Aquel pensamiento rondaba por su cabeza desde hace un rato. En su momento no fue capaz de decir nada, bloqueando un poco sus acciones por sentir que exageraba y a su vez no quería incomodar a la gente a su alrededor. Tal vez se debía a la cierta estima que tenía al mayor, aun así deseaba hablarlo cuando tuviera tiempo ya que seguía siendo incómodo y no quería guardarselo, menos si luego de esto se tienen que separar.

Mientras pensaba en todas estas cosas se había tomado un tiempo a solas debajo del gran arbol, no era la primera vez ahí; le gustaba mucho ese lugar por la calma que tenía, incluso en sus excursiones en solitario era un lugar habitual para él.

Cerró los ojos y pego su cabeza contra el troco, respiraba profundo y contaba hacía atrás, repetía.

Él, por su parte, seguía viviendo sus jornadas tan tranquilamente como el primer día que se había instalado en la segunda capa. Si tuviese que quejarse de algo, era que el bosque invertido era muy oscuro y lúgubre. Echaba de menos la claridad de los primeros metros del abismo. Pero esas eran nimiedades.

El hombre se había marchado del campamento para poder arrancar madera de los árboles y tallar cosas en ella. Tenía un par de proyectos en mente. Sin embargo, antes de poder siquiera elegir el lugar, se topó ante él la imagen de Chenge con la cara contra un tronco, como si acaso el profesor le hubiese castigado a la esquina.

Ah... ¿Seguía preocupado por la desaparición de Geer? No sería de extrañar que su ansiedad creciera con el pasar del tiempo. Sintiéndose culpable por no ayudar con la cuestión, el mayor enarcó las cejas, a la par que se acercaba lentamente al contrario. Habló con su voz más suave:

— Hey, Chenge... ¿Está bien? ¿Quiere comer algo? — Dijo primero para tantear el terreno.

Estaba tan en su mundo que escuchar la voz del conocido hizo que se sorprendiera golpeando sin querer su cabeza en el arbol. Se sobo con la mano detrás alejandose un poco.

Se sentía como si lo hubiera invocado con la mente.

— Ah, estoy bien...No se preocupe — Suspiró bajando su mano y viendo de nuevo a Hugh, tal vez era el momento perfecto.

— ¿Tiene alguna fruta? La verdad si tengo algo de hambre — No quería entrar de una, más que nada porque se sentía agotado para ser tan directo.

Si no fuera por Ravi seguro estaría durmiendo aun peor, por eso es que le molesta pensar en cosas que no parecen tener tanto peso, aun así seguiran ahí, mejor descartarlas.

Tan pronto como vio al muchacho darse el mayor bonk de su vida apretó los labios con fuerza, suprimiendo una carcajada. No estaría bien reírse en caso de que el humor de Chenge fuese tan deplorable como parecía. Le escuchó. Y, aún si le sorprendió que hubiese aceptado su oferta, había tenido la suerte de haberse traído su mochila con todas sus pertenencias:

— Claro.

Se retiró una de las asas del hombro para poder rodar la bolsa frente a su persona. Abrió la tapa y, tras rebuscar un segundo, sacó una de esas frutas que sólo crecían en el abismo. Se la entregó. También sacó otra para sí mismo, más que nada para hacerle compañía y que no comiese solo. Volvió a colocarse la mochila en la espalda:

— ¿No hay indicios de Geer? — Disparó. — En unos días bajaremos a la Gran Falla. Si no está ahí, es que ha ascendido.

Tomó la fruta y volvió con cuidado a apoyarse en el arbol. Cuando escuchó la pregunta Negó la cabeza, su cara cambia, el tema siempre le hace sentir muchas emociones negativas, pero intenta sobrellevarlo.

— No, aun no. Seguiré buscando de todos modos, porque pensar que ascendió sana y salva es ser muy optimista en este lugar — Dio una mordida a la fruta observando luego al suelo. Había mucho que pensar en caso de no encontrarla.

— Si no la encuentro antes de que ustedes bajen tendré que seguir buscándola por mi cuenta — El abismo era mas peligroso ahora para estar solo, pero es eso mismo lo que hacia que siguiera en su búsqueda, a pesar de tener que encontrar lo peor.

Si era el caso solo quedaba sobrevivir y volver para dar la noticia, aunque si fuera el caso ¿A quien más le importaría? Solo a él, la única familia que tenía, aun sin ser de sangre sabía que es la persona más cercana a la contraria.

Su mente se desvió totalmente a toda esta vorágine de pensamientos, seguía mirando algún lugar fijo pero a la vez nada en particular, olvidándose por un momento que Hugh estaba ahí.

Teniendo en cuenta que Geer se metía en problemas un día sí y otro también, supuso que asumir que había ascendido sana y salva era ser excesivamente optimista. Sin embargo, él creía que una pizca de esperanza era necesaria. Permitía a uno sobrevivir. Con eso en cuenta, quiso al menos asegurarle de que su propia vida seguiría aún sin la compañía de la joven:

— Todo irá bien al final. Si no está yendo bien, es que aún no es el final.

Ante lo siguiente enarcó las cejas. ¿No había empezado una relación con Ravi hacía unos días? ¿Rompería con ella en pos de buscar a Geer? ¿O se la llevaría consigo, dejándole a él sin una de sus niñas preferidas? Alguien tendría que decir adiós. Y la única forma de que no ocurriese era hallando a la desaparecida. Esperaba encontrarla:

— Ánimo.

Puso una mano sobre sus caderas y se inclinó levemente hacia adelante en lo que en su faz se dibujaba una sonrisa reconfortante. Lo único que podía hacer ahora era distraer el muchacho de sus pensamientos:

— ¿Por qué no me ayuda a tallar unos objetos? ¿Sabe tratar madera?

Inclinó ligeramente la cabeza al escuchar la frase que había soltado el mayor y mordió nuevamente su fruta para evitar ladear los labios en desaprobación. "Que frase tan ingenua" pensaría.

Le miraria notando como fruncia el ceño, se preguntaba que pensaba el otro.

— Gracias —

Aquel hombre mantenía una actitud positiva, era algo envidiable, sin embargo, a su vez, daba algo de mala espina. En el abismo ese tipo de actitudes no traían buenos resultados.

— Claro, no soy tan bueno, pero se lo suficiente —

Intentó acabar rápido la fruta para ponerse manos a la obra con el mayor, en el proceso podría comentar al respecto sobre Ravi. Tal vez podía sacar otros temas de conversación de interés de por medio, solo quedaba ver como se desarrollaba todo.

Del asunto de Geer no tuvo nada más que añadir. Se enderezó nuevamente y colocó la impoluta fruta en su mochila; tocaba comenzar con las actividades:

— Fantástico. Quería hacer una pulsera. Veré qué tan difícil será.

Le hubiese gustado comenzar a tallar algo para un cumpleaños inminente, pero desconocía qué tan bien guardaba los secretos el joven ante él. Sin más dilación, se acercó a varios árboles y en cada uno posó su mano. Comprobó la dureza. La humedad. La edad. Al tercer árbol se paró para observarlo mejor:

— Yo apenas tengo conocimientos sobre tallado. — Confesó. — ¿Saco un bloque grueso?

¿Una pulsera? No recuerda muy bien, pero imaginaba que no iba a ser tan fácil, es algo que debe tener un poco de elasticidad al menos, o eso entendía. No podía dar ningún consejo de como hacerlo, igual suponía que el hombre ya tenía un plan.

— He tenido pulceras de madera, aunque era de cuentas ¿que otro metodo tendriamos para hacer una? Me gustaría ayudarlo un poco más, pero lo máximo que he hecho son manualidades muy básicas —

Observó el árbol al cual el otro le había puesto la mano.

— Pienso que estaría bien un bloque de gran tamaño, sobre todo si vamos algo a ciegas...ya sabes, ensayo y error — le respindió.

Al instante en el que escuchó la palabra "cuentas" sus cejas se alzaron levemente, apenas expresando una pizca de la verdadera sorpresa que sentía. No se le había ocurrido. Una pulsera así traía mucho más ventajas, empezando por su tallado sencillo, por lo que prefirió hacer una de ese tipo. Negó con la cabeza:

— En realidad, una de cuentas me parece mejor. Qué pronto me ha ayudado. — Bromeó. — Cuidado.

Con una mano le hizo una seña para que diese un paso para atrás, mientras que con la otra sacó su pico. No quería a nadie cerca de un filo. Una vez asegurado el perímetro, clavó su arma en el ancho tronco del árbol con un gran sonido seco; sin embargo, al momento de retirarla, descubrió algo realmente importante.

Se había atascado.

Tiró de ella con fuerza primero. No se movió un ápice. Hugh se enderezó y movió el mango de lado a lado. Nada. La madera había resultado ser demasiado gruesa para una herramienta claramente no apta para el talado. El mayor se quedó mirando la escena como si estuviese procesándola:

— ... — Tomó aire y miró al joven. — ¿Y una pulsera de trenzas? (?

Sonrió ante el comentario bromista, más por recordar a Su Hua quejándose del humor terrible que tenía Hugh que por la broma misma.

Siguió sus indicaciones mirando expectante, suponiendo que el hombre sabía que estaba haciendo. Cuando vio que tal vez no estaba en lo correcto simplemente ladeo la cabeza un poco al lado, observando el pico totalmente anclado al arbol, también procesando que esto era normal, sobre todo porque esa herramienta no estaba hecha para talar madera.

—...También es buena idea — Apretó un poco los labios porque sentía que quería reirse, todo había estado tan serio hasta ahora, así que la situación se le hacía algo hilarante.

Se aclaró la garganta — En esa tarea le puedo ayudar un poco más, soy bueno haciendo nudos y trenzas, aunque no se que materiales se usan aparte de hilos de colores y no estoy seguro que usted tenga... o cuero — Siempre que hacia manualidades con Geer o Ravi obviamente disponía de todos los materiales ya procesados y nunca se había puesto a pensar en hacer algo así en medio del abismo, por lo que estaba algo perdido al respecto a "que hacer". Al menos todo esto distraía un poco su mente, ya luego en el momento que dejen todo este jaleo de la pulsera podrá hablar de Ravi.

La sonrisa se le contagió, aliviando por varios gramos el peso de su alma. Sin embargo, aquél bello momento fue interrumpido por la falta de inteligencia de Hugh; ahora su arma estaba casada con el árbol y nadie la convencería para divorciarse. En cuanto escuchó las siguientes palabras supo cómo compensar el error previo, pues, si de forjar materiales se trataba, sus conocimientos eran mayores:

— Podemos hacer cuerdas con fibras. Tomará veinte minutos. — Dijo, para después echarle un vistazo a la zona.— ¿Le importaría buscar unas ramas? Yo... Desencajaré esto.

Observó su obra de arte moderna en busca de la manera para sacarla. A la par, discurrió qué otros temas de conversación podría dar a pie con Chenge. Las únicas conclusiones a la que llegó fue, por un lado, que debía tirar del pico en diagonal y, por el otro, que no tenía talento para iniciar pláticas banales. No tenía opción. Debía hacer una pregunta aleatoria:

— ¿Ya ha conocido a los demás? 💦 ¿Se integra?

Simplemente asintió y fue a buscar algunas ramitas. En el proceso de caminar por el lugar su mente volvió a recordar la razón por la que estaba aquí ¿Como llegaria al tema? sentía que tendría que recordarlo 10 veces ante de agarrar fuerzas y comentarlo...De cualquier forma sabia que iba a ser incomodo, así que su conclusión es meterlo en medio de alguna conversación, casual(?

Al volver Hugh se le adelantó para la charla casual. Se sentó esperando ver como el hombre hacia la fibra y así poder imitarlo.

— No mucho, he hablado con algunos, pero no soy alguien muy sociable. Aunque Elise es una muy buena peluquera — Sonrió algo animado recordando a la mujer, le caía muy bien, lastima el era malo intentanto seguir la interacción.

— ¿Usted como se lleva con el resto? ¿Qué me puedes decir de ellos? —

Para cuando el joven había vuelto de su recado, Hugh ya había logrado retirar su arma con un movimiento diagonal; su único comentario interno al respecto fue que, efectivamente, era mejor la inteligencia a la fuerza. Sacudió el filo del pico. Y luego lo guardó en su funda. Luego se sentó para dedicarle toda su atención a Chenge, curvando las comisuras de sus labios ante la mención de la nueva integrante. Así que fue obra suya el nuevo corte de pelo de los primos:

— Hizo un gran trabajo. ¿Es cliente habitual? — Siguió la broma. Ante la siguiente pregunta, su faz irradió calidez. — Les tengo mucho aprecio.

A la par que trabajaba con las ramitas, dio un resumen de cada miembro de su querido equipo: que si Atreia era ocurrente, que si Norman era amable, que si Dylan era atento, que si Eryn era sociable, que si Paris era divertida, que si Nanami era simpática... De cada uno de ellos tenía algo bueno que decir. También añadió avisos para que no tuviese choques innecesarios con ninguno:

— Elise le puede contar más sobre Ryuu y Osamu. Yo apenas los conozco. — Finalizó. Seguidamente, tomó un mechón de fibras recién hechas. — Sólo falta trenzarlas. Después, yo seré el alumno.

Ante la broma no pudo evitar llevar su mano ligeramente cerrada cerca de la boca y resoplar junto a una risa, sin duda su prima tenía razón, el humor de aquel hombre era muy tonto, pero él era muy simple en ese tipo de cosas, le agradaba y se le hacía divertido. Esperaba que ese ambiente entre los dos no se apagara sin importar los temas que tocaran hoy, hasta ahora le parecía un buen hombre y quería confiar que lo que lo trajo aquí solo sean cosas sin segundas intenciones de parte del mayor.

— No, pero creo que lo seré de ahora en adelante — se acomodó un poco el cabello cuando dijo esto.

— Lo escucho — dicho esto se dedicó a trabajar en silencio mientras escuchaba a Hugh, asentia atento, era bonito escuchar la forma en la que hablaba de cada quien. Si bien, según Su Hua no eran el mejor equipo, al menos, como dijo ella, parecía que había el suficiente intento de entenderse "al menos eso quiero creer de algunos".

— Me gusta que busque conocerlos a todos, este viaje es muy difícil y ahora solo se tiene a ustedes. Lo mejor que pueden hacer es tratarse como familia, supongo — Se quedó un poco pensativo al decir esto.

Al decir Ryuu y Osamu se le escapó una ligera mueca, lo malo de ser expresivo.

— Lo tendré en cuenta — Tomo los mechones — Le indicaré los pasos, en un diseño sencillo no es tan difícil... — Y como me da paja buscar como se hacen solo dire que fue explicándole los pasos.

— Entre toda la charla olvidé que quería hablar de algo en específico — Dicho esto se puso tal vez algo tenso.

— ¿No piensa que su forma de tratar a Ravi pueda considerarse inadecuada? – Directo al grano, no quería empezar a dar vueltas, se por si ya se había distraído mucho con la conversación.

Le traía alegría ver que el humor del pelinegro aumentaba a medida que avanzaba la conversación. A la par, pensó en que ya iban dos veces que sus charlas iniciaban con el decaimiento emocional de Chenge. ¿Sería algo habitual? ¿O tal vez la desaparición de la niña le sopesaba en demasía? De ser lo último, el mayor deseó de corazón que encontrasen pronto a Geer para que su compañero pudiera levantar cabeza. Abriría bien los ojos para verla entre los árboles:

— ¿Son buenos los precios? — Comentó, queriendo hacerle reír más.

Fue después que hizo su resumen descriptivo sobre cada uno de sus compañeros y, a cambio, obtuvo un comentario valioso. Hugh bajó la mirada, sonriente. Desde mucho antes de pisar la hierba de la primera capa había pensado exactamente lo mismo, por lo que le alegraba saber que alguien más compartía la idea de que "Descenso Final" era sinónimo a "Familia"; una gran, hermosa e irreemplazable familia:

— Estoy de acuerdo.

A pesar de percatarse de la consiguiente mueca del joven, fue incapaz de preguntar al respecto debido a la urgencia de las cuerdas. Le hizo el mismo caso en su explicación que él le había hecho minutos atrás. Se concentró. Mas tuvo que desentenderse de su cometido cuando se le formuló la pregunta más extraña que había escuchado hasta el momento. El varón alzó la mirada:

— ¿Hm?

Sus manos se detuvieron. Sus ojos se clavaron al frente. Mas su mente trabajó veloz. Su forma de tratar a Ravi era paternal, nada más que paternal, y si había algo inadecuado en ello era por el poco tiempo que llevaban conociéndose. Sin embargo, ¿qué caracterizaba al abismo si no su insólito flujo del tiempo? Los días se diluían en semanas, las semanas meses y los meses años; era fácil encariñarse de ajenos en horas porque esos minutos se sentían como una eternidad. ¿Era esa la ansiedad de Chenge? Era preciso indagar:

— ¿Qué le preocupa exactamente?

— Hay descuentos los miércoles, debería llamarla para ver si la oferta sigue vigente — Sonrería un poco mas amplio intentando no soltar una carcajada, como queriendo tomarte esta recomendación en serio. No podía.

Aun así las bromas ya quedarían atrás, ya que ambos parecian ser buenos concentrandose cuando estaban atentos a una tarea. Él, a pesar de que si le ponía nervioso preguntar algo tan tajante, seguía algo atento a seguir la trenza, sin quitar el hecho que subirá la mirada cada vez que le tocaba hablar

— No se si sabe la edad de Ravi, desconozco realmente cuanto se conocen todos entre si, aun así, no es una niña... — Suspiró, seguramente no es la primera vez que decia esas palabras — Se que es fácil dejarse llevar por sus actitudes, pero no quita el hecho que sea una mujer y, no me malentienda... Pero debe entender que es alguien que conozco de hace nada y se lo mala que puede ser la gente, aun si usted me genere buena impresión — se detuvo un momento y ladeo la cabeza un poco, pensando, tenía que no darle tantas vueltas.

— Me preocupa que la trate como nena pero sea consciente de que no lo es. No se ve bien que duerma con usted o se deje alzar por usted...Por lo que me ha dicho no ha pasado nada raro, pero si fuera un hombre con más malicia cualquier cosa podría pasar en ese tipo de interacciones — ¿Dejaba todo en claro? hmm ya dependería de lo que dijera Hugh.

El último chiste provocó que bajase su cabeza a la par que dejaba escapar una pequeña risa. De repente le entraron unas irremediables ganas de buscar a Elise y continuar el juego de las peluquerías junto a ella, sólo por ver qué tonterías discurría:

— Tentador. — Comentó para zanjar el asunto.

Luego, escuchó con atención las palabras del contrario, llenas de un miedo fundado por la infamia de los de su mismo género. Era un temor que Hugh conocía desde niño. Un recelo que siempre había tenido en cuenta en cada una de sus relaciones personales, construyendo para todas una barrera inquebrantable. Era... Injusto. Era doloroso que debiese mantener las distancias con los demás sólo por las circunstancias de su nacimiento, mientras veía cómo las mujeres podían ser infinitamente cariñosas sin que nadie las detuviera, sin que ninguna persona las juzgara, sin que la sociedad las acusara de criminales.

Si él hubiese sido una chica, ¿le llamarían una potencial violadora? Si hubiese vestido con collares y pendientes, ¿le mirarían con horror por caminar detrás de alguien en la calle? ¿Pensarían de él, en fin, que atentaría contra la vida de los demás sólo por existir? El hombre clavó su mirada en las cuerdas que sujetaba entre sus dedos. Su expresión no mostró ninguna emoción hasta el final, cuando forzó una sonrisa suave:

— Me alegra que cuide de Ravi. — Comenzó. — Entiendo la preocupación. Ciertamente, hay un exceso de confianza.

En lo que sopesaba si explicar su visión de los hechos o no, recordó la liberación que sintió el otro día cuando pudo dejar de lado las reglas sociales. Sólo por eso, quiso defenderse un poco:

— Aunque no puedo evitar sentirme dolido con las acusaciones. Cuando digo que es como una hija para mi, es literal. — Dijo con seriedad. — Es razonable poner límites ahora, pero si a futuro se opta por continuar estos hábitos será porque así será nuestra relación. Espero que lo comprenda.

Se inclinó un poco hacia el muchacho:

— Una duda. ¿Le ha preguntado a ella su opinión?

Suspiró, pensaba que era difícil hugh, al parecer, no se lo tomará personal las palabras dichas. Cuando escuchó lo que dijo sintió como le calaba la razón de por que el mismo reaccionaba con cautela ¿tan difícil era comprender? "No es tu hija, es una chica que conoces de hace poco ¿o es que acaso tratar el resto de chicas así? Según yo no, solo lo haces porque se comporta infantil. Que molesto" Todo esto lo pensaría, no quería decir algo precipitado como solía hacer cuando se frustraba, después de todo Ravi tenía estima por Hugh, la suficiente como para tenerlo en cuenta.

— Pues yo ya dije lo que opinaba al respecto. Sigo diciendo que debería tener en cuenta más la edad de Ravi y dejar de lado su comportamiento... Siempre la tratan diferente por lo mismo, obviamente debe considerarse su forma de ser para no hacerla sentir mal, pero sigue siendo como cualquiera al final — Aunque quisiera ocultarlo seguramente fruncia un poco el ceño, era el berrinche de ver como se ponía a la defensiva con todo esto. Su perro interior no debía ladrar.

— ¿La opinión de venir aquí a hablar con usted? ¿la opinión sobre usted? Pues le pregunté que opinaba de su persona y, antes de cualquier cosa, me contó lo que usted hace por los demás y sus tareas con el grupo, luego me dijo que ha sido bueno con ella y Mr. jeffers. Se que no ha buscado segundas intenciones con ella, le creo, pero quería ver que respondía ante estas ideas — Todo es una trampa (??

— Sobre que le hablara no hay mucha opinión. Ella suele confiar en lo que hago — Y eso le encanta porque algo de tóxico debe de haber ☝️

Ah... Ahora entendía porqué la silbato blanco había perdido los estribos al conocer a Chenge; el joven tenía un talento innato para usar el tono de voz más insolente posible. En el caso de Hugh, no obstante, su ira se entremezclaba con tristeza. Por un lado, estaba siendo acusado de manera infundada; por el otro, la conversación había descarrilado en un juicio. Estaba contrariado.

En lo que reflexionaba si debía responder con un regaño o con un consuelo, el contrario puso la guinda a su horrible pastel de vocablos: había confirmado que estaba hablando en nombre de Ravi. Peor: había ignorado el criterio de la chica. El mayor se acordó de algo que le había dicho a la muchacha hacía días, cuando supo de la existencia de su pareja:

"Si él te pega, te toca cuando no quieres o te prohíbe estar con otros... Habla conmigo".

Qué interesante. Al parecer, el novio había acudido a él por voluntad propia. En ese caso, ya sabía qué decirle.:

— Chenge. — Dejó un silencio. — Esta no es su opinión; me está incriminando gravemente.

Le aguantó la mirada con severidad, en lo que su sonrisa suave se congelaba poco a poco:

— Hablaré con Ravi. Es importante conocer sus límites, pues lo importante es qué piensa ella. — Añadió, metiéndole saña a las últimas palabras. — Si a ella le gusta dormir con otros, dormirá con otros. Si le gusta ser aupada, será aupada. Porque son sus relaciones, no las suyas. No puede controlarlas. Repito: mantendré distancias, pero si nosotros decidimos tratarnos de cierta manera así será.

Finalmente, puntualizó:

— Cualquier problema conmigo, hay dos autoridades en el grupo.

Cuando dijo lo de incriminar recordó lo que pensó hace un rato "se lo tomó personal, supongo que no me estoy dando a entender".

— Creo que no me esta entendiendo. Indiferentemente de lo que dije al inicio debe comprender que Ravi es alguien adulta, no estoy diciendo que usted se va a aprovechar sexualmente de ella, ya me he dado cuenta que no... Pero sigue insistiendo en tratarla como niña. Todo el mundo la ha tratado así toda su vida, o como una tonta o como una niñata, pero ella no lo es — No quería ponerse a pelear, pero es muy malo guardando emociones, le frustra que piense que le esta llamando acosador o algo así.

— Entiendo. Y si eso lo se — Aunque hablar con Atreia seria un dolor de culo para el(? Intento enfriarse un poco, no quería tampoco dejar la pulsera a la mitad. Una entidad azul con alas le decía "discúlpate" (???

— Lo siento, no quería que pensara que lo estoy acusarlo de abusar de ella o algo similar. Ravi no ha tenido la mejor relación con la gente y me pongo algo a la defensiva cuando pienso que no la tratan como merece... Obviamente es diferente, pero sigue siendo capaz igual que todos — Bajó la mirada a la pulsera e intento retomar el trenzado, no quiere que tampoco Ravi tenga problemas con los demás por su culpa. Como siempre se mete en medio, como hacía cuando le hacían bullying, ella siempre le decía que no valía la pena pero seguía sin aprender, incluso aquí puede haber una relación buena para ella pero ¿Que lo garantiza? Aun no podía confiar en casi nadie del grupo, aun si eran amables.

— Gracias por cuidarla — Finalizó, intentando no verse enojado, no lo estaba, solo le frustraba que, otra vez, este tipo de conversaciones se le fuera de las manos.

La respuesta del muchacho le hizo repasar mentalmente los últimos vocablos intercambiados, descubriendo así que, efectivamente, Chenge jamás le había acusado explícitamente de ser un agresor sexual. Tuvo que admitir que había saltado a conclusiones. Probablemente se había debido a inseguridades de su infancia, tan arraigadas en su alma como los árboles en la tierra. Ahí tenía la culpa.

Sin embargo, no comprendía porqué era problemático tratar a Ravi como una niña. Para él no era más que un juego, de la misma forma que lo era jugar a las casitas con Atreia y hacer el idiota con Elise; ni pensaba que una era su familia ni que la otra era estúpida. Era entretenimiento. Supuso así que ambos estaban tergiversando las intenciones del otro:

— Mmh... Lamento haberle malinterpretado. — Dijo primero, echando la espalda para atrás en un gesto relajado. — Soy consciente de su edad. No se preocupe.

Miró al cielo. Al final, la ira sólo le había durado un suspiro. Ya que volvía a la paz de antes, se preguntó si debía explayarse un poco en aquellos sentimientos a los que tanto llevaba dándole vueltas los últimos días; aquellos que le reafirmaban que el tiempo no tenía peso alguno dentro de las fauces del abismo. Quiso intentarlo:

— Sinceramente, antes solía ser decoroso. Pero al bajar al abismo y percatarme de que las personas a mi lado serían las últimas a las que conocería vi innecesarias todas esas reglas sociales de lo moral y toda esa parafernalia de montar muros. Ahora me encariño rápidamente... Porque no sé si me arrebatarán a alguien al día siguiente. — Explicó. — Cuando Ravi mostró un apego infantil por mi al conocerme, quise ser recíproco. Qué más daba si estaba bien visto o no. Si ambos nos divertíamos, no necesitábamos más; mañana, tal vez, sería nuestro último juego.

Devolvió la mirada al contrario, con la calidez en sus ojos que tanto lo caracterizaba:

— Le preguntaré si se siente infantilizada por esto. Mi intención es bromear, no tratarla como menos.

Se quedó un momento en silencio en lo que pensaba un poco lo que dijo, tenía algo de sentido si ¿De que sirve ahora pensar en los temas sociales? Claro, mientras no se sobrepasen los limites de los demás, supongo que estaría bien. Aun le molestaba un poco, pero eran más su celos que otra cosa y como no quería volver a discutir prefirió no mencionarlo. Apretó los labios y levantó la mirada.

— Entiendo su postura... Este lugar es tan cruel que las cosas se pueden acabar de un día para otro. La misión que tienen es dura y sinceramente no se sabe que esperar, para ustedes y para mi. Tengo decisiones difíciles por delante y poco tiempo, así que ¿De sirve pensar el que dirán? — Suspira, temía que la idea de dejar a Ravi interviniera a su razón, el amor le ponía un peso tan grande, no solo por Ravi... La estúpida de Hua estaba aquí, cuando le había prometido no tirarse a la boca del lobo, de solo pensarlo apretaba los dientes, la perdonó fácil porque no le veía sentido, pero quisiera lanzarla en un proyectil hacía arriba(?

Era fácil para Hugh darse cuenta que Chenge ahora tenía la mirada perdida absorto en pensamientos, incluso mantuvo la pulsera en sus manos moviéndola un poco entre sus dedos pero sin seguir su trabajo, sus pensamientos estaban recordándole que la situación actual era una mierda, la vida como siempre no le daba un respiro ¿Qué iba a hacer?

No era necesario ser muy perspicaz para saber que las palabras del muchacho estaban pintadas con los pigmentos de los recuerdos. Si miraba con detenimiento, podía ver los tintes de Geer y los colores de Ravi; sin embargo, habían tonalidades de memorias que él no conocía. Se preguntó cómo era el cuadro de las vivencias de Chenge. Tal vez lo vería algún día. A lo mejor jamás tendría la oportunidad.

Suspiró para sus adentros con una mezcla de cariño y molestia. Cariño, porque siempre pensaría que el menor era una buena persona con benévolas intenciones, y molestia, porque simplemente no era compatible con quienes se deprimían con facilidad. No pudo evitar acordarse de Norman. Esperaba que ambos encontrasen la manera de salir de sus propias cabezas y ser felices en el presente.

Sabiendo que hasta ahora habían tenido una buena conversación gracias a la distracción, quiso intentarlo una vez más; era consciente de que se había prometido a sí mismo no preocuparse por quienes no eran de su equipo, pero... Bueno, por una vez no pasaría nada. No tenía nada de malo querer ver sonreír a alguien. Por ende, ladeó la cabeza con cierto aire divertido:

— ¿Jugamos nosotros? Me gustaría conocer mejor a esta persona tan atenta. — Confesó. — Diré dos mentiras y una verdad: adoro el chocolate, me gusta el sol y también el metal. ¿Cuál es la verdad?

Cuando escuchó la voz de Hugh volvió un poco a la realidad, tuvo que pensar un rato que dijo y luego asintió.

— Dejame pensar — Se llevo la mano al menton y se enderezo, quería parecer más animado, ya que parecía que el hombre buscaba eso, le avergonzaba un poco que lo hiciera.

— Te gusta...¿el sol? — Dijo con algo de duda, porque no tiene ni idea de que le gustaría al hombre, así que toca fiarse de los instintos.

— También dire las mías: Me gusta los gatos, adoro los días de lluvia y suelo jugar mucho ajedrez — Mientras decía intentó al fin terminar la pulsera, seguro estaba algo rojo porque no se esperaba esta atención por parte del mayor "que vergüenza".

¿Era porque era moreno? ¿Por eso pensaba que le gustaba el sol? Tenía su lógica. Lamentablemente, su piel morena había sido regalo de su madre y no de aquella bola de hidrógeno en llamas que tanto le gustaba hacerle daño en sus ojos claros. Hugh amplió su sonrisa y negó con la cabeza varias veces. Punto para él aunque no estaban siguiendo ningún sistema de puntos:

— Me gusta el metal. — Corrigió.

Agradeció que el chico se uniese al juego y diese tres datos también. Él apoyó el lateral de su dedo índice sobre el labio inferior. Juzgando únicamente por el aspecto, sí parecía que le gustaban los gatos, mas no pudo evitar pensar en si acaso compartiese animal favorito con Su Hua. También era alguien a partes iguales parecía encontrar calma en la lluvia y miedo en la tormenta. En cuanto al ajedrez... Mhm. Sin comentarios:

— Qué difícil. ¿Puedo tener una pista?

El solo lo decía porque el sol es saludable y él se veía como una persona saludable, no por ser moreno (? También está que si el fuera así de moreno no tendría que preocuparse tanto por quedar rojo bajo el sol, así que siente algo de envidia

— Creo que me voy a ver tonto preguntando esto pero... ¿Cuándo dice Metal se refiere a música? — La verdad pensó primero en el material y pensó que era un poco de jajas, pero pensando más en la lógica y que al final esa fue la respuesta correcta entonces...

— ¿Una pista? hmm... Pues, la respuesta correcta es algo que podía tener o usar desde casa — Ahí descartaba la lluvia al menos, aunque sentía que estaba siendo muy amable dándole la facilidad de no arriesgarse tanto. Él no iba a caer en eso y se iba a seguir fiando en su instinto ¿pistas? Eso es de debiles (??)