Había descansado lo justo y necesario, en sus propios términos claro está, demasiado agotado tras el ataque de los Inbyos oscuros, probablemente cayó dormido en algún momento sin darse cuenta mientras seguía pensando en qué tendría que hacer los próximos días. Tras despertar no pasó mucho tiempo y terminó por sacar la libreta en que había hecho anotaciones varias sobre los datos que le había proporcionado Elise y por un lado y sus conjeturas propias por otro, así como sus posibles planes de acción de hoy, y sobre eso... recordó a cierta persona...

¿Ryuu Kurosawa, no?....

Le había echado el ojo encima de vez en cuando, nada demasiado raro considerando que no debería ser el único que pensaba que debía observarle ante la posibilidad de poder volverse peligroso o caer afectado repentinamente. Pero al parecer este había dejar la zona, imaginaba para investigar. Él mismo debería empezar con lo suyo, y tras pensarlo un momento decidió ir por el mismo camino. No sabía si lo encontraría, esperaba que sí, capaz podría hacerle una preguntas, y si no pues de todos modos tendría que revisar esta ruta tarde o temprano, quizá Seiji podría...

Negó con la cabeza y preparó sus cosas para ponerse en marcha, no tenía caso quedarse de brazos cruzados. Bien no olvidaba nada, con sus binoculares a la mano se dispuso a comenzar su búsqueda.

Lo primero que había hecho Ryuu en la mañana fue revisar su brazo herido. Ya no dolía, pero los hematomas seguían en su piel como si sus intenciones fueran quedarse para siempre. Ni siquiera había rastro de manchas amarillas que indicase lenta curación. Era una pena. No le gustaba cómo las heridas se veían en él.

Sólo ver su extremidad le recordaba a ese llorón de cadáveres corrupto del observatorio. Tenía mucha curiosidad sobre él. ¿Dónde había estado antes y en qué momento esos apéndices se pegaron a él? Pensando en eso, Ryuu pensó que lo mejor sería revisar el famoso nido de llorones de cadáveres en busca de algún otro espécimen corrupto.

Se dirigió a la gruta arcana, parándose en la zona donde aún había vegetación en la cual esconderse. Podía ver a algunas de esas criaturas sobrevolar los cielos a una gran distancia. Él sacó sus binoculares y fue buscando aves por la zona en busca de protuberancias rojas. Entonces, escuchó los pasos de alguien que se aproximaba. Temiendo que alertase a las bestias, alzó la voz:

— Shh.

Y no dijo más.

Al parecer la ruta que había seguido era correcta puesto que no tardó demasiado en ubicar a delver. No había sido particularmente silencioso pero aún así se sorprendió levemente ante el reconocimiento por parte del otro. Entendió el gesto, mirando a su alrededor... sí, poca cautela podría costarles una extremidad como menos.

Usó sus binoculares en buscando ver aquello que asumía también veía el contrario. Habría que tener cuidado, normalmente se retiraría en silencio pero tendría que revisar esta cueva tarde o temprano. Se preguntaba que tendría el otro en mente.

¿...? ¿El otro había decidido unirse sin más y hasta estaba haciendo lo mismo que él...? ¿Y todo en silencio...? Qué persona más extraña. Pero tampoco le molestaba, así que dejó que se quedara a su lado mientras que él seguía observando a las aves en busca de alguna que estuviera corrupta. No obstante, en ese nido no había nada extraño:

— Nada.

Se quedó en su posición, planeando qué hacer a continuación. Le hubiese gustado dar un paseo por toda la segunda capa en busca de más criaturas corruptas, pero no sabía por donde empezar. Mientras cavilaba en eso, le echó una ojeada disimulada al desconocido. El señor del grupo le había hecho un resumen de quién era quién el día anterior, pero no recordaba que describiese a nadie como quien tenía al lado:

— ¿Quién eres?

Se preguntó a qué se refería con "nada". ¿Que habría estado buscando? No lo sabía, no conocía a esta persona y no tenía la menor idea de que pasaba por su cabeza, cada devler era un mundo y a veces resultaba desconcertante dar por supuesto algo y que terminara siendo algo completamente diferente, nunca era una sensación agradable.

De igual modo, bajó sus binoculares. Ningún rastro de algún devler muerto a la vista ni de criatura mutante como la había descrito Elise.

Negó con la cabeza para si mismo.

Observó una vez más a su alrededor por si las dudas, sin éxito alguno, hasta que escuchó la voz del aún desconocido hablarle.

No respondió inmediatamente, observándole un momento mientras pensaba que respuesta sería conveniente dar.

— Osamu Kinoshita. — Dijo finalmente. — ¿Y usted?

En el mismo momento en el que el contrario se presentó a Ryuu se le esfumó de su mente, como si su nombre hubiese hecho un derrape en su muy liso cerebro engrasado. Demasiado largo. Realmente, demasiado largo. El muchacho se quedó paralizado unos eternos segundos, hasta que reunió el coraje para preguntarle otra vez:

— ¿"Osama"? — O tal vez había dicho... — ¿"Kisama"?

No, no podía ser "kisama", o hubiese significado que le había insultado sin venir a cuento. O tal vez sí. A lo mejor él había hecho algo que le había molestado mucho y ni se había dado cuenta. De todas formas, le tocaba responder a él:

— Kurosawa Ryuu.

Y, bueno... No sabía qué más hacer. No sabía si "Kisama" se había acercado a él por alguna razón o sólo fue coincidencia. En esos momentos apreciaba mucho a gente parlanchina como Elise.

???

— Osamu. — Acotó. No esperaba que alguien de nombre del mismo tipo de origen que el suyo tuviera problemas en identificar un nombre. Bueno, cada persona un misterio distinto.

Asintió en reconocimiento antes el nombre del contrario, a pesar de ya conocerlo con anterioridad. Quería preguntarle sobre el ataque de la extraña criatura, pero no creía que entablar conversación tan cerca de un nido sea buena idea.

— ¿Buscaba algo en específico? — Quería saber si planeaba seguir en el lugar más tiempo o no. De ser el primer caso, supuso que lo dejaría con... lo que sea que esté haciendo y prepararía sus preguntas para un momento en que hacer demasiado ruido no represente un peligro tan alto.

Vale, "Osamu". Algo le decía que se iba a olvidar dentro de unas horas, pero haría el esfuerzo mientras podía. Cuando el otro le preguntó que qué hacía, Ryuu lo tomó como un permiso para verborrear un poco de un tema que le apasionaba:

— Llorones de cadáveres corruptos. Pensé que la mejor manera de averiguar qué eran esas protuberancias rojas era buscar el origen, por lo que vine a este nido en busca de más llorones de cadáveres similares al encontrado en el observatorio. No obstante, todos los de esta zona se ven sanos. Por ende, de momento tengo varias hipótesis: o el llorón de cadáveres del campamento de observación provenía de una capa distinta, o no era un llorón de cadáveres natural/biológico, o la corrupción no es contagiosa de especie a especie o, por supuesto, algo todavía inimaginable debido al desconocimiento sobre el abismo.

Hablaba tranquilamente, como si acaso no estuviese a unos metros de una muerte asegurada:

— Paralelamente, es demasiado pronto para realizar teorías. Lo ideal sería buscar más especímenes los cuales investigar.

...

¿El abismo estaba lleno de personas así? Le traía recuerdos de sus propios familiares, y no precisamente de los más agradables. No entendía como alguien pasaba de ser tan cauteloso a totalmente descuidado de un momento a otro solo por hablar del abismo. En general, no entendía la obsesión con el abismo.

— Entiendo. — De hecho el tenía algunas de las mismas hipótesis tras la conversación con Elise pero la información actual era totalmente insuficiente para decantarse más por alguna en especial. Ciertamente quería conversar con esta persona, pero no en este exacto lugar.

De todos modos, asintió ante su última proposición.

— Me informaron sobre el tema y me gustaría averiguar más al respecto, pero si no hay nada más aquí es imprudente permanecer en el lugar.

No había sido capaz de fijarse en lo seca que había sido la respuesta del contrario. Era más, lo tomó como esas típicas palabras sin significado que sólo daban a entender que uno estaba haciendo caso. Por ende, prosiguió. Incluso cuando el muchacho intentó avisarle de que no era el lugar más adecuado para tener una conversación, él simplemente habló por encima:

— Según la libreta encontrada en el campamento de observación, uno de los primeros avistamientos de criaturas corruptas ocurrió en la tercera capa en manos de un mandíbula carmesí, por l- Oh.

Al fin se dio cuenta de que Osamu había tratado de decir algo. Se quedó pensando un momento. A veces era una ventaja tener un oído tan bueno, así que más o menos había escuchado su frase:

— Cierto.

Dicho eso, se levantó y se dio media vuelta, dispuesto a dar un paseo por el abismo mientras charlaba con el chico. Esperó pacientemente a que él le siguiera.

¿Realmente estaba ignorando la situación para ponerse a hablar? Estaba pensando en dejarle terminar la frase decir algún comentario estándar a modo de respuesta, darse media vuelta y hablarle cuando estuvieran en el campamento, cuando al parecer el otro se se percató de aquello que le había intentado decir.

Bien, entonces era alguien con un mínimo sentido de la supervivencia, de momento era suficiente. Se dispuso a seguir al delver mientras verificaba que la zona a su alrededor no fuese inminentemente peligrosa, para así poder prestar más atención a las palabras del otro. Al parecer tenía mucho por decir y quería recopilar la mayor cantidad de datos posible.

Viendo que le seguía, tan sólo se dedicó a caminar. Para evitar perderse le fue guiando por el camino que llevaba al lago trémulo; todo eso en completo y ensordecedor silencio. Ryuu ya había perdido la oportunidad de seguir hablando y no sentía la iniciativa de comenzar otro tema de conversación.

La presencia del contrario no le molestaba, pero... Era tan... Callado... ¿Planeaba quedarse a su lado mirando como un gato? ¿En qué estaba pensando? ¿Qué quería de él? Se estaba volviendo loco. Si no tenía nada que comentarle, entonces podía irse a otra parte:

— ¿A qué vino? — "¿Me necesita?", "¿Es necesario caminar juntos?", "¿Cuál es su problema?", "Odio aquí".

El silencio que se había formado podría ser incómodo, pero para Osamu era un mal necesario hasta que considerara que estaban fuera de riesgo.

Pensó que el otro continuaría con su explicación en algún momento, pero la pregunta le demostró que no iba a ser así.

Suspiró. Era una pregunta razonable.

— También estaba interesado en revisar la zona. Estoy buscando algo, pero también quería verificar la posibilidad de ver directamente esos... seres corruptos de los que están hablando en el grupo de descenso.

Hizo una pausa por si el contrario tenía algo que decir. Si no era así, continuaría explicando por qué le interesaba su información en particular, pero no quería decir tanto de golpe a alguien que apenas conocía.

Entonces, habían tenido la misma idea. Él ya había hecho un resumen de sus teorías antes y volver a repetirlas se le hacía pesado, así que no añadió nada más. Aunque, ahora que procesaba nuevamente las palabras del muchacho, había algo que dejó ambiguo:

— ¿El qué?

"¿Qué está buscando?", más bien, pero la elocuencia no entraba en sus habilidades.

...

"¿El qué?"

Tardó un par de segundos demasiado largos para su gusto en deducir a qué se refería con aquella pregunta.

... ¿Era tan difícil hacer la pregunta completa?

— ... ¿Se refiere a qué estoy buscando?

Asintió.

...

— Oh. — Meditó un par de segundos, pensando que palabras usar para responder. — Estoy buscando a alguien que ha sido reportado como desaparecido hace ya un tiempo. Lugares como estos pueden contener restos de delvers que fueron sus presas en el pasado, así que debía verificar.

Pensó un momento más antes de continuar, preparándose para la usual negativa respuesta.

— Kinoshita, Seiji. Diecinueve años, dos lunares bajo el ojo izquierdo, cabello verde teñido. ¿Le es familiar?

De todas las cosas que había teorizado que el otro estaba buscando, una persona desaparecida no estaba entre ellas. Cuando se trataba del abismo, ¿no se daban como muertas y ahí se zanjaba? Si no volvían a Orth, era porque no podían. De todas formas, Osamu dio el nombre y la descripción de quien buscaba. Ryuu respondió automáticamente:

— Sí.

Sí, claro que le era familiar. Era inconfundiblemente el mismo Seiji con el que se había topado en el abismo hacía bastante tiempo y con el que... Bueno, con el que había formado cierta amistad. Supuso. No estaba seguro:

— Es su hermano. — No era una pregunta. Era una afirmación. — Me habló de usted y de las otras dos.

Ahora entendía porqué no había visto a Seiji en una buena temporada. Estaba desaparecido. No sabía cómo tomárselo. Lo único que podía hacer era darle información a Osamu:

— Hace meses no sé nada.

Ciertamente había esperado un mínimo reconocimiento vago dada su... peculiar apariencia, pero no una mención tan... Especifica, y menos de esta persona. ¿Apenas lo había reconocido? ¿O había estado jugando con él?

Por un momento sintió una pequeña esperanza brotar, tal vez podría saber algo, una ruta hacia su paradero, una pista o un avistamiento reciente.

Sintió ola de decepción invadirle. Su rostro nunca fue muy expresivo, pero probablemente algo en su mirada se apagó visiblemente por al menos un momento.

Que tonto hacerle ilusiones tan ingenuas. ¿No había asumido ya que con suerte y encontraría algún resto de su cuerpo? Parecía que no terminaba de aprender.

Suspiró.

— Entiendo.

Pareció meditar un momento antes de volver a hablar como si nada hubiera pasado.

— ¿Le dijo algo sobre su ruta de descenso? ¿Planes próximos?

Si era honesto, había hecho la conexión entre Osamu y Seiji justo en ese momento. Aún si antes le había sonado el apellido Kinoshita, había pensado que tan sólo había sido una coincidencia y que había sido un caso de apellido repetido. Eso, y que no se había acordado de la existencia de Seiji. Su mente a veces iba tan rápida y a veces tan lenta...:

— Bajó inicialmente por deber familiar. Luego se fascinó por el abismo.

Normalmente Ryuu tenía una memoria de miedo para las cosas que le decían, recordando las palabras exactas, pero había pasado tanto tiempo desde la última vez que habló con Seiji que lo tenía todo un poco difuso:

— Tampoco quería que la carga fuese para usted.

Bueno, espera. Habían unas palabras que sí recordaba por lo bizarras que le habían parecido en su día:

— "¿Quién sabe? Quizás mis padres no estaban tan locos. Ja, ja, ja". — Dijo, haciendo una risa robótica.

Se llevó una mano una mano a la cara momentáneamente, masajeando sus sienes, suspirando para sus adentros. Esto... esto ya lo sabía, lo había escrito en la carta que le dejó antes de descender. Aún así, siguió escuchando, solo sintiendo una versión amortiguada de las mismas emociones de aquella primera vez que leyó el escrito.

Sin embargo, fue la última frase la que terminó por descolocarlo. No sabía si eran las palabras en sí, o la forma en que habían sido dichas.

Esta persona...

Entrecerró la mirada, observándolo de forma poco amistosa. No, no tenía caso enojarse. ¿Qué ganaba con eso? Nada, además corría el riesgo de perder un posible informante. Resopló y negó la cabeza para si mismo. Pensando más en las palabras en sí... sí, sonaba como algo que Seiji diría. Le estaba dando un dolor de cabeza pensar en ello. No lograba entender a Seiji por pensar así, ni a esta persona por contar esto como que fuera una clase de broma, y de paso tampoco entendía como ambos se habían hecho "amigos". Finalmente tras un probable silencio, llevó su mano hacia su mentón, terminando por cubrir parte de su boca.

— Entiendo. — Miraba hacia un punto indefinido del suelo lejano, perdiéndose por un momento en sus divagaciones antes de volver su mente a su respectivo carril para definir su próximo plan de acción.

Sí, recordaba que originalmente había más preguntas que deseaba hacerle, pero no sabía si tenía la energía suficiente para seguir tratando con un persona así ahora mismo.

— Agradezco su información. — Terminó por comentar. — Si recuerda algún otro dato relevante al respecto, hágame el favor de decírmelo. Sería de gran ayuda.

Le costaba un poco navegar la conversación teniendo en cuenta que tenía demasiadas cosas rondando su mente a la vez. Sus recuerdos sobre Seiji volvían a él poco a poco de forma desordenada. Lo peor era que se estaba acordando más de las anécdotas ridículas que de sus planes futuros en el abismo:

— Su objetivo era el silbato negro. Quería dedicar su vida a ello. — Finalmente, se resignó. — Nunca dijo a qué capa bajaría.

Ahora que lo pensaba... El muchacho había dicho que se llamaba "Osamu", ¿cierto? Osamu, Osamu... Ese nombre lo había escuchado en boca de alguien más. Pero, ¿de quién? Ryuu se quedó en silencio un rato bastante largo, hasta que al fin lo recordó:

— Conoce a Elise.

Tch. No le agradaba el hecho de que un viejo amigo de ella estuviese en el grupo del descenso, pues aumentaba las posibilidades de que ella pasase más tiempo con Osamu y no con él:

— ... ¿Se unirá a la operación? — Soltó con cierto desdén.

Negó para si mismo. Imaginaba algo así, al menos no había pensado hacer un últimos descenso o algo así. Aunque esta información era ya de meses atrás y podría haber ampliado sus ambiciones. Quería creer que ni Seiji sería tan imprudente, pero en este punto... ya no sabía que pensar.

— Comprendo.

Era casi un hecho que debería descender una capa más, al menos que encontrase algo concluyente en esta, por supuesto. Estaba sopesando las alternativas en torno al siguiente descenso, cuando escuchó a Ryuu hablar en nueva cuenta.

¿A qué venía ese comentario repentino? Aquello no era una pregunta, si no una afirmación.

... ¿Y ese repentino desdén?

Entrecerró la mirada, no cómodo con el cambio de actitud de está ya de por sí extraña persona.

— Aún no lo he decidido. — Respondió, no molestándote en confirmar la anterior afirmación dado que él parecía tener la certeza de aquello. ¿Habría recordado algo?

No estaba seguro de desear involucrarse más con esta persona, lo que era molesto considerando que había tenido la intención de preguntarle sobre el ataque de la criatura corrupta. Que molesto.

Le alegró bastante escuchar que el muchacho aún no se había decidido si unirse al Descenso Final. Aún si eso significaba que la posibilidad de unirse existía, también indicaba que podía tumbarla abajo:

— No lo haga.

Durante toda la conversación había estado mirando hacia adelante, pero, en esos momentos, giró la cabeza para encararse a él; eso sí, poniendo su vista en su silbato. No podía hacer contacto visual:

— Encontrar a Seiji requiere tiempo y exploración exhaustiva de capas. No se obtendrá en la operación.

Lo observó en silencio un momento. No sabía exactamente que era, pero sumando al repentino cambio de actitud anterior, había algo que no le agradaba de esta persona.

¿No quería que se uniera al grupo de descenso? ¿Por qué? ¿Le parecía que demasiadas personas serían un inconveniente? ¿Había otro motivo o quizá solo estaba sobrepensando las cosas?

No le estaba diciendo nada nuevo. Él ya había tenido en cuenta ese factor, sin embargo ya había permanecido bastante tiempo en la segunda capa y todo apuntaba que tendría que bajar al menos una capa más. Tendría que hablar pornto con la silbato blanco.

— Soy consciente. — No dijo más, no veía favorable compartir sus pensamientos con esta persona, aún si era amigo de Elise o incluso Seiji.

— Usted... — Cambio levemente su pregunta tras pensarlo un poco más— ¿.. es parte del descenso final? — Elise le había comentado que ellos habían sido parte de una exploración aparte y no le había dicho nada al respecto.

De acuerdo. Parecía que el muchacho comprendía qué podía perder si se quedaba con el grupo. Quería también decirle que si él no buscaba a Seiji nadie más lo haría, pero sentía que Osamu era consciente de aquello. Se quitó las gafas y sopló en ellas para limpiarlas:

— Le quería. Si no puede rescatarle a él, rescátese a sí mismo. "No quería que la carga fuese para usted". — Recordó, colocándose de nuevo los lentes. — Seiji... Quisiera complacerle. — Qué mentira tan grande.

... ¿Le importaba que él fuese parte del Descenso Final? ¿Afectaría su respuesta a la decisión de Osamu? ¿Si le decía que sí, y que Elise también, querría ir con ellos con tal de estar con ella? Ese miedo se instaló en su corazón:

— Mhm.

Ni asintió ni negó con la cabeza. Que él hiciera sus propias conclusiones.

Realmente... ¿Qué estaba intentando lograr esta persona?

¿Primero recomienda una revisión exhaustiva a cada capa y luego le pide rescatarse a si mismo, lo que implicaría abandonar el abismo? Simplemente no tenía sentido.

¿Creía que diciendo estás cosas lo convencería de abandonar el campamento? ¿O era algo más que no lograba descifrar?

Era... Realmente pretencioso de su parte creer que poniendo palabras en la boca de su hermano conseguiría algo. Sabía que Seiji no quería ser una carga, pero... ¿Complacerle? Si fuera así, ni siquiera se hubiera convertido en delver. Seiji sabía muy bien cuánto detestaba ese lugar y si fuera por él les hubiera prohibido totalmente el acceso al abismo.

Y aún si fuera cierto, era un movimiento audaz por parte de este, para él, desconocido creer que eso cambiaría alguna decisión suya. No era precisamente fanático de retractarse de sus elecciones personales.

Sin embargo no iba a confrontar a esta persona. Siempre existía la posibilidad de que todo fueran solo conjeturas suyas, que solo se tratase de un malentendido, y quería pensar que Elise y Seiji no se harían amigos de alguien... De alguien peligroso.

Que problema.

— Entiendo su punto de vista.

Respondió. Aunque ganas no le faltaban de echarle en cara como sus intentos disuasivos eran evidentes y poco efectivos.

Le hubiera gustado tener una respuesta más clara, sobre su pregunta, pero al parecer era todo lo que tenía por ahora. Todo apuntaba a que si, pero sería erróneo asumir algo tan rápidamente. Tal vez podría preguntarle a Elise más tarde, aunque aquello podría resultar en otro dolor de cabeza.

No tenía nada más que añadir. El muchacho había dicho que entendía ambos argumentos, lo que significaba que Ryuu había logrado convencerle No. Su trabajo estaba hecho. Fue entonces que, al mirar en la distancia, se dio cuenta de que al fin habían arribado al lago trémulo. Él tan sólo se dirigió a donde estaba su mochila y reordenó sus cosas. Quería ir más tarde a los caminos pesados para estar solo un rato.

Por él, ya se había acabado su conversación con Osamu.