Había vuelto a dar un paseo por la zona cercana al observatorio para investigar mejor la zona. Quiso subir al campamento, pero la presión de ascenso era algo con lo que no quería lidiar en aquel momento.

La madera rechinaba bajo sus pies y había una brisa fría que envolvía el ambiente. Dejó salir un estornudo y sacó la cantimplora de su chaqueta para darle un trago. Últimamente no le había podido dar el uso que quería debido a todos los acontecimientos ocurridos los días anteriores.

Suspiró y caminó lentamente con la vasija metálica entre sus manos de camino a la zona segura. Avanzando por la zona divisó una cabellera rojiza que reconoció al instante y las palabras de Hugh volvían a su mente: "Por eso... Quería pedirte que fueras más paciente con ella."

Dejó salir otro profundo suspiro y se acercó a la chica.

—Oye tú—dejó salir sin querer—digo, hola.

Llevaba algo de tiempo ya en aquellos rumbos, caminando con tranquilidad debido a los rechinidos que se dejaba escuchar de la madera a sus pies. Aunque no lo pareciera, no era tan insensata como para actuar de manera imprudente en un terreno inestable.

Y siguió su camino hasta el momento en que encontró un lugar en específico que le había parecido ideal, con la suficiente altura para poder ver un poco del panorama e ilustrarlo un poco, aunque habiéndose acabado el sonido de sus pisadas, le quedaba ahora tararear. No es que estuviera haciendo un mapa del todo, sólo que todo le intrigaba.

Era su manera de autorecordarse cosas como que al fin estaba allí. Después de tantos años, había ascendido de rango. Aunque estuviera abriéndose camino a una muerte segura, bueno, el lograr objetivos sigue siendo placentero.

Y estaba inmersa en lo suyo hasta el momento en que escuchó un llamado que desde el primer momento supo de quién provenía, volteando a verla con una sonrisa. — ¡Hola, señorita guía Atreia! — Recordó el consejo del señor Hugh, provocando que su mirada inmediatamente se desviara hacia las cejas de la mayor. No, no estaban como el gesto que le habían indicado, así que ella tenía permitido hablar. — ¿Qué hace usted por aquí? — Ladeó su cabeza con curiosidad. ¿Quizá estaba patrullando? No era un lugar para cazar o recolectar, después de todo.

Cada vez que Ravi le decía "Señorita guía Atreia" sentía un escalofrío por su espalda. Era una frase que tenía tan asociada a Norman que le costaba siempre escucharlo de boca de otras personas. Siempre había odiado el formalismo, a pesar de que era consciente que algunas personas, como Norman, no podían evitarlo.

Sin embargo, no sabía como abordar el tema, tampoco le iba a hacer preguntas o darle órdenes directamente, pero el tema de socializar tampoco era uno de sus puntos fuertes. A excepción de si la otra persona también compartía un vaso de licor con ella.

—Estaba investigando—pausó—el campamento.

Se apoyó en la barandilla y observó el paisaje.

—¿Qué estás haciendo?—preguntó alzando una ceja viendo que la joven tenía cosas entre manos.

"Paciencia Atreia, paciencia" se recordaba. Le era muy difícil no pensar que estaba tratando con una niña pequeña y eso solo empeoraba la situación.

Tan normal que era en ella dirigirse con formalidad hacia los demás, que no haría lo contrario a menos que le fuese indicado, mucho menos tratándose de los guías, quienes por obvias razones estaban en una posición social distinta.

— ¿Descubrió algo de importancia durante su investigación? — Su sonrisa se ampliaba, curiosa ante ese hecho. ¿Qué estaba específicamente investigando? No lo entendió del todo.

Con la pregunta, le acercó la libreta para que pudiese observar el contenido. No era más que una representación realista del paisaje momentáneo, acompañada de pequeñas notas como la ubicación, el día, el clima, entre otros. — Me encontraba ilustrando lo que me es posible de la segunda capa. Seguiremos avanzando, así que recopilo la información que se tiene disponible por el momento. — Rió a lo bajo, pues podía anotar allí cosas tan triviales como también importantes. Quizá simplemente pensaba en muchas cosas a la vez.

...Qué difícil. La sonrisa de la joven le ponía un poco los pelos de punta. Esperaba que estuviera enfadada con ella tras lo que le dijo. Pero igualmente no se iba a disculpar, ella seguía manteniendo las mismas palabras que le dirigió.

—No. Me dio pereza subir hasta el campamento de nuevo, así que solo merodeé por aquí—concluyó sin mucho más que poder añadir.

Observó la libreta achinando un poco los ojos para fijarse en los garabatos que había hecho. No estaban mal, le recordaban un poco a las libretas de Norman, jamás entendió la necesidad de tener que apuntar todo, ella solía fiarse más de su memoria o improvisar.

—Bueno, supongo que puede servir. Aunque en lo personal... ¿de qué nos servirá si nos vamos al fondo del abismo?—reflexionó y después se quedó pensando de nuevo en las palabras de Hugh: "Paciencia"—Bueno, es igual, si te gusta hacerlo adelante.

Así que se trataba de eso. Lo veía normal, están en una excursión sin final per sé, por lo que el cansancio era una de las consecuencias que ella ya había previsto para ese tipo de misión. — ¡Entiendo! Entonces descanse lo necesario para cuando sea momento de regresar. — Porque para ella la pereza no era más que eso, la necesidad de reposar, no sólo el fastidio de hacer algo.

Con la opinión que tenía por ofrecerle, lo único que hizo en primer instancia fue reír a lo bajo. — No tiene mérito alguno si lo ve desde el punto de vista de las generaciones futuras de delvers, ni tampoco para el avance de esta misión y sus objetivos. No es más que la recaudación de información acerca de un ambiente que encuentro intrigante, que he de explorar por primera y última vez. Almaceno datos que he de descubrir hasta el momento de mi muerte. — Con aún la sonrisa sobre su rostro, cerraría la libreta, ya que ahora se encontraba conversando con ella.

— Tengo la hipótesis de que los seres humanos tenemos la necesidad de crear o hacer algo que exista de cierta forma, metafóricamente o no, incluso después de nuestras muertes, aunque esto se adecúa al individuo en cuestión. ¡Para mi, son estas anotaciones y descubrimientos! Encontrar la razón de ser del abismo presente en cada rincón del mismo. — Voltearía a verla, ladeando su cabeza. — ¿Qué es lo que a usted le gusta hacer, señorita Atreia?

Asintió ante las palabras de la joven. Ya había descansado un poco antes, tan sólo no veía algo imperativo subir hasta el campamento justo en ese mismo momento. Ya tendrían tiempo después, ahora lo importante era conseguir provisiones para la tercera capa. Por suerte, la segunda capa tenía una gran multitud de alimento y criaturas lo suficientemente benignas para la caza.

—Entiendo. Yo soy más de guardarlo en la retina—comentó señalándose un ojo—ya sabes, hay veces que las experiencias son más gratificantes cuando las mantienes únicamente en la memoria.

Ahora que Ravi había guardado la libreta no tenía nada qué mirar por lo que se apoyó en los respaldos de madera admirando el paisaje tétrico.

—Visto así es bastante normal, está en nuestra naturaleza, buscar el porqué de las cosas. Hacernos preguntas que no podemos responder por nosotros mismos y vivir a contracorriente del paso de los años—añadió colocándose la barbilla en la palma de su mano izquierda.

Alzó una ceja al escuchar la pregunta de la pelirroja, fue un tanto inesperada.

—¿A mí?—reflexionó—Bueno, a mí me gusta beber. Y el abismo, supongo. No tengo muchos hobbies.

Quizá el asunto era que ella estaba demasiado acostumbrada a guardar las cosas en su memoria. Porque absolutamente todo estaba almacenado allí, cosas recientes o pasadas. De esa semana o de hace años. Con detalles y palabra por palabra.

Y era demasiada información que tenía presente todo el tiempo a tal grado en el que era normal el saturarse de ello. Pero si depuraba todos esos datos en sus libretas, se concentraba en una sola investigación o concepto a la vez, del que nacían todavía más incógnitas y respuestas. No era más que un ciclo que había vuelto rutina. Su importante rutina.

— Entiendo a lo que se refiere. He de teorizar que también son variantes de cada individuo, y el cómo este almacena la información. — Reiría un poco al pensar en ello. Era algo obvio, lo recordó por la conversación que tuvo con Norman antes. No podía poner sus hábitos en el lugar de alguien más porque las personas eran tan complejas y distintas que eso no llevaría a ningún lado. — ¿Qué experiencias considera usted gratificantes por recordar? — Ladeó la cabeza. ¿Sería algo del abismo? ¿De su rango? ¿O de Orth? ¿Y su vida?

Había reído un poco más con lo siguiente mencionado por la mayor. — ¡Considero que ese es el motivo principal del por qué la profesión de delver existe! Con el abismo, la raza humana se planteó aún más interrogantes que antes de saber su existencia. La curiosidad guía a los seres humanos aún a costa de sus propias vidas por el deseo de responder esas preguntas, ¿no cree que es intrigante? — Porque todo descubrimiento estaba precedido por sacrificios, era algo natural.

— ¿Seguirá teniendo reservas de alcohol aunque el descenso continúe? — Ninguna provisión era eterna, después de todo. — Bueno, siendo usted una delver prodigio, ¡todo su hobbie sería el abismo! ¿Qué fue lo que la incitó a seguir este camino? — Claro, eso era más bien preguntado desde la admiración.

Asintió ante las primeras palabras de la pelirroja. Al final del día todo eran personas distintas y cada persona era un mundo distinto. A ella nunca se le había dado bien "entender" los "mundos" de otros, además que usualmente tampoco tenía interés por hacer tal esfuerzo.

Después, la siguiente pregunta también le sorprendió un poco. ¿Gratificantes...? Claro que las había, aunque... los últimos años habían sido muy pocas.

—Ehh... pues tal vez cuando conocí a mi ex-marido—mencionó tratando de recordar pedazos de su pasado—probablemente también cuando conseguí el silbato negro... o la primera criatura que me cargué en el abismo por mí misma. Un pobre Hammerbeak.

Si se paraba a pensar durante un largo rato seguramente se le ocurrirían muchas más cosas, como los primeros pasos de Epione, su primer beso, los paseos por Orth, cada vez que ascendía de rango, incluso todas las veces que conseguía llegar viva a la superficie.

—Bueno, el motivo principal de que exista la profesión de Delver es la existencia del abismo en sí —razonó—no tendríamos nada que curiosear de no ser por este gran agujero. Seguramente se centrarían en el mar o el espacio.

Volvió a asentir ante la pregunta de si era intrigante. Claro que lo era, no estaría ahí de lo contrario. Como una oveja yendo al matadero nada más descubrir la carta de Memphis.

—Je, por desgracia no. Las reservas no son infinitas y no hay bares en el abismo—comentó con una sonrisa frunciendo un poco el ceño—¿...supongo? Aunque no hubo nada que me incitara, me gusta pensar que simplemente recibí la "llamada del abismo".

Se mantuvo atenta a ello, en especial porque había conseguido información nueva, y es que la silbato blanco había anteriormente estado involucrada en un matrimonio. Se preguntaba por qué había un ex acompañando esa palabra, ¿se habrán separado o él habrá fallecido? Qué va, para apuntar hacia una pregunta, habían otras más que le interesaban en ese "proceso".

— ¿Qué sensaciones son las que experimentó cuando lo conoció? ¿Cuáles son los detalles que más recuerda? — Porque sabía que la memoria de los demás funcionaba diferente a la suya, había tenido demasiadas oportunidades para comprobarlo. Aunque claro, poco consideraba el hecho de que sus preguntas fueran invasivas, nunca lo tomaba en cuenta. — ¿Qué edad tenía cuando asesinó a la primer criatura? — Seguramente habría sido joven, muy joven, muy pequeña. ¿Cuánta fuerza de voluntad habría en la persona a su lado incluso desde infante?

— Si no fuese por el abismo, ¿habría elegido explorar uno de ellos? — Habían muchas preguntas de su parte, mucha curiosidad, por culpa de la conversación con Hugh y el que ahora Ravi buscara saber más de ella.(?) Pensaba que esa era la ruta que debía tomar, aunque probablemente le resultara contraproducente sin siquiera darse cuenta de ello.

— ¡Un bar ambulante en el abismo suena divertido! — Y suicida. Reía de pensarlo. — El señor guía Norman mencionó lo opuesto a usted, que nunca recibió el "llamado". Es intrigante que sean compañeros con motivos contrarios.

Cuando Ravi le preguntó sobre qué sensaciones había experimentado se quedó un rato en silencio, pensativa, y terminó por apoyar casi todo su tren superior sobre la barandilla.

Al cabo de unos segundos comenzó a reírse suavemente por la nariz.

—No sabría explicártelo con sensaciones pero... Lo primero que pensé es que era un idiota—dijo primero—sabes, antes la gente... bueno, ahora también, me tenían bastante miedo. Pero él... le daba igual todo, no le importaba.

Volvió a sentir una ola de nostalgia. A veces olvidaba pararse a recordar los buenos momentos del pasado. No solía hacerlo estando sobria, normalmente no acababa siendo una buena experiencia.

—Mhhmmmm... creo que fue en mi primer descenso, sobre los nueve años, aproximadamente—indicó—claro que no fue totalmente por mis manos, tuve la ayuda de mi padre.

¿Tendría siquiera otra aspiración de no ser por la existencia del abismo? Había nacido directamente influenciada por aquel obstinado y diabólico lugar. Era casi como si hubiera nacido allí; como los niños que añoran el mar después de vivir toda su vida alrededor de él.

—No lo sé, no me imagino una vida sin el abismo—terminó por decir.

Arrugó la nariz al escuchar la idea del bar ambulante. Claro que, no se quejaría de su existencia pero era muy poco realista. Su atención se desvió enseguida a las siguientes palabras de la pelirroja.

—¿Oh?—alzó una ceja—Bueno, él tendrá sus propias razones imagino... no todos bajamos al abismo con el mismo objetivo en mente.

Con el primer silencio que obtuvo como respuesta creyó que sería todo lo que obtendría, considerando que la guía era alguien que debía mantenerse al margen de involucrarse excesivamente con sus seguidores, que ella era la que debía guardar silencio y ella quien haría las preguntas, pero no fue así.

Lo que ocurrió fue todo lo contrario. Apenas un par de vagas oraciones y fueron una reafirmación de las palabras que anteriormente Hugh le había dedicado sobre la mujer ahora a su lado.

No era más que una persona con recuerdos, como ella.

Una persona a la que otros temían, como ella.

— ¿Significa que la existencia de su ex-marido se volvió importante para usted porque fue la persona que no la deshumanizó cuando todos los demás sí? — Porque ella podía entender eso, lo podía entender demasiado bien a pesar de contextos tan distintos, específicamente con esas palabras. Y si podía entender eso de Atreia, podrían ser amigas tal como Hugh se lo había pedido.

— ¡Es impresionante, señorita Atreia! Para los delvers infantes la idea de enfrentarse a una criatura aún es algo de cuestionarse antes de hacerlo. — Nótese el referirse en tercera persona. — ¿Se convirtió usted en delver por su padre? — Después de todo, era bien sabido la tradición de hacer lo mismo que hicieron los padres, como si fuese una especie de legado a seguir.

Una vida sin el abismo era un planteamiento interesante, pues nuevamente, estaba de acuerdo con la mayor. Ella no podía imaginarse cómo habrían sido las posibilidades de su existencia si no estuviera el abismo. ¿Cuál sería el motivo de su existencia?

La respuesta que recibió con respecto a Norman le intrigaba, pero no realmente el contenido de ella, sino que implicaba que era algo que ella desconocía del otro. ¿Qué tanto sabrían de sí mismos?

Recordaba la conversación que había tenido con Norman mucho antes de que el Descenso comenzara, sobre las dudas que el mayor tenía y el cuestionamiento de su propia valía.

— Si tuviese que plantear un objetivo concreto, sería el bajar lo más posible y descubrir la mayor cantidad de cosas antes de mi muerte. — Se recargaba en el barandal con aún energía de sobra, para terminar volteando a ver a Atreia.

— ¿Cuál es su objetivo, señorita Atreia? — Además de curiosidad había algo distinto en aquella pregunta, pero siendo Ravi el indescriptible punto medio entre un libro abierto y un completo enigma, era difícil comprender el qué.

Le sorprendió que, cuando Ravi habló tras su explicación dijera aquello. Asintió con una sonrisa y se acomodó sobre la barandilla.

—Dicho de forma resumida podríamos decir que sí—afirmó—aunque eso no fue todo. Aquello simplemente captó mi atención y me incitó a querer conocerlo.

No era raro que Ravi pensara que era "impresionante", pero Atreia no dejaba de verlo como una gran imprudencia. No guardaba rencor a sus padres por lo que hicieron, pero si ella no hubiera tenido el talento natural para la supervivencia en el abismo, ahora mismo no estaría en aquel lugar.

¿A qué padre se le ocurriría llevar a su primogénito al abismo con tan poca edad? Desde luego, a ella no, lo evitaría a toda cosa. Después, negó con la cabeza cuando Ravi preguntó si se convirtió en Delver por aquel hombro. Una expresión amarga afloró en su rostro durante unos instantes.

—No—contestó primero—no fue por ellos. Fue por voluntad propia.

Alzó ambas cejas al oír el motivo de su descenso. Le pareció un motivo bueno para un verdadero Delver. Había conocido muchos silbatos que descendían en busca de fama y fortuna, pero la gran mayoría afrontaba un final desesperanzador. El abismo no era benevolente con ellos en lo más mínimo.

—Es un gran motivo. La sabiduría es muy importante y nos enseña a seguir sobreviviendo aquí—después, se quedó pensativa unos segundos—¿Mi objetivo...?—cerró los ojos y frunció el ceño—Llegar al fondo del abismo, supongo.

Llevó ambas manos a sus mejillas conforme el tema de su ex esposo continuaba. Saber que la ramificación de los motivos continuaba y continuaba era interesante y agradable.

Aún seguía pensando en la expresión que la silbato blanco había utilizado antes. "La gente me tenía miedo".

Era un ser humano, así que no entendía los motivos de temer la existencia de alguien simplemente por su rango o habilidades, es natural que exista alguien que sobrepase a otro. Lo atribuía a lo mencionado por Hugh, donde quizá sólo se trataba de la falta de socialización debido a su posición en la jerarquía. Después de todo, los seres humanos temen lo que no pueden controlar.

— ¿Se separaron o falleció? — Si de algo pecaba, era de su falta de tacto. Estuvo esperando a que la conversación continuara y sus dudas fuesen contestadas para avanzar en el tema.

No porque marcase alguna diferencia, era tan simple como para llenar su curiosidad.

Asintió al escuchar que fue su decisión continuar en la profesión, pero escuchar el objetivo que quería lograr resultaba vago para alguien de su nivel. ¿Sería justo ese el motivo, el ser una prodigio, o es porque era algo que la guía tampoco se había planteado lo suficiente?

Veía las respuestas vagas como un problema, un impedimento, especialmente en algo tan fundamental para el ser humano como lo eran los objetivos y metas.

— ¿Por qué? — Ladeó la cabeza ante la curiosidad. — ¿Descubrimiento? ¿Confirmar teorías? ¿Realización personal? — Habían muchos motivos para ello, pues Ravi no creía en los "porque si".

No le sorprendió que la muchacha le preguntara qué ocurrió con su ex-marido, al fin y al cabo, estaba hablando de él con el "ex" delante y nunca especificando mucho más.

Optó por decirlo sin demasiados rodeos.

—Murió—indicó—en el abismo. Hace seis años ya de eso.

Sacó la cantimplora y tomó un trago para quitarse el amargo sabor de boca. No le molestaba hablar de Nate. No era la primera vez que hablaba de él, con Hugh ya había tocado el tema de forma superficial en algún momento, pero tampoco era un tópico que le encantara discutir.

Si tuviera que definirlo de alguna forma sería agridulce. En su memoria guardaba momentos únicos, preciados que se intercalaban con otros dolorosos, tal vez demasiado.

Después, frunció el ceño cuando Ravi le preguntó porqué. ¿No lo había dicho ya?

—No lo sé. No me lo he preguntado tampoco—se encogió de hombros mirando hacia otro lado—no quiero morir en Orth, no sería justo, ¿te vale ese motivo?

— ¡Entonces es así! Un destino común para aquellos individuos que toman como profesión el volverse un delver. — No hubo una mínima muestra de compasión, no el haber suavizado su tono de voz, ni el sentir lástima por la situación. Era obvio que lo veía tan simple como un hecho sobre la mesa, que no hacía más que existir como algo real.

— ¿Usted estaba allí al momento de su fallecimiento? — Seguía mermando de curiosidad, que no tenía otra intención más que el saber. Lo único que hizo fue haber pensado "el tópico me intriga" y querer conocer el desarrollo de la historia si ya conocía el desenlace.

Si bien la contraria había girado su rostro para dar su última respuesta, parte de ella se había inclinado como si quisiera saber qué clase de movimientos se presentarían en su gesto.

Escuchar lo que le siguió la hizo sonreír y asentir.

— ¡Claro, es un motivo totalmente válido! Tampoco me gustaría morir en Orth. — Unas pequeñas risitas le siguieron mientras juntaba sus propias manos, peculiarmente divertida al haber encontrado como agradable esa respuesta.

— Aunque no es de mi total comprensión el por qué utilizó el concepto de "justo". ¿A qué hace referencia?

Asintió. El destino del Delver solo tenía dos caminos: la muerte o el éxito. No había un intermedio; y ambos se entremezclaban. Como optativa existía el abandono o la incertidumbre de aquellos que realizaban el descenso final.

—Supongo—murmuró—la muerte nos aguarda a todos los que descendemos de una forma u otra.

Apoyó su barbilla sobre la palma de su mano, apoyando el codo en la barandilla y observó a la pelirroja:

—Sí, murió entre mis brazos—contestó con un tono neutral—poco después hicimos su entierro.

Pensó que era divertido, ella y la pequeña Ravi tenían algo más en común: la idea de morir en el abismo. Aún si eran motivos distintos, el desenlace se fundamentaba en la misma esperanza y anhelo.

—Mmmmmhh, ¿cómo debería explicarlo?—reflexionó breves instantes—siento que no sería justo que todos mis seres queridos hubieran muerto en el abismo y yo no. Prefiero morir en el mismo sitio que ellos, tal vez si, existiera algo después de la muerte, podría encontrarme con ellos.

Desde el descenso a la primera capa, consideraba que una parte de los individuos dejaba de pertenecer a Orth, como si ya se hubiese logrado una especie de conexión entre las personas y aquel llamado, incluso para quienes aclamaban no haberlo escuchado. Porque, al final, todos continuaban por aquel sendero. Continuaban bajando, consciente o inconscientemente.

— ¿Fue a causa de una criatura del abismo? ¿O la maldición? — La curiosidad seguía rebosando hasta que tuviese escrito mentalmente todo un informe del perfil de aquel "ex-esposo", además que no había mucha información al azar detrás de las causas de muerte en el Abismo.

Lo que después escuchó de la silbato blanco fue un poco más complicado de procesar. No porque recién se estuviese percatando de que tenía motivos similares para elegir morir en aquel lugar, sino porque también cruzaba la idea de la existencia metafórica de algo después de la muerte.

— Quienes debieron de suponer un vínculo de importancia sentimental para mi también fallecieron en el abismo. Aunque se trata únicamente de un concepto que parte de que los progenitores son los primeros individuos que alguien debe de apreciar y aspirar a ser. — Su sonrisa no se desvanecía, mientras su mirar recorría el extenso terreno del paisaje. — No les conocí lo suficiente para conocer a ciencia cierta los motivos de sus frecuentes descensos que llevaron a sus muertes, ¡pero siempre tuve a discusión abierta una investigación de que, si descendía, sería capaz de descubrirlo!

Quería saber qué parte de sus padres se encontraba en el abismo. Qué tan lejos llegaron, y por qué. ¿Por qué el seguir descendiendo resultaba más cautivante que el criar?

— No se tiene prueba alguna de que exista algo después de morir, al mismo tiempo que tampoco hay pruebas que lo refuten. — Volteó a ver a la contraria, riendo a lo bajo. — ¡Así que tiene la mitad del porcentaje de éxito!

Le resultaba curioso como Ravi no le había dedicado aún ninguna palabra de consuelo. Ni un "Siento la pérdida" o "Mis condolencias" que solían ser lo habitual cuando contaba la muerte de su pareja. Lo que salía de los labios de aquella joven excéntrica eran preguntas concretas sobre los hechos.

Esbozó una sonrisa divertida.

—Uhhmm... bueno, podríamos decir que ambas—contestó.

A continuación, Ravi comentó algo similar: la pérdida de seres queridos en el abismo. Para los habitantes de Orth no era algo poco habitual. Nadie se llevaba las manos a la cabeza al escucharlo.

—¿Vienes del orfanato?—preguntó alzando una ceja—A veces los padres no son lo suficientemente buenos...—susurró con una expresión sombría.

Se encogió de hombros cuando la pelirroja habló sobre si había o no vida tras la muerte. Atreia no creía en ninguna de las dos, simplemente pensaba que quería morir en el mismo lugar que sus seres queridos. Una tumba cercana.

—Es una forma muy positiva de pensar.