiaran. Le recordó un poco al apodo de Ozen. Inamovible.

— ¡Es totalmente cierto! En estos momentos me encuentro cuidando de Steve, ya que la señorita guía Atreia ordenó que los interesados en conservarlo sean quienes lo vigilen. — Aunque ella más bien se lo había adueñado ya que nadie replicó. A la par que hablaba, comenzó a dejar su mochila en el suelo, en el espacio entre el contrario y ella, acomodando un par de cosas en el interior para que Osamu fuese capaz de observar el huevo.

— ¡Además! Si no se ha encontrado con ello personalmente, ¡puedo prestarle mis apuntes! — Sacaría una de sus libretas, y al abrirla, se encontraría una ilustración que era casi una réplica del cadáver de corpse-weeper que estaba en el campamento de Ozen, con anotaciones sobre el comportamiento independiente a un costado, el color, el tamaño, e incluso, un pequeño garabato del brazo de Ryuu. — ¡También encontramos un Mandíbula Carmesí vivo con esa corrupción!

¿Steve?

Escuchó atentamente. Oh, al parecer ese era el nombre del huevo, era... inesperado. ¿No era ella un poco infantil? ¿O era su forma particular de afrontar el abismo?

Observó con interés el huevo en cuestión, parecía... normal. Pero eso no significaba nada aún.

— Sería de gran ayuda. — Era agradable encontrar en el grupo alguien con buena disposición.

Observó las anotaciones y... no pudo evitar sorprenderse.

— Los dibujos son realmente buenos — Comentó. El detalle era increíble, similar a quellos libros con los que había crecido, sin mencionar la cantidad de anotaciones. — Revisarlos me sería de mucha ayuda. Gracias.

Esperó que se los ofreciera, y aunque su rostro no era particularmente expresivo en sus ojos se veía un claro interés en aquellos apuntes.

— ¿Hace cuánto fue eso? — Preguntó ante la mención del Mandíbula Carmesí. Imaginaba que habría notas sobre este en los apuntes de la joven.

Su sonrisa se amplió al escuchar que el contrario obtendría ayuda de eso, ¡que bueno! Ella llevaba registro de absolutamente todo lo que se encontrara nuevo para que pudiese justo ser de ayuda para los delvers.

— ¡Gracias! El detalle es importante cuando se tiene registro de algo, ¡en especial de un descubrimiento tan impresionante como la corrupción! — Claro, porque no había temor o preocupación alguna en su forma de expresarse de tal hallazgo.

Llevó una de sus manos hacia su mejilla cuando escuchó el agradecimiento mientras le extendía la libreta. — ¡De nada! — En eso escuchó la pregunta, y acercó su mano a una esquina de la libreta para señalar unas páginas un poco más atrás. — Fue el día 1 de Noviembre. — Finalmente dio vuelta, evidenciando una ilustración del mandíbula carmesí con las protuberancias de la corrupción. — Tenía un tamaño aún mayor que lo registrado para su especie, y un comportamiento específicamente agresivo. ¡Vengativo! — Con su índice fue bajando de señalar detalles de la corrupción, hacia una ilustración en la parte baja de la página, donde se encontraba ilustrado la mitad inferior de un cuerpo humano, tan gráfico como podría ser. — Dejó el grupo de descenso seguir su camino tan pronto se deshizo de su presa. — Hablaba tan tranquila y sonriente como siempre. — ¡En ese momento el cadáver no fue contagiado por la corrupción! En cambio, el Corpse-Weeper mantenía intacto el virus a pesar de fallecido. Es intrigante.

Asintió. Le daba la razón en ese aspecto, los detalles cuando se trataba de investigar no debían pasarse por alto de ser posible. Aún así, era increíble el nivel de detalle, asumía que la joven tenía una memoria increíble para lograr esto.

1 de Noviembre... Había sido hace poco más de una semana. Entrecerrando los ojos, observó con especial atención la ilustración del mandíbula carmesí corrupto. Entonces, así es como se veía la "corrupción"...

Sin embargo no fue aquella la verdadera sorpresa, sino más bien el otro detallado dibujo en la misma página, imposible de ignorar aún si la muchacha no lo hubiera señalada. Una sensación extraña se hizo presente.

No es que nunca hubiera visto cuerpos humanos o cosas similares, pero el hecho de ver como alguien se había tomado el tiempo de dibujar un cadáver en este estado de forma tan explícita le daba mucho de qué pensar. No había signos de corrupción, tal y como había dicho, y de haber sido así comprendería la necesidad de retratar la escena. No era el caso. Quizá la joven Bhandari no era tan diferente de su imagen mental de las personas tan interesadas en el abismo. No tenía sentido darle más vueltas, solo tomaría la información para su propio registro y se ahorraría debates internos sobre sus posibles motivos por ahora.

Aunque hubo algo que le causó cierta duda.

— ¿El mandíbula carmesí no atacó al resto del grupo? ¿La víctima hizo algo en específico para ser su blanco?

Cuando mencionó que la bestia era especialmente violenta, se le hizo algo extraño que solo atacara a un miembro del grupo.

A la par que le mostraba visualmente en que centrarse mientras tenía hechos por relatar, prestaba especial atención al contrario. En cuál sería su reacción, sus palabras, o más bien, la curiosidad evidente de la falta de ellas. ¿Analizaría mucho las cosas? ¿Estaría planteando teorías a la par que recaba información dada por ella?

Era el delver del grupo del que más notaba su falta de expresión verbal, lo que para alguien como ella era lo único que tenía para entender a las personas, así que se le complicaba aún más a comparación. Por ende, al momento de escuchar las preguntas aún inmersas en el tema, la emoción fue evidente.

— ¡Bueno, lo intentó! — No los había atacado per sé, pero fue una persecución por así decirlo. — El encuentro con el mandíbula carmesí corrupto con el grupo de descenso ocurrió en la primera capa, pero según las palabras del señor Felix, se encontró con la criatura en cuestión desde la tercera capa porque atacó a su grupo, ¡y le siguió en el ascenso!

Aunque ahora que se lo cuestionaba, no parecía haber un motivo en concreto de por qué fue así. Felix había sido el único sobreviviente, estaba herido, pero se las había arreglado para seguir subiendo en el abismo.

Hm, tuvo que pensar un poco, llevando su mano a su mentón mientras divaga un poco. — Quizá el mandíbula carmesí sólo buscaba terminar lo que comenzó. — ¿No era eso una hipótesis? ¿Qué tanto pensamiento racional tenían esas criaturas?

Escuchó atentamente las palabras de la joven Bhandari. Tenía más sentido saber que si había intentado atacar al resto del grupo, pero espera un momento... ¿estaba entendiendo bien?...

Un escalofrío le invadió.

Probablemente el cansancio o el estrés le estaba afectando porque no estaba seguro de haber terminado de entender lo que la entusiasmada joven le acababa de decir.

— ... ¿Señor Félix? ¿Es parte de su grupo? — Probablemente se refería a otra persona con el mismo nombre. ¿Hablaba de quien estaba dibujado en esta libreta o de un informante sobreviviente? No estaba entendiendo, o quizá no quería entender. — ¿La víctima era originalmente parte de otro grupo?

No pudo detenerse a pensar en hipótesis de posibles comportamientos de la bestia, su mente estaba ya en otra cosa.

En medio de la conversación de la corrupción, el tema que parecía ser de interés para el otro, repentinamente había sido dejado a un lado por la víctima que llegó a mencionar. ¿Por qué sería eso? Le causaba curiosidad, claro, pero si él tenía preguntas a las que ella tenía respuesta, no tenía por qué no contestarlas.

Aunque con la primera, reiría mientras negaba con la cabeza. — ¡Oh, no! El señor Felix nunca perteneció a nuestro grupo de descenso, ¡sólo fue casualidad haberlo encontrado! — Lo que había notado, claro, es que Osamu había usado "es". En tiempo presente. Como si él siguiera con vida.

— La víctima es el señor Felix. — De nuevo señaló aquel dibujo. — Parte de un grupo originalmente localizado en la tercera capa, del que no hubo sobrevivientes.

Ahora prestaba suma atención al rostro del chico. A cualquier cambio que fuese a notar. — ¿Hay algo de la víctima que sea de su interés conocer? — ¿Qué sería? Quería saberlo.

Mientras ella más hablaba, la sensación desagradable se hacía cada vez más presente. Todo apuntaba a lo mismo y las posibilidades de que fuera solo una coincidencia eran realmente pocas.

Oir esto de alguien que sonaba tan alegre por contarlo no mejoraba la sensación. ¿Era de esas personas cuya mayor satisfacción era el saber cosas que otros no? ¿Encontraba graciosa la situación? Al final las personas obsesionadas con el abismo eran todas iguales.

Se guardó su desagrado, no tenía sentido confrontar a alguien que no cambiaría su forma de pensar, era solo buscarse problemas innecesarios, eso y que la joven seguía siendo una fuente de información importante. Después de un breve silencio de su parte tras escuchar sus últimas preguntas, realizo la suya propia.

— ¿De casualidad conocía su apellido? — Su tono era como de costumbre, salvo quizá con un leve matiz de disgusto que no pudo camuflar del todo.

Había mucho silencio. Y aún más era que tampoco es que el semblante del otro cambiase lo suficiente como para ella notar una constante.

Sin embargo, la pregunta que le siguió evidenciaba por completo el motivo por el que Osamu se había visto distraído de manera súbita acerca de la investigación. Quizá todo ese tiempo se la había pasado teorizando, asumiendo y dudando.

— Se presentó ante el grupo como Felix Benedict. — Lo único que había hecho fue contestar su pregunta. Ni más, ni menos. Repasaba internamente los detalles físicos del delver, su cabello, su tez, las marcas y las heridas.

Pero no era el tiempo de hacer hipótesis cuando podía tener la respuesta justo en ese momento, después de todo, ella se había dispuesto a darle información y lo equivalente sería que él hiciera lo mismo. — ¿Usted lo conocía?

Bueno, ahí estaba la confirmación. Que más quería.

Tomó aire y exhaló con pesadez, masajeando sus sienes y evitando la mirada de la menor. Realmente no quería ver qué expresión tenía en la cara. No estaba de humor.

— Entiendo. — Dijo finalmente tras un momento de silencio de su parte. No era una noticia que esperaba, por lo que estaba naturalmente sorprendido de una forma muy desagradable. Incluso mientras descendía había considerado la posibilidad de toparse con él o buscarlo para preguntarle algunas cosas. Planes que carecían de sentido ahora, claro estaba.

Probablemente tardaría en asimilar esto, de momento ignoraria como de costumbre cualquier cosa que pudiera sentir. No era práctico. No tenía caso pensar demasiado en esto, no podía hacer nada ya y tenía cosas por hacer. Sí. Debía ocuparse en eso y no dejar que su cabeza divague en posibilidades sin sentido.

Negó con la cabeza ligeramente para si mismo, antes de procesar la pregunta de la joven.

— Sí. — Respondió, sin ánimos de brindar más información de la necesaria.

Ahora sí tenía cosas por tomar a consideración, reacciones que solían ser frecuentes en personas que reconocían la muerte de personas que llegaron a conocer en algún momento. En ocasiones presenciaba lágrimas, en otras incluso había sido testigo de episodios histéricos, de la negación, la creencia de que es una mentira, y por supuesto, gritos y descontrol.

Pero también a veces era justo como en ese momento, una resignación silenciosa en lo que poco a poco uno se va volviendo consciente de la situación que ha tomado lugar, enfrentándola y aceptándola. ¿Qué definiría aquel patrón? No es que lo haya vivido hasta el momento. El que el contrario evitara su mirada no significaba que ella dejara de prestarle atención en lo más mínimo.

— La muerte es un riesgo del que todo delver es consciente al asumir cada descenso. — Y la verdad es que Osamu se había ahorrado un mar de comentarios hirientes sin intención sólo porque no lo vio derrumbarse. Porque desde su perspectiva, inconscientemente similar a la del otro, le parecía insensato e ilógico el desviarse del camino racional y ocupar su mente con la muerte de alguien más cuando podías pensar en la propia.

Aunque mientras hablaba, dejó sus libretas a un lado y comenzó a hurgar en su mochila, al menos hasta sacar un par de objetos que después ofreció a Osamu. — Eran de su pertenencia. — Específicamente, una cantimplora, una navaja y unas cuantas monedas. Pero no parecía decirlo con pena o lástima, estaba sumamente tranquila y con su carisma al hablar.

Sentía la mirada de la joven sobre sí mismo, pero se negó a voltear a verla. Suspiró en nueva cuenta.

— Soy consciente. — Agradeció mentalmente no preguntar a esta persona por su hermano. Probablemente recibiría el mismo discurso que su propia cabeza se daba a diario y no tenía ganas de escucharlo de un tercero. En momentos así se sentía tan tonto. Tan-

No, no iba a pensar en eso. No había ninguna finalidad en eso. Centrarse en lo tangible. Sí.

Escuchó a la joven mover sus cosaa y miró de reojo que estaba haciendo sin mirarle al rostro directamente incluso cuando le escuchó hablar, más concentrado en los objetos que le estaba ofreciendo. Vaya, no esperaba esto tampoco.

— Ya veo. — Realmente nunca pensó que estaría en posición de tener las cosas de Félix tras su muerte. Le descolocan sus esquemas en muchos sentidos. Probablemente incluso Elise sería una persona mucho más apropiada, eran cosas que debían llevarse a su familia después de todo y no creía ser el la persona más idónea al lado de ella.

Probablemente tendrían que hablar de eso luego. Esto definitivamente le iba a dar un dolor de cabeza.

— Gracias.— Se obligó así mismo a decir tras tomar los objetos. Realmente no quería agradecer a esta persona. ¿Sería la fría reacción de la chica ante la muerte de alguien que él conocía? Probablemente. Que irónico. Él solía ser justo como ella, no tenía derecho a enojarse, pensó mientras observaba las cosas antes de guardarlas.

Permaneció en silencio nuevamente, intentado ordenar su cabeza.

Era tan monótono que era inevitable relacionar sus reacciones con su propia vivencia, porque había poca expresión en su rostro y poco externado de manera verbal, así que no había mucho con lo que trabajar de todas formas.

— Sé que las cosas de los fallecidos se entregan a los familiares, o en su defecto, amistades o conocidos. ¡Al menos eso hicieron con las cosas de mis padres! — Parecía muy fácil soltar algo como eso. — Y la misión de Descenso Final me impide llevarlo a Orth, por eso te lo entrego. — No es que ella entendiese el por qué le daba las gracias, sólo era lo que la sociedad había adoptado como una tradición y ella continuó debido a las circunstancias. Además de que todo aquello no había sido más que una casualidad, pues esas pertenencias seguían con ella por no más que conveniencia y ventaja. Y... Bueno, por simple gusto acumulativo también.

Seguía pensando en los objetos, preguntándose si Félix no habría llevado consigo algo más... personal por decirlo así. Estos objetos se sentían demasiado aleatorios, prácticos, como para servir de recuerdo de alguien cuyo cuerpo jamás saldría del abismo. Estaba pensando en tonterías, normalmente cuando alguien muere cualquier objeto de esta persona puede llegar a ser significativo para sus deudos.

Volvió a prestar atención a la pelirroja al oír sus palabras, mirándola momentáneamente de reojo. Tras tirar para el fondo su enojo poco productivo, volvia a tener una sensación parecida a su primera impresión. Ella era... genuinamente extraña. No lograba entender exactamente por qué le daba esa sensación, y no le resultaba agradable aquello. Al parecer era huérfana, lo que no era tan extraño entre los Delvers, pero lo que llamó su atención fue su aparente insensibilidad al hablar de ello. ¿Era una forma de afrontamiento, o habían sido sus padres distantes o poco agradables? Preguntas cuyas respuestas no tendría porque por más curiosidad que tuviese, no deseaba involucrarse con otros Delvers a nivel personal.

Pero ignorando su curiosidad sin fundamentos, ella daba la impresión de no valorar o no haber internalizado al menos esta norma social en particular. ¿Le parecían tontas pero las asumía como válida dado su utilidad protocolar? Ese era el caso suyo en particular. ¿O era similar al caso de los infantes que recién están aprendiendo a reconocerlas? Por la edad de la joven, debería ser lo primero, pero por alguna razón le daba la sensación de lo segundo.

Suspiró. Otra vez estaba distrayéndose. Ya imaginaba por qué, era mejor pensar en lo que sea que tenga a la mano que en otras cosas. Aunque ciertamente siempre era útil conocer a las personas con quiénes habría potencial interacción constante y próxima. Siempre.

— Ya veo. — Había olvidado por un momento el descenso final. Debía tener eso en cuenta siempre. — Me ocuparé de esto entonces. — Dijo sin especificar más, porque ni el mismo sabía que haría en realidad.

Recordó la libreta que había dejado a un lado por tomar las pertenencias de Félix. Independiente de su desagrado personal, no debería tratar algo así con descuido. La tomó de nuevo en sus manos, sin saber si tragarse su desagrado y preguntar si podía copiar la información útil o devolverla y confiar en su memoria. Lo prudente sería lo primero, sí...

Quizá el contrario aún no tomaba a consideración la forma en la que Felix había sido asesinado, representado gráficamente en una página de su libreta como si fuese sólo otro objeto a investigar. Lo único que había quedado de él era la parte inferior de su cuerpo, significando que todas sus pertenencias que no estuvieran en su cinturón o bolsillos, habían terminado donde mismo: En el estómago de un mandíbula carmesí. Pero no explicó ese detalle puesto que no había sido preguntado. No tenía motivo alguno para ocultar absolutamente nada de lo que ella conocía, pero habían cosas que solamente revelada si era específicamente cuestionado.

Nuevamente pensaba en los enormes silencios que el contrario dedicada cuando se socializaba con él, y tras tantas veces continuas en las que se ha presentado, asumía que así se basaba la interacción con el individuo frente a ella. Claro, realmente no estaban nunca en un silencio por completo, pues si llegaba a presentarse, ella hacía pequeños sonidos con las yemas de sus dedos chocando con algo o tarareando, incluso por más leve que fuera.

Pero sólo lo miraba. Lo estudiaba, analizaba y memorizaba. El cómo se distraía y pensaba tantas cosas que callaba, si hacía una mueca o si se volteaba. En eso es que notaría como volvía a su foco principal de estudio, la corrupción anotada y explicada entre esas páginas.

— Si considera el contenido como información de utilidad, puede copiar las notas. — A pesar de todo y de su propio sacrificio por sus estudios, no era egoísta en lo más mínimo, sino todo lo contrario. Ella hacía esas anotaciones para ella y para los delvers que llegaran a topársela. — Te daría la libreta, ¡pero aún la necesito! — Reiría un poco tras decir ello.

Se sentía particularmente observado y estudiado por la joven a su lado. No era ni de cerca la primera vez que sentía que lo miraban de aquella manera, pero era para él difícil vincular ese tipo de actitud con la infantilidad y vivacidad que ella mostraba. Extraño. No tenía otra forma de describirlo.

Se estaba comiendo solo la cabeza. No tenía caso.

— Lo haré. Gracias. — Ocultó su incomodidad y desagrado. Al final, pensando en frío, no podía desaprovechar esta oportunidad, por más que aquella risa le pusiera incluso un poco los nervios de punta, o si incluso le enojase. Nada tenía por qué ser mostrado, por lo que su expresión volvió a ser rígida y neutra, centrado totalmente en copiar las anotaciones y los gráficos. No era ni de cerca tan bueno dibujando como ella, por lo que en sus anotaciones se mostraban versiones mucho más simplificadas de las representaciones originales, aún así bastante prácticas y lo suficientemente funcionales, y añadiendo quizá alguna que otra nota en su propia libreta. Pasó por alto el gráfico dibujo del cadáver de Felix, limitándose a transcribir las anotaciones en torno a este. Siguió así hasta terminar, aunque su velocidad de escritura era bastante alta, probablemente tardó su tiempo aún con sus propios añadidos al margen.

— He terminado. Le agradezco el compartir su información. — Frases protocolares. Siempre necesarias.

Si bien anteriormente se había centrado sólo en el rostro del contrario, tan pronto comenzó a anotar en su propio diario de campo todo lo que ella tenía en el suyo, centró la atención en su escritura e ilustraciones. En su forma de escribir, acomodar la información, resumirla o extenderla, restar o añadir, cómo sostenía el bolígrafo, cuánto tiempo le tomaba... Estaba siendo excesivamente furtiva en notar los detalles justamente por lo inexpresivo que era el otro. Necesitaba de información de la cual sostenerse.

— ¡De nada! La información registrada tiene como propósito ser de apoyo teórico para los delvers. — Recuperaba sus pertenencias y las devolvía a su mochila, teniendo sumo cuidado en su forma de acomodar las cosas para que no fuera problema con Steve.

Se puso de pie con energía, parecía siempre tener energía de sobra. — ¿Se quedará a descansar? — Considerando que ese era su propósito según le había dicho.

No pensó que la joven observaría su forma de anotar con tanta atención. Normalmente cuando prestas a alguien tus notas para copiar te distraes mirando o haciendo cualquier cosa por lo aburrido del asunto. A no ser que haya temor por un sabotaje en en material prestado. ¿Sería eso? Sonaba lógico, pero no creía que fuera el caso. Realmente seguía pensando que estaba intentando estudiarlo a él. ¿Pero qué ganaba con eso?

Su exterior animado e infantil no encajaba con lo que parecía un carácter obsesivo respecto a sus investigaciones. Habían varias señales contradictorias aquí. La información sobre esta persona era insuficiente.

Lo que implicaba que debía manejarse a si mismo con cuidado frente a ella. Añadió aquello a su registro mental. Realmente hubiera querido no detenerse a pensar otro vez tan detenidamente en alguien como solía hacer, pero ante la necesidad de su mente de mantenerse haciendo algo para no perder su rumbo y medir el nivel de peligrosidad de esta persona.

— He descansado suficiente. — Mentira, aunque no había rastro de ello. — Debo continuar.

No especificó qué, él mismo no estaba seguro. Solo quería algún lugar vacío donde pudiera ordenar sus pensamientos rápidamente y volver a ponerse en marcha. Y los ojos analíticos de esta joven no brindaban ese escenario de ninguna forma.

Incluso cuando las demás personas podrían suponer que ella se encontraba lo suficientemente distraída con algo, la verdad era que todo a su alrededor podía ser víctima de su atención al mismo tiempo, por más leve que fuera. Podía analizar al chico frente a ella tanto cómo podía juzgar el resto de su entorno en búsqueda de algún cambio o presencia, su cerebro parecía encontrarse constantemente en un minucioso trabajo sin siquiera notarlo.

Además que eso le ayudaba a distraerse a sí misma de manera contradictoria sobre el chico allí presente, le gustaría verlo sometido a diferentes tipos de conversaciones y ambientes para saber si así tendría más información de él, pero tendría que esperar a cuando estuvieran en grupo.

— ¿Continuar el camino devuelta al campamento o continuará la investigación por cuenta propia? — Ella sí que necesitaba esa especificación, pues con la primer parte de la pregunta hizo una seña con su mano apuntando a donde estaría el sendero para llegar al campamento. Parecía estarlo invitando de cierta forma a que volviesen juntos.

Si bien ella exploraba usualmente sola, sabía que no era la opción más sensata si habían más integrantes del equipo por allí. Además que... Así lo vería interactuar con otros pronto.

— Investigación propia. — No sabía dentro de cuantos días este grupo descendería a la capa siguiente, pero no tenía tiempo que perder. Los días estaban contados si quería ser parte del grupo en el descenso a la tercera capa, y aunque ya había pasado bastante tiempo revisando la segunda capa, habían algunos lugares que aún no había visto personalmente. Miró la seña hecha por la joven, y si no recordaba mal, era la dirección hacia el campamento del grupo. Realmente no había descansado lo suficiente, por lo que la opción era algo tentadora aún si el camino sería al lado de esta persona que había catalogado como extraña y difícil de entender. Lástima.

Meditó un momento, pensando en que lugar a continuación. Quizá podría caminar alrededor de la zona y ver que camino se veía más despejado.

O tal vez no sería tan malo volver al campamento del lago y de ahí retomar el camino que estaba haciendo antes de toparse con el grupo de descenso. Cualquier cosa menos descansar, no iba darle tiempo a su cabeza de dar vuelta alrededor de temas que no tenían solución. De ninguna forma, no ahora.

Ah, le gustaría saber de qué se trataba la investigación que tanto mencionaba, quizá planeaba reencontrarse con el llorón de cadáveres corrupto que se habían encontrado anteriormente, o incluso el cuestionarse la exploración en busca de más criaturas afectadas por aquella mutación o virus. Sea cual sea la opción a la que fuese a recurrir, ¡esperaba poder saber se ello a futuro! Parte de la investigación requería de tomar a consideración diferentes puntos de vista y ese delver parecía tratarse de un individuo que tomaría seriamente el asunto. Como si ella lo hiciera.

Ah, le gustaría saber de qué se trataba la investigación que tanto mencionaba, quizá planeaba reencontrarse con el llorón de — ¡Entiendo! Iré de regreso al campamento. Tomando el camino solo, ¡tienes que estar atento a todas las posibilidades! — Se encaminó apenas un poco hacia donde había señalado antes, el campamento temporal. — Porque ahora eres parte del Descenso Final, y tenemos que vivir lo más, más posible. ¡Y también me interesa saber de la investigación que lleva a cabo! — Le dedicaba una gran sonrisa al mencionar aquello, para después alzar su mano y moverla con energía como señal de despedida. Pues incluso con alguien que le causa tanta dificultad de estudiar, eso sólo animaba el deseo de que pudieran ser amigos en algún momento.

Ah, le gustaría saber de qué se trataba la investigación que tanto mencionaba, quizá planeaba reencontrarse con el llorón de Ella siguió el camino que había indicado antes, con pasos alegres y un tarareo a lo bajo.