Segunda Capa


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Mesteres
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5 de noviembre ~ 18 de noviembre

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﹂ Corrupción [WIP]


Corrupción

8 de Noviembre – Campamento de observación

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Kurosawa Ryuu

Los últimos dos días habían sido... Interesantes. Habían pasado muchas, muchas cosas. En consecuencia, la mente de Ryuu iba a mil por hora. Recapitulaba la información, la resumía, la machaba, la volvía a procesar... Pero siempre se quedaba con incógnitas. Por ejemplo, tenía muchas dudas sobre las criaturas corruptas.

Aún no había investigado del todo a aquél llorón de cadáveres putrefacto.

En esos momentos, Ryuu se encontraba apoyado en la barandilla del observatorio en una postura que claramente indicaba que estaba derrotado. ¿Por qué? Bueno, porque acababa de subir por el ascensor. Y el muchacho no era exactamente muy resistente a la maldición del abismo. Ya había echado la bilis en otro lugar y ahora sólo esperaba a que el dolor de cabeza desapareciese.

El único sonido del lugar eran los estruendosos chillidos de los dos inbyos que estaban amarrados a su lado. Gritaban, se retorcían, pero no podían liberarse de las cuerdas. Ryuu los había capturado bien. Bendito lanzacuerdas.

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Elise Jung

Se había quedado con el bichito picándole la curiosidad con respecto a la criatura que habían visto hace unos días. Si bien el grupo estaba de momento sin intenciones de volver al campamento de observación y analizar el lugar con más detenimiento, por su lado sentía el deseo suicida de ir y comprobar las teorías que anteriormente había hablado con Osamu.

Habiendo subido el ascensor, se encontró de cruce con Ryuu y... ¿Un par de inbyos chillones amarrados por sus lanzacuerdas?

—Pobres criaturas penosas ¿Por qué las tienes amarradas? ¿Te molestaron? Haha—Llevó su mano a su boca y aguantó un bostezo con suma naturalidad, ignorando el espectáculo de aquellas criaturas —¿Estás bien? Ya, ya~ ya va a pasar.

Acercándose al chico, le dio un par de palmadas suaves en la espalda, viendo que el menor estaba algo exhausto por los cambios repentinos de ascenso. Por su lado, ella sólo sentía un molesto dolor de cabeza y un cansancio tal que estaría dispuesta a dejar inconscientes a las criaturas con tal de dormirse encima de ellas.

Por obvias razones no haría eso.

—¿Entrarás a investigar? Te acompaño —Ni siquiera se molestó en preguntar si Ryuu quería ser acompañado, pero ella estaba preparada en esos momentos para entrar y tomar un par de notas, sola o no.

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Osamu Kinoshita

Desde que se había encontrado con al grupo de descenso habían pasado más cosas que en todos los días que había estado en el abismo en esta última expedición. No lo consideraba algo precisamente positivo.

No importaba, no podía quedarse de brazos cruzados. Ciertamente en su momento tuvo que desistir de entrar al campamento de observación por los ataques de los inbyo y la razonable propuesta de la silbato blanco. Pero seguía siendo un hecho que no había explorado esta instalación y era un lujo que no podía permitirse.

¿Aún estaría aquel llorón de cadáveres que habían mencionado? Si era así, al menos echar un vistazo rápido a su estado podría darle algo de información útil.

Subió por el ascensor, aguantando los malestares que traían todo asecendo consigo. Si bien no era demasiado vulnerable a la maldición, estaba lejos de tener la resistencia a esta que desearía.

Ya estando cerca del acceso unos gritos de criatura se dejaron oír, alarmadolo. ¿Estaba pasando algo allí? Sonaban como los inbyo del otro día. Maldijo para sus adentros, preparando su arma pese a los malestares pero su sorpresa fue grande al ver dos rostros conocidos y a los inbyo capturados.

Se alivió un poco al no sentir ya el peligro inminente, pero el desconcierto no se iría tan pronto.

Bajó su arma, masajeando sus sienes. No esperó encontrar a nadie, y menos a ellos dos.

No sabía si sería una fortuna o todo lo contrario.

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Kurosawa Ryuu

Cuando escuchó el sonido del ascensor maldijo internamente, preguntándose porqué no podía estar solo ni diez minutos; no obstante, esos insultos pararon en cuanto se dio cuenta de que quien había arribado era Elise. Quiso contestarle. Pero las palmadas a la espalda que recibió por parte de ella le dieron ganas de echar bilis que ni tenía en su sistema. Se aguantó un espectáculo:

— N-No toques...

Intentó incorporarse un poco, apoyando las manos sobre la barandilla. Inhaló profundamente. Tenía la cabeza como un bombo. Ignoró que estaba escuchando de nuevo el ascensor y se centró en el sonido de su propia voz:

— Usaré a los inbyos para investigar a la criatura corrupta. — Contestó con lag. — Cuando la toqué con el bisturí días atrás, la corrupción usó el objeto como conductor para llegar hasta mi. Realizaré unos experimentos para averiguar si la corrupción viaja a través de conductores o si tiene la inteligencia para saber quién es su atacante.

Aprovechaba su verborrea para descansar un poco. De todas formas, era necesario contarle todos sus planes a la mujer para que ella pudiese tomar notas correctamente. Porque sí, le había permitido acompañarle. Siempre habían sido compañeros de investigación, al fin y al cabo:

— También me permitirá saber si la corrupción es contagiosa y si discierne entre humanos y criaturas. — Dijo, tocándose el brazo derecho. — Me quedaré con los inbyos varios días para comprobar si la corrupción tiene periodo de incubación.

Luego, se giró. Y vio tanto a Elise como a Osamu. Chasqueó la lengua.

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Elise Jung

Echó sus manos hacia arriba, deteniendo las pequeñas caricias a modo de calma hacia Ryuu, soltando una risa de compasión hacia su amigo. Esperaría un poco a que el chico estuviera en mejor estado antes de disponerse a entrar al tal campamento, de todas formas, mientras estuviera con alguien más seguro era.

—Comprendo —Asintió captando toda la explicación de Ryuu respecto a lo que quería hacer —Quería comprobar que la criatura siguiera ahí, pero ahora que estoy contigo, me causa curiosidad si esas protuberancias tienen vida propia o no. Averiguémoslo.

Alzó el pulgar en son de futura victoria, puesto que congeniar con alguien más para ese tipo de experimentos siempre era un placer para su libreta de investigación.

—¿Dónde vas a dejar a los inbyos para examinarlos? ¿En algunas de las salas del campamento de observación? —Meditó unos momentos, puesto que los mismos no podían estar cerca del grupo, atraían demasiado la atención con sus gritos —Si vienes seguido aquí en estos días, avísame, sabes que hay más criaturas fuertes alrededor y podría ser peligroso —Hizo alusión a los inbyos oscuros del otro día.

Giró un poco su cabeza cuando cruzó miradas con el menor, un poco confundida por aquel chasqueo de lengua. Al sentir una presencia en sus espaldas, notó que no había prestado atención al sonido del ascensor por estar revisando momentáneamente su cuaderno.

Se dio vuelta, logrando captar la imagen de Osamu segundos después.

—Hey, Osamu —Alzó la mano a modo de saludo —¿Investigando también?

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Osamu Kinoshita

Apenas logró escuchar el final de la conversación, por lo que no estaba seguro de que era lo que ambos buscaban aquí. ¿Era su idea o Kurosawa había chasqueado la lengua? Entrecerró levemente la mirada por un momento, para decidir que no tenía caso pensar demasiado en eso de momento. Hizo un leve asentimiento como reconocimiento al saludo de Elise.

— Algo como eso. — Volvió su atención a los inbyos capturados, preguntándose por qué seguían vivos. No llegó a entender de que habían estado hablando anteriormente. No se callaban, podrían atraer más monstruos si seguían así demasiado tiempo, no matarlos era un problema a menos que hubiera un motivo que valiese la pena. — ¿Harán algo con ellos?

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Kurosawa Ryuu

Asintió a las palabras de Elise. Ante la pregunta de dónde dejar a los inbyos, se quedó callado. No lo había pensado. Ryuu se guiaba por impulsos, así que en cuanto tuvo la idea de secuestrar a los inbyos la llevó a cabo sin planear sus siguientes pasos. No quería dejarlos en el observatorio sabiendo bien que eso significaría ascender todos los días, así que buscó otras opciones:

— ... Mmh... Con nosotros. Arrancaré sus cuerdas vocales.

Después, llegó Osamu. No le hacía nada de gracia tener al muchacho ahí, pero tampoco tenía el poder para echarle. Intentó pensar en positivo: si los inbyos no era suficientes, siempre podía usar al muchacho como tercer conejillo de indias. Ese pensamiento le relajó:

— Sujetos de pruebas. Para investigar la corrupción. — Resumió. No le apetecía dar la explicación larga dos veces. — Al finalizar les quitaré las cuerdas vocales.

Sacó de su mochila una de sus cajas y de ella sacó dos mascarillas, una de las cuales entregó a Elise. La otra, para él. A Osamu, que le zurzan. Esperaría a que todos estuviesen listos antes de entrar en la sala con el cadáver.

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Elise Jung

Alzó el pulgar, la idea de Ryuu era bastante mejor y más viable que lo que había comentado antes.

—¡Ok! —Aceptó con ánimo —Estaré tomando apuntes cuando comiences a investigar. Ingresemos lo más pronto posible.

Volviendo a colocar su atención en Osamu y finalizando su leve conversación con Ryuu, había abierto la boca para explicar qué iban a hacer con las pobres bestias, sin embargo, el menor de los tres se adelantó primero.

Se preguntó momentáneamente si Ryuu y Osamu se conocían ya, puesto que habían pasado un par de días desde el incidente en el campamento de observación y había visto un leve atisbo en el más alto.

—Bueno, eso —Expresó finalmente, por no decir lo de mi compañero x2 —¿Vienes con nosotros? Quedarse solo en los alrededores puede ser peligroso.

Aceptó la mascarilla del más menor y esperó a que Osamu respondiera a su pregunta antes de colocársela.

—Supongo que no te molesta, ¿Verdad, Ryuu? Osamu es un viejo amigo mío.

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Osamu Kinoshita

Eso tenía más sentido, lo que explicaría por qué no se habían deshecho de las bestias aún. Pensó que quizá sería preferible arrancárselas cuanto antes, pero ante la posibilidad de recabar información incompleta de sus efectos... sería adecuado correr el riesgo, imaginó.

Vio como el otro sacó una caja y sacó mascarillas para si mismo y para Elise, claramente ninguna para él. Negó para sus adentros, cada momento que pasaba estaba más seguro que esta persona le tenía algún desagrado en particular. No sabía si quería saber por qué.

Elise... ¿Por qué? ¿Lo estaba haciendo a propósito?

— Creo que tu compañero prefiere que no hayan desconocidos cerca de su zona de trabajo. — Respondió, intentando no causar problemas innecesarios. Estoy seguro que sí le molesta, quería decir en realidad, claramente. Era verdad que le gustaría ver los resultados del experimento, pero no sabía si quería correr ese riesgo al lado de una persona tan extraña que parecía tenerle algún tipo de rechazo.

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Kurosawa Ryuu

Asintió a las palabras de Elise. Después, ella le preguntó si no le molestaba que Osamu se uniera a la investigación. Claro que no le molestaba. Le daba rabia. Pero su gran debilidad eran sus seres queridos, por lo que negarse a su petición le era prácticamente imposible. No le quedó más remedio que tomar una tercera mascarilla y acercarse a Osamu para entregársela:

— Está bien.

Aunque si cualquier cosa salía mal y el mayor acababa herido, Ryuu no se haría cargo. Eso era lo único que le tranquilizaba. Así pues, se puso su cubrebocas, tomó la cuerda que apresaba a los Inbyo y los llevó a rastras hasta la habitación donde se hallaba la criatura corrupta. Hora de investigar.

La criatura no se había movido ni un solo centímetro del campamento de investigación. Se mantuvo donde la encontraron en su momento. El olor a putrefacción impregnaba todo el ambiente todavía, incluso si la zona se había ventilado un poco tras abrirla hacía unos días.

Los hilos rojizos seguían moviéndose sobre el cuerpo de la criatura, aunque esta vez, parecían tener un movimiento mucho más lento, a diferencia de la última vez. Sus tripas seguían esparcidas por el suelo manchando la madera.

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Elise Jung

Agradeció internamente que Ryuu haya aceptado la compañía de Osamu, mas sin embargo, aún sentía que entre ambos había una especie de tensión extraña, no sabía si era porque sus caracteres chocaban al ser levemente similares o porque había pasado algo antes.

Pero no iba a meterse en asuntos ajenos, así que sólo optó por alzar con ligereza su puño y bajarlo en son de victoria.

—Bien, vamos entonces.

Se colocó la mascarilla y comenzó con la acción.

Al acceder a la habitación, notó que todo estaba igual que hace unos días, es más, parecía ser que nada se había movido de su lugar a excepción de las protuberancias que continuaban con vida moviéndose de manera arrítmica, pero con menor rapidez.

Apretó con fuerza el puente de su mascarilla, haciendo que la misma se insertara más en su nariz y no dejara que entrase el putrefacto olor del lugar, seguido de esto, sacó su libreta y lápiz y fue anotando los nuevos datos que había percibido.

—Me pregunto cuánto tiempo llevará muerto... —Llevó el extremo del lápiz a su mentón mientras examinaba a la criatura con la vista.

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Osamu Kinoshita

...

Que más quedaba. No muy convencido de esto, tomó la mascarilla ofrecida por Kurosawa gracias a la intervención de Elise y procedió a entrar a la habitación tras ellos. Se había asegurado previamente de tener su daga a la mano. Solo por si acaso.

El olor del lugar era terrible y abrumador, ajustando su mascarilla por automático y dirigiendo su vista hacia la criatura putrefacta.

Vaya, esa era la mencionada corrupción. Recordando las anotaciones de Bhandari que ese mismo día habia revisado, no le quedó claro si los extraños apéndices estaban o no en el exacto mismo estado, por lo que decidió preguntar.

— ¿Permanece igual a la primera vez que lo vieron?

El espectáculo era repugnante, las ilustraciones de aquellas notas eran tan realistas que nuevamente estaba sorprendido.

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Kurosawa Ryuu

Al igual que Elise, su primera pregunta fue cuánto tiempo llevaba esa criatura muerta. No podía tocarla por culpa de la corrupción, así que no le quedó más remedio que comprobar el tiempo de muerte a plena vista. Dio varias vueltas a su alrededor. Revisó los ojos en busca de insectos, miró si algunas plumas se habían soltado del cuerpo, si habían otros fluidos aparte de la sangre... Cualquier cosa que le indicase en qué estado de descomposición estaba.

Mientras hacía aquello, respondió a Osamu:

— Similar. Mayor putrefacción. Corrupción aletargada.

Ya que estaba, también examinó cuál había sido la causa de muerte. Se fue a la parte trasera del animal y comprobó qué tipo de herida tenía; si era una mordida, un corte, un aplastamiento... También le echó un vistazo a los órganos internos, por si le podían dar pistas al respecto. Luego, señaló a Osamu sin siquiera mirarle:

— Revisa el lugar. Averigua por dónde ha entrado.

Porque también había que examinar la escena, y si se encargaba el chico se libraría de él un buen rato. Elise tenía que tomar nota, de todas formas.

Las observaciones de Ryuu fueron útiles para identificar detalles que, a plena vista, parecerían muy obvios. No obstante, podrían llegar a tener una gran importancia.

La criatura aún no había desarrollado gusanos debido a que la carne no había terminado de descomponerse del todo. Si algo estaba claro era que la criatura no llevaba mucho tiempo allí en ese estado. Es más, ¿qué les aseguraba que estaba muerta en su totalidad? La sangre que rodeaba el llorón de cadáveres aún tenía un color rojo intenso, el líquido no se había secado del todo.

Revisando los intestinos parecía una herida hecha con un arma humana, desde luego que, no había indicios de que fuera por culpa de una criatura, el corte era demasiado limpio.

Sin embargo, era difícil encontrar la causa de la muerte de la criatura. No había muchas más pistas que ayudaran a descifrar un posible escenario.

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Elise Jung

Había abierto la boca para responder a Osamu, puesto que ella se encontraba en el lugar de los hechos en aquel día, sin embargo, Ryuu se le había adelantado primero. Ante los nuevos datos, fue anotando lo que decía el chico con rapidez.

Estuvo de acuerdo con el más menor, la vez anterior no habían revisado el perímetro en busca de indicios, por lo que aquella ocasión era necesario para recolectar la mayor cantidad de información posible. Por mientras, ella fue anotando lo que sus ojos alcanzaban a analizar de la criatura.

—La bestia parece aún no entrar a las fases predeterminadas y avanzadas de descomposición, por lo que asumo que ha sido atacada poco antes que llegáramos al lugar —Comentó en voz alta mientras escribía.

Fue caminando un poco por el lugar, rodeando a la criatura a una debida distancia prudente. Lo que más le había llamado la atención era el charco de sangre en la criatura.

—Hmm... ¿Por qué la sangre sigue ahí? ¿Será que sigue brotando de él?

Si era una criatura de gran magnitud, no le sorprendía que la sangre siguiera brotando del mismo, no obstante, habían pasado algunos días, ¿Por qué la sangre no se había detenido? ¿Por qué no se había vuelto de tonalidad oscura?

—Ryuu, no te acerques mucho —Sentía un dolor de espalda leve, como si fuera una sensación de mal augurio, porque hasta lo que tenía entendido, los cadáveres no sangraban por tanto tiempo —¿Se supone que está muerto? No pareciera.

Esperó a que los chicos respondieran para ver si había dejado pasar algún detalle en sus observaciones visuales.

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Osamu Kinoshita

— Ya veo.

No creyó que el otro fuera quien respondiera antes que Elise, pero anotó los datos mentalmente. Corrupción aletargada... ¿sería a causa de la muerte del huésped? Al igual que ellos, se dispuso a observar el presunto cadáver a una distancia prudencial, escuchando los comentarios de la mayor y entrecerrando los ojos ante lo que a sus oídos sonaba como una orden, no una solicitud. Para su disgusto, no se hallaba en una posición para replicar.

— Bien. — Sin embargo antes de salir de la habitación. Se dispuso a salir a hacer la revisión, pero antes comentó, probablemente más dirigido a Elise que al otro delver.

— ¿Es posible que la corrupción mantenga relativamente viva a la criatura? No se trataría de un parásito si no... un potenciador incluso? Mencionaron ese mandíbula carmesí inusualmente grande, sería lógico que haya sido esto lo que propiciara su crecimiento anormal. — No era médico ni biólogo, por lo que sabía que los términos que usaba podrían ser imprecisos. Por la información que había recabado hasta el momento, podía hacer alguna nuevas hipótesis. — Entonces... existe la alta posibilidad de que estos"apéndices" sean un organismo con un considerable grado de independencia de su huésped, y hasta que la corrupción no muera...

Negó con la cabeza para si mismo. Mejor ocuparse de lo que tenía que hacer. Revisó exhaustivamente primero la habitación actual, buscando pistas que indicaran como llegó la criatura aquí o alguna otra cosa útil, teniendo cuidado de no acercarse a la criatura muerta, echándole un ojo de cuando en cuando

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Kurosawa Ryuu

... Extraño. Demasiado extraño. Con una herida abierta como la que tenía la bestia, la descomposición debería ser aparente; además, habían transcurrido dos días tras el descubrimiento del cadáver, así que como mínimo el cuerpo debería estar hinchado, debería tener insectos comiendo sus ojos y una espuma sangrienta debería salir por su boca. Pero no había nada de aquello. Incluso la sangre derramada seguía algo líquida:

— Corrección. Nivel de putrefacción... — Se quedó pensando unos momentos. — Contradictorio. — Concluyó. — Olor pútrido típico de la segunda fase de descomposición a pesar de la falta de las características de ésta.

Echó un mejor vistazo a la sangre. Quería comprobar si aún seguía brotando de la criatura. También le revisó mejor a los intestinos por si era posible saber qué clase de arma lo había causado, pero no tenía muchos conocimientos en cuanto a armamento se trataba:

— ¿Qué filo causa una herida de tal magnitud?

Con lo último que dijo Osamu se acordó de la teoría de la corrupción teniendo inteligencia propia. Bien. Tocaba jugarle al vergas por segunda vez en la semana. Ryuu se acercó a uno de los Inbyo y desató las cuerdas lo suficiente para liberarle una mano. Con mucha dificultad debido a que el animal estaba histérico, le ofreció una piedrita de su bolsillo para que se la lanzara; claro estaba, el chico planeaba esquivar a tiempo para que el proyectil diese contra el llorón de cadáveres. De esta manera se podía averiguar si la corrupción viajaba por conectores o si tenía vida propia.

Desgraciadamente no había muchos indicios sobre cómo llegó exactamente la criatura al campamento. Las ventanas no tenían signos de rotura o de que estuvieran forzadas, más bien era como si la criatura hubiera sido traída desde el exterior o hubiera entrado por sí sola a la instancia.

Las observaciones de Ryuu volvieron a darle una nueva incógnita: la sangre todavía brotaba. Lentamente y a un ritmo muy pausado. Salía desde lo más profundo de sus intestinos, éstos se encontraban bastante destrozados debido al arma usada. Era difícil discernir cuál había sido, aunque por el tipo de herida solo podría ser un arma física.

Después el joven pelinegro con gafas tuvo una nueva idea. La piedra salió disparada de las manos del Inbyo hacia él y terminó chocándose con el cuerpo de la criatura corrupta. No ocurrió absolutamente nada.

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Elise Jung

Tras escuchar lo que había dicho Osamu, enseguida vino a su mente la leve charla que habían tenido ambos luego de los hechos el otro día, por lo que volvió a apuntar en su cabeza las posibles teorías aquellos casos particulares que habían discutido.

No lo veía tan lejano, de todas formas, había algo que potenciaba a las criaturas que portaban esas protuberancias, ahora, el saber por qué y el cómo era su meta en aquellos momentos.

—¿Estará totalmente muerto? —Preguntó en voz alta con duda.

Ante la mención de Ryuu sobre la herida de la criatura, notó enseguida y recién que la misma, más específicamente en el aglomerado de intestinos sobresalientes, tenía un corte demasiado preciso como para haber sido de alguna criatura inteligente.

—¿Es una herida limpia, Ryuu? ¿Crees que haya sido provocado por algún ser humano?

Enseguida preguntando eso en voz alta, la apariencia de Ozen se le vino a la mente. Era extraño que la mujer estuviera desaparecida por un intervalo tan largo de tiempo, o estaba en los alrededores o se trataba de otra persona quien le hizo aquellos tajos al llorón de cadáveres.

Se mantuvo mirando las acciones del más menor, al percatarse que uno de los Inbyos arrojó una piedra al cuerpo del llorón de cadáveres y no se inmutó, se mantuvo pensativa unos segundos.

—Ah, ¿En qué estado está la criatura? ¿Muerta o viva? ¿Por qué pareciera como si estuviera durmiendo profundamente? —Llevó una mano a su mejilla y la apoyó con pesar, seguido de esto, caminó alrededor de la misma y observó si las protuberancias habían tenido alguna reacción en específico ante el impacto de la piedra. Alzó la voz: —Osamu, ¿Encontraste alguna pista?

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Osamu Kinoshita

Asintió ante las correcciones del menor, era su campo, lo que dentro de todo respetaba. Haría sus respectivas anotaciones mentales.

Su búsqueda por la habitación no tuvo ningún fruto hasta el momento, eso era... Extraño por decir lo menos.

Mirando de cuando en cuando el grupo, vio como la piedra no tuvo ningún efecto. No sabía que pensar al respecto.

— Nada. Es extraño, debería haber algo.

Agachandose un poco, buscó en el suelo algún rastro de que el cuerpo hubiera sido arrastrado hacia el lugar o en qué dirección pudo haber sido desplazado. Algún rastro, cualquiera.

¿Habría sido traído para ser estudiado por alguien más? Esa arma parecia humana. ¿Lo habrían traído vivo o ya destrozado?

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Kurosawa Ryuu

Al revisar la sangre se dio cuenta de que aún brotaba de la herida a pesar de que había pasado un mínimo de dos días tras su muerte. Eso solo podía significar una cosa: el corazón seguía latiendo. Por ende, cuando la mujer hizo su pregunta en voz alta Ryuu supo qué responderle:

— Está vivo.

El muchacho sintió un ligero dolor en la boca de su estómago. Eran nervios. Emoción. Si la corrupción era capaz de llevar la evolución de una especie más allá y jugar con el concepto de la muerte, ¿no era simplemente maravilloso? ¿No era lo mejor que le había pasado a la Tierra? ¿No podrían con ella librar al ser humano de la tragedia de ser un simple mortal? Ryuu rio muy suavemente por lo bajo:

— Fascinante.

Necesitaba saber quién y cómo había sido capaz de herir a una criatura tan perfecta. Saber cómo dejar la corrupción en un estado moribundo también era importante. Asintió a la pregunta de Elise:

— Corte limpio. Ergo, ha sido un filo.

Vio cómo las pretuberancias no se inmutaban ante la piedra. De momento, la balanza se inclinaba a que la corrupción viajaba a través de conectores, pero no podía afirmarlo con tan solo una prueba. Era posible que discerniese entre humanos y bestias. Por ende, Ryuu tomó otra piedra y la lanzó en parábola al llorón de cadáveres. Se preparó para lo peor.

Cuando Elise rodeó la criatura moribunda, mientras que Ryuu realizaba su primer experimento, notó enseguida que dicha piedra no provocó ningún tipo de perturbación en las fibras rojizas que salían del cuerpo de la bestia. Era como si no les importase en absoluto.

Por otro lado, Osamu optó por investigar la zona, comenzando por los rastros del suelo, no obstante, como estuvieron apelotonados dentro del campamento el suelo estaba cubierto de huellas por las botas de los Delvers, por lo que la tarea que encontrar un rastro de deslizamiento era casi imposible.

Finalmente, Ryuu volvió a hacer otra prueba, pero, al igual que antes, la piedra disparada hacia el llorón no hizo absolutamente nada.

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Elise Jung

Le parecía bastante extraño que no hubiera nada en los alrededores, ¿Ni siquiera alguna pista diminuta sobre el posible traslado de la criatura? Parecía ser como si fuera el crimen perfecto. Suspiró con desdén en respuesta.

Sus ojos se abrieron de golpe al escuchar a Ryuu decir que el llorón de cadáveres aún se mantenía vivo, cosa que encontraba, en su mayoría, totalmente curioso.

—¿Ho? ¿Qué tenemos aquí entonces? —Exclamó con bastante asombro y una sonrisa entremedio, pese al panorama tenebroso que los rodeaba cada vez más —Haha, qué interesante.

Comenzó inmediatamente a escribir, tanto lo que Ryuu decía como lo que estaba pensando. El corte era limpio, como había pensado, entonces eso le conducía a pensar en varias cosas. ¿Habían traído a la criatura a propósito? ¿Querría alguien que otros la encontraran? ¿Las protuberancias mantenían viva a la criatura, pero en un estado de inconsciencia profunda, algo así como un coma inducido?

A los apéndices no parecían importarles lo que ocurría a su alrededor, seguían con el mismo rumbo de siempre, retorciéndose de manera paulatina, no como la primera vez que atacaron al instante al sentir la mínima perturbación a las mismas.

Se preguntó si el paso del tiempo debilitaba a las mismas. Posiblemente.

Al ver que Ryuu lanzaba la piedra y el llorón no se había inmutado por aquel evidente cambio entre especies, le llevó a tomar un par de conclusiones rápidas.

—Bueno, ¿Qué hacemos? La criatura no se inmuta, los parásitos se siguen moviendo, no parece haber nada en los alrededores y pareciera que continúa vivo, pero en un profundo estado de inconsciencia —Enumeró con sus dedos mirando en lo alto —Si llega a despertar, estaremos en una clara desventaja aquí. Cuidado con lo que haces, Ryuu.

Presintió el entusiasmo del menor. Posiblemente no la escucharía, así que se preparó para cualquier actitud impulsiva del mismo. Sostuvo una mano suya a su arco.

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Osamu Kinoshita

Nada. No encontraba nada.

— No hay rastros de una entrada violenta. Es posible que alguien le haya traído, pero las pisadas no permiten ya encontrar rastros de deslizamiento. — ¿Sería el momento para detenerse a pensar para que habrían traído esto aquí, de ser ese el caso más probable? No estaba seguro.

Escuchó lo dicho por el menor. Bueno, entonces no se había equivocado anteriormente al suponer que esta criatura podía estar viva aún realmente. Peligroso, pero increíblemente interesante, no había forma de negarlo. Aunque era curioso que no reaccionara en lo más mínimo a los ataques.

— Quizá solo se está aferrando a la vida. — Otra suposición rápida, claro.

No sabía a ciencia cierta que pretendía Kurosawa realmente, por lo que al ver a Elise la imitó y colocó su arco en posición.

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Kurosawa Ryuu

Conforme pasaban los segundos su emoción crecía más y más. La hipótesis de que la corrupción viajaba a través de conectores estaba casi confirmada para él. Lo ideal sería hacer experimentos una y otra vez, lanzando distintos materiales a especímenes distintos, pero los impulsos del muchacho le hacían querer usar ya los fuegos artificiales.

Sólo tuvo la suficiente decencia para acercarse a los apéndices para revisarlos mejor. Con ayuda de la linterna en su casco los reviso a contraluz, acercó la palma para ver su temperatura, contó la velocidad por minuto a la que viajaban y demás observaciones. Finalmente, le respondió a Elise:

— Comprobar si es contagioso.

Se dio la vuelta y se dirigió a los Inbyo con cierto trote en su andar. Comenzó a desatar las cuerdas de uno de los animales, a la par que por lo bajo hablaba consigo mismo:

— Por favor, por favor. Que sea esto lo que he estado buscando años.

Finalmente, dejó libre a uno de los Inbyo, lo suficientemente cerca del llorón de cadáveres para que no le quedase más remedio que hacer contacto.

Las protuberancias habían disminuido en velocidad, a diferencia de la primera vez que lo encontraron, eso significaba que tendrían una velocidad de viaje mucho más letárgica que en un principio, sería necesario encontrar otro espécimen para saber la velocidad exacta. La temperatura rondaría la de un cuerpo humano con cierta fiebre.

La criatura que Ryuu había intentado usar como conejillo de indias se resistió cuando tenía las cuerdas sueltas, emitiendo sonidos guturales y molestos. Una vez estuvo lo suficientemente cerda como para establecer contacto directo con el llorón de cadáveres se escuchó un grito desgarrador muy agudo.

Las fibras rojizas se movieron en el mismo segundo que el Inbyo tocó un solo centímetro del cuerpo de la criatura moribunda. Ascendieron rápidamente a una velocidad vertiginosa por el brazo de la bestia para instalarse como si nada en el cuerpo del primate, a diferencia de los hematomas que Ryuu había sufrido, las protuberancias no se esfumaron en ningún momento, se mantenían vivas sobre el Inbyo.

También seguían aún sobre el llorón de cadáveres a su ritmo pausado. No obstante, en la otra criatura habían recobrado la vivaz energía que presenciaron en el primer encuentro con el llorón.

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Elise Jung

Chasqueó levemente la lengua con molestia. Posiblemente los rastros no están visualizados a simple vista por la actividad reciente que hubo en la sala, de todas formas, había ingresado bastante gente del grupo de descenso, ahora todo tenía sentido.

Asintió. También quería comprobar si aquello era contagioso o no, por lo que acató la propuesta de Ryuu como una idea con lógica y de las más provechosas teniendo a los inbyos amarrados. Se mantuvo quieta observando los movimientos del más menor.

Se cruzó de brazos escuchando el grito y lo que acontecía con la criatura antes amarrada, observando que tan solo el mínimo roce con la bestia moribunda fue el inicio de otro ascenso veloz de las protuberancias a su cuerpo. Le pareció curioso, como si las mismas hubieran recobrado la misma rapidez que cuando habían atacado el brazo de Ryuu.

Esperando un momento para ver si los homúnculos volvían a retorcerse en el piso como aquella vez, le sorprendió que las mismas se depositaran absolutamente en el cuerpo del inbyo. ¿A qué se debía aquello?

—Me pregunto si las protuberancias recobran su vitalidad y velocidad al instalarse en otro individuo y generan una relación inmediata de simbiosis... ¿O será que varía dependiendo de la especie...?

Murmuró, llevando su lápiz al mentón mientras agarraba con firmeza el arco en la otra mano libre.

—Vale, el Inbyo pronto atacará y posiblemente sea más fuerte de lo normal, tenemos una clara desventaja aquí en la sala, ¿Opciones?

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Osamu Kinoshita

Aún estando alerta, el grito inevitablemente perforó sus oídos. Pero lo más llamativo de todo fue sin duda la visión directa del contagio de la corrupción.

Muchas preguntas e hipótesis pasaron por su mente, pero no era el momento de detenerse en eso. Permaneció en posición, ante el inminente ataque.

— Inmovilizar. Aún si es a costa de destrozar sus extremidades. No morirá.

Tenían una claro ejemplo en el suelo de ello. Y en todo caso, un espécimen más por usar.

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Kurosawa Ryuu

Entrecerró los ojos con gran molestia cuando la criatura soltó un alarido al contacto con la corrupción. Qué ruidoso. De todas formas, era obvio lo que había que hacer: inmovilizar al animal. Ryuu sólo tenía unos segundos para pensar en cómo y para llevar a cabo su idea:

— Corred a la derecha.

Empujó a sus compañeros hacia la salida para obligarles a irse. Él se quedó en el umbral de arco interior. Cerró la cortina. Encaró a la criatura. Y aguardó. Quería que el Inbyo se fijase en él y solamente en él.

La idea era esperar a que la bestia le tuviese en su punto de mira para huir a la izquierda, arribar al exterior del observatorio, conseguir que el Inbyo le atacase y esquivar a último momento para meterle en el ascensor. Así le encerraría dentro.

Los problemas radicarían en si el enemigo le perseguiría solo a él, si Ryuu sería lo suficientemente veloz y si el ascensor sería capaz de retenerle.

Sólo una manera de averiguarlo.

Cuando Osamu y Elise corrieron hacia la derecha según las indicaciones de Ryuu el Inbyo volvió a gritar, no iba a dejarlos escapar. No obstante, fue interrumpido de nuevo por la misma persona que anteriormente lo había atado y golpeado.

La criatura estaba rabiando de ira. Mostró los dientes intentando intimidar al muchacho y volvió a gritar con fiereza. Trató de abalanzarse sobre el pelinegro que tenía delante pero huyó hacia la izquierda, haciendo que se chocara de bruces contra la pared de madera del observatorio.

Siguió su camino furibundo persiguiendo a su víctima con una velocidad anómala a un Inbyo normal. Las protuberancias de su cuerpo se iban volviendo más visibles y recorrían cada centímetro de su piel. Estaba a pocos metros de su objetivo.

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Elise Jung

Se habría preocupado enormemente por la vida de Ryuu si no fuera porque lo conocía bien. Entendía que el chico tenía un plan armado en su cabeza, así que no opuso resistencia más allá de dirigirse a donde el menor indicaba.

Sólo esperaba que todo saliera bien. Cualquier cosa que ocurriera, ya tenía en sus manos su arco cargado por si la situación se le salía de las manos. Aunque dudaba un poco si eso ayudaría a una posible escena grotesca con el inbyo.

Se escondió en cierta zona al costado para ver cuándo pasaría la criatura corrupta. Alzó el arco con la flecha cargada y la apuntó a la posible dirección que tomaría Ryuu y la misma.

—Rápido. No dejes que te alcance —Murmuró en voz baja para sí.

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Osamu Kinoshita

No estaba muy acostumbrado a este tipo de planes improvisados, pero al ver que ambos parecían confiados dentro de lo que cabía, optó por procurar mantener la calma y así tener una reacción mas acertada de tener que actuar.

Imitó a Elise, escondiéndose también a un costado y teniendo su arma lista, intentando discernir por los gritos de la bestia su ubicación actual de forma general para no ser totalmente tomado por sorpresa si aparecía de repente.

Esa cosa corrupta era un peligro inminente.

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Kurosawa Ryuu

Los gritos de la criatura no le intimidaron en absoluto. Pocas cosas lo hacían. Así pues, prosiguió con su plan, corriendo en dirección a la salida lo más rápido que sus piernas le permitían. Tras de sí escuchó un batacazo. Ryuu se encogió un poco sobre sí mismo. No sería una persecución silenciosa.

Miró atrás sólo una vez. Y vio que la bestia se movía a gran velocidad. Eso le preocupó un poco. Aún si él era raudo, un ser humano rara vez era más veloz que un animal; la única manera que tenía de darle esquinazo era aprovechar la geografía del lugar. Tiró algún que otro mueble para ralentizar a su enemigo.

Tenía que llegar al exterior. Tenía que encerrar el Inbyo en el ascensor. Más opciones no habían.

Dado que el objetivo del Inbyo estaba retrasándolo constantemente era difícil que la criatura alcanzara al muchacho que estaba intentando llamar su atención. Saltó tras apoyarse sobre uno de los muebles pero el joven había dejado demasiados obstáculos en el camino. Uno de los armarios que habían caído el suelo le bloquearon el ataque y necesitó unos segundos de descanso para reponer sus energías.

Gritó nuevamente con furia y agarró sillas que iba encontrando por el campamento, mas ninguna le atinó. Ni a él ni a los demás.

Estaban a punto de llegar al exterior. La criatura dudaba de si necesitaba realizar un llamado a sus compañeros, la superioridad numérica no estaba su favor. Pero no recordaba que ningún Inbyo habitara la zona en los últimos días. La corrupción le nublaba la mente y solo había una cosa en su diminuto cerebro: matar a lo que tuviera delante.

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Elise Jung

Por un momento temió lo peor. Que la situación estuviera controlada le hacía pensar que en cualquier momento aparecerían más inbyos en los lares y perturbarían aquel escenario, porque claro, no sería extraño que se asomaran si es que la criatura no iba en solitario. Sin embargo, hubiese pasado desde hace rato.

Suponía que de momento estaban a salvo. Esquivó las sillas y objetos que iba lanzando la corrupción, cualquier contacto que tuviese con la misma podría ser seguramente mortal para ellos.

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Osamu Kinoshita

Ciertamente era sorprendente que el inbyo no hubiese llamado a su manada, asumió que había más de los suyos en las cercanías, tenía esa habilidad atrofiada por la corrupción, o la peor opción era que podría ocurrir aún en cualquier momento. Felizmente parecía poco probable-

La bestia parecía tan enfocada en alcanzar al otro delver que los objetos lanzados a los aires parecían más daños colaterales que otra cosa, y en consecuencia tenían la fortuna de poderlos evitar con algo más de facilidad. No sabía exactamente qué tenía planeado Kurosawa con su ruta de escape, pero se hacía una vaga idea. Esperaba que su plan saliera bien y no salir de aquí con otra muerte acuestas.

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Kurosawa Ryuu

La persecución iba bien. Todo iba de acuerdo con el improvisado plan del japonés. La criatura le había tomado como su único enemigo y se había retrasado por culpa de los muebles que habían sido tirados. Era cuestión de tiempo que llegasen al exterior. Sólo se precisaba de unos segundos más. Sólo unos más. El objetivo estaba cada vez más cerca.

Lamentablemente, Ryuu tenía un oído sensible.

Tanto el salvaje chillido de la bestia como el ruido de los objetos al derrumbarse retumbaron por cada uno de los órganos auditivos del muchacho, amenazando con hacerlos estallar. Él sintió cómo su ser entero vibraba. Perdió momentáneamente el sentido del equilibrio, tropezándose levemente con sus propios pasos. Se llevó las manos a los lados de su cabeza, tapándose los oídos, en lo que su prioridad pasó a reducir ese estímulo:

— Ghh... — Se quejó para sí.

La criatura seguía detrás del joven pelinegro como si su vida estuviera dedicada únicamente a ello. Se iba chocando con todo, estaba descontrolada, inundada por la ira y la corrupción.

Sus fieros pasos retumbaban el suelo y hacían vibrar todas las instalaciones del campamento de observación; el polvo caía del techo de los pasillos. El sonido del tropiezo de Ryuu lo distrajo unos segundos, dado que el chico ya no estaba de pie, tardó unos segundos en ver dónde estaba.

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Kurosawa Ryuu

El trastabillar se convirtió en tropiezo cuando la vibración del suelo percutió en sus pies. Ryuu cayó, arrodillado. Sintió el peligro a sus espaldas. Y su mente fue a toda velocidad, hallando el siguiente plan de acción en milésimas de segundo.

No podía quedarse quieto; esa bestia se la tenía jurada. Tampoco podía levantarse y continuar; los segundos que tardaría en propulsarse eran los que el Inbyo precisaba para atraparle. En consecuencia, necesitaba retrasarle la misma cantidad de segundos que él había perdido al resbalarse.

Recolocó el lanzacuerdas que tenía en sus manos y disparó contra un armario del pasillo. Una vez enganchado, usó toda la fuerza posible para arrastrar el mueble y lanzarlo en dirección a la criatura. Le diese o no, lo importante era distraerle lo suficiente para continuar con la persecución.

Se incorporó. De ser necesario, usaría el arma directamente en la criatura.

El Inbyo corrupto enrrabietado seguía su furiosa persecución como un pollo sin cabeza. Era una criatura ajena a la racionalidad de cualquier ser vivo normal y corriente.

No obstante, a pesar de que su presa fue abatida temporalmente la reacción de aquel muchacho no había sido la esperada por el animal. El armario que la cuerda había enganchado cayó con todo su peso sobre la cabeza de la criatura, dejándola temporalmente inconsciente.

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Elise Jung

Sintió gran respeto por la hazaña de Ryuu, y en cuanto vio que la criatura había quedado inconsciente, se aproximó rápidamente.

—¿Quieren examinar más detalladamente a la criatura? De ser así, tenemos que apresurarnos a inmovilizarla antes que despierte —Se dirigió a ambos presentes —Procurar mantenerlo firme y luego matarlo para que evite que ataque a alguien más dentro de la capa.

Bajó su mochila y buscó sus paquetes de cuerdas. Esperó respuesta de ambos.

—O directamente matarlo ahora y quedarnos sólo con la prueba de ambos cadáveres. Por mi lado, no tengo mucho más que investigar, ya hemos comprobado que las protuberancias generan un estado de corrupción inmediato en las criaturas. No tengo más en mente por ahora teniendo al inbyo vivo.

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Kurosawa Ryuu

Siguió apuntando a la criatura yaciente. Estaba preparado para disparar en el mismo instante que viese un solo músculo temblar. También estaba listo para retomar la persecución y llevar al animal al ascensor como sus planes originales habían dictado. Era la única "jaula" que tenía. No era posible encerrarlo en un cuarto porque las habitaciones del Observatorio estaban separadas por meras cortinas:

— Atrás.

Hizo un gesto de péndulo vertical con el arma hacia Elise, ordenándole mantener distancias. Como la bestia despertase y la atacase por la nueva cercanía los mataría él a ambos. De todas formas, la escuchó hablar. Y frunció el ceño. En un momento como aquél desearía que la mujer hablase lo más rápido posible. Cada segundo contaba:

— Comparar una criatura corrupta con otra no infectada de su misma especie. — Dijo, recordando el Inbyo normal que dejaron atrás. En su tono de voz se distinguía hastía. — Tiempo de infección, tiempo de curación, espectro de la enfermedad, diferencias inmunológicas, prácticas de control... Lo necesitamos vivo.

Su decisión había sido tomada desde antes de arribar al campamento. Iban a quedarse con ese monstruo.

Habiendo escogido la decisión tomada en conjunto los tres Delvers se decantaron por la primera opción: inmovilizar al animal.

Al fin y al cabo, habían hecho esto precisamente para experimentar con la corrupción por lo que, seguramente, había sido la opción más sabia. Ahora solo quedaba la parte difícil.